|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 21 Abril-Junio 1986 | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
FONAIAP DIVULGA No. 21 Abril-Junio 1986 |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Gustavo Lagarde Polanco |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Los animales tóxicos se diferencian de los anteriores porque no poseen un aparato especializado, su acción tóxica está determinada por la presencia o concentración de sustancias nocivas en sus tejidos o alguna parte de su cuerpo. La mayoría de estas toxinas son complejas mezclas de sustancias, cuyos componentes varían considerablemente sus propiedades químicas y farmacológicas, por lo general, están relacionadas con los ciclos metabólicos y no juegan papel significante en las estrategias ofensivas o defensivas del animal. Específicamente hay evidencia de que las toxinas que causan la ciguatera en los peces son el producto del ciclo alimenticio del animal. Muchos investigadores consideran que la ciguatera se origina en algas o dinoflagelados tóxicos que habitan los arrecifes de coral. Estos microorganismos son, a su vez, ingeridos por pequeños invertebrados o peces herbívoros que transmiten el material tóxico a través de la cadena alimenticia. Originalmente, la ciguatera puede ser o no
tóxica en algunos de los eslabones de esta cadena alimenticia, se sabe que normalmente
está presente en pequeñas cantidades que no son nocivas para estos animales, en realidad
su toxicidad comienza a ser manifiesta a medida que el veneno se va concentrando a través
de la cadena, llegando a última instancia al hombre. La ciguatera es una de las más
impredecibles y comunes de las intoxicaciones debido al consumo de peces con apariencia comestible y de alto valor comercial.
Cerca de 300 especies de peces marinos han sido incluidos en esta forma de
ictiosarcotoxismo, entre ellos se incluyen 70 especies de gran importancia comercial y
deportiva, que se caracteriza por no ser migratorios y están íntimamente asociados a los
arrecifes de coral. Entre estos se han reportado los siguientes géneros para el área de
Florida y Bahamas: Meros (Epinephelus spp), pargos (lutjanus spp), cunas
(Mycteroperca
spp), manchuelo (Opisthonema sp), lamparosa (Selene spp), Barrancuda (Sphyraene spp),
jurel (Caranx spp), morena (Gymnothorax sp),
etc.
Afortunadamente, en Venezuela ha habido poca incidencia de esta intoxicación, debido principalmente a que las especies de mayor consumo local, no se pescan en escala comercial en zonas ni profundidades relacionadas a los arrecifes coralinos. No obstante, se han reportado algunos casos aislados, sobre todo en pescadores deportivos que realizan sus pasatiempos cerca de zonas de arrecifes. Los peces ciguatos están generalmente limitados a determinadas regiones y en especial a las islas y arrecifes individuales, y aún a sectores específicos de un arrecife coralino . Hay suficiente bibliografía científica donde se asegura que peces confiables de ser ingeridos, sin ningún riesgo en un lado de una isla o arrecife, a menudo pueden ser tóxicos en el otro lado. Algunos investigadores estiman que este fenómeno está asociado con los vientos y corrientes que afectan el ecosistema y a los probables microorganismo portadores de las toxinas. Los peces una vez adquirida la toxina pueden retenerla por lo menos por 30 meses, también se ha determinado que la toxicidad es de carácter periódico, teniendo ciclos estaciónales o anuales con períodos de varios años. El envenenamiento por ciguatera se manifiesta principalmente por trastornos gastrointestinales y neuromusculares. Los síntomas normales en las primeras 30 horas después del consumo del pescado son: pérdida de la sensibilidad en los labios, lengua y cavidad bucal. Por lo general, el tiempo de desarrollo de estos primeros síntomas son de 1 a 6 horas, si la intoxicación es leve. En la mayoría de los casos o en intoxicaciones más comunes, estos síntomas van acompañados por náuseas, vómitos, sabor metálico, dolor abdominal y diarrea. También es frecuente dolor de cabeza, escalofrío, fiebre, pérdida de peso y dolor en las articulaciones. En algunos