FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 13 Noviembre-Diciembre 1983

  FONAIAP   DIVULGA  No.  13                                                                                   Noviembre-Diciembre    1983


Consideraciones sobre la preparación de suelos para el cultivo del maní

Ing. Agr. M.S. Jesús Paraqueima

FONAIAP Región Nor-Oriente
 


El maní es un cultivo que se desarrolla bien en diferentes tipos de climas pero es exigente en suelos, sobre todo en cuanto a propiedades físicas se refiere.

Considerando que durante la cosecha del maní es necesario extraer el fruto del suelo, y que en la práctica existen problemas para realizar esta labor en forma eficiente, éste debe reunir ciertas condiciones especiales que permitan un buen desarrollo de la planta y el fruto, y que al mismo tiempo ofrezca poca resistencia a la penetración de los implementos utilizados en el arrancado del maní. Estas condiciones sólo la ofrecen los suelos sueltos, porosos, friables y profundos. Asimismo, se requieren técnicas relacionadas de preparación de suelos que respondan tanto a las propiedades físicas de los mismos como a los requerimientos del cultivo.

La preparación del suelo, en cualquier sitio, depende de los siguientes factores:

1. CONDICIONES ACTUALES DEL SUELO

Para obtener una buena preparación del suelo, este debe poseer un contenido de humedad intermedio al momento de arar o rastrear, (ni muy húmedo, ni muy seco).

Labrar un suelo demasiado húmedo causa compactación del terreno, aun en los arenosos de sabana, debido a la propiedad que tiene la baja cantidad de arcilla para aglutinar las partículas sometidas a la presión de la maquinaria. A su vez, se requeriría más potencia para arrastrar el implemento. 

La compactación del suelo disminuye su capacidad de infiltración de agua y lo expone a la erosión hídrica al aumentar la escorrentía (Agua que corre superficialmente) superficial. Por otra parte, la compactación del suelo disminuye el área de exploración radicular del cultivo, retrasando su desarrollo y dificultando la penetración del fruto en el suelo.

Labrar un suelo demasiado seco también determinaría una mala preparación del mismo, puesto que los implementos no profundizan bien. Por otra parte, si el suelo es sometido a excesivos pases de rastra, se causaria una pulverización en la capa superficial, con lo cual el terreno quedaría expuesto a la erosión eólica, y al caer las primeras lluvias se sellarían los poros, con la consiguiente formación de una costra que dificultaría el intercambio de gases entre el suelo y el exterior, además de retardar la emergencia de las plántulas.

2. MÉTODO DE CONTROL DE MALEZAS

Cuando se va a aplicar herbicidas que requieran ser incorporados al suelo, hay que considerar pases adicionales de rastra. Si se desea controlar malezas mecánicamente, hay que programar los pases de rastra en forma escalonada, dejando un período de tiempo suficiente entre pase y pase, de tal manera que puedan germinar las semillas de malezas que luego serán destruidas con el próximo pase.

Es recomendable generalizar esta práctica independientemente del método de control de malezas que se vaya a utilizar, porque en esa forma se disminuye la incidencia de malezas no siendo necesario aplicar cantidades excesivas de herbicidas pre-emergentes ni controles mecánicos adicionales durante el desarrollo del cultivo.

3. EL TIPO DE SUELO

La utilización del arado o subsolador es una práctica recomendable cada 3 ó 4 años para eliminar el piso de arado. En aquellos suelos que poseen cierto contenido de arcilla a 30 ó 40 cm de profundidad es conveniente pasar arado para subir cierta cantidad de arcilla a la superficie y mezclarla mediante la rastra con la capa arenosa y de esta manera mejorar las condiciones de retención de humedad y capacidad de intercambio catiónico en el área de crecimiento radicular. En el caso de suelos con texturas arenosas o franco-arenosas hasta los 80 cm, no conviene pasar arado, y la roturación del suelo debería hacerse con el subsolador .

4. PENDIENTE DEL TERRENO

Es conveniente programar los pases de rastra de tal manera que el pase pre-siembra y la misma siembra, se hagan en sentido perpendicular a la pendiente, para evitar la escorrentía de las aguas de lluvia a lo largo de los surcos que quedan después de la siembra, las cuales arrastran consigo nutrientes y materia orgánica, además de erosionar el suelo.

5. MÉTODO DE SIEMBRA

En suelo francos o franco-arcillosos se recomienda sembrar en camas o camellones para facilitar el drenaje e impedir el aguachinamiento, al mismo tiempo que facilita la penetración de la cuchilla de la arrancadora, haciendo la cosecha más eficiente.

Planta de maní proveniente de una siembra en la Mesa de Guanipa, Estado Anzoátegui.