FONAIAP DIVULGA > Colección > Número  32   Julio-Diciembre  1989

  FONAIAP   DIVULGA  No.  32                                                                                                                  Julio-Diciembre    1989


Áfidos que  Afectan la Papa en Venezuela

Los áfidos son diminutos insectos chupadores que se alimentan de la savia de las plantas, provocando en ellas debilidad general. La presencia de altas poblaciones en los sembradíos de papa causa grandes pérdidas económicas, alterando la fisiología de las plantas y provocando amarillamiento y pérdida de turgencia de los tubérculos. Pero la acción más grave de los áfidos es su capacidad de transmitir a las plantas enfermedades virales. En este trabajo se presenta información detallada sobre las características biológicas, daños causados y medidas de combate de seis especies de áfidos que colonizan sobre los cultivos de papa en Venezuela.

Mario Cermeli


Ingeniero Agrónomo, Ph.D. Investigador V. Entomólogo. 
Instituto de Investigaciones Agronómicas. FONAIAP -CENIAP. Maracay.


   Los áfidos son insectos pequeños, de 1 a 3 mm de largo, de cuerpo blando, alargado o en forma de pera; forman, generalmente, colonias numerosas en el envés de las hojas o en las partes tiernas de las plantas. Tanto las formas jóvenes como los adultos se alimentan de la savia de las plantas, la cual extraen de los tejidos vegetales por medio de un pico o rostro. Al extraer un volumen de savia mayor que la capacidad de su cuerpo, debilitan las plantas. El exceso lo excretan en forma de líquido azucarado o "melao", que sirve de sustrato a un hongo denominado fumagina, el cual le da mal aspecto al producto cosechado. Por su comportamiento migratorio y de alimentación, los áfidos, en particular las formas aladas, se constituyen en los vectores más importantes de virus que afectan al cultivo de la papa. 

   En el presente trabajo se consideran sólo las especies que colonizan al cultivo, es decir, los que cumplen su ciclo de vida y forman colonias sobre las plantas. Las especies capaces de transmitir virus, a las que se denominan migrantes, son más numerosas. Generalmente provienen de otros hospederos y lugares de cría, pudiendo variar su abundancia y frecuencia en las diferentes zonas productoras. En la actualidad se están iniciando los estudios de fluctuación de las especies migrantes en diferentes zonas del país y se espera en un futuro cercano publicar un trabajo similar a éste. 

   Ciclo de vida 

   Los áfidos poseen, en clima templado, una gran diversidad de formas con funciones específicas; tienen la habilidad de reproducirse por partenogénesis cuando las condiciones les son favorables o sexualmente cuando éstas son desfavorables, alternando las plantas hospederas. Estas características le permiten desarrollar poblaciones muy grandes en corto tiempo y aprovechar al máximo estas condiciones. En los trópicos, sólo se reproducen por partenogénesis, es decir, la hembra pare directamente a su descendencia sin la concurrencia del macho, siendo las colonias formadas exclusivamente por hembras, con o sin alas, es decir, ápteras y aladas. Sus generaciones son telescópicas, se acortan al desarrollarse dentro de la madre y nacen vivas, calculándose que en una hectárea de cultivo puedan haber hasta 3.500 millones. Cuando las condiciones de la planta se tornan desfavorables, todos los descendientes son alados y migran en busca de otros cultivos o plantas más favorables. 

   Daños que causan 

   Los áfidos ocasionan daños directos a las plantas al extraer la savia, la cual succionan en grandes cantidades. Esta extracción debilita las plantas, causando muchas veces, con la inyección de saliva, cambios fisiológicos favorables al desarrollo del insecto. Estos cambios se exteriorizan en forma de agallas, amarillamientos o deformaciones. El exceso de savia lo excretan en forma de un líquido azucarado o "melao" que cubre las plantas afectadas, tornándolas pegajosas al tacto, afeando su aspecto, atrayendo moscas y hormigas, o bien sirviendo de sustrato al hongo conocido como fumagina (Capnodium sp.), el cual cubre el área foliar interfiriendo con la función clorofílica, o también quitándole valor comercial a las comestibles. 

   El mayor daño económico lo causan los áfidos al transmitir agentes causantes de enfermedades de plantas, particularmente virus. Ellos poseen características desde el punto de vista del comportamiento, así como morfológica y fisiológicamente que los hace muy eficientes vectores. Los áfidos transmiten el 60% de los virus de plantas transmitidos por insectos, unos 164 en total, en su mayoría no circulativos (109) y en menor grado circulativos.

