Divulgativo CENIAP                                                                                                                Volumen 2(3) - 2002


Mejoramiento del Rebaño Caprino

Alberto Valle 1

1 Investigador de la Unidad de Agroesocioconomía.
   email: albertvallesoll @ yahoo.com
   CENIAP. Apdo 4653. Maracay 2101. Venezuela



La caprinocultura es un actividad de elevado retorno social y económico, pero a pesar de ello, es prácticamente considerada una explotación casi marginal, tal vez por las mismas condiciones de su entorno y 'la relativa escasa atención' que se le ha prestado a una práctica cultural tan antigua como el hombre.

Las pocas acciones aisladas no han logrado una mejora productiva estable y sostenible, aunque pareciera vislumbrarse un incremento de participación de los actores del circuito con la puesta en marcha de la Agenda Caprina en el estado Falcón, donde existe la mayor población caprina nacional. Este esfuerzo mancomunado entre FONACIT Falcón, la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda, el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), CIARA y otros entes ligados a la investigación y transferencia tecnológica, conjuntamente con los productores, debe resultar positivo para el desarrollo de esas poblaciones rurales.

Entretanto, quizás haya escapado de la visión de conjunto una intensificación y diversificación de la producción, en el contexto de la explotación simultánea de carne, piel y leche. Este último rubro es de prioridad nacional, por cuanto la leche de cabra representa una posibilidad alterna para cubrir el déficit nacional existente, permitiendo una economía de divisas al ocupar parte del mercado de leche importada, todo lo cual ocasionaría una mejora económica y un mayor bienestar en la población rural.

La leche de cabra representa un alimento altamente nutritivo, de fácil digestibilidad, especialmente recomendado para pacientes con problemas gastrointestinales, con úlceras o intolerantes a otros tipos de leche. Posibilita, además, la producción de diversos tipos de quesos y la preparación de dulces, helados y yogurt. La importancia de este rubro la remarca la FAO indicando que el consumo de leche de cabra subió un 6% a nivel mundial en la última década, mientras que el de vaca aún permanece estancado.

Los conocedores de la problemática caprina saben que existen otros inconvenientes que se deben subsanar, antes de lograr una significativa producción de leche de cabra. Esta modalidad de explotación requiere del tipo de animal mejorado, un conveniente manejo, instalaciones adecuadas, buena alimentación y una campaña sanitaria permanente (Fig. 1). Estas mejoras solamente pueden lograrse si el productor observa un incremento productivo, lo cual puede comenzar a vislumbrarse con la obtención de un tipo de animal que responda favorablemente al medio conservando su rusticidad y al manejo productivo que se le ofrezca.


Fig. 1. - Rebaño de caprinos en Sabana de Parra, Edo. Yaracuy. Venezuela

 

Dado que la base radica en el tipo de animal, independientemente para producir carne o leche, se presenta a continuación una metodología esquemática del manejo del rebaño, la cual puede ser implementada con mayor eficacia si está dirigida por técnicos especializados, pero que garantizamos su éxito si el productor decide implementarla por su cuenta, atendiendo estrictamente a la metodología sugerida.

Recomendaciones para el productor caprino

En los párrafos siguientes se presentan varias recomendaciones que serán de utilidad para mejorar la calidad y productividad del rebaño:

Decidir que clase o tipo de animal y nivel productivo ideal para la zona o región, en concordancia con las características ambientales locales.

Este es un paso esencial, ya que hasta que el criador no sepa lo que él quiere, no podrá seleccionar el mejor de sus animales ni eliminar el peor. Para el productor con poca experiencia, lo recomendable es aceptar consejos de aquellos productores o técnicos con experiencia, ya que las recomendaciones generales estarán basadas en las condiciones del mercado y adaptabilidad a las condiciones locales, lo que conlleva a ganancia de tiempo en los planes de mejoramiento.

Encontrar cuáles son los animales cuyos genes (expresados en el fenotipo) tienen la composición más parecida a la que se requiere para obtener lo que se desea.

Al decidir qué características deberán poseer sus animales ideales, cada criador tendrá que considerar sus propios recursos, mercado, preferencia personal y adaptabilidad al agroecosistema.

En relación con este aspecto, el productor caprino debe ser práctico y no procurar animales perfectos. Lo que debe tratar de obtener son animales que siempre estén por encima del promedio del rebaño, aunque en algunos aspectos este deseo puede no lograrse. En esta situación, lo que nunca debe hacer es que todos sus reproductores muestren el mismo defecto al mismo tiempo.

Sobre la base de lo antes expuesto, permitir que tengan por lo menos un número de descendientes proporcional al grado con que su material hereditario se aproxima al ideal.

