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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 32 Julio-Diciembre 1989 |
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FONAIAP DIVULGA No. 32 Julio-Diciembre 1989 |
En la edición número 26 de FONAIAP Divulga, iniciamos esta serie de artículos sobre la Producción Ovina en Venezuela, de la cual se presenta a continuación la segunda entrega, referida a los antecedentes históricos, la introducción y las zonas de cría de los ovinos en el país. Como podrá observarse, la mayor parte de los rebaños ovinos en el país se ubican en las zonas áridas de los estados Falcón, Lara y Zulia, aunque existen más de 15 millones de hectáreas de sabanas de Trachypogon o saetales con un alto potencial para la cría de ovinos, al igual que la Gran Sabana, en el estado Bolívar y las praderas alto-andinas, cuyas características fisiográficas y edafoclimáticas permitirían el desarrollo de la cría de ovinos en gran escala. Juan E. Rodríguez H. Miriam M. de Acurero., Héctor Quintana
Médico Veterinario. M.Sc. Investigador V. Nutrición Animal. |
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Antecedentes históricos de la Explotación Ovina La oveja y la cabra fueron los primeros animales en ser domesticados por el hombre. El origen de estas especies se ubica en una extensa región árida que abarca desde el Asia Menor hasta el Asia Central. Toda esta amplia región se caracteriza por bajas precipitaciones pluviales (menores de 200 mm/año) con una larga estación seca y con muy pobres recursos forrajeros. Por ser originaria de zonas áridas y por su ubicación preferencial en esos medios, la oveja ha desarrollado una especial capacidad para sobrevivir en ambientes difíciles. Esta adaptación representa una gran ventaja para la especie ovina, por cuanto las zonas áridas abarcan aproximadamente 4.800 millones de hectáreas en el mundo, los cuales constituyen una tercera parte de la superficie total de la tierra. En las zonas desérticas del norte de África se estima una población ovina de 90 millones de cabezas, asentadas allí desde miles de años antes de la era cristiana. En la actualidad, se calcula que existen más de 800 razas de ovejas domesticadas que descienden en su gran mayoría de la Ovis ammon cyclocerus, originaria de las altas estepas de Irán. Estas estepas iraníes se caracterizan por estar cubiertas por una asociación de gramíneas extraordinariamente pobres y primitivas, de bajo porte (10 a 30 cm de alto), de poco valor nutritivo, con muy escasos árboles o arbustos ubicados a lo largo de ríos o riachuelos y con una larga temporada de sequía, durante la cual la vegetación esteparia se mantiene en latencia. A través de un largo proceso evolutivo, la oveja se adaptó a esos ambientes áridos desarrollando una extraordinaria habilidad para el pastoreo de forrajes toscos y de bajo porte, los cuales consume hasta a ras del suelo. Por estas cualidades especiales y ante la dificultad de establecer cultivos agrícolas, los habitantes de las zonas áridas han hecho de ovejas y cabras sus animales preferidos. Zonas de cría ovina en el mundo La oveja es un animal de muchos hábitat que se encuentra difundida por toda la tierra. La conseguimos en lugares fríos como Escocia e Irlanda y hasta casi cerca del Polo Norte en Finlandia (raza Finlandesa) en un medio ecológico inclemente. En las regiones tropicales ecuatoriales proliferan las ovejas sin lana, de patas finas, adaptadas a medios calientes y húmedos. Dentro de la zona templada conseguimos ovejas adaptadas a los desiertos fríos y otras a desiertos parecidos al Sahara (raza Awasi) ya los de Persia (raza Persa Cabeza Negra). En esa misma zona templada la encontramos en Europa, Estados Unidos de Norteamérica, Australia y otros países, en una diversidad de condiciones climáticas. En general, puede afirmarse que su distribución alcanza a todo el globo. El ganado ovino puede vivir y producir en una muy amplia diversidad de condiciones ambientales y sobre la base