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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 33 Enero-Junio 1990 |
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FONAIAP DIVULGA No. 33 Enero-Junio 1990 |
La presencia de plagas y sus ataques sobre los cultivos algodoneros en varias zonas de Venezuela, hacen necesario estudiar biología, ecologías y controles de las mismas para lograr un mejor manejo, evitar su propagación y disminuir los daños en las plantaciones. El picudo, Anthonomus grandis constituye, junto con Heliothis spp., Sacadodes pyralis, Pectinophora gossypiella y Spodoptera frugiperda, el complejo de plagas que destruyen los órganos reproductivos del algodonero, variando importancia de cada una en las diferentes zonas de producción. El papel del picudo, como plaga severa, hace indispensable que periódicamente se estén revisando las prácticas de su manejo, incorporando medidas que faciliten su control y eviten aplicaciones de insecticidas químicos al inicio del cultivo, que eliminan sus enemigos naturales y provocan brotes violentos de Alabama argillacea, Heliothis spp., y Aphis gossypii. También, es necesaria la oportuna y completa destrucción de socas y no tener fallas iniciales en el control de malezas gramíneas, para evitar la presencia temprana del picudo y Spodoptera spp. en el cultivo. Rafael V. Navarro. |
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CARACTERÍSTICA DEL ATAQUE DEL PICUDO. Desde su aparición, el picudo pasa por diferentes etapas d ataque: Etapa inicial o de entrada en el cultivo En cada siembra ya cada año, dentro de una misma finca, el picudo inicia sus ataques, casi siempre, por los mismos sitio: Esta etapa se caracteriza por la dificultad en localizar los adulto: encontrándose sólo el daño causado por la oviposición y, rara vez, el de alimentación. Cuando se logra ubicar al adulto, éste e de color pardo oscuro, élitros duros y "viejo" en su apariencia y que ha sobrevivido de la cosecha anterior (Figura 1 ). El daño observado va desde varios botones atacados en un planta hasta muchos en cinco hasta diez plantas cercanas. E esta etapa los ataques son localizados por focos, generalmente, las orillas del cultivo, por lo cual es indispensable hacer un recorrido adicional por los borde además del que se haga norma mente en el campo. Etapa de establecimiento También por focos. Se caracteriza porque en las siguientes revisiones se continúan encontrando daños por oviposición de picudos sobrevivientes de la cosecha anterior, pero, igualmente, daños frescos de alimentación oviposición que corresponden la generación proveniente de los focos iniciales o de entrada reciente. Es posible localizar de uno a dos adultos dañando botones o alimentándose sobre las flores (Figura 2).
Etapa de invasión o avance Esta etapa es crucial en el control del picudo. En ese momento la población del insecto adquiere una dinámica que supera las prácticas culturales tendentes a mantenerla baja. Coincide, por lo general, con un cambio en las condiciones climáticas, sobre todo cuando se entra en una época seca después de una época lluviosa intensa. Esta etapa se caracteriza por la presentación de daños en botones y flores y por detectarse todos los estadios de vida por los que pasa el insecto. Los adultos se localizan con gran facilidad, especialmente en las flores, por lo menos uno por cada flor revisada. Etapa de generalización Es el estado más avanzado del ataque. Se encuentran todas las fases de desarrollo de la plaga y, en cada flor revisada, generalmente, más de un picudo adulto. Al observar el campo es evidente la poca cantidad de flores amarillas, siendo necesario tomar medidas de emergencia, para evitar una drástica reducción en los rendimientos finales. Si ha habido un buen manejo del picudo en apariciones tempranas, esta etapa debe alcanzarse después de los 80 días de edad del cultivo. REVISIÓN DEL CAMPO El picudo puede presentar todas las etapas mencionadas o alguna de ellas, bien sea, en todo el lote o en una parte de él. Para la revisión del campo se efectúa un recorrido en zigzag, como se hace para detectar otras plagas. Es indispensable hacer un recorrido por las orillas, ya que las primeras infestaciones o focos se localizan a 15 y hasta 20 metros del borde del cultivo. Se debe revisar una planta por zona, observando sus estructuras, especialmente las flores y botones; recordando que los primeros ataques de picudo, en un lote, casi siempre aparecen por los mismos sitios cada año. Al localizar los daños se debe marcar el foco, calcular el área afectada y tomar medidas de control cultural y químico inmediatamente. No debe descuidarse la revisión de los focos iniciales para evitar que vayan creciendo las poblaciones del insecto y aumenten a niveles donde el control es difícil y Costoso. Por otra parte, este control inmediato descarta el prejuicio entre los agricultores y técnicos, de que el insecticida no sirve, como consecuencia del alto número de generaciones que se superponen en el cultivo. CONTROL DEL PICUDO El control del picudo se debe realizar basándose en las etapas que se logren determinar después de un Correcto muestreo del campo. En las etapas de iniciación y establecimiento se debe recomendar el control cultural y el control químico parcial, mientras que, si el ataque alcanza las etapas de invasión y generalización, es necesario recomendar, en algunos casos, el control químico generalizado y seguir Con el Control cultural hasta que el cultivo lo permita. Control cultural El