Este aspecto pudiera presentar cierta confusión, por lo que se explicará con un ejemplo. Si un criador dispone de 100 animales (100%) y selecciona tres machos (A, B, C) con 60%, 70% y 80% de ideal respectivamente, la manera más fácil es dividir el rebaño de hembras en tres grupos, con una diferencia entre ellos de 10% (que es la diferencia del ideal de cada reproductor). De esta manera, el primer grupo estará conformado por el 23,3% de las hembras que deberán ser servidas por el reproductor A, el 33,3% por el reproductor B y las restantes 43,3% por el reproductor C. Así, se conserva una descendencia proporcional al grado del ideal del animal seleccionado.

 

Se debe recordar que el gene es la unidad de la herencia, pero el animal es la unidad más pequeña que se puede elegir o rechazar para la cría. Por lo tanto, apoyarse exclusivamente en uno o dos de los mejores, tenderá a fijar sus cualidades en el rebaño (tanto las buenas como las malas). Además, el criador podrá incurrir en algunos desaciertos de apreciación sobre los animales que él supone tengan la mejor herencia, por lo que no es recomendable confiar demasiado aún en un reproductor muy bueno. Otro aspecto importante es considerar que el productor no posee un poder absoluto para determinar cuántos descendientes dejará cada reproductor (algunos pueden morirse, otros ser estériles o nacer con el mismo sexo), por lo que se deberá conservar más descendientes de lo que se pensó al principio.

Un elemento resaltante en esta selección por ideal, lo representa la disponibilidad de una infraestructura apropiada, así como registrar los distintos eventos productivos y reproductivos.

Realizar cruzamientos sin utilizar animales de herencia netamente inferior.

 

Este aspecto solamente podrá ser conocido si el productor lleva un registro detallado de los eventos en su explotación, cuya finalidad es quedarse con los mejores animales.

En general, los productores quieren conservar la totalidad de sus animales, ya que el volumen de ellos pareciera representar cierto prestigio. Lo que ignora es que conservando animales inferiores su productividad disminuye, con el riesgo de fijar en su rebaño características indeseables, mientras que al conservar solamente aquellos que conforman su ideal, facilita su manejo y disminuye costos.


Ejemplo práctico de cómo mejorar genéticamente el rebaño caprino de una localidad o región

El primer paso es que todos los productores de una determinada localidad unifiquen sus criterios con relación al tipo de animal ideal, y los identifiquen en sus rebaños.

Dividir la totalidad de los rebaños en pequeños grupos.

La consecuencia sería que cada uno de ellos no tardaría en volverse más uniforme que el rebaño global, pero diferente de los demás grupos.

Hay que recalcar que la consanguinidad puede resaltar determinadas características que se encontraban ocultas por la heterosis, y que se manifiestan en diversos grados.

Aquellos grupos que presenten la mayor cantidad de caracteres indeseables que los deseados, deberán ser eliminados o bien practicar un cruzamiento absorbente, para sustituir un determinado tipo por otro.

El primer paso es la eliminación de los machos del tipo que se desee cambiar, mientras que las hembras son cruzadas con los machos de conformación ideal.

Continuando con este plan, los criadores comenzarán a criar dentro de cada grupo para fijar algunas de las casi infinitas combinaciones deseables de genes.

El esquema presentado es especialmente útil para una explotación caprina poco tecnificada, cuyo manejo reproductivo deberá estar orientado a la obtención del animal deseado, pero siempre acompañado de una intensa selección. De esta manera, se pone mayor atención e importancia en la formación familiar y la selección interfamiliar.

Al llegar a este punto, existen dos caminos tentativos a tomar:

- Cada productor que tenga dos grupos o más podrá unirlos, basándose en la selección y cruzamiento entre animales más representativos de su ideal, descartando aquellos que en su parecer escapan de esa normativa.

- Pensar como un todo e intercambiarse los reproductores (el carácter deficiente de un rebaño con otro que lo tenga mejorado), estableciendo un patrón de raza para la región o municipio. Con la continua selección y rigidez en los cruzamientos endogámicos, pudiera lograrse con el correr del tiempo una nueva raza productiva y adaptada a las condiciones locales.

Lo que siempre se debe recordar es que la mejor forma de aumentar permanentemente los ingresos de una determinada explotación, es incrementando la densidad de capital por unidad de producción, lo que significa que los productores se valgan de más y mejoras herramientas de trabajo (tecnología e innovaciones), acompañándolas al mismo tiempo de un mejoramiento de la calidad de los recursos humanos (capacitación).

 


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