1. Inflamación del ombligo:
se refiere a la
inflamación o infección del cordón umbilical, como también a las gusaneras que se presentan en el
ombligo, a consecuencia de una mala práctica de manejo. El origen infeccioso de la enfermedad es muy variado, y puede resultar la puerta de entrada de diversas enfermedades en los becerros, como
diarreas, neumonías, enteritis, etc.
Prevención y control: lo más importante en todo caso, es adoptar la medida higiénica de curación y desinfección del ombligo después del nacimiento, aplicando alguna sustancia antiséptica cicatrizante, como la solución de yodo, y
un repelente de moscas o cualquier otro producto comercial destinado a este fin.
2. Diarreas. Diarrea blanca (curso de leche): se presentan principalmente en los becerros durante las primeras semanas de vida y con mayor
frecuencia en las épocas de lluvia, teniendo como origen una inmensa variedad de gérmenes y como causas predisponentes errores de manejo alimenticio
(becerros a toda leche) y deficiencias sanitarias (corrales sucios o inadecuados con exceso de
becerros), lo que puede ocasionar la muerte en los casos graves.
Prevención y control: el becerro debe ingerir el
calostro durante las primeras horas de nacido y en caso de encontrarse en becerreras, éstas deben ser higiénicas, cómodas y ventiladas. Debe evitarse la sobrealimentación, así como apartar de inmediato a cualquier becerro enfermo. Se debe revisar a las vacas para verificar casos de mastitis y proceder al tratamiento adecuado en la madre y el becerro. Una buena práctica sanitaria es la aplicación de 1 cc intramuscular (i.m.) de Vitaminas
AD3E; de 3 a 5 cc i.m. de algún producto comercial que
contenga hierro y Vitamina B12; y una dosis de 2 a 4 cc i.m. de antibiótico durante tres o cuatro días. De esta forma se mantiene al becerro mejor
preparado ante cualquier infección que pueda presentarse durante sus primeras semanas de vida.
3. Neumoenteritis (Peste boba o
bobita): esta
enfermedad de gran importancia económica puede ocasionar numerosas muertes en los primeros dos meses de vida de los becerros, sobre todo en
épocas lluviosas. En los que sobreviven a la enfermedad ocurre una detención del desarrollo, que
puede repercutir a lo largo de su vida. La causa de la enfermedad es muy variada, siendo responsable de la misma diferentes tipos de virus y
complicándose por la acción de varios gérmenes secundarios. Además existen también causas predisponentes
como ocurre en la diarrea blanca, que provocan un estado de debilidad en los becerros; tales como una higiene inadecuada, la poca ventilación en las
becerreras, hacinamiento, mala alimentación, parasitosis y otras.
Prevención y control: para prevenirla se emplea la vacunación, utilizando bacterinas mixtas
comerciales en los primeros tres a cinco días del nacimiento. Debe complementarse con las medidas higiénicas sanitarias
preventivas citadas para la diarrea, así
como la curación del ombligo después del nacimiento. Los becerros enfermos se tratarán de acuerdo al cuadro que presenten mediante el empleo de
antibióticos, sulfas, reconstituyentes, etc.
4. Septicemia hemorrágica: conocida también
como fiebre de transporte, es una enfermedad frecuente en el ganado vacuno, que se presenta en
animales de cualquier edad y cuya causa predisponente son las situaciones de tensión (traslados, cambios
climatológicos y de disponibilidad alimenticia de verano a invierno}, las cuales provocan una
disminución de la resistencia del organismo y se desarrolla la enfermedad originada por bacterias en
combinación con un virus, pudiendo provocar la muerte en pocos días, sobre todo en los becerros y
animales jóvenes. En vacas puede provocar además abortos.
En casos crónicos, el animal presenta diarrea sanguinolenta persistente, no come bien, pierde
peso, tose constantemente y finalmente, muere al cabo de dos semanas, sino recibe tratamiento.
La enfermedad suele presentarse de varias
formas y en combinación de ellas, así presenta una forma respiratoria neumónica con diarrea
sanguinolenta, una forma cutánea edema tosa y otra forma septicémica aguda de evolución mortal muy rápida.
