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FONAIAP DIVULGA > Colecci�n > N�mero 29 Julio-Septiembre 1988 |
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FONAIAP DIVULGA No. 29 Octubre-Diciembre 1988 |
Los frutales, por su extensi�n y vol�menes de producci�n, destacan dentro del sector agr�cola vegetal, y al igual que otros rubros, deber�an ocupar una posici�n de relevancia dentro de los planes de activaci�n econ�mica que adelantan los organismos p�blicos y privados para solventar la crisis econ�mica que atraviesa el pa�s. Luis Avil�n Rovira.
Ingeniero Agr�nomo. Dr. Investigador V. Instituto de Investigaciones |
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La explotaci�n de los frutales en Venezuela, en la mayor�a de los casos, se lleva acabo en peque�as y medianas unidades de explotaci�n (menos de 10 ha) y empleando b�sicamente mano de obra familiar; todo lo cual, desde el punto de vista socio-econ�mico, representa una fuente directa de trabajo y de ingreso permanente y estable para una gran masa de nuestra poblaci�n rural. A esto se le a�ade el amplio sector agroindustrial que en torno a los frutales se ha desarrollado en el pa�s en los �ltimos a�os, con grandes posibilidades de participaci�n en los mercados internacionales, habida cuenta de la gran aceptaci�n que tienen las frutas tropicales en el continente Europeo. Vale destacar que el Estado Venezolano, desde hace algunos a�os, ha venido llevando a cabo acciones tendientes a impulsar el rengl�n. En este sentido, a ra�z de la aprobaci�n y puesta en pr�ctica del Plan Frut�cola Nacional en 1961, adem�s de las acciones de fomento, se establecieron pol�ticas de protecci�n de las frutas producidas en el pa�s. La importaci�n de pulpa de frutas fue sometida al r�gimen de licencia y el volumen de las mismas disminuido en proporci�n a la producci�n de jugos elaborados con frutos nacionales. En 1965, el Gobierno Nacional se reserv� la importaci�n de frutos tropicales y someti� al r�gimen de licencia previa la importaci�n de frutas ex�ticas frescas, as� como las conservas en soluci�n temporal cristalizadas y confitadas. En ese mismo a�o fue creado el Fondo de Desarrollo Frut�cola, encargado de las actividades de fomento. En 1977, se declararon todas las frutas frescas como alimentos de primera necesidad y, en 1985, el Gobierno Nacional, conjuntamente con empresarios y productores, lograron establecer una resoluci�n seg�n la cual, la industria, para poder importar, est� en la obligaci�n de comprar la producci�n nacional. A pesar de estos hechos y al continuado esfuerzo de los agricultores, el desarrollo de la fruticultura en su globalidad, ha sido limitado. En el Cuadro 1, se muestra la poca variaci�n que ha experimentado, durante los �ltimos 20 a�os, la superficie de cosecha, como tambi�n, que los frutales cambur y naranja, constituyen la casi totalidad del sector.
Entre las razones que motivan esta situaci�n se pueden citar:
Por otro lado, la industria procesadora de frutas siempre trabaj� utilizando como frutas l�deres, las de sabores ex�ticos (mango, pera, durazno, fresa, y otros), lo cual tambi�n serv�a de est�mulo para su consumo fresco. Esta fruta importada de pa�ses donde los aspectos cualitativos son muy apreciados, y la presentaci�n del producto en forma atrayente, actuar� a su vez como factor desestimulador del consumo de la fruta producida en el pa�s. Ante la situaci�n econ�mica actual y la necesidad de implantar medidas que reduzcan las importaciones, debido a los altos costos y la fuga de divisas, el Estado Venezolano, a trav�s del Fondo de Desarrollo Frut�cola, ha establecido pol�ticas de cr�dito para incrementar el desarrollo de un amplio n�mero de especies (aguacate, guan�bana, guayaba y otros), las cuales fueron seleccionadas con el objetivo de satisfacer la demanda agroindustrial, el consumo fresco y generar, a su vez, excedentes para la exportaci�n. Considerando la proyecci�n de la superficie de cosecha (Cuadro 1) y de los rendimientos promedios (Cuadro 2), para los a�os 1990, 1995 y 2000. y tomando como punto de partida el per�odo hist�rico de los �ltimos diez a�os, se estim� la "producci�n esperada" para los a�os antes citados, cuyos resultados se muestran en el Cuadro 3. Al compararla con las "producciones necesarias" para satisfacer el consumo de 75% de la poblaci�n para los mismos per�odos, empleando como fundamento razonable un consumo hipot�tico de 200 g/persona/d�a (valor obtenido tomando en cuenta: grupo de edades, sexo, estado fisiol�gico, frecuencia de consumo de cada especie, raciones normales y variaciones estaci�nales), se puede observar la existencia de un marcado d�ficit para la mayor�a de las especies consideradas. El �nico rengl�n que presentar�a un balance positivo ser�a el cambur, cuyos excedentes de producci�n variar�an de un 64% en 1990, hasta de un 25% para el a�o 2000.
