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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 04 Mayo-Junio 1982 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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FONAIAP DIVULGA No. 04 Mayo-Junio 1982 |
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Ing. Agr. Hernán Martínez
Bello |
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Después de algún tiempo y de haber puesto en practica varios sistemas de multiplicación, se llegó a la conclusión de que era necesario el establecimiento de metodologías apropiadas y de que un grupo de técnicos, se especializara en la aplicación de tales métodos todos de multiplicación, con el objetivo de que la semilla no sufriera deterioro genético de su calidad antes que el productor rural la hubiera sembrado. Fue así como se iniciaron los servicios de certificación de semillas hace cerca de 3/4 de siglo. LA CERTIFICACIÓN DE SEMILLA EN VENEZUELA Allí se iniciaron pues los primeros estudios, siendo el cultivo de maíz el que llamó primeramente la atención de los investigadores en lo relacionado al mejoramiento del cultivo. Por razones técnicas que no es del caso citar, pero siempre obedeciendo a una necesidad nacional, el Departamento de Genética del referido Instituto, fue trasladado a la región de Gonzalito, entre las ciudades de Maracay y Turmero en el Estado Aragua. La condición de estar ahora ubicado en una región más agrícola, disponiendo de mayor superficie de tierra, además de otras comodidades y condiciones deseables, permitió incrementar los trabajos sobre mejoramiento de plantas, se continuaron las investigaciones sobre el cultivo del maíz, se incorporó el cultivo del ajonjolí y del arroz a la investigación, ahora con mayores recursos, fue posible hasta iniciar la producción de algunas semillas de clase certificada, con miras a promocionarlas entre los agricultores de la región. Se puede considerar que para el año 1948 era posible establecer ciertas metas en la producción de semilla de maíz y que para el año de 1950 la producción de semilla mejorada de este cultivo alcanzó la cifra de 232.968 kilogramos además de pequeñas cantidades de semilla de ajonjolí y de algún otro cultivo. El logro de la producción de semilla mejorada del año 1950 determina prácticamente el inicio de la segunda etapa y la cual habría de finalizar con el año 1960. Esta etapa, estuvo caracterizada por una serie de producciones anuales de semilla de algunos cultivos las cuales prácticamente no sobrepasaron las cifras siguientes:
Si bien las semillas producidas en esta segunda etapa, eran semillas mejoradas obtenidas por diferentes métodos técnicos, garantizadas por los organismos oficiales de investigación del Ministerio de Agricultura y Cría, no se podrían bautizar como semillas certificadas, aunque prácticamente tuvieran la misma calidad, por cuanto que no existían escritas las normas de producción ni la ley que viniera a establecer las bases del proceso de certificación. Mucha semilla producida en esta segunda etapa, era donada a los agricultores con fines promociónales quienes en aquella época, se mostraban reacios a cambiar la "clase" de semilla que ellos venían cultivando desde épocas remotas con resultados aparentemente satisfactorios y tratando de mantener en vigencia, el viejo adagio que dice que "más vale malo conocido que bueno por conocer", podríamos aceptar que no les faltaba razón, pues ni siquiera los técnicos eran conocidos por los agricultores, era una época, en que los técnicos no reconocíamos la conveniencia de hacernos llegar a los agricultores, ganarnos su confianza, como paso previo para lograr en ellos la aceptación de nuestras ideas y recomendaciones. Por otra parte, muchas semillas no podían ser producidas anualmente con regularidad, por falta de recursos a tales efectos y lo que venía a ser más desalentador para el proceso, era el hecho, de que muchas cantidades de semilla producidas, se deterioraban rápidamente por no disponerse de las infraestructuras convenientes para su almacenamiento. Terminada la segunda etapa en el año 1960 se inició la tercera etapa que prácticamente llegaría al año 1980. UNA NUEVA INSTITUCIÓN La tercera etapa se caracterizó, no solamente por el incremento anual sistemático de la producción de semillas de muchos cultivos, sino que se incorporaron otros, siendo de destacar el hecho, de que se le dio al proceso, la responsabilidad de la recuperación anual de la inversión lo cual fue posible gracias a la organización de un sistema contable, llevado en forma sencilla clara y escrupulosa, que permitiera no solamente demostrar las utilidades que pudieran obtenerse al final de cada año, sino también, el ganarse la confianza de los Ejecutivos para la asignación cada año, de cantidades mayores de recursos y poder incrementar las cantidades de semillas certificadas. Durante esta tercera etapa, no solamente se inició el proceso con una base legal y se incrementó la producción de semilla de los cultivos, habiéndose incrementado otros, sino que se organizó también, la empresa privada de la producción de semilla, que hoy representa una industria que maneja grandes capitales anuales y que tiene la responsabilidad de producir una de las materias primas indispensables en el proceso de nuestra producción agrícola. A continuación se presenta el cuadro con las cifras que permiten visualizar lo expuesto:
