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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 30 Octubre-Diciembre 1988 |
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FONAIAP DIVULGA No. 30 Octubre-Diciembre 1988 |
"Cada vez más el caprino se convierte en una especie de carne con derivados y un mercado de considerable demanda, por lo cual los animales deben gozar de condiciones que garanticen su efectiva explotación, salud y mejoramiento. Los parásitos son enemigos a vencer, pues transmiten y predisponen al animal a múltiples enfermedades." Silvio Omar Nieto |
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Es conocido el efecto negativo que tienen las enfermedades parasitarias sobre la salud de los animales. Los parásitos extraen nutrientes y ocasionan pérdidas de peso y disminución de la producción de leche, predisponiendo, además, a los animales para adquirir otro tipo de enfermedades. Las enfermedades parasitarias aumentan los gastos de la explotación, en razón del desmejoramiento de los animales, así como el tiempo y costos requeridos para el tratamiento y diagnóstico de la enfermedad, Silvio Omar Nieto. Para controlar los parásitos es necesario establecer medidas que interrumpan el ciclo parasitario y la aparición de brotes, entre las cuales, es fundamental, mantener los corrales secos. Para esto debemos cumplir con las siguientes normas:
Los caprinos, al igual que otros animales domésticos, son susceptibles a las enfermedades parasitarias, las cuales se pueden presentar con diferentes grados de intensidad en los rebaños. En los corrales para cabritos y, en especial, en lugares muy húmedos (de lluviosidad abundante), es estrictamente necesario la construcción de entarimados de madera en el área sombreada del corral, para evitar el contacto de la cría con los parásitos del suelo.
Esta última medida es muy importante, ya que se ha comprobado que las cabras adultas son las principales fuentes de contaminación de parásitos a través de sus excrementos: la cabra excreta en el corral de los cabritos y transmite en forma directa los parásitos a la cría. Se recomienda desparasitar el rebaño, por lo menos dos veces al año, aumentando la frecuencia de cuatro o más veces al año, dependiendo del grado de humedad de la zona y de la recomendación del médico veterinario. Siempre es recomendable desparasitar un mes antes del inicio de los partos. En el caso de las crías, éstas pueden ser desparasitadas sin ningún problema a partir del primer mes de edad. Los productos antiparasitarios (vermífugos) pueden ser administrados a través de inyecciones o por vía oral.
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