La
yuca (Manihot esculenta Crantz) es una de las plantas más
conocidas y manejadas por los agricultores de las diferentes regiones de
Venezuela, la cual hasta hace poco tiempo, sólo se había cultivado en
pequeñas explotaciones, bajo la forma de conuco, ubicadas en suelos
clasificados como de buena calidad.
El
incremento de las alternativas de uso de los suelos de sabana con fines
agrícolas y el desarrollo agroindustrial de nuestro país en los
últimos años propiciaron el aumento de la superficie sembrada en las
mesas de los Llanos Orientales en muchos cultivos entre los cuales se
incluye la yuca.
Los
suelos de las sabanas orientales, por lo general, son pobres en
nitrógeno, fósforo y potasio, de pH ácido, textura arenosa, de baja
retención de humedad y muy poca materia orgánica, sin embargo sus
propiedades físicas son excelentes para la yuca, que a nivel
experimental ha mostrado un comportamiento bastante aceptable bajo esas
condiciones.
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La bacteriosis o
marchitez bacteriana de la yuca, una de las enfermedades más
Importantes y de mayor Incidencia en el oriente de Venezuela. |
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El superalargamiento
del la yuca. La producción de las plantas severamente afectadas
se reduce considerablemente |
Aspectos de una
plantación de yuca en ambiente de sabana, sector Punta de Mata,
Distrito Maturín Estado Monagas |
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Yuca sembrada en
sabana, con el uso de bajas tecnologías |
La producción en
estas condiciones apenas alcanzan 300-500gr. de raíces/pie de
planta |
La
producción en estas condiciones apenas alcanzan 300-500 9 de raíces/pie
de planta. En la actualidad se están obteniendo rendimientos de 6 a 7
ton/ha de raíces de yuca cultivada en esos ambientes. Estos rendimientos
se consideran bajos si se comparan con los promedios regional y nacional,
que fluctúan aproximadamente entre 9 y 10 ton/ha de raíces. Esto puede
atribuirse principalmente a que el uso racional del recurso sabana implica
el conocimiento y empleo de una tecnología que difiere de aquella
tradicionalmente manejada por los productores de este rubro.
Entre
los factores responsables de los bajos rendimientos de yuca (haciendo
especial referencia a las sabanas de Monagas) se destacan:
1.
Uso de áreas con régimen pluviométrico por debajo de los requerimientos
hídricos del cultivo.
2.
Deficiente preparación de tierras.
3.
No priva ningún criterio sobre la cantidad de cal aplicada para
neutralizar la acidez del suelo.
4.
Uso de semilla no seleccionada y de mala calidad fitosanitaria.
5.
Bajo nivel de fertilización o no realización de esta práctica.
6.
Poca utilización de herbicidas, uso de herbicidas inadecuados o
incorrecta época y dosis de aplicación.
7.
Poco control de las plagas más importantes del cultivo y ninguna acción
para la erradicación de focos de las enfermedades más comunes.
8.
Los precios actuales del producto permiten beneficios aceptables aún con
producciones bajas; y en cierto modo, esta situación ha creado en el
productor poco estímulo e interés por aumentar los rendimientos.
De
acuerdo a los resultados de la investigación ya la experiencia adquirida
en este cultivo, se sugieren algunas recomendaciones necesarias para
mejorar el nivel tecnológico actual y aumentar su productividad:
1.
Consultar con los técnicos del FONAIAP, sobre las áreas y épocas más
convenientes para la siembra del cultivo, de acuerdo a los estudios agro ecológicos
de la región.
2.
Una buena preparación de tierras, es fundamental para proporcionar un
mejor control de malezas, facilitar la aplicación de cal y fertilizantes
al suelo, y permitir un buen desarrollo radicular. Aún cuando depende del
tipo de suelo, por lo general son suficientes 3 a 4 pases de rastra para
prepararlo bien.
3.
La cantidad de cal aplicada al suelo debe basarse por lo menos en los
resultados de un análisis de pH y calcio del mismo. Es recomendable
encalar 20 a 30 días antes de la siembra, con la ayuda de las encaladoras
convencionales.
4.
Utilizar las semillas provenientes de campos sanos, libre de marchitez
bacteriana y superalargamiento; si esto no es posible, hacer uso de
semilla con porcentaje de infección muy bajos. Se deben cortar estacas
que tengan 5 a 6 Semanas, lo que se obtiene con una longitud de tallo de
20-25 cm. Durante el corte de las estacas es recomendable desinfectar las
herramientas con solución de Clorox al 5%, para así reducir la
diseminación de enfermedades por la semilla. Es aconsejable tratar las
estacas antes de la siembra con un insecticida (Malathión, Cebicid-85 o
LannateL) en una solución de lIt del producto por 100 It de agua,
más 300 9 de fungicida Difolatán o Dithane M45) para ello, las estacas
deben sumergirse durante unos minutos en la solución descrita.
5.
La fertilización debe hacerse en bandas laterales y al lado de la
semilla. Las cantidades aplicadas por elementos deben estar alrededor de
120 kg/ha de nitrógeno, 140 kg/ha de fósforo y 80 a 100 kg/ha de
potasio. Estos requerimientos se pueden lograr con 600 kg/ha de abono
comercial de la fórmula 12-24-12, aplicados al momento de la siembra y
100 kg/ha de urea, 60 a 75 días después. La aplicación de fertilizantes
puede hacerse con una sembradora-abonadora de granos o con una sembradora
de yuca.
6.
Aplicar herbicidas, en preemergencia, después de la siembra y antes de la
brotación de yemas. Los herbicidas Gesapax-80 P5, Cotorán Multi y
Hierbatox, ejercen un buen control sobre las malezas en dosis de 2 a 3 kg/ha.
7.
Efectuar un control de las plagas más frecuentes y de mayor importancia
económica en el cultivo, como ba
8.
Erradicar los focos de infección de Marchitez Bacteriana (Xanthomonas
campes tris p.v. manihotis), eliminando las plantas enfermas
enterrándolas a más de 40 cm de profundidad o quemándolas. Esta
práctica es factible de realizar cuando los focos de infección son
pequeños y localizados. El tratamiento de la semilla con Difolatán antes
de la siembra, disminuye significativamente la incidencia de
superalargamiento ( Sphaceloma manihoticola).
Con
la aplicación de este conjunto de prácticas en la forma sugerida, se
pueden alcanzar fácilmente rendimientos aproximados de 20 ton/ha de
raíces de yuca en condiciones de sabana.
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