   Los vectores más eficientes son las formas aladas, que les urge migrar antes de reproducirse, por lo que emprenden el vuelo apenas terminan de mudar. Al cabo de cierto tiempo o cuando se les acaban las energías, se posan sobre las plantas, a las que tienen que probar su savia para reconocer si son hospederas favorables o no. Si no es satisfactoria, emprenden vuelo nuevamente y repiten el proceso una y otra vez, hasta localizar una favorable. El aparato bucal en forma de pico, provisto de estiletes muy finos, le permite perforar las células de la planta para probar su contenido o penetrar a los vasos conductores sin dañarlos mayormente. La savia facilita la penetración de los estiletes a la vez que tapa el orificio una vez terminan de succionar. Este tipo de comportamiento de probar las plantas, de no dañar las células y la capacidad de dirigir el flujo de la saliva y savia en ambas direcciones, los transforma en los vectores más eficientes de virus. 

   Las plantas de papa sufren los ataques de estos insectos tanto en la parte aérea como en el subsuelo, donde extraen la savia debilitando las plantas, cubriendo la hojas de fumagina, causando amarillamiento y pérdida de turgencia. Los tubérculos en almacenamiento también suelen ser atacados en algunas ocasiones. El mayor daño lo causan al transmitirle a las plantas enfermedades virales. Estos virus en su mayoría son transmitidos por áfidos migrantes, es decir, los alados que se posan sobre las plantas de papa, para ver si son su hospedero o no, que en su mayoría no colonizan al cultivo, lo que hace más difícil su identificación y control. 

   Especies que atacan la papa en Venezuela 

   Las especies que se han encontrado colonizando a las plantas de papa en Venezuela son: Aphis gossypii Glover, Aulacorthum solani (Kaltenbach), Macrosiphum euphorbiae (Thomas), Myzus persicae (Sulzer), Rhopalosiphonimus latysiphon (Davidson) y Rhopalosiphum rufiabdominalis (Sasaki). 

   A. solani y R.latysiphon están limitadas a zonas de clima templado. M. euphorbiae si bien es más común en zonas templadas, se le encuentra con frecuencia en zonas bajas en los últimos meses del año. Las otras especies son comunes en zonas bajas, pero con frecuencia pueden encontrarse también en las áreas de más altitud. R. latysiphon y R. rufiabdominalis están limitados a las partes subterráneas de las plantas, el resto de las especies son aéreas, limitándose al follaje o tallos. M. persicae y R. latysiphon son también frecuentes sobre los grelos de tubérculos almacenados. Aphis fabae (Scopoli) aun cuando no se ha encontrado sobre papa en Venezuela, es una especie importante en otros países y constituye una plaga potencial. 

   Descripción de las especies 

  Aphis fabae (Scopoli): Esta especie de color negro mate ha sido encontrada recientemente en el país. Aunque hasta el presente no se ha encontrado atacando papa, se incluye en este trabajo por constituir una plaga potencial de importancia en este cultivo. Forma colonias numerosas y compactas en las partes tiernas de las plantas e inflorescencias, causando enrollamiento y deformaciones en las hojas. Se ha detectado en la zona Central y en los Andes. 

  Aphis gossypii (Glover): Es un áfido de color muy variable, desde el amarillo claro al verde oscuro casi negro. En papa forma, generalmente, colonias pequeñas en el envés de las hojas. Es una especie polífaga, de amplia distribución en todo el país. 

  Aulacorthum solani (Kaltenbach): Forma pequeñas colonias en el envés de las hojas jóvenes. Se encuentra distribuido en todas las áreas productoras a alturas mayores de 1.000 metros sobre el nivel del mar. 

  Macrosiphum euphorbiae (Thomas): Es una especie común en las zonas altas, se encuentra con cierta frecuencia en las zonas bajas, particularmente en los meses de diciembre y enero. Forma colonias numerosas en las partes tiernas y en el envés de las hojas. Es de comportamiento nervioso, dejándose caer al suelo al ser molestado o ante cualquier movimiento brusco de las plantas. Es de tamaño mayor a las otras especies encontradas en papa. 

  Myzus persicae (Sulzer): Forma colonias numerosas en el envés de las hojas, preferentemente en la parte inferior de las plantas. Es una especie polífaga, encontrándose distribuida en todas las zonas productoras del país. Es además, uno de los vectores más importantes de enfermedades virales, siendo capaz de transmitir más de 100 virus diferentes. 

  Rhopalosiphoninus latysiphon (Davidson) : Esta especie vive en las partes etioladas de las plantas, en las raíces o en los grelos de los tubérculos almacenados. Sólo se ha observado en áreas de altitudes mayores a los 1000 metros sobre el nivel del mar. 