Prevención y control: es necesario la aplicación de una bacterina comercial a los becerros a partir de la segunda semana de vida, y revacunación cada seis meses según la presentación de la enfermedad en la zona. En los casos de brotes, el
reconocimiento temprano de la enfermedad y la separación o aislamiento de los animales enfermos, para la
administración de antibióticos y otros medicamentos, son esenciales para un tratamiento adecuado.
5. Fiebre Aftosa y Estomatitis Vesicula (Chinela): este par de enfermedades vesiculares caracterizadas principalmente por
lesiones pódales, en la cavidad bucal preferentemente en la lengua, y también en los pezones, representan grandes pérdidas económicas para la ganadería. Prácticamente la
sintomatología de ambas es la misma por lo que normalmente se confunden, siendo necesario para una segura identificación, el diagnóstico de laboratorio. La Aftosa no ataca a los equinos, lo que si ocurre en los casos de Estomatitis, pero esto no es una prueba contundente, por cuanto puede darse el caso de estar presente las dos enfermedades.
Ambas enfermedades son producidas por virus que se encuentran en abundancia en la saliva de los
animales enfermos, facilitándose así el rápido contagio entre el rebaño.
Prevención y control: la vacunación es la forma más efectiva para
su prevención, a partir de los 31/2 meses de edad, sobre todo en las épocas de lluvia, cuando más se presentan, por estar
asociadas en su transmisión con insectos (moscas, mosquitos, zancudos) que ayudan en la propagación de ambas. Debe
realizarse cada seis meses para garantizar su efectividad, y podrá
acortarse o alargarse este período según la frecuencia en la zona.
El FONAIAP a través del Instituto de
Investigaciones Veterinarias, en Maracay, produce las vacunas utilizadas para la prevención de la Aftosa y de la Estomatitis Vesicular, elaboradas con los
tipos de virus presentes en el país y con tecnología propia.
Como medidas de higiene al presentarse la
enfermedad, deben protegerse los animales sanos de inmediato, y el personal y los útiles empleados en el tratamiento o manejo de los animales enfermos deben ser desinfectados (agua de cal o productos comerciales).
En caso de ser posible deberán aislarse los
animales enfermos y sospechosos, de los sanos. Como es lógico deberán combatirse los insectos.
Complementando estas medidas, deberá
evitarse la movilización de animales enfermos, o provenientes de lugares afectados. Así mismo, para
ayudar a la recuperación de los animales afectados es conveniente la aplicación de reconstituyentes,
estimulantes y/o Vitamina A. En caso de complicaciones bacterianas secundarias, están indicados los antibióticos.
6. Rabia Paralítica:
enfermedad ésta de alta
peligrosidad por su alto porcentaje de mortalidad, y por su transmisión al humano, por lo cual es de mucho cuidado y debe controlarse
sistemáticamente mediante la vacunación de todo el efectivo animal, cada ocho meses. En ocasiones se presentan brotes de rabia debido al abandono de las
vacunaciones, bien por olvido en el tiempo o por deficiencias de la vacuna en el mercado. A partir de 1981 se introdujo una nueva vacuna comercial que
confiere una inmunidad mayor que las existentes hasta el momento, sin embargo, la revacunación anual es muy importante.
Prevención y control: como se sabe la rabia no
tiene tratamiento efectivo, por lo que se depende exclusivamente de la vacunación, la cual debe
iniciarse a partir de los cuatro meses de edad.
Está comprobado el papel transmisor del virus rábico que tienen los murciélagos hematófagos o vampiros, por lo que las campañas permanentes de eliminación de murciélagos deberían aportar una mayor contribución en la lucha contra esta
peligrosa enfermedad.
7. Brucelosis:
debido al riesgo de infección de los seres humanos, por su importancia económica y su repercusión en la reproducción, deben realizarse los diagnósticos de esta enfermedad.
La enfermedad es producida por gérmenes del género Brucella, que se introducen en el animal,
generalmente por la vía digestiva mediante el consumo de alimentos contaminados. Igual ocurre en el hombre con la leche cruda y sus derivados sin
pasteurizar .
