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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 22 Julio-Diciembre 1986 | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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FONAIAP DIVULGA No. 22 Julio-Diciembre 1986 |
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Luis Avilán, Ing. Agr.
M.Sc.
Dr. |
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El suelo es el ambiente natural que le proporciona a la planta a través de sus raíces, el anclaje, así como los nutrimentos y el agua que le son indispensables para realizar sus funciones fisiológicas vitales. El espacio radical de un suelo se refiere al volumen del mismo, cuyas condiciones posibilitan el libre desarrollo de las raíces tanto en el sentido vertical o de profundidad y el lateral u horizontal del suelo, en busca de agua y nutrimentos. Teóricamente se puede indicar un tipo de suelo cuyas características permitan a la planta un máximo de efectividad en cuanto a su desarrollo y producción. Sin embargo, en la práctica, es muy raro encontrar suelos que reúnan todos los requisitos señalados en la teoría. Por esta razón, en la mayoría de los casos, el agricultor debe adoptar el manejo de sus plantaciones a las condiciones reales de su parcela ya las necesidades de la planta. Factores a considerar en la selección de suelo para cítrica. Antes de establecer un huerto, se deben examinar los factores de suelo que puedan afectar el futuro de la plantación, tales como: profundidad, drenaje, textura, estructura y fertilidad y grado de alcalinidad o acidez (pH). Profundidad del suelo: Se ha demostrado que una planta no puede alcanzar un crecimiento y una producción máxima, si no tiene suficiente espacio o volumen de suelo para desarrollar su sistema radical; aún cuando actúen en forma óptima todos los demás factores ambientales que influyen en su crecimiento. En este sentido, es importante conocer la "profundidad efectiva", la cual se define como el espesor del suelo que exploran las raíces y que determina la capacidad de reserva de agua y suministro de elementos para nutrición de las plantas. Entre los factores que determinan la profundidad efectiva de un suelo, se mencionan: el nivel superior de la mesa de agua (nivel freático ), la presencia de capas compactadas y la secuencia textural en el perfil del suelo. (Fig. 1).
De acuerdo a la profundidad efectiva de los suelos se puede señalar su grado de limitación (véase Cuadro 1) para el cultivo de las cítricas y los frutales en general, especialmente en las especies arbóreas. A manera de ejemplo, analicemos dos situaciones extremas de profundidad efectiva:
Drenaje: Las cítricas requieren de suelos con excelentes condiciones de avenamiento, que permitan la circulación del agua y del aire en su interior. De allí que la permeabilidad -aptitud de los suelos para dejar penetrar el aire o el agua debe estar comprendida dentro de ciertos límites. Si la permeabilidad es excesiva (gran avenamiento) el agua se filtra con rapidez y se pierde en las capas más profundas del suelo, sin ser aprovechada por las raíces. y si la permeabilidad es insuficiente o baja, la gran cantidad de agua retenida por el suelo desplazará al aire y por consiguiente al oxígeno, causando (de acuerdo con la duración de la situación) desde daños leves hasta la muerte por asfixia de las raíces. El color de un suelo no influye en su drenaje y aireación, pero refleja estas condiciones y, por lo tanto, es una característica que debe ser estudiada. Las diferencias en el color del suelo se deben, en parte, a diferencias en el grado de hidratación y oxidación de los elementos minerales que lo conforman como, por ejemplo, el caso del hierro. Los compuestos de hierro menos hidratados y altamente oxidados son de color rojo intenso y los suelos con un color rojo brillante, tiene excelentes condiciones de aireación. Los colores pardo-anaranjado, pardo y amarillo se originan por hidratación de los compuestos de hierro y reflejan una aireación ligeramente inferior y una exposición prolongada a periodos de humedad elevada. En condiciones anaeróbicas (ausencia de aire u oxigeno), se produce de los compuestos de hierro, lo que conduce a colores gris mate, azul, incluso verdes, en el suelo. La presencia de moteados o pequeñas manchas, ocurre bajo condiciones de alternativas aeróbicas y anaeróbicas, generalmente por la presencia de una masa de agua fluctuante o inundación superficial periódica. Textura y estructura. Los cítricos se adaptan muy bien a una amplia gama de clases, texturas y tipos de estructura; no obstante, las propiedades de ciertos suelos pueden facilitar o dificultar su manejo en relación a determinado cultivo. La textura se refiere a la cantidad y al tamaño de las partículas (arena, limo y arcilla) contenidas en el suelo, siendo la misma una característica prácticamente estable. Los suelos de textura arenosa (arena fina y muy fina) formados por partículas de diámetro inferiores a 0,25 mm, pueden presentar serios problemas a lo penetración de las raíces. Las capas de arena muy gruesa tampoco son utilizadas por las raíces, pues la baja retención de humedad y fertilidad que poseen, no son un ambiente adecuado para el desarrollo de las raíces. En los suelos arcillosos predominan las partículas finas; por esta razón, los poros de estos suelos son muy pequeños y por lo tanto, el aire y el agua circulan con dificultad. Los suelos con un contenido superior al 28% de arcilla no son recomen. dables para cítricos. Las clases texturales ubicadas entre los extremos antes mencionados, son las más adecuadas para los cítricos. (Figura 2).