La magnitud del d�ficit esperado no podr� superarse �nicamente a trav�s del aumento de la superficie sembrada. Tambi�n ser� necesario incrementar de manera significativa, el rendimiento promedio por unidad de superficie. Este �ltimo aspecto es, quiz�s el m�s dif�cil de lograr, por una serie de razones que vale la pena comentar. Entre los criterios empleados por el Consejo Nacional de Investigaciones Cient�fica, para el establecimiento de las prioridades de investigaci�n, el factor econ�mico juega un papel preponderante. Es por esto que en la selecci�n de los renglones frut�colas m�s importantes (Cuadro 4) los pl�tanos y cambures, as� como los c�tricos, siempre ocupan las primeras posiciones, y por lo tanto, los recursos econ�micos disponibles en los organismos ejecutores de la investigaci�n, se les asignan. Como consecuencia de ello, la escasa investigaci�n agr�cola que se ha venido llevando a cabo en el pa�s dentro del sector ha estado centrada en estos rubros, resultando en una mayor oferta de tecnolog�a capaz de mejorar a corto o mediano plazo los niveles de productividad.
En contraposici�n, no se ha expandido una buena cantidad de especies frut�colas de gran potencial de comercializaci�n por limitaciones, tanto en el manejo agron�mico como industrial. La oferta tecnol�gica es muy escasa y limitada en comparaci�n con lo observado o estudiado en otras latitudes. En el Cuadro 5 se muestra una s�ntesis de la oferta tecnol�gica nacional existente en algunos rubros frut�colas que comprueban esta afirmaci�n. Es importante destacar al respecto, que en 1980, en una primera Reuni�n-Taller de Fruticultura Caribe�a, realizada en Granada, los pa�ses de esa importante �rea geogr�fica comercial para nuestro pa�s, hicieron un balance de las disponibilidades agroindustriales de las especies tradicionales (banano y c�tricas) y potenciales (guan�bana, guayaba, etc.). Las condiciones m�s importantes fueron: el fomento de la explotaci�n de especies no tradicionales por el gran mercado que ellas representan , la urgente necesidad de mejorar el nivel de conocimientos tecnol�gicos acerca de las mismas. Si se analizan en su conjunto todos los aspectos, podemos concluir que Venezuela, por su diversidad de climas y suelos, tiene un gran potencial para la explotaci�n de un variado n�mero de frutales, y estas �ltimas como actividad econ�mica, presentan extraordinarias perspectivas, tanto a nivel nacional, por la existencia de una amplia demanda insatisfecha de frutas frescas, como internacionalmente, por las grandes posibilidades comerciales que representan algunas frutas no tradicionales en su forma natural o procesada.
Sin embargo, para mejorar el actual grado de desarrollo tecnol�gico, es necesario que los organismos de investigaci�n y los de transferencia de tecnolog�a, reciban un mayor apoyo econ�mico, y que los frutales no tradicionales como la guayaba, guan�bana, n�spero, etc., sean considerados de primera prioridad.
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