FONAIAP   DIVULGA  No.  26                                                                                                            Octubre-Diciembre    1987

El Combate de  Malezas  en  Leguminosas de Grano

"El uso de una combinación de métodos (preventivos, mecánicos, químicos) para el combate de las malezas en los cultivos de caraota y fríjol, es necesario para asegurar el normal crecimiento y desarrollo de las plantas y la obtención de altos rendimientos al momento de la cosecha. Las malezas compiten con el cultivo no sólo por agua y luz, sino también por los nutrimentos necesarios para su crecimiento, fructificación y llenado de las vainas".

Elio. B.  Rodríguez Tineo
Ingeniero Agrónomo. M.Sc. Investigador III. 
Instituto de Investigaciones Agronómicas. CENIAP-Maracay.

Malezas y su control

Durante el crecimiento de las leguminosas de grano existe una época crítica, comprendida entre la segunda y la tercera semana después de la emergencia. Cualquier limitante que compita y/o interfiera por luz, agua, nutrimentos y espacio, afecta adversamente el desarrollo del cultivo, especialmente durante esta etapa crítica señalada. Las malezas (o malas hierbas) son las principales limitantes que debe enfrentar el cultivo en esta época, y por lo tanto, es indispensable controlarlas. 

Además de competir por los factores de crecimiento, las malezas causan serios problemas al momento de la cosecha, dificultando la labor y contaminando el grano recogido con semillas o partes vegetativas que desmejoran la calidad del producto. 

Las malezas más comunes son: 

De hoja ancha, latifoliadas o dicotiledóneas: 
Pira (Amaranthus sp.)
Tostón (Boheravia sp.)
Verdolagón (Thianthema portul castrum) 
Meona (Acallypha sp.)
Meloncillo (Cucumis sp.) 
Flor amarilla (Aldama dentata)
Escoba (Sida sp.)
Brusca (Casia occidentalis)
Brusquilla (Casia tora)
Dormidera (Mimosa sp.).

Las de hoja angosta o gramíneas, son las comúnmente llamadas pajas: 

Paja peluda (Rottboellia exaltata)
Paja mona (Leptochloa filiformis)
Paja Johnson (Sorghum halepense y S. verticilliflorum)
Cadillo (Cenchrus spp.)
Paja rosada (Rinchelitrum repens).

Entre las ciperáceas está el Corocillo (Cyperus rotundus).

Métodos de Control 

En líneas generales, el combate de malezas se puede realizar mediante la prevención, el control y la erradicación de las mismas. La selección del método a aplicar en una situación particular depende de factores como: el cultivar utilizado, el tipo de maleza presente, las condiciones de clima y suelo, topografía del área sembrada y la capacidad económica del productor. 

Existen métodos diversos para controlar las malezas en las siembras de leguminosas de grano, entre los que se incluyen: 

1. Métodos preventivos: Consiste en evitar que las malezas se introduzcan y establezcan en un área determinada. Es recomendable: 

	Utilizar semilla certificada para la siembra, a fin de asegurar que no se esté introduciendo ningún tipo de semilla indeseable en la parcela. Así se garantizará también una población uniforme que permita el '"cierre" de la plantación.
	Rotación de cultivos, con lo cual se logra romper los ciclos de vida de algunas malezas y su asociación indeseable con el monocultivo.
	Evitar la introducción, a la parcela, de maquinarias e implementos provenientes de fincas o áreas infectadas con malezas.
	Poner en práctica las recomendaciones de variedades, épocas y distancias de siembra, fertilización y riego para la zona en cuestión.

2. Métodos mecánicos: Consiste en utilizar medios mecánicos para eliminar las malezas que puedan estar desarrollándose entre las hileras y sobre el hilo de la siembra. Para ello se debe: 

	Realizar una adecuada preparación de la tierra, procurando enterrar profundamente los restos vegetativos y las malezas que puedan estar presentes. Adicionalmente, la buena preparación mejora la eficiencia del control químico de las malezas, en caso de que el mismo sea necesario.
	Utilizar o aplicar la cultivadora antes de que el cultivo cierre, con lo cual se controlan las malezas que puedan estar desarrollándose entre las hileras.
	Usar la escardilla o el machete para controlar las malezas que crecen sobre el hilo de siembra.

3. Métodos químicos: Se realizan mediante productos conocidos como matamalezas o herbicidas, que son sustancias químicas elaboradas para matar plantas. 

Estos productos pueden ser selectivos, cuando son más tóxicos a unas plantas que a otras. En caso contrario son herbicidas no selectivos. 

La acción fitotóxica de los herbicidas la pueden ejercer sobre la se milla, evitando la germinación o matando las plántulas recién germinadas; estos herbicidas son los preemergentes, porque matan a las malezas antes de que emerjan, pero requieren de una adecuada humedad en el suelo. Si el suelo está seco el herbicida no penetra, y si se encuentra sobresaturado de humedad, se lava. Ejemplo: Meto-bromuro (Paterán), Alacloro (Lazo), Pendimetalín (Prowl), Metola-cloro (Dual), Linurón (Afalón), entre otros. 

