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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 34 Julio-Diciembre 1990 |
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FONAIAP DIVULGA No. 34 Julio-Diciembre 1990 |
A continuación se ofrece la primera parte de las recomendaciones para el manejo del cultivo de la caña de azúcar en la zona de influencia de la Estación Experimental Yaracuy. Este paquete de prácticas. resultado del conjunto de investigaciones que la Estación ha realizado en los últimos cinco años. permitirá a los cañicultores de Yaracuy y de las zonas larenses incluidas en el área de influencia de la Estación. incrementar sustancialmente sus rendimientos por hectárea. En la segunda y última parte. a publicarse en el próximo número de FONAIAP Divulga. se tratarán los aspectos fitosanitarios. cosecha y el tratamiento de socas. Anfer E. Ortiz*., Luis O. Zéregaa M.**
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En estas áreas predominan los climas subhúmedo, semiárido y árido. La zona del río Yaracuy se caracteriza por presentar clima húmedo. Los suelos en su mayoría presentan texturas finas o pesadas y medias; pH normal a alcalino (6 a 8.4); fertilidad media a baja; en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas existen problemas de salinidad, siendo más grave este problema en las áreas de influencia de los Centrales Río Turbio y El Tocuyo, aunque esta limitante se presentará de un momento a otro en todas las áreas bajo riego, de seguirse manejando el riego en forma irracional. En la zona húmeda del Central Río Yaracuy el problema más grave es el drenaje. En forma general, en todas las áreas existen problemas variados de compactación de suelos y escasez de agua de riego. Bajo este marco de características agroecológicas se darán las recomendaciones sobre manejo del cultivo de la caña de azúcar. Preparación de Terrenos Esta operación está constituida por un conjunto de labores tendentes a crear condiciones óptimas en el suelo, que permiten una buena germinación y facilitan la penetración de raíces en procura de agua y nutrimentos. En suelos compactados las raíces se desarrollan a poca profundidad y habría que aplicar mayor cantidad de fertilizantes y regar con mayor frecuencia, además se facilitaría el volcamiento de la caña. Los suelos susceptibles a compactarse, deben ser manejados bajo los principios conservacionistas de mínima labranza. Es decir, no realizar más operaciones de labranza que las estrictamente necesarias. Los suelos compactados deben corregirse, y luego manejarse bajo estos principios. La limitante física más común en los suelos cañeros es la compactación, originada por el excesivo laboreo y pisoteo que ocurre durante la zafra y en los tratamientos de socas, agravado por la presencia de texturas finas y medias en la mayoría de los suelos cañameleros del país. Asimismo, el cultivo de la caña de azúcar requiere una profundidad de laboreo no menor a los 40 cm, la cual es la profundidad mínima que alcanzan las raíces para poder lograr un crecimiento normal, dentro de las técnicas habituales de manejo de este cultivo en Venezuela, si es que no presentan otras limitantes físicas o químicas en el suelo que pudieran restringir el desarrollo de la caña. En este sentido, las operaciones de labranza en los suelos cañeros de la región Centro-Occidental del país, deben planificarse considerando la necesidad de incluir labores de aradura o subsolado, para romper las capas compactadas de sueros a una profundidad no menor a los 40 cm. Pero, para ello se deben tomar en cuenta los siguientes aspectos: Arradura El arado de vertedera es el más conveniente en suelos de texturas finas y medias, por su poder de penetración y porque voltea completamente el suelo, mezclando las capas profundas con las superficiales. Pero si existe el riesgo de aflorar capas profundas de suelos con características indeseables (ej.: arcillas que producen sellado superficial y restringen la germinación; sales; piedras), este implemento no debe ser usado. El arado de disco voltea parcialmente el suelo y tiene la desventaja de formar muy fácilmente, por su uso continuo, capas muy compactadas en el subsuelo, a la profundidad de laboreo, denominada piso de arado. Con el uso de arado de cincel, se evitan los problemas señalados anteriormente. Subsolado Si existen inconvenientes para usar el arado, esta labor se puede sustituir por el subsolado. Para alcanzar el efecto deseado con esta práctica: disturbación de todo el volumen de suelo a la profundidad de laboreo, se debe realizar en estas condiciones de suelos (ni muy húmedo ni muy seco), al igual que todas las operaciones de labranza. Rastreo La destrucción de terrones dejados por la práctica de aradura se alcanza con el rastreo, el número de pases de este implemento va a depender del tipo de suelo y de las condiciones en que se encuentra el mismo después de la aradura. La rastra de púa o dientes son las más apropiadas, ya que no producen problemas graves de compactación, como las de discos. Nivelación Esta labor se puede efectuar antes de la aradura o después del rastreo. Esta práctica consiste en acondicionar la superficie del terreno, para mejorar la eficiencia del riego y el drenaje superficial; este último originado por los excesos de agua dé Lluvia o por el mismo riego. - Hay dos tipos de nivelación: 1. Nivelación liviana o micronivelación, que es efectuada con patrol o con una microniveladora (Land-plane) y, consiste en eliminar las pequeñas irregularidades existentes en el terreno o las dejadas por los implementos agrícolas en las labores de preparación. 