Divulgativo CENIAP                                                                                                                Volumen 4(1) - 2004


El Hereque:
enfermedad de las musáceas

Rafael Pargas Pichardo1

1 Técnico Asociado a la Investigación.
   email: rpargas@inia.gov.ve
   CENIAP. Apdo 4653. Maracay 2101
   Venezuela.



El Hereque o Moko es una de las enfermedades más antiguas de las musáceas, razón por la cual se encuentra distribuida en todas las regiones tropicales y subtropicales del mundo.

Su nombre común de Hereque, que significa prurito o comezón, proviene de la lengua indígena (Tirado 1923); y Moko, otro de los nombres popularizados, se debe al nombre del primer clon de plátano en el cual se encontró esta enfermedad (Nava 2002).

En el ámbito mundial ha ocasionado grandes problemas sociales y económicos, ya que además de atacar a la familia de las musáceas también afecta a plantas de la familia de las solanáceas, tales como: el tabaco y el tomate, y ha provocado la pérdida total de la producción en las regiones afectadas.

Según Buddenhagen (1961), el primer informe acerca de esta enfermedad lo realizó Schomburgk, en 1840, en las Islas Wakemaann, Guyana. Posteriormente, Bancroft (1918) y Ashby (1928), citados por Nava (2002), reportaron que en esos sitios la enfermedad eliminó los clones Moko y Chato (AAB). En Venezuela, la enfermedad fue descrita por Tirado (1923), Muller (1941) y Meredith (1948, 1949).

Distribución de la enfermedad

La enfermedad se encuentra distribuida en varios países de diferentes regiones del mundo. En Sur América, se ha detectado en: Perú, Guyana, Venezuela, Colombia y Brasil; en Centro América: Nicaragua, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Honduras y El Salvador; en el Caribe: Trinidad y Grenada; En Asia: Ceilán y Filipinas; y en el Pacífico: Fiji y Hawai (Simonds 1973, Nava 2002).

Agente causal

La enfermedad es causada por la bacteria Pesudomonas Solanacearum (Ralstonia Solanacearum) (Yabunchi et al. 1995), la cual se encuentra en muchas plantas de la familia de las solanáceas que crecen en las plantaciones bananeras del mundo como cultivos de explotación rentable, tal es el caso del tabaco, tomate y algunas leguminosas (United Brands Company 1975, Nava 2002).

Se reconocen tres razas de la bacteria Pseudomona Solanaceraum: Raza 1, que afecta a solanáceas y otras plantas; Raza 2, la cual se ha detectado atacando a los bananos (AAA), plátanos (AAB), topochos (ABB), y Heliconia Spp.; y la Raza 3, que afecta al cultivo de la papa y, ocasionalmente, el tomate, (United Brands Company 1975, Moreira 1987, Belalcázar 1991).

Síntomas

La sintomatología que desarrolla esta enfermedad es similar en todos los clones de musáceas. Dicha bacteria ataca a la planta en todos los estados de crecimiento y los síntomas que provoca tienden a confundirse con los de la “marchités fungosa” o “Mal de Panamá” que son producidos por el hongo “Fusarium Oxysporium f. sp Cubense” (Nava 2002).

Después que el patógeno penetra en las plantas se multiplica rápidamente y en muy corto tiempo las toxinas producidas por este organismo causan los síntomas de la enfermedad, los cuales se manifiestan de la siguiente manera:

En el estado adulto de la planta se observa amarillamiento, flacidez y marchitamiento de las hojas (Fig. 1), las cuales se doblan y permanecen adheridas al pseudotallo. En la bellota, las bracteas que cubren las flores se marchitan y no se levantan, ni se enrollan.

Figura 1. Síntomas de Hereque en Hojas.
Cortesía: Inv. Gustavo Martínez (INIA-CENIAP).

 

Los frutos pequeños o verdes presentan maduración prematura, los frutos formados presentan maduración irregular y la pulpa muestra puntos oscuros, así como áreas duras y negras (Fg. 2), no aptas para el consumo humano. Si se realiza un corte transversal de los cormos, pseudotallos y raquis del racimo se observan lesiones en forma de pequeñas manchas con una coloración oscura en los tejidos vasculares. (United Brands Company 1975).

Cuando las plantas están jóvenes se detecta amarillamiento, marchités y secamiento de las hojas, comenzando desde la hoja central o bandera hasta las hojas del borde. Posteriormente, las hojas se doblan a nivel del pecíolo y se van cayendo, primero las hojas más viejas y luego las jóvenes hasta quedar el penacho central.

Por otra parte, los hijos que se han cortado se ennegrecen cuando empiezan a crecer y se atrofian, sus hojas se tornan amarillas y necróticas, hasta que se produce su muerte.

Si en cualquiera de los estados de la planta se realiza un corte transversal del pseudotallo (Fig. 2), cormo o raquis del racimo, se observarán lesiones de coloración oscura producto del taponamiento del tejido vascular (Ordosgoitti 1999, Nava 2002).

Figura 2. Síntomas de Hereque en frutos y el pseudotallo.
Cortesía: Inv. Gustavo Martínez (INIA-CENIAP).
 

Medios de diseminación

La bacteria que transmite la enfermedad utiliza diversos medios de propagación, los cuales actúan en todos los estados de desarrollo de la planta. Entre ellos, se destacan los siguientes:

- Los insectos, principalmente avispas y pegones, que visitan la bellota y tienen contacto con las flores y heridas dejadas por la caída de las brácteas, diseminan la enfermedad al trasladarse desde una planta enferma hasta otra sana y hacer contacto con cualquier herida que posea la planta.

