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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 37 Julio-Septiembre 1991 |
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FONAIAP DIVULGA No. 37 Julio-Septiembre 1991 |
En este artículo se presentan los resultados de las investigaciones sobre calibración de análisis de suelo, específicamente para fósforo y potasio disponibles, con los métodos Olsen, Bray 1, Mehlih 1 y Morgan para varios cultivos. Plantea la revisión de valores de acuerdo con los resultados y el posible empleo de curvas de calibración. Recomienda la aplicación del conocimiento de cómo y cuándo fertilizar en contra del uso abundante de fertilizantes. En relación con síntomas visuales de deficiencias se precisó la originada por deficiencia de boro y zinc en ajonjolí y el nivel crítico de estos elementos. Igualmente, la relación entre la deficiencia de boro y la producción de aceite. Ricardo Ramírez FONAIAP- Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias |
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El análisis de suelo como herramienta para la recomendación de dosis de fertilizantes es una rutina en lo laboratorios de suelos del FONAIAP. Las primeras cal braciones para fósforo y potasio fueron establecidas por Rafael González y colaboradores. Actualmente las recomendaciones se basari, en los laboratorios del FONAIAf en el fósforo y potasio disponibles, determinados por el método de Olsen. Resultados En los últimos años se han desarrollado nuevas calibraciones para el p y K disponibles, analizados por lo métodos de Olsen, Bray 1, Mehlich 1 y Morgan. En el caso del potasio también se utilizó el acetato de amonio. Lo cultivos utilizados fueron maíz, sorgo maní, yuca: tomate y melón, estos dos último bajo riego en la Planicie de Maracaibo. La yuca se trabajó en los suelos del Estad Cojedes, el maní en la Mesa de Guanipa, y el maíz y el sorgo en escala nacional. El pH de los suelos, donde se trabajó con maíz, sorgo maní y yuca, varió entre 4,2 y 8,3 con una predominancia de los valores en el rango de acidez. En cambio, los suelos para tomate y melón mostraron valores de pH entre 6, 1 y 8,3 respectivamente. En general, el método d extracción de Bray 1 para fósforo mostró coeficientes d determinación más altos que los otros métodos en suelos ácidos, entre 0,54 y 0,58 seguido por el de Olsen con 0,4 y 0,53; sólo en el caso de la yuca este método mostró u R2 de 0,56 y 0,51 el de Bray 1. En el caso de los suelos neutros o alcalinos, con tomate y melón en la planicie de Maracaibo, el método de Olsen mostró correlación con el rendimiento relativo y el R2 fue de 0,50 a 0,67. En cambio, el de Bray 1 mostró valore más bajos de 0,30y 0,28. Los valores críticos de p fuero diferentes para cada cultivo (Cuadro 1 ). En este sentido, es pertinente observar que los valores críticos usados por el FONAIAP son fijos para todos los cultivos. En el Caso del fósforo se tiene: 10 ppm bajo, entre 10- 20 ppm medio 20 ppm alto. las dosis recomendadas de P2O5 en kg/ha en promedio por el FONAIAP para maíz son de 90 a 120 kg para el suelos bajos, 60 kg para medios y 25 a 30 kg para suelos altos, en el caso del sorgo 90 kg para bajos, 60 para medios y 25 para altos. Es notable la diferencia en la cantidad de fosfatos recomendados por el FONAIAP y nuestros resultados (cuadro 2). Este es un problema que debe ser revisado así como los criterios de recomendaciones con base en sólo tres categorías. Debería estudiarse la posibilidad de usar las curvas de calibración. La repuesta al fertilizante por los cultivos dependerá, rápidamente, de la disponibilidad de los nutrimientos en el suelos en forma oportuna y constante para la planta durante el ciclo de vida. por esta razón es muy importante conocer cómo y cuándo fertilizar un cultivo, que con cuánto. Este principio fue probado y se ha obtenido éxito con tomate y maíz. Colocando el fertilizante, fosfatado o potasio, al momento de levantar los camellones para que quede debajo de la plántula de tomate, al momento del transplante, se lograron incrementan entre 29 y 61% sobre el rendimiento de las parcelas fertilizadas con fósforo en 1a forma tradicional y de 13 a 102% cuando se utilizo potasio. En estos ensayos con maíz se ha encontrado que la fertilización profunda, incorporada con arado, es capaz de producir una mayor biomasa total (grano + follaje) que la aplicada con rastra o en banda sin ocasionar disminución de los rendimientos. Este hecho permite reciclar una mayor cantidad de nutrimentos al suelo y de materia orgánica. Otro logro lo constituye el desarrollo y descripción de síntomas visuales de deficiencias de zinc y boro en ajonjolí, habiéndose encontrado una sintomatología que coincidió con las que se desarrollaron en las plantaciones de esta oleaginosa en Monagas y Anzoátegui. Por otra parte, se determinó el nivel crítico de 2,3 ppm de boro y de 2,4 ppm de zinc aproximadamente en las hojas del ajonjolí. También se encontró relación entre la deficiencia de boro y la producción de aceite. Finalmente, en suelos deficientes de azufre y nitrógeno, se ha demostrado que el tiosulfato de amonio puede ser usado ventajosamente como fuente de estos dos elementos, al igual que en suelos sódicos.
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