La papa es
una especie originaria de la faja templada de los Andes Suramericanos, sin embargo se han
desarrollado variedades bien adaptadas también a
condiciones tropicales, y en Venezuela se cultiva
desde los 450 hasta los 3000 m. de altura.
Por lo general se consideran tres grandes pisos de
siembra:
Zona alta, entre 2500 y 3300 m, mayormente en los
estados Mérida, Táchira y Trujillo. La temperatura
media anual varia entre 6 y 13°C, la precipitación
entre 500 y 1000 mm. Se cultiva en la estación húmeda, generalmente sin necesidad de riego
complementario.
Zona intermedia alta entre 1500 y 2500 m, mayormente en los estados Mérida, Táchira, Trujillo, Lara
y Yaracuy. La temperatura media anual varía entre
12 y 18°C, la precipitación entre 1000 y 2000 mm.
En esta zona se encuentran las mejores condiciones
para el cultivo de la papa, que se hace principalmente en la estación húmeda sin riego, o en algunos
casos con riego complementario, sin embargo también se practica la siembra en la estación seca, con
utilización del riego.
Zona intermedia baja, entre 450 y 1500 m, mayormente en los estados Lara, Yaracuy, Carabobo,
Aragua, Anzoátegui, Sucre y Monagas. La temperatura
media anual varía entre 18 y 24.6°C, la precipitación
entre 900 y 2200 mm.
En esta zona, especialmente en las partes más bajas,
menos de 1000 msnm, se prefiere la siembra de la
papa en la época seca bajo riego, ya que en la estación húmeda el cultivo es muy
afectado por las enfermedades.
Asimismo existen tres períodos de siembra:
Siembra de estación húmeda, de marzo a mayo, con
cosecha de julio a septiembre; se efectúa principalmente en la región andina.
Siembra de Norte, de agosto a octubre y cosecha de
noviembre a diciembre, se efectúa principalmente
en centro-occidente.
Siembra de estación seca bajo riego, de noviembre a
enero con cosecha de febrero a abril, se efectúa
principalmente en el centro y oriente del país.
Sin embargo a pesar de la gran variabilidad de situaciones ambientales en que se cultiva en el país en
general la papa se da mejor en zonas que pueden
cubrir las siguientes exigencias del cultivo:
Temperatura: La temperatura media óptima está
entre 15.5 y 18.3°C. Las noches deberían ser frescas, 13-17°C. La temperatura del suelo óptima para
una buena producción de tubérculos es de 17°C.
Altas temperaturas, superiores a 25°C reducen mucho los rendimientos. La amplitud diaria (diferencia
entre la temperatura máxima y la mínima) deberá
estar entre 9 y 13°C, una amplitud mayor puede
perjudicar el cultivo.
Precipitación: 1000- 1200 mm., de lluvia bien distribuidos, aseguran una situación hídrica óptima para
el cultivo.
La papa no tolera sequía, aun por períodos cortos, y
no debe faltarle agua particularmente en el período
que va desde el comienzo de la formación de los tubérculos, poco después de la emergencia, hasta la
floración, o se afectará severamente el rendimiento.
La disponibilidad de agua para el cultivo no debería
nunca estar por debajo del 50% de la capacidad de
campo, de allí la conveniencia de disponer de riego
complementario en las zonas donde pueden ocurrir
períodos de sequía, cuando se cultiva en condiciones de secano.
Humedad: La papa prefiere una atmósfera relativamente húmeda, sin embargo, demasiada humedad
como suele ocurrir en áreas bajas calientes en la época de lluvia, favorece el desarrollo de
enfermedades que hacen antieconómico el cultivo.
Luz: Este cultivo prefiere amplias disponibilidades
de luz, en áreas sombreadas se reduce el rendimiento.
Fotoperíodo: La papa es una especie de día neutro, sin embargo la longitud del día, junto con la
temperatura y la disponibilidad de Nitrógeno, afecta el
período del cultivo y el rendimiento.
Se ha observado que: días largos, altas temperaturas
y alto N, favorecen el crecimiento vegetativo; días
cortos, bajas temperaturas y deficiencia de N, favorecen una tuberización temprana; días
intermedios,
bajas temperaturas y abundante N, favorecen el máximo de tuberización.
Viento: Vientos fuertes son dañinos al cultivo, en áreas ventosas debería disponerse de franjas rompevientos.
Suelos: El suelo debe ser liviano, franco o franco arcillo-Iimoso, rico en materia orgánica, bien
drenado, pero con una buena capacidad de retención de
agua; preferentemente no calcáreo. El pH puede estar entre 4.8 y 7, siendo el óptimo entre 5.5 y 6.
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