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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 36 Abril-Junio 1991 |
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FONAIAP DIVULGA No. 36 Abril-Junio 1991 |
Edgar León Arenas
Investigador Fonaiap-Instituto de Investigaciones Veterinarias |
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La anaplasmosis, causada por especies del género Anaplasma, es una enfermedad que afecta a bovinos, ovinos, caprinos, búfalos y algunos rumiantes salvajes, caracterizada esencialmente por un aumento en la temperatura y una anemia progresiva. El microorganismo se localiza obligatoriamente dentro de los glóbulos rojos, tiene forma esférica, un tamaño de 0,2 a 1 m y se tiñe de azúl púrpura con la coloración de Giemsa. Recibe el nombre genérico de Anaplasma y las especies de importancia veterinaria son: Anaplasma marginale, A. bovis, A. centrale y Paraanaplasma caudatum. Dentro de los nombrados, el de mayor capacidad para originar graves problemas es A. marginale, cuya presencia se detecta en Venezuela desde 1931. Ha sido diagnosticada en todas las zonas ganaderas y durante todo el año, llegándose a la conclusión de que en nuestro país es enzoótica. Se ha reportado hasta un 66.4% de animales portadores de la enfermedad. Transmisión La enfermedad es transmitida principalmente por garrapatas Ixodidaes, Boophilus microplus y Amblyoma cayenense, aunque la transmisión mecánica por intermedio de moscas, tábanos y el hombre, es sumamente importante en la difusión de la enfermedad. La anaplasmosis es una enfermedad de los animales adultos, puesto que los jóvenes poseen una resistencia natural, en otras palabras, ante una primoinfección el mayor riesgo lo corre el animal de mayor edad. El microorganismo, una vez dentro del torrente sanguíneo, penetra el glóbulo rojo por endocitosis; proceso que consiste en la invaginación de la membrana celular del eritrocito y la formación de una vacuola alrededor del anaplasma. Dicho de otra manera, el microbio es capaz de entrar o salir de la célula hospedera sin destruirla. Esta propiedad, conjuntamente con el hecho de que la anemia en el caso de la anaplasmosis se debe a un proceso inmunológico, explican el por qué en esta enfermedad no hay hemoglobinuria, a pesar de la grave pérdida de glóbulos rojos. De allí en adelante comienza su multiplicación y al cabo de tres a cinco semanas se evidencian en los frotis sanguíneos, constituyendo éste, el período prepatente de la enfermedad. Luego viene un período patente, donde el parásito se multiplica masivamente, pudiendo llegar a infectar 70% de los eritrocitos. La anemia máxima ocurre del primero al cuarto día después del máximo de parasitemia. Por ello la anemia, como síntoma clínico, no se evidencia sino cuando ha ocurrido una pérdida de alrededor de 40 a 50% del valor inicial del hematocrito. Si no hay tratamiento el animal muere, pero si por el contrario, se recupera después de ser tratado, pasa al estado crónico o portador. El período convaleciente es de uno a dos meses y puede complicarse por recidivas de la enfermedad. De allí la importancia de la vigilancia de los animales recuperados de una anaplasmosis durante este período de convalescencia. Síntomas Clínicos Durante la fase aguda de la enfermedad, los síntomas clínicos más significantes son: fiebre, anemia, aislamiento del animal, debilidad, disminución de la producción, pérdida de apetito, deshidratación, respiración dificultosa, constipación, temblor muscular e ictericia en los casos muy avanzados. Las vacas enfermas con preñez avanzada, frecuentemente abortan. En animales muertos por anaplasmosis, a través de la necropsia se observa deshidratación, sangre acuosa, acumulación de fluido en el pericardio y cavidad pleural, pulmones edematosos, hígado aumentado de tamaño y de color amarillento, vesícula biliar repleta, bazo aumentado de tamaño y de color oscuro (casi negro) y hemorragias petequiales en el pericardio. Diagnóstico El diagnóstico de la enfermedad, las muestras a tomar y los criterios a seguir, variarán según las situaciones que se enfrenten: 1. En animales vivos. con los síntomas clínicos ya señalados, Animal afectado por anaplasmosis se debe realizar frotis sanguíneos delgados, los cuales deben colorearse con Giemsa para evidenciar el agente causal. Sangre completa, con anticoagulante y refrigerada, es la muestra de elección para enviar al laboratorio. 2. En animales recién muertos, se debe realizar toma de muestra de sangre en la oreja, cola, corazón o extremidades. Adicionalmente, se deben hacer frotis por aposición de riñón, bazo e hígado. Las muestras a enviar al laboratorio deben refrigerarse (sangre y muestras de órganos); los frotis se envían bien cubiertos a temperatura ambiente. 3. En animales muertos, en descomposición, si se amerita un diagnóstico preciso, deben realizarse frotis por aposición de Órganos como bazo, corazón, riñón e hígado. Los frotis deben protegerse con papel absorbente para enviarlos al laboratorio. 4. En animales en recuperación, o para la detección de portadores, deben realizarse frotis gruesos de sangre y toma de muestras de suero sanguíneo para el diagnóstico indirecto por serología. Tratamiento Se fundamenta en el uso de las tetraciclinas ( tetraciclina, clorotetraciclina, oxitetraciclina), administrando de 6 a 12 mg/kg de peso vivo, por vía intramuscular o endovenosa durante cinco días consecutivos. Este antibiótico debe ir acompañado por cualquier otro tipo de tratamiento soportivo de acuerdo con la sintomatología del animal, tales como aislamiento del animalo hemato poyéticos. En cualquier caso, los animales deben ser vigilados por espacio de dos meses después del tratamiento para evitar recidivas de la enfermedad. Control Como ya se ha referido, la gravedad de la anaplasmosis aumenta con la edad del animal, por lo cual cabe afirmar que en nuestro país es preferible que los animales se infecten cuando becerros y no en la adultez. Por otro lado, en animales importados o aquellos procedentes de otras regiones, la susceptibilidad a la enfermedad aumenta y por lo tanto, es recomendable extremar las medidas preventivas. El control de la anaplasmosis por métodos inmunoprofilácticos (a través de vacunas) se ha intentado, utilizando los siguientes métodos con resultados relativamente satisfactorios: 1. Inmunización, utilizando cepas
virulentas. En el Laboratorio de Parasitología del IIV, se ha probado un inmunógeno que consiste en cuerpos de inclusión (anaplasma), purificados por centrifugación diferencial más saponina como adyuvante. Los resultados obtenidos son alentadores. La quimioprofilaxis de la enfermedad es extremadamente costosa y en el mercado no existen drogas que protejan a los animales susceptibles por períodos largos.
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