  Rhopalosiphum rufiabdominalis (Kasaki) : Es otra especie de hábitos subterráneos, formando colonias numerosas en las raíces. Se encuentra ampliamente distribuida en todas las zonas productoras del país. Puede atacar las raíces de gramíneas, además de la papa. 

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Ejemplar óptero de Aulacorthum solani

Ejemplares ópteros de Macrosiphum euphorbiae

 

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Ejemplares Alados y ópteros de Myzus persicae

Control 

  Control natural. 

  En Venezuela se han observado diversas especies de enemigos naturales- depredadores, parásitos y patógenos que en condiciones naturales limitan el crecimiento de las poblaciones de áfidos. Entre los depredadores se encuentran insectos pertenecientes a los órdenes Coleóptera, Díptera, Hemíptera y Neuróptera. Los parásitos del orden Hymenóptera, de las cinco especies citadas en el país, dos se han encontrado parasitando áfidos en papa, Lysiphlebus testaceipes (Cresson) y Aphidius colemani (Viereck). El hongo Verticillium lecani es el patógeno más común encontrado parasitando áfidos en períodos de mayor humedad ambiental. Los agentes de control natural generalmente no son suficientes para controlar las infestaciones de áfidos en cultivos anuales, debido al corto tiempo que permanecen en el campo y las condiciones ambientales existentes. 

  Control aplicado 

  Entre los diferentes métodos de control aplicado, el de mayor utilización y aceptación ha sido el control químico y, dentro de éste, el uso casi exclusivo de insecticidas. El uso de insecticidas tiene la ventaja de ser de acción inmediata, aun con altas densidades de población. Son relativamente económicos y se pueden aplicar en diferentes formulaciones y equipos. Se utilizan cuando son necesarios y poseen diversos grados de selectividad. Sin embargo, utilizados en forma indiscriminada, pueden causar serios problemas como son: resistencia, aparición de plagas secundarias, destrucción de enemigos naturales, intoxicaciones a los operarios y problemas de salud pública por la presencia de residuos en los alimentos y medio ambiente. 

  Para el control de áfidos se utilizan tanto productos que actúan por contacto como sistémicos, fosforados o carbamatos. Los productos de contacto son: diazinón (Basudín, Danol), malatión (Malathión, Pencothión) y paratión (Folidol, Metacide). Los productos sistémicos de efecto residual mediano son: acefato (Orthene), dimetoato (Dimethoate, Perfekthion, Difos), metil demetón (Metasystox), monocrotofos (Azodrín, Nuvacrón), metamidofos (Tamarón) y ometoato (Folimat). Existe un producto específico para el control de áfidos, pirimicarb (Pirimor), que no afecta a otras plagas ni al control natural, y actúa por contacto. 

   Todos los productos arriba mencionados se aplican al follaje en aspersiones, utilizando un volumen de agua adecuado, debiéndose cubrir totalmente las plantas para mayor efectividad, particularmente con los que actúan por contacto. Los productos sistémicos de efecto residual largo se formulan en forma de granulados, aplicándose al suelo al momento de la siembra para luego ser absorbidos por las raíces: aldicarb (Temik), carbofurán (Furadán), disulfotón (Disystón), forato (Thimet) y oxamyl (Vydate). El uso, frecuencia de aplicación y tiempo de espera de estos productos depende del uso de los tubérculos. Para consumo fresco debe tomarse en cuenta los posibles residuos y la mayor tolerancia a virus, por lo tanto se hace mayor énfasis en el uso de productos sistémicos en aspersiones. En caso de tubérculos para semilla además de las aspersiones se aplican granulados al momento de la siembra y al aporque. 

   Los productos químicos deben utilizarse en las dosis y fechas recomendadas en las etiquetas, con el fin de evitar residuos y daños al cultivo. 

   El control cultural puede resultar muy efectivo cuando se utiliza en condiciones favorables, aun cuando en Venezuela no se ha utilizado muy extensamente. Tiene la ventaja que no implica gastos adicionales al manejo del cultivo y no contamina el ambiente. En el caso de la papa, se recomienda la rotación con otros cultivos no susceptibles al áfido de las raíces (R. rufiabdominalis) y efectuar un control estricto de gramíneas. 

  Control integrado o manejo de plagas 

  Consiste en integrar armoniosamente todos los métodos conocidos de control, con la finalidad de mantener las poblaciones de plagas a niveles favorables, es decir, sin que causen daños económicos al cultivo y evitar los efectos indeseables al medio ambiente. En el país se están dando los primeros pasos para implantar este método de control en el cultivo de la papa.