2 .Macronivelación: para esta labor se requiere de maquinaria pesada y de un buen asesoramiento técnico, ya que hay que efectuar cortes y rellenos de gran consideración en el terreno. Surquería El trazado de la surquería se hace en función del riego, del drenaje y de la mecanización del cultivo. Los aspectos más importantes a considerar en el trazado de la surquería son: 1. Longitud del surco: está determinada por las características físicas del suelo (tasa de infiltración, textura, pendiente, etc.). 2. Pendiente del surco: no debe exceder del 0,6% cuando se utiliza el método de riego por gravedad. 3. Distancia entre surco: las más usadas son 1,40 y 1,5 m, ya que son las más convenientes por el tipo de desarrollo de las principales variedades comerciales de caña de azúcar que se siembran en Venezuela. 4. Profundidad del surco: con la incorporación de las máquinas cosechadoras y buscando una mayor eficiencia de éstas, los surcos deben hacerse poco profundos (de 10 a 15 centímetros). Siembra y Semilleros Hay que tener muy en cuenta que la caña de azúcar es un cultivo semi-permanente, y que del buen establecimiento de una caña plantilla dependerá el éxito económico y el número de cortes que se le darán a las futuras socas. Por lo tanto, la siembra debe hacerse con todas las atenciones y cuidados posibles. Con esa finalidad la densidad de siembra debe ser de cuatro esquejes de tres yemas cada uno por metro lineal. La semilla a sembrar debe provenir de semilleros destinados para tal fin. Para el establecimiento de estos semilleros deben tomarse en cuenta los siguientes aspectos. 1. Área de semillero en relación con la superficie a sembrar: teóricamente una hectárea de semillero bien asistido alcanza para sembrar de 8 a 10 hectáreas. 2. Fecha de siembra: la fecha de siembra del semillero debe guardar relación con la época de siembra del lote comercial a establecerse, ya que la edad óptima de corte del semillero es entre los siete y nueve meses después de su siembra, fecha en la cual se deben planificar las siembras comerciales. 3. Fitosanidad: debe asegurarse de que el material a sembrar esté libre de enfermedades y plagas. Es recomendable que antes de la siembra se haga un tratamiento térmico-químico al material de siembra. El tratamiento térmico de los esquejes consiste en sumergirlos en agua caliente durante dos horas ya una temperatura de 52°C, o tratarlos con vapor aireado a 54°C durante cuatro horas. El tratamiento químico se hace con un fungicida (Benomyl o Benlate al 0,07%) y con un insecticida (Aldrex 2 al 0,5%), sumergiéndolos durante cinco minutos en la mezcla señalada. 4. Manejo agronómico del semillero: el manejo que debe dársele al semillero tiene que ser muy diferente al que se le da a los tablones de caña comercial. Para ello es necesario aplicar una buena fertilización, riegos frecuentes (con intervalos de ocho a diez días), control de malezas, control de plagas, etc. Finalmente, al semillero se le debe dar un máximo de dos cortes (plantilla y soca). Riegos El primer riego en caña plantilla es el denomina do riego de asiento, el cual debe efectuarse inmediatamente después de la siembra o a más tardar al día siguiente de la misma. Durante los primeros 45 días de edad del cultivo, los intervalos de riegos deben estar entre ocho y diez días, para evitar la formación de costras que dificultan la emergencia de los brotes. Después de los 45 días, los riegos se deben distanciar de acuerdo con las necesidades del cultivo, determinadas por las características del suelo, clima y del desarrollo de 1as cañas. El riego en cañas socas, a diferencia de las plantillas, puede efectuarse con intervalos más largos (14- 15 días), dada su mayor capacidad de absorber agua en estratos más profundos del suelo, debido a su mayor profundidad radical. El primer riego en soca debe efectuarse inmediatamente después de la requema, debido a que, la caña durante el período de maduración para la zafra es sometida a una fuerte sequía antes de la cosecha, y es fuertemente maltratada con las quemas y con los equipos de corte, alza y transporte. En el período de maduración (9 -12 meses) hay que someter al cultivo a un agoste drástico, es decir, suspender el riego al cultivo uno o dos meses antes de la cosecha, dependiendo de las variedades, de las condiciones edafoclimáticas imperantes en la zona y de la época de cosecha. Aporque Es una de las prácticas culturales que está muy relacionada con la cosecha mecanizada y tiene una gran cantidad de ventajas, como reducción de cañas caídas, menor número de brotes tardíos que llegan inmaduros a cosecha y mayor eficiencia en el riego. Además, está demostrado que el uso de esta práctica es beneficiosa en zonas húmedas, evita el excesivo encharcamiento al pie de la planta y se logra alta eficiencia en la cosecha mecanizada. El aporque debe hacerse cuando el cultivo ha alcanzado una altura de 50 a 60 cm y debe ser seguido por un riego. Fertilización La dosis y el tipo de fertilizante a emplear, debe concordar con las recomendaciones que indiquen los análisis de suelo, para realizar un uso más racional de los mismos. Se recomiendan dos aplicaciones de fertilizantes. Plantilla: al momento de la siembra y en el fondo del surco y una segunda aplicación de 60 a 90 días después de la siembra. Soca: la primera aplicación conjuntamente con el tratamiento de soca o inmediatamente después del segundo riego. La segunda aplicación debe hacerse 45 a 90 días posteriores a la cosecha. En suelos con drenaje limitado y/o presencia de altos niveles de sales (mayores a 6 mmhos/cm) y/o déficit hídrico y/u otra limitante que afecte el desarrollo de raíces, afecta considerablemente los rendimientos y hace ineficiente el uso de los fertilizantes por las plantas. Es importante señalar que el fertilizante debe incorporarse al suelo, debiéndose aplicar un riego después de su aplicación. En caso de comprobarse su no incorporación al suelo, debe aplicarse inmediatamente después de un riego. |