de una gran variedad de forrajes y alimentos. Pueden ser criados intensivamente en potreros o en estabulación, pero mayoritariamente son explotados bajo condiciones relativamente extensivas, de ambientes pobres y de escasa suplencia alimenticia. Bajo sistemas de explotación intensiva se han alcanzado altos niveles de rendimientos. Con razas IIIe de France y Berrichon du Cher, en regímenes de estabulación total, se obtienen corderos de 30 a 32 Kg. de peso vivo a los 100 días de nacidos, con una ganancia promedio de 300 g por día. Estas cifras permiten evidenciar la potencialidad productiva de los ovinos y su capacidad de adecuación a ambientes y regímenes diversos de explotación. Sin embargo, la cría intensiva, debido a diversos factores, tales como la crisis energética, la inflación mundial, la escasez de mano de obra y la competencia de alimentos con el hombre, no garantizan a este sistema la suficiente estabilidad, ni siquiera en países desarrollados. Por lo cual, se supone, que los ovinos continuarán siendo en el futuro, junto a la cabra, los transformadores de recursos zootécnicos difíciles, existentes en grandes regiones del mundo. Introducción de ovinos a Venezuela Los primeros rebaños ovinos traídos a Venezuela se atribuyen a Federman, quien los embarcó en San Germán y los introdujo por Coro. Se supone que descendían del rebaño ovino traído por Colón en su segundo viaje, embarcado en la isla de La Gomera (Islas Canarias) y llevado a La Española (Santo Domingo) y luego a Jamaica y Puerto Rico. En 1545, unas 500 ovejas descendientes del rebaño inicial, fueron llevadas a el Tocuyo por Carvajal. De el Tocuyo se difundieron a distintas regiones del país ya otras colonias españolas. Estos rebaños iniciales se multiplicaron rápidamente, al punto que Oviedo y Baños, afirmara que para 1555 habían en Venezuela 12000 ovejas. Se supone que estos rebaños iniciales fueron de razas lanares. Las ovejas de pelo son de origen africano y se relaciona su introducción al continente americano con la entrada de esclavos de la región occidental de África. Estas ovejas fueron llevadas principalmente a Brasil ya las Antillas. No existen evidencias históricas acerca de la introducción de ovinos de pelo a Venezuela durante el período del tráfico de esclavos, aun cuando pueden haber ingresado a Colombia ya la Península de La Guajira en épocas coloniales por intermedio de contrabandistas que comerciaban entre las islas del Caribe y tierra firme. La incorporación de las razas ovinas de pelo a la explotación comercial en Venezuela es muy reciente, procediendo de las islas de Trinidad, Tobago y Barbados, traídas por particulares y por el gobierno nacional. Está ampliamente aceptado por todos los estudiosos, que la mayoría de los ovinos traídos por los españoles en el siglo XV son de origen ibérico, de las razas Lacha, Churra y Montañesa, las cuales fueron difundidas desde el norte de Argentina y Uruguay, pasando por Brasil y el macizo andino hasta México y los Estados Unidos. Es por ello, que aún predominan en Venezuela los rebaños ovinos denominados tipo "Criollo", descendientes de los ibéricos traídos al país. Estos ovinos han estado sujetos a procesos naturales de adaptación al medio tropical, bajo condiciones difíciles de sobrevivencia, por lo cual han desarrollado gran rusticidad y tienen bajos rendimientos zootécnicos. Zonas de cría ovina en Venezuela La mayor superficie susceptible de ser dedicada a ganadería en Venezuela está constituida por sabanas inarboladas o con bosques de galerías, cubiertas con graminetum de bajo porte y localizadas en la región de los llanos. Las altas precipitaciones pluviales en las épocas de lluvias, los suelos pobres y pesados, así como la escasa pendiente, producen extensas inundaciones que dificultan la cría ovina en esas épocas, pues, el ovino es susceptible a las parasitosis y enfermedades podales que se intensifican en ese ambiente húmedo. Las limitantes que imponen estos factores ecológicos a la cría ovina en gran