|
||||||||||||||||
FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 08 Enero-Febrero 1983 | ||||||||||||||||
|
||||||||||||||||
FONAIAP DIVULGA No. 08 Enero-Febrero 1983 |
||||||||||||||||
Luis Avilán R. |
||||||||||||||||
|
||||||||||||||||
Por lo general, no se establece entre los frutales perennes, diferencias entre la duración de la vida que como ente vivo tienen los árboles y el período de producción que para el hombre o el fruti cultor que la explota constituye la razón y base económica de su empresa. El término perenne se emplea en su acepción literaria más pura que significa, continuo, incesante que no tiene intermisión o interrupción, sin embargo, desde el punto de vista botánico la misma hace referencia al vegetal que vive tres o más año.
Este hecho, al parecer intranscendente, conlleva a muchas personas al establecimiento de concepciones erradas en relación a la explotación de estas especies. Si bien es cierto, que con frecuencia nos encontramos con árboles de mango de más de 80 o un centenar de años de vida, ello no significa que su explotación económica, tenga la misma permanencia; su "vida productiva" económica Ing. Agr. Luis Avilán R. es mucho más efímera de lo que muchos suponen, y esto es valedero para muchas especies.
Por ello es pertinente, diferenciar entre el "ciclo de vida biológica" que como ente vivo posee la planta y el "ciclo de vida productiva", o período de significado económico para quien se dedica a su cultivo.
A modo de ejemplo, en el mango se ha establecido tres períodos muy definidos dentro del ciclo de vida productiva de la planta (a) Período de Crecimiento" entre los 2 y 8 años de edad, caracterizado por un elevado incremento de la copa o folIaje de la planta y de la producción de frutos. (b) Período de plena producción entre los 8 y 15 años de edad, donde el árbol expresa su máxima capacidad de producción y (c) Período de Producción decreciente a partir de los 20 años de edad de la planta, donde el incremento de la copa no está acompañada de un incremento proporcional de la producción.
De manera ilustrativa, estas relaciones se muestran en el Gráfico No 1.
El conocimiento de estos hechos por parte del fruti cultor son de vital importancia, pues el ciclo está relacionado con una serie de decisiones de orden técnico que él mismo debe tomar, en el momento de la implantación del huerto, y que van a incidir directa o indirectamente en el orden económico a través de los años que dure la plantación; algunos de los cuales a continuación comentamos.
Muchos agricultores adaptan la distancia entre plantas e hileras de el\as, en una determinada especie frutal, en función al máximo desarrollo que una planta alcanzará en la fase adulta; así como también, en relaciones patrón/injerto que confieran una tendencia a un mayor vigor y velocidad de crecimiento. En ambas situaciones se parte de la base que mientras el árbol es más grande, es más eficiente y por ende se obtendrá una mayor producción, lo cual es una verdad a medias.
De acuerdo al ciclo de vida productivo de una planta, en las primeras fases del cultivo (período de Crecimiento y Edad de Plena Producción) si existe una relación directa entre el tamaño de la planta o copa de los árboles y su capacidad productiva, pero a partir de ahí la situación se toma inversa. Valdría la pena reflexionar entonces, ¿por qué no adoptar las distancias entre las plantas al conocimiento del ciclo productivo de las mismas? El concepto de la fruticultura moderna en relación a este aspecto tiene como premisa "ADAPTAR EL HABITO DE CRECIMIENTO AL ESPACIO y NO A LA INVERSA" como hasta hace poco era la tendencia.
En función a ello, se han venido generando nuevos sistemas de plantación que contemplan un mayor número de árboles por hectárea en los primeros años del plantel a fin de aprovechar la mayor eficiencia productiva que presentan las plantas en sus etapas más jóvenes, así como también la búsqueda de patrones y relaciones patrón/injerto que permitan sin detrimento de una buena producción por planta, alargar en el tiempo los problemas de competencia, por luz y nutrimentos que se generan con la mayor densidad de plantación por unidad de superficie cultivada.
De lo anterior se desprende la necesidad de un mejor conocimiento del ciclo productivo de nuestras especies frutícolas, a objeto de establecer sistemas de producción que nos permitan un uso más racional y eficiente de las mismas, así como también de los recursos suelo y mano de obra (escasos y caros); a objeto de elevar la productividad de nuestros huertos frutícolas, aspecto de singular relevancia en las condiciones actuales de nuestro país.
|
||||||||||||||||
|