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FONAIAP DIVULGA No. 37 Julio-Septiembre 1991 |
Un alto porcentaje de aves puede morir a consecuencia de las altas temperaturas frecuentes en el tr�pico; otras pueden sobrevivir, pero en ambos casos, se confirma una considerable disminuci�n de la producci�n y productividad. Este art�culo, adem�s de describir un cuadro cl�nico del ave bajo el estr�s cal�rico, ofrece recomendaciones sobre aspectos relacionados con las condiciones de explotaci�n y manejo de alimentos y la lucha contra la alcalosis, incluyendo aspectos terap�uticos. Iv�n Angulo CH.
FONAIAP- CENIAP. Instituto de Investigaciones
Veterinarias. |
Se ha establecido que las condiciones m�s favorables para el crecimiento de los pollos de engorde en la etapa terminadora (21-56 d�as) ocurren a temperatura ambiente entre los 20 y 25�C, con variaciones no muy pronunciadas si la temperatura aumenta hasta 28�C, consider�ndose que esas temperaturas constituyen el l�mite cr�tico superior de la zona de termoneutralidad, en pollos con pesos superiores a 1 ,5 kilogramos. En la medida en que esta temperatura se eleva m�s all� del punto cr�tico se�alado, la morbilidad y la mortalidad tienden a incrementarse, con una disminuci�n significativa del incremento de peso y del consumo de alimento. En condiciones de "olas de calor" con temperatura durante el d�a excediendo los 40�C, como sucede en algunas zonas de nuestro pa�s, la mortalidad aumenta espectacularmente, superando e120% como consecuencia de la hipertemia y fallos card�acos-respiratorios. Las p�rdidas econ�micas que ocurren en nuestro pa�s son enormes, considerando que el ave muerta, hab�a consumido m�s de un 80% de su alimento y estaba casi lista para el mercado. El ave tiende a reaccionar ante el estr�s cal�rico de diferentes maneras: inicialmente el ave tiende a adoptar posiciones estirando las alas o tendi�ndose en la cama, como una v�a para disipar el calor, permitiendo una mayor circulaci�n de aire. Otro mecanismo es la disminuci�n del consumo de agua buscando equilibrar su term�lisis. Sin embargo, cuando estos mecanismos son insuficiente, la temperatura corporal normal de 41,0 a 41 ,5�C se incrementar� hasta 42,5 a 43,0�C, inici�ndose un intenso jadeo con aumento de la frecuencia respiratoria, en un esfuerzo por aliviar o disminuir la elevada temperatura interna a trav�s de la transpiraciones evaporativa. Cuando la temperatura ambiental contin�a increment�ndose o se mantiene a ,niveles cercanos a la temperatura corporal, el ave es incapaz de desarrollar sus mecanismos de defensa y muere, aparentemente debido a un fallo cardiovascular. El margen de temperatura ante e/cual el ave puede sostener una lucha por su sobre vivencia, o sea. el l�mite cr�tico superior de temperatura, puede variar entre los niveles de 32 a 40�C de temperatura ambiental y depender� de la situaci�n particular del estado general de las aves y de las condiciones ambientales del galp�n. De una forma general, podemos inferir que las aves j�venes tienen una mayor respuesta y sobreviven m�s tiempo que las aves adultas, aunque ambas manifestaron ostensibles bajas en la productividad. Consideraciones sobre las olas de calor La ca�da de la productividad y sus enormes efectos econ�micos como consecuencia de la incidencia de las olas de calor son inevitables y su explicaci�n es clara. Todos los estudios conducidos en diferentes pa�ses, concluyen que los efectos de las olas de calor son m�s dram�ticas por consecuencia de la alta mortalidad que se produce en la etapa final de la crianza del pollo, aunada a la baja productividad (menor ganancia de peso). Las causas de la mortalidad son variadas, pero pueden circunscribirse a un fallo card�aco, asociado con disturbios neurorrespiratorios, p�rdida del equilibrio �cido-b�sico acentuado por una hipoxia cr�nico. Al inicio del estr�s, cuando se produce una alcalosis respiratoria, los sistemas de equilibrio sangu�neo comienzan a tratar de eliminar el desbalance (p.e.: eliminaci�n d bicarbonatos por v�a renal), pero pronto son sobrepasados por la magnitud de la agresi�n fisiol�gica. Esta alcalosis afecta fundamenta, mente las c�lulas m�s sensitivas, e particular las card�acas y nerviosas un evidente fallo card�aco sobreviene, el ave entra en estado de postraci�n y de coma. Consecuencialmente, la frecuencia respiratoria alcanza, valores muy elevados, la producci�n de calor de los m�sculos inspirado res y expiatorios limitan su actividad como medio eficaz para aliviar e exceso de calor generado, causando un aumento progresivo de la temperatura corporal, los intensos jadeos iniciales comienzan a descender siendo insuficientes para eliminar