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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 29 Julio-Septiembre 1988 |
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FONAIAP DIVULGA No. 29 Octubre-Diciembre 1988 |
Alfredo Romero S. |
La investigación agropecuaria ha demostrado en los últimos 30 años, ser una de las inversiones públicas más útiles y rentables en muchas regiones y países del mundo: Gracias a ella, ha sido posible duplicar la producción de alimentos del globo en los últimos 40 años. Los Sistemas Nacionales de Investigación Agrícola (SNIA), son la cooperación de la red de Centros Internacionales de Investigación Agrícola (CIIA), han permitido en muchos casos, la expansión de la capacidad productiva de grandes extensiones de tierra y la ampliación de la frontera agropecuaria. Sin embargo, no ha habido una adopción generalizada e incorporación plena de los países en vías de desarrollo a los circuitos de innovación tecnológica, generados a través de la interacción fructífera entre los SNIA y los CIIA, y aun cuando el conocimiento y las tecnologías específicas y relevantes así como sus estrategias de aplicación y difusión, han sido ensayadas satisfactoriamente, los procesos económicos y políticos continúan entrabando el desarrollo de la agricultura, desfavoreciéndola en las actuales coyunturas de la economía mundial. Muy a pesar de los esfuerzos realizados, sigue habiendo muertes por hambre en muchos países; la pobreza crítica, la subnutrición y la desnutrición, continúan diezmando las esperanzas del futuro al coartar la capacidad de millones de niños en todo el mundo para realizar y alcanzar sus potencialidades físicas e intelectuales. Los déficit fiscales de algunas potencias económicas, así como la creciente deuda externa de buena parte de los países medianamente desarrollados, deterioran las relaciones del intercambio en el comercio internacional e inciden en la ocurrencia de procesos de inestabilidad económica en sus sectores y estructuras agroalimentarias. La agricultura de los Estados Unidos y Europa Occidental ha sido hasta ahora fuertemente subsidiada, mientras que la de los países en vías de desarrollo se ve marginada y empobrecida, con bajos niveles de rendimientos por unidad de superficie. Para los países en vías de desarrollo, el sector agrícola debe en el más importante en sus economías y sin embargo, las políticas económicas que formulan y aplican sus planificadores y políticos, por lo general, desestimulan la producción y favorecen la importación de alimentos que, aunque baratos, desmantelan los aparatos productivos agropecuarios del propio país. Gracias a la agricultura científica, ha sido posible superar los limites impuestos por la carencia de insumos y técnicas mejoradas en las explotaciones, mucho más cuando su concepción y desarrollo van acompañadas de consideraciones de orden social y preocupación por la conservación del medio natural, además de las normales consideraciones económicas y técnicas. En los países desarrollados se está prestando mayor atención a la seguridad alimentaría ya los problemas del deterioro, el medio ambiente (recursos naturales); mientras que en los países en vías de desarrollo la preocupación se centra en el incremento de la producción y la productividad agrícolas. Una de sus mayores prioridades es la obtención de cultivares de alto rendimiento y adaptado a las circunstancias locales, menos dependientes de los insumos externos, los cuales son a menudo costosos e inaccesibles. A medida que se acentúa: esta tendencia, también cambia el consumidor de los adelantos científicos: de las grandes y relativamente modernas explotaciones, que utilizan agua y era de primera calidad, se pasa a los pequeños agricultores, especialmente mujeres, que disponen de escasos recursos y cultivan tierras pobres o marginales. Este cambio, que se está produciendo en casi todos los sectores, desde la producción de cultivos hasta el fomento ganadero, y desde la pesca costera hasta las actividades forestales comunitarias en pequeña escala, tiene amplias repercusiones de carácter normativo en las instituciones de investigación internacionales, nacionales y privadas. |