La estructura o grado de agregación de las partículas del suelo debe ser tomada en consideración, en razón de que ella determina: la facilidad de penetración de las raíces, la aireación y el drenaje interno de los suelos; Aquellos suelos fuertemente estructurados o sin estructura pueden presentar dificultades para el cultivo de los cítricos. Fertilidad y pH de los suelos. La planta de cítrica, además del carbono (C), hidrógeno (H) y el oxígeno (O) que toma del aire y del agua, requiere para realizar sus funciones vitales, de los siguientes elementos esenciales: nitrógeno (N), f9sforo (P), potasio (K), calcio (Ca), magnesio (Mg), azufre (S), boro (B), manganeso (Mn), cinc (Zn), cloro (CI), molibdeno (Mo), cobre (Cu) y hierro (Fe). Su disponibilidad para ser aprovechadas por las raíces, está estrechamente ligada al pH de los suelos. (Figura 3). Para las cítricas, como para la mayoría de las plantas, los suelos comprendidos entre pH 5,5 y 7 ofrecen el adecuado ambiente para un mejor desarrollo.
En pH bajos, además de producirse la solubilización del aluminio (Al) y la elevación de la concentración de hidrógeno (H), los cuales pueden afectar directa e indirectamente el desarrollo de las raíces, disminuyen la disponibilidad de algunos elementos, como en el caso de la fijación de fósforo por el aluminio, en forma no aprovechable por la planta. En pH altos, se produce la insolubilización de la mayoría de los cationes (Fe, Cu, Mn, Zn) y la fijación de algunos elementos, como el fósforo (P), todo lo cual afecta el crecimiento de la planta y, en consecuencia, sus rendimientos. Fertilización. Los suelos pueden ser naturalmente pobres en elementos o pueden empobrecerse debido a la extracción de nutrimentos por la planta. De ahí, que la fertilización consiste en poner a disposición de las plantas las cantidades adecuadas de aquellos elementos esenciales o nutrimentos, presentes en el suelo a niveles deficitarios, para que puedan realizar sus actividades de crecimiento, floración y producción de frutos. En el Cuadro 2, se muestran las cantidades de nutrimentos que son extraídas por una tonelada o por un saco (40 kg, aproximadamente) de frutos frescos; pudiéndose observar que los elementos nitrógeno (N) y potasio (K) presentan las mayores cantidades. Es importante destacar que las pérdidas de un suelo no se deben solamente a lo extraído por las cosechas, sino que existen otras causas, como la pérdida por el arrastre de las aguas, la erosión, etc. y, por otra parte, debido a que las plantas requieren de nutrimentos para formar los nuevos tejidos: raíces, ramas, hojas, etc. Se estima que lo extraído por una cosecha, representa una tercera parte del total de nutrimentos requeridos por una planta para cumplir sus procesos vitales en forma satisfactoria.