Pese a las variaciones que se suceden en la producción de semilla certificada, variaciones propias de todo proceso agrícola, existen otras de carácter circunstancial, como condiciones económicas del agricultor, precio ó condiciones competitivas (cuyo control escapa al organismo certificador), el Fondo Nacional de Investigaciones Agropecuarias realiza los esfuerzos necesarios, no solamente para incrementar la producción de la semilla certificada de los principales rubros sino también para darle estabilidad a tales producciones. Se trata de que los productores puedan contar con la semilla de calidad en cantidad suficiente y en forma oportuna como para la realización de las siembras de acuerdo a los planes de desarrollo agropecuario del país. Así ocurre con la producción de semilla de arroz, maíz y algodón cuya producción ha venido satisfaciendo el total de las necesidades nacionales. Especial atención por parte del FONAIAP ha merecido la producción de semillas en aquellos rubros donde ella es deficitaria tal como en los casos de papa, sorgo, plantas forrajeras y maní. CALIDAD GARANTIZADA a.) Resolución Reglamentaria sobre Certificación de Semillas. Esta resolución, sustentada en el sentido expuesto en el articulado de la Ley de Sanidad Vegetal, establece las normas generales que deben regir el proceso de producción de semillas y de su certificación y si bien; pudo haber llenado una necesidad en su época, hasta habernos servido de fundamento legal, durante tantos años, hoy resulta insuficiente, pese a que ella autoriza al organismo certificador, para actualizar los requisitos técnicos cuando lo considere necesario. Resulta insuficiente, al no tener disposiciones sobre mercadeo, importación y exportación de semillas, sanciones y derechos de protección al creador de variedades, además de otras fallas como son: el establecimiento de sanciones suficientes y efectivas para quienes incumplan la Ley. b.) Ley de Semillas. Por las razones expuestas se evidencia la necesidad de hacer los estudios necesarios para la elaboración de un proyecto de ley de semillas, que cubra en una forma general, todos los aspectos relacionadas con la materia, su producción, almacenamiento, investigación y establezca la obligación del Ejecutivo nacional, de proteger la industria responsabilizada con la producción de un insumo estratégico en la producción agrícola y muy ligado al concepto de soberanía nacional. c.) Esquema de Certificación. .El esquema actual que rige el proceso de certificación, ha venido garantizando la alta calidad de la semilla que se produce, cuestión comprobada por el incremento sistemático de ella anualmente, pero hoy resulta difícil de operar está caracterizado por una supervisión demasiado orientada hacia la defensa del campo de los factores negativos de la producción cuestión ésta, que corresponde al productor y que pudiera estar justificada en otros tiempos, cuando tocaba al supervisor la función de enseñanza de los métodos y procedimientos para la producción de semilla. Como consecuencia del esquema utilizado, el personal técnico reduce su campo de acción, realiza funciones diferentes, lo cual limita su eficiencia, la empresa productora de semillas se atiene a la supervisión del técnico del Estado y se descuida por su tecnificación, condición indispensable al avance. Se impone pues, un cambio de esquema en el cual, la empresa se responsabilice más con el proceso, aporte más acción, mientras el técnico del Estado se ajuste a su función oficial, pudiéndose establecer una normal competencia, en base a calidad del producto entre empresas, quienes deberán también, buscar sus propios mercados de colocación de sus semillas, al tiempo que limitar su producción a la capacidad de su mercado. Los estudios hechos hacia un carobio de nuestro esquema de certificación, ofrecen muchas garantías al proceso siempre y cuando los técnicos, sepamos conducirlo y aplicarlo con pleno conocimiento de lo que se pretende, como hasta ahora ha sido conducido el proceso de certificación con el esquema actual. d) Cultivos Nuevos: Los técnicos semillistas, así como el organismo certificador, estamos conscientes de que existen algunos otros cultivos importantes cuya semilla debe, por una u otra razón ser certificada en el país. Entre esos cultivos tenemos, los pastos, las hortalizas, sorgo, las yemas de cítricos, café, de menor importancia la soya, caña de azúcar, yuca, cacao, musáceas y otras. En este sentido se están adelantando gestiones a fin de crear las bases para estabilizar los programas de certificación de semilla de papa, maní, pastos y sorgo. Finalmente es oportuna la ocasión para hacerle un reconocimiento público a todos los técnicos mejoradores, semillistas y políticos del Ejecutivo Nacional, quienes con verdadera vocación de servicio, con una gran fe y profunda convicción, sobre lo que representa la semilla mejorada en el proceso de producción del rubro, han dedicado una buena parte de su vida profesional, al servicio del Estado en la producción y certificación de semillas y han sabido desechar ofertas de trabajo, donde si bien pudiesen haber tenido mejores utilidades, no les ofrecía la satisfacción de haber atendido al llamado, que hace 20 años hubo de hacerle el país para formar la escuela semillista.
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