- Las herramientas de trabajo, tales como: machetes, palines, chicoras y picos, constituyen el medio de difusión más propicio, por lo que es necesario desinfectarlas después de finalizar una tarea o cuando se reinicia cualquier labor.

- Las raíces de las plantas, porque que ellas se entrelazan unas con otras, trasmitiendo la enfermedad de una planta enferma a otra sana.

- El agua de riego, la cual transporta la bacteria de un lugar a otro, constituye un medio eficaz de contaminación al circular por los surcos de las hileras de plantas.

- Los pájaros y murciélagos, los cuales hacen contacto con los frutos, flores y algunas heridas de las plantas enfermas.

- Las “semillas” también son otro medio de transmisión importante, sobre todo, cuando se utilizan hijos provenientes de plantas enfermas.

Medidas de prevención

La base fundamental para el control del Hereque consiste en la detección temprana de los focos de infección y su rápida destrucción. En ese sentido, se presentan un conjunto de recomendaciones destinadas a prevenir y evitar la entrada de esta enfermedad en la plantación:

- Evitar o reducir los movimientos de material vegetal desde áreas afectadas hacia zonas libres de la enfermedad. Esta es una de las medidas preventivas que más contribuye a reducir la aparición de esta enfermedad.

- Desinfectar las herramientas de trabajo utilizando formalina (Formol al 46%, diluido en agua, en una proporción de 3:1).

- Reducir al mínimo las heridas en las plantas para evitar la diseminación por medio de insectos, murciélagos y pájaros.

- Optimizar el manejo de la plantación (fertilización, riego, drenaje, densidad de población, control de malezas y eliminar plantas hospederas) y realizar el “desbellote” o “deschiche” después que brote la primera mano falsa del racimo, ya que ello previene la diseminación de la bacteria por medio de los insectos. (United Brands Company 1975, Moreira 1987, Belalcázar 1991, Ordosgoitti 1999).

- Utilizar materiales obtenidos por multiplicación in vitro. La biotenología permite obtener materiales sanos y libres de enfermedades; sin embargo, su aspecto negativo es el costo por planta, ya que a algunos productores se les dificulta pagar el precio de adquisición (Belalcázar 1991).

- Utilizar materiales obtenidos por multiplicación in vitro. La biotenología permite obtener materiales sanos y libres de enfermedades; sin embargo, el costo por planta limita su adquisición de parte de algunos productores (Belalcázar 1991).

Medidas de Control

Cuando se detecta la presencia de esta enfermedad en una plantación, se recomienda proceder de acuerdo con las indicaciones que se describen a continuación:

- Ubicar el “foco” de infección y establecer una “zona protectora”. Para esto, se traza una circunferencia de seis metros de radio y luego se delimita toda la zona con una cuerda con el propósito de no permitir el paso de ninguna persona, e indicar a los trabajadores que en esa área no se debe realizar ninguna labor agronómica.

Como una medida de seguridad, las plantas o cepas afectadas, así como todas las plantas que se encuentren dentro de la “zona protectora”, se deben eliminar en el sitio en el cual se encuentren. Para erradicarlas es necesario aplicar una solución de Glifosato al 20% o 2-4-D amina al 0.5%, usando una jeringa, cuya aguja se introduce en el pseudotallo.

La dosis depende de la edad y altura de la planta. En hijos y plantas jóvenes se aplica un total de 15 ó 20 centímetros cúbicos (cc) de la solución, mientras que a las plantas adultas se les inyectan 30 centímetros cúbicos del producto en varias partes del pseudotallo. Después que las plantas están muertas se dejan secar completamente, se cortan en pedazos y se queman en el mismo lugar.

- Si los productores desean volver a plantar en los puntos de siembra que corresponden a aquellas plantas que se erradicaron con aplicaciones de Glifosato o 2-4-D AminaÔ, primero, deben desinfectar toda esa área. Para esto, se aplica Formol al 46% y luego se cubre con un plástico toda la superficie tratada durante un lapso de 15 a 30 días. Transcurrido este período se retira el plástico, se remueve el suelo para airearlo y se esperan 15 días para sembrar nuevamente.

También se puede usar Bromuro de Metilo como desinfectante, a razón de 0.5 Kg de gas por cada 10 metros cuadrado de terreno. Este producto es altamente eficaz y acorta el período de espera, pero requiere de un manejo especial y del uso de equipos especiales por ser un gas venenoso. En el caso de usar Bromuro de Metilo, el suelo se cubre previamente con un plástico, y se sella por todo su contorno con tierra apisonada para evitar que se escape el gas; luego, se procede a aplicar el gas a través de un orificio. El plástico se retira a los siete o 10 días después de la aplicación, se remueve el suelo y se airea; a partir de ese momento el área queda apta para la siembra (Belalcázar 1991, Ordosgoitti 1999).

Referencias Bibliográficas

Belalcázar Carvajal, S. 1991. El cultivo del Plátano en el trópico. Cali, Colombia, Editado por INIBAP/ ICA/ CIID/ Federación Nacional de Cafetaleros de Colombia. 376 p. (Manual de asistencia técnica No. 50).

Buddenhagen, I. W. 1961. Bacterial Wilt of banana, History and Known distribution, Tropical Agriculture (Trin) 38 (2): 107-121.

Haddad G, O.; Borges F, O. 1973. Los Bananos en Venezuela. Caracas, Venezuela, Impresora Matheus. 106 p.

 


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