Prevención y control: la mejor forma de prevenirla es la vacunación, ésta debe realizarse con CEPA 19 en terneras con edades entre los tres y ocho meses de edad, considerándose ésta la mejor época para el desarrollo de una completa inmunidad que
permanece relativamente constante a través de su vida, por lo cual no se hace necesaria la revacunación .
Un buen control sistemático se realiza
mediante pruebas diagnósticas anuales, de todos los animales adultos de ambos sexos del rebaño, lo cual
ayuda a detectar y eliminar los animales enfermos. En el caso de novillas y toretes preferiblemente antes de entrar a servicio. Con las muestras de sangre
tomadas se realizan pruebas serológicas, de seroaglutinación, método éste bastante práctico para el diagnóstico de esta enfermedad. Esta prueba
deberá repetirse a las hembras que no quedaron preñadas, a las que abortaron o que tuvieron problemas después del parto. Deben atenderse las
indicaciones del profesional que realice dichas pruebas, enviando a sacrificio los reactores positivos.
Con la implementación de programas de
inseminación artificial es posible disminuir y controlar la brucelosis, que como se sabe, es una
enfermedad que se transmite por contacto sexual, entre otras formas.
Una buena medida preventiva, es asegurarse que los animales que se introduzcan a las fincas
estén libres de la enfermedad, evitándose así el contagio de los rebaños; esto se logra
mediante el diagnóstico serológico.
Se deben utilizar toros sanos y evitar su uso en otras fincas. Deberán quemarse, o enterrarse profundamente las crías muertas y las placentas, cubriéndolas con cal viva, para no contaminar los pastos.
La brucelosis no tiene tratamiento específico efectivo hasta ahora, que resulte económico.
8. Mastitis: es un problema grave en nuestro
medio por estar muy difundida en los rebaños, lo cual representa un freno económico debido a que
disminuye la producción total de leche. Puede presentarse en cualquier momento, aumentando en las épocas de lluvias, y con mayor frecuencia en
vacas de varios partos, o en las de mejor producción. Es causada por gran cantidad de gérmenes y
predispuesta por ordeños incompletos, golpes, heridas, etc.
Prevención y control: la prevención y control de la mastitis es un punto esencial en la planificación de un programa sanitario para rebaños lecheros. Básicamente la prevención de esta enfermedad se efectúa mediante las siguientes medidas de higiene y manejo:
a) Recomendaciones para los
ordeñadores:
-
Desinfección de manos, ubres y pezones
antes del ordeño de cada vaca.
-
Ordeñar a fondo ya intervalos regulares, y sumergir los pezones en una solución
desinfectante
después de cada ordeño.
-
Ordeñar si fuera posible en el siguiente orden: 1) vacas jóvenes; 2) vacas viejas y 3)
vacas con mastitis.
-
Evitar derrames de leche de vacas con mastitis en la vaquera, y tampoco usarla para
mojar las ubres
de otras vacas.
-
Informar los casos de vacas enfermas o con signos de mastitis (ubres duras, adoloridas, leche grumosa)
para su debido tratamiento. Lavar, desinfectar y curar inmediatamente cualquier herida de las ubres.
b) Otras recomendaciones:
-
Combatir las moscas y otros
insectos.
-
Prestar atención especial a las vacas de primer parto para detectar cualquier infección y tratarlas
a tiempo.
-
Eliminar los animales que no responsan al tratamiento y aislar los casos sobreagudos para su control.
-
Es recomendable determinar el tipo de mastitis más común, lo cual podrá realizar el veterinario mediante
cultivo de leche y de
esta manera conocer cuál es el antibiótico más efectivo para el tratamiento.
-
La práctica de aplicar un antibiótico de amplio espectro por vía intramamaria a las
vacas que se sequen
es aconsejable, como también la utilización de bacterinas mixtas como preventivo antes del parto.
-
Debe recordarse que la leche de una vaca tratada con antibióticos no debe ser utilizada para consumo
humano, por lo menos
durante los cuatro días siguientes al último día de tratamiento.
-
Lavar y desinfectar todos los implementos y equipos que hayan estado en contacto con leche de vacas
con mastitis.
-
Evitar el uso de ordeño mecánico, en vacas con mastitis.