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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 21 Abril-Junio 1986 |
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FONAIAP DIVULGA No. 21 Abril-Junio 1986 |
Carlos Márquez, |
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No se conocen exactamente las razones por las cuales los atunes, principalmente el aleta amarilla (Thunnus albacares) viajan junto con ciertas especies de delfines. Hay especies de delfines, entre ellos el manchado (Stenella attenuata), el tornillo (Stenella longirostris), y algunos otros que tienen los mismos hábitos alimenticios que el atún. Se piensa que algunos atunes al localizar a los delfines sólo tienen que seguirlos para conseguir su presa. Desde luego, lo antes expuesto no pasa de ser una teoría y está sujeta a su comparación. Esta relación entre atunes y delfines y el desarrollo de las pesquerías de los primeros, tanto técnica como económicamente, han traído un impacto negativo en la población de los delfines. En las primeras épocas de la pesquería del atún, miles de delfines resultaron muertos como consecuencia de la falta de técnicas adecuadas para permitir el escape de otros mamíferos. En la actualidad, los barcos atuneros, que pescan en las aguas del Pacífico Oriental, poseen , equipos de navegación, detección y captura de cardúmenes. Estos son localizados mediante la de "señales", que pueden ser:
Una bandada que vuela sobre un cardúmen de atunes ya sea acompañado de delfines o no.
El movimiento que le imprime el cardúmen a la superficie del agua.
Cualquier objeto flotante, donde generalmente se agrupan una variedad de cardúmenes. Puede ser: literalmente un palo, una ballena muerta, un barril, etc. Se han dado casos donde alrededor de un barril se han congregado cardúmenes de hasta mil toneladas, permitiendo que varias embarcaciones consigan llenar sus bodegas. Por lo general más de una señal coinciden para dar con la localización de un cardúmen. En la narración que a continuación sigue, el lector podrá darse cuenta que en la actualidad se realizan todos los esfuerzos para que la mortalidad incidental de delfines durante la pesca de atún sea prácticamente nula. El cerquero (así se le llama al barco atunero con redes de cerco) avista una bandada de pájaros mediante el uso de los largavista de alta potencia ubicados en sitios estratégicos del barco (cofa, la cruceta, el puente). Los miradores, marinos expertos en la búsqueda de señales, dan aviso al capitán de pesca; éste ordena que el helicóptero despegue e investigue "qué llevan los pájaros". El helicóptero reporta al capitán, "los pájaros tienen porpos" (quieren decir que los pájaros vuelan sobre una agrupación de delfines), además dice "son buenos, se ve una mancha con unas 70 toneladas" (los delfines son de la especie manchado -Stenella attenuata- y van asociados a un cardúmen de atunes de aproximadamente 70 toneladas). Al mismo tiempo el "mirador" en el helicóptero informa la distancia y la posición con respecto al barco. Inmediatamente, el capitán dirige el rumbo hacia el lugar indicado. Cuando el cerquero se encuentra a una distancia de aproximadamente una milla náutica de los delfines, el capitán detiene la marcha y ordena que los speed-boats (lanchas rápidas) que son cinco, sean puestas en el agua. En este momento comienza la caza. Las lanchas se disponen en formación de fila y comienzan a acorralar los delfines ayudados por el cerquero y el helicóptero. Cuando el cerquero entra en posición correcta con respecto al viento, corriente, los delfines y una serie de factores más, el capitán grita. "larga, larga, larga" o tal vez "bola, bola, bola" dando la orden así que se suelte la red y se forme el cerco alrededor de los delfines. Una vez atrapados los delfines junto con los atunes, la red se comienza a rolar (poner la red en cubierta). Cuando la red ha rolado hasta la mitad, la maniobra de retroceso es comenzada. Mediante esta maniobra se logra liberar los delfines del cerco, evitando su muerte. Por alguna razón, los delfines no saltan por sobre la línea de corchos, por ello para poder liberarlos e] barco debe retroceder de manera tal que la red se convierta en un conducto cuyo ápice (recubierto por un paño especial) se hunda lo suficiente para permitir la salida de los delfines sin que haya pérdida de peces. En el ápice del conducto formado por el retroceso se encuentra una, o tal vez dos, "lanchas rápidas" con dos tripulantes cada una, para ayudar a los delfines en su liberación. También desde el barco se lanza al agua, dentro del conducto de retroceso, una bolsa inflable con uno o dos marinos llevando máscaras, para ayudar a los delfines a salir y además verificar que antes que termine el retroceso todos ellos hayan salido de la red. En casos donde se presenten dificultades para que los delfines salgan de la red, se envían nadadores a auxiliar, y han existido momentos donde la tripulación entera a excepción del capitán y navegador se han lanzado al agua a rescatar delfines. Estos marinos, lo hacen a pesar de saber que casi siempre en el conducto de retroceso se encuentra por lo menos un tiburón, ya veces la captura de tiburones es mayor que la de atunes. Esta es una encomiable tarea y demuestra la necesidad que tienen de conocer cómo reducir a un mínimo la mortalidad de delfines, pues sin ellos sería una labor muy difícil la detección de cardúmenes de atunes. Así es que hay que hacer lo imposible para protegerlos. Luego que los delfines son liberados, la tripulación vuelve a la cubierta, la red continúa siendo rolada, hasta que se forme la bolsa, manera en que se coloca la red concentrando la captura para ser transvasada a las bodegas del barco. La captura es pasada de la bolsa a las bodegas del barco mediante el uso de un salabardo que es movilizado por las plumas hidráulicas; cada salabardo puede contener hasta dos toneladas de capacidad. Una vez que las captura está en las bodegas y la red en cubierta, continúa la búsqueda de nuevos cardumenes, hasta que caiga el sol. Esta rutina se repite hasta llenar las bodegas del barco. El cerquero está equipado para realizar una campaña hasta de cuatro (4) meses, cuando la pesca es "buena", ésta dura un promedio de 15 a 30 días. La vida de los pescadores en el Pacífico
Oriental es bastante ardua y llena de peligros, pero es muy interesante y bien remunerada.
La mayoría de los capitanes de pesca de este sector tienen una conciencia ecológica bien
desarrollada, trayendo como consecuencia una gran colaboración con la comunidad
científica y un buen manejo de este recurso. |
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