casos, la sensación de debilidad puede empeorar con el tiempo, hasta que el paciente es incapaz de caminar. Investigadores de la Universidad de Miami han descrito que en casos de intoxicaciones severas los componentes neurotóxicos son pronunciados, especialmente, hay aumento progresivo de la parálisis muscular. En paciente en estado crítico, hay parálisis respiratoria y muerte. Por ejemplo: los casos de mortalidad en el estado de Florida son de 7% anual debido principalmente a pescado importado de islas cercanas (Bahamas). Cuando la víctima sobrevive, la recuperación es lenta y la convalecencia puede ser prolongada; la sensación de debilidad, los disturbios sensoriales y la excesiva pérdida de peso son los últimos síntomas que desaparecen. La recuperación completa puede requerir varios años. Individuos con severas intoxicaciones han sufrido durante ese tiempo, de períodos de stress, fatigas y recurrencia de algunos síntomas que caracterizan la fase aguda de esta enfermedad. Estudios farmacológicos con la toxina aislada a partir de peces ciguatóxicos, indican que el veneno es una compleja mezcla de varias fracciones y que una de estas actúa como bloqueador de transmisión nerviosa. Investigadores japoneses y norteamericanos, han encontrado que existen dos clases distintas de sustancias tóxicas, que son: Una liposoluble (soluble en grasa) denominada "Ciguatoxina" de color amarillo claro, viscosa, con una fórmula empírica C28 H52 NO5 CI, la cual parece ser un compuesto cuatemario de amonio (con una reacción positiva para el test de nihidrina). Otra llamada "Ciguaterina", fracción soluble en agua, la cual fue obtenida de algunas especies de peces. Hasta ahora no se conoce cuál es la fracción responsable del síndrome ciguatera en el hombre, debido a que la farmacología de estas toxinas es casi desconocida. Sin embargo, resultados de las investigaciones que se han realizado en Japón llegan a las siguientes conclusiones:
Hasta los momentos hay evidencia que al menos una de las fracciones es una anticolinesterasa, y que la cadena de eventos que conduce a la muerte por esta intoxicación son: a) inhibición de la colinesterasa; b) acumulación de acetilcolina; c) interrupción de la función nerviosa central, periférica o ambas; d) suspenso de la función respiratoria y e) muerte por asfixia. Desafortunadamente no existen antídotos específicos ni tratamientos o inmunidad, aunque en algunos casos se recomienda la administración de eméticos o vomitivos, lavados gástricos, estimulantes para impedir el colapso, complejo de vitamina B e inyecciones intravenosas de glucomato de calcio al 10%. El único procedimiento seguro para saber si un pez está envenenado, consiste en alimentar a un animal pequeño (gato) con la carne o hígado del pez, y observar como reacciona. Tradicionalmente nuestros pescadores emplean procedimientos no muy confiables para la identificación de peces ciguatóxicos, uno de los más comunes es el uso de una moneda de cobre, que al introducirla en la carne o hígado del animal envenenado, cambia de color. Así mismo, se acostumbra a relacionar el desprendimiento de escamas en los peces con la presencia de esta toxina. En realidad se hace muy difícil prever un envenenamiento, y lo es todavía más aún, obtener muestras de un pez que se cree pueda causarlo. Una forma simple de controlar la incidencia de
intoxicación por ciguatera en el ser humano, sería la determinación de áreas y
estaciones del año en que se reportan peces contaminados. La intoxicación causada por el
consumo de estos peces constituyen un peligro especial para los habitantes de países
tropicales o subtropicales. Aunque en Venezuela no se tiene antecedentes de alta
incidencia de esta intoxicación, sería recomendable que en un futuro se llevara
estadísticas médicas, en la costa venezolana. A este respecto la Estación Experimental
del Distrito Federal (FONAIAP) está en trámites con la Fundación Científica de Los
Roques para suscribir un convenio dentro del cual se desarrollará un proyecto de
investigación en toxinas de peces, en el Archipiélago de Los Roques. |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|