el aire inspirado antes de alcanzar lo pulmones, sobreviene una hipoxia que, unida a la alcalosis, provoca r�pidamente la muerte del ave por un paro card�aco o respiratorio. La duraci�n de la supervivencia depender� de la temperatura y de la duraci�n dl la ola de calor, pero tambi�n de la capacidad del ave para, reacciona con modificaciones de comporta miento y de su actividad fisiol�gica. La lucha contra las inclemencias clim�ticas A la luz de estas apreciaciones fisiol�gicas y patol�gicas a continuaci�n se proponen recomendaciones preventivas o curativas ante la ocurrencia de las altas temperaturas Los resultados de nuestra experiencia, as� como de la informaci�n recopilada en otros pa�ses acerca de situaciones similares muestran que no existe un "receta milagrosa" para resolver o paliar los problemas antes se�alados, pero existe la evidencia que la correcci�n de un sinn�mero de peque�os detalles podr�an contribuir a disminuir las p�rdidas econ�micas y las ca�das en la productividad. En este sentido, no se considerar�n las nociones b�sicas que orientan la construcci�n de galpones id�neos para el tr�pico, las cuales pueden ser objeto de otro trabajo divulgativo; m�s bien, se refieren a aspectos l�gicos de manejo y manipulaciones nutricionales que, combinados, contribuir�n eventualmente a redimensionar la defensa del ave contra el calor. Conviene insertar aqu� una necesaria aclaratoria: muchas de las recomendaciones formuladas en la literatura cient�fica, est�n basadas en experiencias de laboratorio, por exposici�n controlado al calor en celdas con ambiente controlado, sobre un n�mero peque�o de aves y no en condiciones reales de explotaci�n; no obstante, estos resultados nos orientan y explicar parcialmente los efectos nocivos de estr�s cal�rico, siendo pertinente se�alar que los tratamientos evaluados deben ser considerados bajo las condiciones en las cuales se llev� a cabo la experiencia y que s�lo por la comprobaci�n y validaci�n a nivel comercial, podr�an considerarse como alternativas tecnol�gicas valederas. Condiciones de explotaci�n Manipulaci�n de las aves: una adaptaci�n de las aves a las condiciones de estr�s cal�rico, antes de que �ste se produzca, ha demostrado tener un efecto beneficioso para la aves. En este sentido, es conveniente manipular las aves lo m�s temprano posible durante el d�a: dar alimento muy temprano, vacunaciones tempranas, recogida de aves muertas y cesar todo manejo a partir del mediod�a, para reiniciar cualquier manipulaci�n necesaria despu�s de las 5:00 pm. Experimentalmente se han expuesto aves a un calor moderado, produciendo efectos positivos de "aclimataci�n", cuando las temperaturas se elevan fuertemente. Manejo de la luz: sin tener una explicaci�n clara de los efectos, se ha demostrado que el empleo de programas de luz intermitente; 4 horas de luz + 4 horas de oscuridad + 4 horas de luz, pareciera que se instalar� un ritmo actividad-reposo que influye en la ingesta alimenticia- digesti�n, lo cual fisiol�gicamente favorece la adaptaci�n de las aves al estr�s por calor. Calidad del aire: experiencias realizadas en Francia han demostrado que un nivel superior de 1,5% de gas carb�nico en el aire puede evitar ca�das bruscas de la productividad; por lo tanto, insistir en mantener una ventilaci�n adecuada es fundamental, bien sea natural o forzada. Manejo en el alimento Ritmos de administraci�n. Fruto de experiencias realizadas en nuestro pa�s, tanto a nivel de investigaci�n controlada como a nivel comercial, han permitido establecer que un ayuno alimenticio durante el d�a, incluso de corta duraci�n, antes de la exposici�n a las altas temperaturas contribuir� en forma definitiva a disminuir las p�rdidas ocurridas por mortalidad, sin afectar adversamente los par�metros productivos de los pollos. La distribuci�n del alimento debe cesar unas 3- 8 horas antes de la m�xima temperatura prevista, as� se garantizar� la evacuaci�n del tracto digestivo, evitando el aumento de temperatura como consecuencia de la digesti�n en el momento de m�xima tensi�n cal�rica. Nuestra experiencia ha demostrado que las aves con sistema de alimentaci�n ad libitum tienen una temperatura superior en 1 ,5�C de las aves con restricci�n alimenticia. Igualmente, el consumo de agua fresca durante el ayuno es un medio eficiente de reducir la temperatura corporal, siendo para estos casos, m�s propicio el empleo de los bebederos tipo canal-lineal que los redondos, pues permiten a las aves sumergir sus ap�ndices cef�licos, los cuales constituyen aut�nticos mecanismos de refrigeraci�n. Composici�n del alimento. Sobre este aspecto existe mucha controversia con los resultados obtenidos por los distintos