parte de las sabanas venezolanas, parecen tener antecedentes históricos bien fundamentados. A pesar del rápido incremento inicial observado en los rebaños introducidos por los españoles durante las épocas de conquista y colonización, se produjeron ulteriormente procesos de estancamiento y regresión en el desarrollo de tales rebaños, debido posiblemente al deterioro de los recursos forrajeros, altas incidencias de parasitosis, expoliación de los rebaños por las guerrillas internas del siglo XIX y, más recientemente, por el abandono de las actividades agropecuarias durante la primera mitad de este siglo, como consecuencia de la explotación petrolera y la transformación de la economía del país. Estas circunstancias determinaron un desplazamiento y concentración de los rebaños ovinos hacia zonas secas y desérticas. La adopción de los ovinos por los indios Goajiro impidió la desaparición de la especie, por cuanto estas tribus transhumantés, verdaderos pastores de ovejas, contribuyeron a preservarla en el país. En Venezuela se ha estimado que existe una superficie de zonas áridas y semiáridas que puede alcanzar a 41:600 km2. Dentro de estas zonas áridas se han definido cuatro zonas de vida para pastoreo de ovinos y caprinos, basadas en el mapa ecológico de Ewel y Madriz. Estas cuatro zonas son: 1) maleza desértica tropical, 2) monte espinoso tropical, 3) bosque muy seco tropical y 4) monte espinoso premontano. Maleza desértica tropical: Se encuentra Únicamente en el extremo de la Península de La Goajira y parte del estado Nueva Esparta, es la formación más seca que se encuentra en el país y constituye un 6% del total de zonas áridas. La precipitación pluvial anual promedio varía entre 125 y 250 mm. Se extiende desde el nivel del mar hasta 50 a 100 msnm, con temperatura media anual superior a los 25°C. Su flora está constituida por cujíes (Prosopis julisflora, Poponax sp.); yabos (Cercidium praecox) y cactáceas de los géneros Lamairocereus, Opuntia y Mamillaria.
Monte espinoso tropical: Ocupa el segundo lugar en extensión con 22% del área árida total. Su ubicación más amplia está en las costas del occidente del país, pero se encuentra también en el oriente en las islas del estado Nueva Esparta y en la costa de la Península de Araya del estado Sucre. La precipitación promedio anual oscila entre 250 y 500 mm. La vegetación es mayormente espinosa, de hoja pequeña y coriácea, destacándose las cactáceas columnares y árboles de los géneros Cercidium, Pithecolobum y Capparis. Las cactáceas del género Opuntia se encuentran en manchones amplios que cubren densamente el suelo. Bosque muy seco tropical: Ocupa alrededor del 61% de la zona árida, siendo el más extenso. Distribuido en diferentes zonas del norte del país en los estados Falcón, Zulia y Anzoátegui. Cubre áreas que van desde el nivel del mar hasta los 600 m de altura. El promedio de precipitación anual oscila entre los 500 y 1.000 mm, dos a cuatro veces menor que la evapotranspiración potencial, por lo cual puede ser ubicado dentro del grupo de zonas de humedad semiáridas. La vegetación predominante es el bosque de dos estratos con mezcla de plantas espinosas, árboles y arbustos decíduos, tales como el guamacho (Pereskia guamacho), la vera (Bulnesia arborea), el curarí (Tabebuia serratifolia), el caracuey (Bromelia humilis), etc. Bosque espinoso premontano: Ocupa el 11% de las zonas áridas. Su ubicación es interiorana, en alturas situadas entre los 400 y 1.300 msnm. Las precipitaciones varían entre 250 y 600 mm y la evapotranspiración es mayor de dos a cuatro veces. Las especies arbóreas están muy distanciadas, predominando las cactáceas de dos tipos: las columnares con más de 6 m de altura y las de bajo porte, como la tuna blanca (Opuntia caracosana) y la guasabara (Opuntia caribea). Abundan igualmente pequeños árboles de los géneros Capparis, Pithecolobium, Cassaria, Pereskia, etc., en asociación con el orégano (Lippia alba) y el gatillo (Capparis lineacis). Además de estas cuatro zonas, se