Un programa de fertilización, para que sea eficiente, debe responder a estas cuatro interrogantes: ¿Con cuánto?, ¿Con qué?, ¿Cuánto? y ¿Cómo fertilizar?, sin olvidar el costo que involucra esta operación. ¿Con cuánto fertilizar? El establecimiento de las cantidades de fertilizantes a ser empleados es un problema para cuya solución deben conocerse ciertas informaciones que ayuden a su determinación, entre las cuales podemos citar: las características físicas y químicas de los suelos, estado nutricional de los suelos y plantas del huerto, edad de la planta y nivel de producción, cultivar y patrón empleado. Las características físicas y químicas de los suelos, como ya antes fue comentado, influyen sobre el desarrollo de las raíces a través de sus efectos sobre: a) la humedad y aireación del suelo; b) dificultad mecánica a la penetración y desarrollo de las raíces y c) la toxicidad de algunos elementos, entre otros aspectos. Suelos que presenten limitaciones de orden físico (excesiva retención de humedad, compactación, etc) limitan el desarrollo y la actividad de las raíces, impidiendo que las mismas puedan absorber los nutrimentos en él presentes. La evaluación del Estado Nutricional del huerto se efectúa a través del análisis químico de suelos y plantas. El muestreo o la manera de realizar la toma de la porción representativa de los suelos y de las plantas, constituye uno de los aspectos más importantes para la validez de esta técnica.
a) Muestreo de suelos. Para efectuarlo, se debe examinar el área a ser estudiada en relación a la homogeneidad, en cuanto a: topografía, color, tipo de suelo, textura, grado de erosión, drenaje, y otras características que puedan servir de guía para diferentes unidades de muestreo y de las muestras entre sí, para una posterior recomendación. La toma de la muestra se debe realizar en la proyección de la copa y considerando dos profundidades, superficial (O a 20 cm) y profunda (20 a 40 cm). Cada muestra debe estar conformada por varias submuestras, las cuales al ser mezcladas dan origen a la denominada 'Muestra Compuesta'. Las sub muestras se toman en puntos escogidos al azar en varios árboles siguiendo dos direcciones. b) Muestreo de plantas. El diagnóstico foliar (hojas) se considera como uno de los procedimientos más avanzados para evaluar el estado nutricional de un huerto. En la técnica del muestreo se debe considerar: a) edad de la hoja (4 a 7 meses); b) tipo de rama (ramas con o sin frutos); c) posición de la hoja en el árbol (parte media de la copa); d) época de muestreo; e) tamaño de la hoja y f) número de hojas, entre otros aspectos no menos importantes, como son cultivar patrón empleado, etc. En la que se indica la manera de realizarlo, tomando en el huerto árboles al azar, en dos direcciones, en forma similar al muestreo de suelos. En el Cuadro 3, se muestran los valores de interpretación de los contenidos foliares. Es importante señalar que, para la evaluación del estado nutricional, el tenor de un elemento en forma aislada no puede dar una información verdadera, siendo deseable conocer también los tenores de , los otros elementos. Esto se debe a que entre ellos ocurren múltiples interacciones en forma de antagonismos o sinergismos. Esto último quiere decir, que la presencia de un elemento actúa disminuyendo o promoviendo la absorción de otro, lo cual se refleja en un menor o mayor tenor presente en la hoja.
En el Cuadro 4, se presentan las características visuales que pueden ayudar a constatar la deficiencia de un elemento en la planta, durante el diagnóstico nutricional de huerto.
En relación a la "edad de la planta y nivel de producción", es importante tener presente, que las exigencias nutricionales de 12 misma varían de acuerdo con su edad y por ello el ciclo de vid, productivo de la planta debe ser del conocimiento del fruticultor y del técnico. Las cítricas presentan cuatro períodos de vida, a saber: crecimiento, plena producción, producción y senilidad. Período de crecimiento: este período se sitúa entre los dos y seis años de edad de la planta. Se caracteriza por un aumento acentuado del área foliar o follaje, surgimiento de los primeros frutos y, posteriormente, aumento paulatino de la producción de los mismos.