laboratorios en diferentes pa�ses. Para algunos investigadores, dietas con alto contenido cal�rico (3200-3300 kcal) han tenido efectos favorables sobre la ganancia de peso y comportamiento productivo en general de los pollos. La adici�n de grasas o aceites en lugar de cereales han aportado resultados satisfactorios; no obstante, el nivel de balance entre amino�cidos y la concentraci�n cal�rica parece ser esencial en estos reg�menes de alta densidad. Cantidad y calidad de agua. Est� perfectamente establecido que la disponibilidad de agua y de bebederos, en condiciones de clima c�lido, es un requerimiento fundamental. En en este sentido, se ha determinado que existe una necesidad de suplementar en un 100 15% la disponibilidad de bebederos y el centimetraje por ave. No obstante, es normal observar, en algunas granjas, el poco inter�s que esta recomendaci�n recibe, sin medirse las consecuencias negativas de esta disposici�n. La dotaci�n de equipos (bebederos y comederos) en nuestras condiciones, adopta la recomendaci�n aportada por las casas comerciales que suministran los parenterales casi siempre, de acuerdo con las condiciones de crianza en climas templados. Aunque todos los se�alamientos son pertinentes en este aspecto, en la pr�ctica, la calidad del agua de la mayor�a de nuestras granjas, deja mucho que desear. Por lo general, son aguas de pozo, con problemas de salubridad, aguas pesadas, ricas en sales, de calidad bacteriol�gica dudosa o comprometida, acudi�ndose a la aplicaci�n de cloro en una forma indiscriminada, con lo cual se causan problemas adicionales, como irritaci�n de las mucosas y eliminaci�n de la flora ben�fica intestinal. En muchas granjas la temperatura del agua suele ser muy alta, sin que se tomen medidas eficaces para evitar esta situaci�n. Lucha contra la Alcalosis: Este es uno de los aspectos m�s estudiados y que parece dar los resultados m�s interesantes. El principio consiste en administrar, a trav�s del agua servida, ciertas sales como una v�a para limitar el aumento del pH sangu�neo en los momentos de la incidencia de las altas temperaturas y tambi�n aumentar por este medio el consumo de agua, debido a una modificaci�n que se produce en la presi�n osm�tica del plasma. Los aditivos m�s estudiados son el cloruro de amonio (NH4 CI) y el bicarbonato de sodio (Na HCO3). De esta forma algunos reportes se�alan que cuando se les suministra a pollos de cuatro semanas 0,5% de Na HCO3 se produce un aumento del peso en un 9% en comparaci�n con grupos testigo, pero niveles superiores no producen efectos ben�ficos adicionales. La adici�n en el agua 0,3 a 0,5% de NH4 CI permite obtener resultados similares, aunque el mecanismo de esta sal es mucho m�s delicado, considerando que su ingreso al organismo produce una acidosis no deseable. Por tanto, es aconsejable durante una ola de calor, no sobrepasar niveles de NH4 CI superiores a un 0,6%. La administraci�n de estas dos sales en forma combinada produce mejores resultados (8% m�s). El cloruro de sodio a raz�n de 0,38 g por 100 mi de agua, no interviene directamente sobre la alcalosis, pero aumenta l�gicamente la ingesti�n de agua y permite una ganancia de peso de 10% en comparaci�n con los testigos. Este mecanismo s�lo es efectivo si la temperatura permanece baja y fresca; en condiciones de alta temperatura del agua, el sabor de la sal y la sensaci�n de agua c�lida van a limitar contrariamente la ingesti�n de �sta. Terap�utica Anti-inflamatorios no esteroides: el mecanismo de acci�n de estos compuestos consiste en la interferencia que ellos producen en la s�ntesis de prostaglandinas, las cuales intervienen a su vez en los centros de termorregulaci�n. Entre los m�s estudiados est� el �cido acetil salic�lico (aspirina) con resultados muy variables, utilizado s�lo o asociado con la vitamina C (�cido asc�rbico). No se pueden derivar conclusiones definitivas sobre los efectos beneficiosos cuando se administra a dosis entre 125 y 200 mg/1 de agua de aspirina o 100 a 500 mg/1 de �cido asc�rbico. Las hembras parecen ser m�s sensibles y reaccionan m�s favorablemente que los machos. Hormonas terap�uticas: se han empleado en una forma general la paratohormona, el tilur�cido al 2% (inhibidor de la tiroides) la cortiscosterona (1 mg/100 9 I.M.) con resultados positivos, pero de empleo limitado. Fenotiazina y tranquilizantes: sobre la base de una acci�n hipot�rmica y tranquilizante (disminuci�n del metabolismo basal) estos productos han sido valorizados en mam�feros con resultados promisorios; en aves s�lo la fenotizina incorporada al alimento (2- 4 g/kg) ha demostrado disminuir las p�rdidas en ganancia de peso, en situaci�n de estr�s cal�rico. |