FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 23  Enero-marzo  1987

  FONAIAP   DIVULGA  No.  23                                                                                                   Enero-Marzo    1987


Selección de Suelos para el Cultivo del Naranjo

(continuación)

Por  error u omisión, el articulo Criterios para la selección de suelos  para el cultivo del naranjo, de los  investigadores Antonio  SÁNCHEZ S.,  Luis BÁSCONES y Aníbal ROSALES; no fue  publicado integralmente en la Revista N° 22 en  consecuencia, damos cabida al fragmento excluido  en la presente  edición.



La experiencia obtenida, en trabajo realizado en suelos representativos de las condiciones edáficas predominantes en los Valles Altos de Carabobo (5), ha permitido proponer una metodología sencilla para la selección de suelos para naranja. 

La metodología hace énfasis en determinaciones de campo y se basa en las principales conclusiones del mencionado trabajo que son las siguientes: 

a) Las características del suelo más importancia tienen en enraizamiento, y por consiguiente en el desarrollo de las plantas, son las que afectan el movimiento de agua y de aire en el perfil (drenaje). 

b) La interacción textura y estructura de los diferentes estratos u horizontes del perfil del suelo conjuntamente con el color de los agregados (medido a través de la carta Munsell de colores), permite interpretar las condiciones de drenabilidad de los suelos para el cultivo. 

c) Para la evaluación, de la textura de los suelos es muy importante analizarla conjuntamente con la estructura o estado de agregación de los suelos, debido a que se pueden cometer errores en la atribución de cualidades o dificultades para el manejo de los suelos en base a clases texturales únicamente. El caso típico son los suelos arcillosos, cuyo comportamiento es diferente cuando presentan buena agregación; un ejemplo son los suelos rojos del área de Bejuma y Miranda que, con porcentajes de arcillas superiores al 35% , sustentan plantas bien desarrolladas; lo contrario sucede en los suelos arcillosos de la planicie de Montalbán, los cuales sí presentan problemas debido al tipo y grado de desarrollo de la estructura. 

d) La presencia de colores grises dominantes (values mayores de 3 y chromas de 2 ó menos) evaluado a través de la carta Munsell de colores, son indicativos de deficiencia del drenaje del suelo y cuando se presentan antes de 90 cm de profundidad son limitantes para el buen desarrollo de la planta. 

e) El agrietamiento de los primeros 30 cm del perfil, es una característica relacionada con la textura y la mineralogía del suelo y tiene un efecto negativo en el desarrollo de las plantas, debido a que causa rotura y deformaciones de las raíces. 

f) En el área estudiada (Valles Altos de Carabobo) se observó que características químicas, como el pH en ausencia de problemas de salinidad, tienen poco efecto sobre el desarrollo de la planta cuando se realiza un plan, de fertilización, según las características del suelo y las etapas de desarrollo del cultivo. En el Cuadro 1 se presentan tres grados de aptitud de los suelos para el cultivo de naranja, basado en intervalos de características o propiedades, factibles de determinar en el campo, relacionándolas a su vez con el potencial de producción en base al vigor de la planta (área lateral de copa).  

Para obtener información sobre las características analiza- das en el Cuadro 1 se recomienda seguir el siguiente procedimiento; 

1. Ubicar los sitios de muestreo en relación con la fisiografía o variantes topográficos del terreno. 

2. Describir el perfil del suelo hasta al menos 1,5 metros de profundidad, procediendo de la siguiente manera: 

Hacer un pequeño hueco de 60 cm de profundidad y luego continuar con el taladro o barreno hasta 1,5 m. Separar los estratos u horizontes del perfil por diferencias de color (observando en húmedo en la cara de los terrones o agregados) y observar la presencia y el ancho de las grietas y la forma como se organizan los agregados (la estructura). En relación a esta última característica, se debe tratar de desmenuzar la masa o terrones grandes del suelo, observando cómo se deshacen y el tamaño y la forma que adquieren los pequeños agregados. 

Las observaciones de campo deben ser complementadas con análisis químicos de rutina (textura, pH, sales y materia orgánica), para obtener una mejor apreciación de la textura y conocer la acidez y las sales solubles del suelo, lo cual permitiría descartar áreas salinas y establecer un plan racional de fertilización. Resulta también conveniente, realizar determinaciones de densidad aparente para los estratos entre 15 y 60 cm del suelo, especialmente en las áreas donde se han venido desarrollando cultivos anuales intensamente mecanizados, durante muchos años.