período corto de siembra y la eliminación de focos y hospederos son prácticas preventivas que facilitan el control cultural. Sobre la base de la preferencia del picudo por el algodonero, una siembra uniforme, dentro de un período no mayor de 30 días, sirve para disminuir su incidencia hacia finales de ciclo. De la misma manera, la destrucción de socas, inmediatamente después de finalizada la recolección a nivel de cada lote y la destrucción de hospederos silvestres, cómo el algodón 'Pajarito', Gossypium barbadense (Figura 3) y el Cremón', Thespesia populnea, constituyen prácticas preventivas que permiten reducir los sustratos alimenticios y hospederos alternantes. La efectividad en las medidas de control cultural dependen de la detección oportuna de los focos de iniciación y se dirigen a mantenerlos reducidos durante el mayor tiempo posible. Las labores de control cultural más utilizadas son: -Recolección y destrucción de las estructuras reproductivas dañadas directamente de las plantas, antes de que caigan o recogidas del suelo (Figura 4). -Poner en práctica islas de socas y trampas con feromonas (Figura 5) tan pronto termine la cosecha. Se dejan pequeñas áreas de varios surcos por 100 metros de largo o de acuerdo con el tamaño de la siembra, los cuales deben recibir aspersiones del insecticida a los ocho días de destruida la soca, ésta se corta y quema a los cuatro días para evitar la propagación y los refugios del picudo, básicamente por aquellos puntos por donde éste sale. Se refuerza con trampas con feromonas que deberán renovarse cada siete días, por unos 30 días después de eliminadas las socas. -Siembra temprana de cultivos-trampas y trampas con feromonas (Figuras 6 y 7), para lo cual 30 a 60 días antes de la siembra comercial, se ubican pequeñas áreas de algodón de cuatro surcos y una longitud entre 40 y 400 metros localizadas en la periferia del lote; dentro del cultivo-trampa, se debe colocar una trampa con feromonas. Esto sirve como medio de detección y control de las poblaciones iniciales de picudos, pero en el momento de aparición de los botones, en el cultivo comercial, se deben retirar las trampas con feromonas y eliminar el cultivo- trampa. Control biológico No se ha logrado un control biológico que resulte efectivo una vez aplicado, aunque se hacen esfuerzos experimentales que necesitan investigación especializada con varios controladores biológicos.
Control químico La importancia del empleo del control químico radica en mantener al picudo a niveles donde no cause daños económicos y, sus aplicaciones por focos, se efectúan para retrasar las aplicaciones generalizadas de insecticidas, por lo menos hasta 70 y 80 días después de la siembra de un lote. Los ataques iniciales siempre se localizan en focos ya niveles de población muy bajos. Inmediatamente se debe demarcar el área, recoger y destruir estructuras dañadas y hacer aplicaciones parciales. Es indispensable conocer su ciclo de vida, tamaño y duración para poder planificar el número de aplicaciones de insecticidas que se requieren para mantenerlo a niveles bajos. Teóricamente, el ciclo del picudo tarda de 12 a 15 días para llegar de huevo a adulto en nuestras condiciones, porque existen diferencias en longitud del ciclo y duración de cada fase para zona y aun para cada muestra analizada. Por hábito, únicamente los adultos son afectados por el control químico, ya que el resto de las fases se desarrollan en el interior de las estructuras dañadas. Sobre la base del conocimiento del ciclo de vida, se determinarán las generaciones presentes en cada cultivo para poder establecer el plan de aspersiones. No siempre se necesitarán cuatro aplicaciones cada cuatro días de diferencia, debido a que el número e intervalo entre cada una se regirá por el número de generaciones presentes en el campo.
Después de un plan de aspersiones bien realizado, conjuntamente con la recolección y destrucción de estructuras dañadas, sólo debe quedar una población remanente que puede controlarse con base en la determinación de las nuevas generaciones ya la presencia de adultos rojos, porque si hay adultos grises, a través del proceso de control, es indicio de que algún eslabón está fallando. Para el plan de aspersiones se pueden utilizar los productos recomendados para el control del picudo, teniendo en cuenta el insecticida adecuado, dosis, persistencia, edad y tamaño del cultivo, el tipo de aplicación, etapa de ataque, etcétera; pero siempre basándose en las recomendaciones del asistente técnico especialista en algodón. RECOMENDACIONES Para no contribuir a la reinfestación y aumento de la población debe evitarse: Fallar en el plan de aspersiones. Hacer malas aplicaciones. Desconocer el ciclo del picudo. Mantener socas abandonadas. Asperjar cuando hay amenaza de lluvias o está lloviendo. Mantener ataques fuertes en cultivos vecinos. Utilizar productos y mezclas no adecuadas contra la plaga a controlar. Mantener algodones con diferencias mayores de 30 días en la misma zona. No revisar el efecto de la aplicación. No recoger estructuras y no destruirlas. No determinar porcentaje de daños por oviposición y alimentación. Tratar de controlar, cuando se presenten varias plagas juntas, todas a la vez, sin determinar cuál es la plaga clave en ese momento. Tener asistentes técnicos que no inspeccionen periódicamente el cultivo, sino que tomen medidas de control cuando el cultivo está en etapas de invasión y generalización, con niveles que superen ampliamente el umbral económico de infestación y daños. |