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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 41 Julio-Diciembre 1992 |
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FONAIAP DIVULGA No. 41 Julio-Diciembre 1992 |
Editorial Iván Angulo Chacón |
La importancia de la agricultura y de su papel en el desarrollo económico de nuestro país. pareciera no haber sido jerarquizada en su exacta dimensión, considerando los efectos recesivos ocurridos en el sector como consecuencia de la aplicación del programa de ajuste estructural ("paquete económico") y las políticas de economía abierta impuestas a partir de 1989. Por tanto, se justifica la importancia del sector agrícola para defender la asignación de recursos para la investigación agropecuaria. Algunas razones fundamentales que avalan la conveniencia de destinar recursos para la investigación agrícola, representan sólidos argumentos para rectificar y activar soluciones. Por ejemplo, los desarrollos tecnológicos, productos de la investigación, pueden intensificar las ventajas comparativas de un país en relación con sus más cercanos competidores; para mantener la competitividad es necesario introducir nuevas tecnologías que reduzcan el uso de insumos, al menor costo posible, garantizando un óptimo retorno económico y la sostenibilidad del sistema productivo. La carencia de investigación agrícola tiene una serie de costos que no se palpan directamente, pero son y pueden ser más altos en términos de los beneficios que se dejan de percibir. A esto deberíamos añadir las respuestas a la siguiente interrogante, ¿cuánto riesgo corre un país al depender mucho de otro en el suministro de sus principales alimentos? Este riesgo, aun cuando fuera temporal, será costoso económica, social y políticamente. Los beneficiarios del cambio tecnológico deberían contribuir al financiamiento de la investigación agrícola. En este sentido, la agro industria y los sectores de la producción más organizados y con mayor acceso al capital deben propiciar vías de interacción con los centros de investigación (Consejos Consultivos), donde se plantee la importancia de contribuir a aportar estos recursos económicos tan necesarios. Para los pequeños productores, el gobierno debe garantizar un financiamiento directo a la investigación que se requiera, en virtud de ser un sector social y productivo con menor capacidad de respuesta ante los cambios ocurridos en la política agrícola. Aunque los argumentos para invertir en la investigación agrícola son numerosos y rotundamente convincentes, en nuestro país ocurre que la asignación de recursos a través del presupuesto ordinario es cada vez menor a las exigencias reales del presente. Por ello, se requiere trazar una estrategia con los usuarios y beneficiarios de nuestra tecnología, para garantizar los mecanismos de un flujo continuo y ascendente de recursos para la investigación, que se traduzca en un mejoramiento evidente de la producción y productividad agrícolas y por ende, en el beneficio social de la población. |