Los herbicidas preemergentes cuando se usan en grandes cantidades y en años secos persisten mucho en el suelo, como es el caso del Atrazín (nombre químico común para los productos Atrazina, Gesaprim, Limpiamaíz, Pencotrazín), herbicida más comúnmente utilizado en maíz, por lo que cuando se rote la leguminosa con maíz, u otro cultivo sensible al Atrazín, se recomienda USAR MENOS DE UN KILOGRAMO/HECTÁREA DE ESTE HERBICIDA, O DIRIGIRSE A LA ESTACIÓN EXPERIMENTAL DEL FONAIAP O DE LA UNIVERSIDAD MAS PRÓXIMA DONDE PODRÁ RECIBIR ASESORAMIENTO. 

Los herbicidas postemergentes son aquellos que se absorben por las hojas, tallo, o cualquier órgano aéreo de la planta para poder actuar y matarla. Estos productos pueden tener: 

1. acción de contacto, matan los tejidos sobre el cual caen, su acción es violenta, ejemplo: Paraquat (Gramoxone), o 

2. de translocación, es decir, son absorbidos y se mueven dentro de la planta, ejercitando su acción fitotóxica en toda ella; los síntomas se observan varios días después de la aplicación. 

Condiciones para la buena utilización de herbicidas 

Debe recordarse que los herbicidas son una herramienta, y usados racionalmente rinden grandes beneficios; de lo contrario, se pierde dinero y se perjudica tanto el ambiente como los cultivos. Para aplicar el herbicida recomendado. En la forma adecuada y obtener un buen control de malezas, es necesario tomar en cuenta determinadas condiciones tales como: 

1. Seleccionar entre los herbicidas que destruyen las malezas que existen en la plantación, uno no dañino para las plantas leguminosas. 

2. Utilizar exactamente la dosis de producto recomendada, para lo cual hay que conocer el volumen/hectárea de la mezcla de herbicida con agua a usar.

3. Elegir el momento oportuno para aplicar el herbicida, de acuerdo al desarrollo del cultivo, de las malezas y modo de acción del producto. 

4. Utilizar siempre agua limpia y sin sales (Lo cual se determina mediante una prueba: agregando el producto a aplicar en una pequeña porción de agua, y observando la estabilidad de la mezcla) , a fin de que los residuos que ésta pueda contener no se atasquen en los filtros y boquillas, ni dañen las demás partes del equipo. 

5. Lavar el equipo de aspersión y, en especial, los filtros de las boquillas, al término de cada jornada. 

6. Comprobar la calibración dos veces al día, por lo menos. 

7. Adoptar las debidas precauciones en el uso y manejo de los herbicidas, así como con los otros plaguicidas. 

8. Leer y entender las instrucciones de la etiqueta antes de abrir el envase o paquete.

Aparte de las normas generales señaladas anteriormente, debe considerarse el modo de acción del producto que se usa. Los herbicidas de acción postemergente no se asperjarán cuando haya amenaza de lluvia inmediata, ya que de ocurrir precipitaciones el efecto del herbicida disminuiría, debido a que el producto puede ser lavado del follaje. 

Para la aplicación de herbicidas de acción preemergente, es necesario tener en cuenta los requisitos siguientes: 

1. Preparar bien el suelo, evitando la presencia de terrones que puedan entorpecer la acción del herbicida en el momento de asperjar el producto. 

2. Asperjar sobre suelos húmedos, a fin de que el producto se ponga en contacto con la semilla de las malezas, o pueda bajar a la zona radical de las plántulas. El grado ideal de humedad que debe poseer el terreno es aquel que permita trabajar con el tractor después de una lluvia o de un riego. RIEGUE y LUEGO APLIQUE. 

3. Asperjar en forma pareja toda el área del cultivo, de manera tal que cada metro cuadrado de superficie reciba la misma cantidad de producto. Para ello se debe: 

   1. calibrar y mantener correctamente el equipo aspersor, mediante el uso de una velocidad y presión constantes; 

   2. en aspersiones terrestres use una presión entre 20 y 50 libras por pulgada cuadrada (1 ,5 a 3,5 kilogramos por centímetro cuadrado); c. utilizar boquillas en forma de abanico o cortina, porque cubren mejor una franja de terreno; de colocar las boquillas en la barra asperjadora en el mismo sentido ya una altura tal que la intersección de los abanicos quede más o menos a cuatro dedos sobre la superficie del suelo, y la altura no debe variar mucho mientras se realiza el trabajo; 

3. no remover el suelo después de la aspersión del herbicida, para evitar que aflore a la superficie tierra no tratada, donde en ausencia del producto puedan germinar y desarrollarse libremente semillas de malezas. 

  En el Cuadro 1, se presenta el resumen de recomendaciones para el control químico de malezas en leguminosas de grano.