Período de plena producción: se inicia a partir del sexto año de vida de la planta y se caracteriza, porque los árboles alcanzan su máxima eficiencia productiva, lo que ocurre alrededor de los 8 a 10 años de edad. Durante este período se establece una relación estrecha entre el incremento del follaje de la planta y el número de frutos producidos. Período de producción: durante este período, la planta tiende a mantener los niveles de producción alcanzados durante el período anterior o a incrementarlos en forma directa. No obstante, la eficiencia productiva de la planta (número de frutos/metro cuadrado de follaje) disminuye, debido a que los incrementos en tamaño de los árboles no están relacionados en forma directa con la producción de frutos. Este período se inicia a partir de los 12 a 14 años de edad de la planta y puede prolongarse hasta los 18 a 20 años, de acuerdo con el mantenimiento de la plantación. Período de senilidad: señala el comienzo de la etapa final y se caracteriza por una acentuada disminución de los rendimientos. Se inicia alrededor de los 20 años de edad o posteriormente, dependiendo del estado fitosanitario de la planta y el cuidado de la plantación en los períodos anteriores. En los Cuadros 5 y 6, se muestran los rendimientos por planta de acuerdo al sistema de plantación empleado. Estos datos pueden ser utilizados como 'referencias' o 'patrones de comparación' para evaluar el nivel de producción de un plantel de cítricos. ¿Con qué fertilizar? En el mercado nacional se ofrecen productos que son fuente de un elemento en especial (fertilizantes simples) o en forma combinada los elementos en mayor proporción (N, p y K) exigidos por la planta (fórmulas). La selección de una u otra fuente dependerá de las características de los suelos. ¿Cómo fertilizar? La forma de aplicar un fertilizante, constituye un aspecto importante relacionado con la eficiencia del mismo. La aplicación puede ser hecha en el suelo o en la planta, siendo la primera la más usualmente empleada. En general, los estudios realizados en el país relacionados con la distribución del sistema radical de los cítricos, indican que la mayor concentración de raíces finas y por lo tanto con mayor capacidad de absorción, se encuentran localizadas entre la mitad del radio de la copa y la proyección externa de la misma. En esta zona es donde se debe efectuar la colocación del fertilizante, para que sea mejor aprovechado. La aplicación de fertilizantes por vía foliar, aunque constituye un excelente medio para suministrar nutrimentos a las plantas, se considera un medio complementario a la fertilización en el suelo y como un medio para las correcciones rápidas de deficiencias nutricionales, en especial micro nutrientes. Sugerencias de fertilización para los cítricos. Tomando como base los diferentes programas de fertilización existentes para el cultivo, las exigencias nutricionales que tiene la planta en función de su edad, y las experiencias realizadas en el campo por algunos investigadores del país, se sugiere el siguiente plan de fertilización, el cual debe ser ajustado de acuerdo con la presencia de elementos disponibles determinados a través del análisis de suelo. (Cuadro 7).
En el Cuadro 8, se indica como debe ser efectuado el ajuste en relación al contenido de fósforo y potasio determinado en el análisis de la muestra. En el Cuadro 9, la época de aplicación dl los fertilizantes, tomando en consideración la edad de las plantas como se explica a continuación: Durante los primeros dos o tres años, la edad de la planta las cantidades que se han indicado en el plan de fertilización puede ser fraccionadas en tres aplicaciones a intervalos de cuatro meses, hasta completar la cantidad total recomendada por año. Primera aplicación. Se suministrara al suelo la dosis total de fósforo, la mitad de la do de potasio y un tercio del nitrógeno. Esta primera aplicación hace antes del inicio del brote nuevas ramas. Segunda aplicación. Se realizará a los 4 meses de la primer aplicación. Se suministrará la segunda mitad de la dosis de potasio y un tercio de la dosis de nitrógeno. A partir del cuarto año, las plantaciones podrían ser fertilizadas en dos épocas durante el año. La primera, antes de la floración principal, suministrando la dosis total de fósforo y la mitad del potasio y nitrógeno. La segunda aplicación tendrá lugar 4 meses después de la primera, aplicando el resto del nitrógeno y la otra mitad del potasio. (Cuadro 9).
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