les ha concedido especial importancia para los ovinos a las de Trachypogon o Saetales ya las praderas alto andinas, las cuales, si bien no se ubican dentro de las zonas áridas, son potencialmente utilizables en la explotación de esta especie. Las sabanas de Trachypogon o Saetales sobrepasan en extensión los 15 millones de hectáreas y se ubican mayoritariamente al sur de los estados Anzoátegui y Monagas. A pesar de la elevada pluviometría (1.500 mm), sus suelos tienen altos contenidos de arena lo cual facilita el drenaje interno e impide el incremento de la humedad superficial, común en nuestros llanos y perjudicial para la cría ovina. La pobreza de sus suelos permite sólo el crecimiento de especies gramíneas rústicas, de baja calidad nutricional. Las altas praderas andinas se caracterizan por su baja temperatura, pobreza de los suelos y su relieve típico. Están cubiertas en su mayoría por gramíneas de bajo porte y bajo contenido nutricional, entre las cuales se encuentran los géneros Sporobolus, Paspalum, Axonopus, etc. En las zonas más altas predomina el frailejón (Espeletia schultzii) entre- mezclado con gramíneas de gran rusticidad. La Gran Sabana. Está constituida por altiplanos de altura promedio de 1.300 m, aptos para la explotación ovina. Abarcan la zona comprendida desde Kavanayén hasta Santa Elena de Uairén e Icabarú. Debido a la altura de su clima es más templado que aquél de las sabanas de Trachypogon. Presentan suelos pobres y deficientes en algunos elementos, principalmente calcio y fósforo. En años recientes el Ministerio de Agricultura y Cría estableció en esa región un Centro de Recría Ovino. Sin embargo, se considera que deben realizarse estudios más detallados que permitan la utilización de estos ecosistemas sin degradarlos, debido a las limitantes del suelo. Distribución de los ovinos en Venezuela De acuerdo con las estadísticas disponibles, se estimaba para 1982 una población ov1na total en Venezuela de 380.860 cabezas (Guía Pecuaria MAC- 1983), distribuida irregularmente en el territorio nacional, según puede observarse en el Cuadro 1. Asimismo, se evidencia con total claridad que la casi totalidad de los ovinos son criados en las zonas áridas y semiáridas, por lo cual las mayores poblaciones se concentran en los estados Zulia, Lara y Falcón, los cuales en conjunto albergan el 80% de la existencia nacional. De acuerdo con estas mismas informaciones, se observan fluctuaciones apreciables en las existencias de ovinos en el curso de los últimos años, tanto a nivel regional como en escala nacional. Esto podría evidenciar, entre otros factores, la inconsistencia en las políticas de desarrollo de la explotación de esta especie. Las fluctuaciones observadas en el estado Zulia pueden estar influenciadas por la incidencia de la transhumancia de los rebaños goajiros a través de la frontera colombo-venezolana. Las bajas cifras de población ovina en el país destacan la potencialidad productiva actual, ante la existencia de amplias zonas susceptibles de ser utilizadas por esta explotación; como también, la subutilización que se está haciendo de muchas regiones tradicionalmente usadas para cría de ovinos. Estimaciones realizadas hace pocos años, fundamentadas en la demanda potencial de carne ovina, señalan la factibilidad de incrementar el rebaño nacional hasta 1.300.000 ovejas, con la finalidad de cubrir el déficit de esas carnes y complementar las exigencias de carnes rojas por la población. Si a ello agregamos la posibilidad de incrementar la explotación mediante la incorporación de rebaños en zonas de condiciones agrológicas más favorables, bajo sistemas semi-intensivos de producción, en asociación o no con otras especies ganaderas, se evidencian las amplias perspectivas del desarrollo de la cría ovina nacional. Cuadro 1. Entidades Federales con mayor población de ovinos (Número de cabezas)
Fuente: Anuario estadístico Agropecuario 1976 MAC. Caracas. Oficina Técnica de Estudios MAC. 1982. Guía Pecuaria 1983. OTE-MAC. |