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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 42 Enero-Abril 1993 |
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FONAIAP DIVULGA No. 42 Enero-Abril 1993 |
Queila Surumay de G Investigadora FONAIAP-CENIAP Este artículo trata sobre las infecciones ocasionadas por la acción patógena, tanto directa como indirecta, de parásitos que pueden representar pérdidas en mayor o menor grado a la producción avícola. Finalmente, resume los endo y ectoparásitos por género y especie. |
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Durante los últimos 40 años, la producción avícola venezolana ha sido de gran relevancia, en tal proporción que para el año 1989, Venezuela estuvo ubicada entre los primeros 20 países productores de carne de pollo a nivel mundial. No obstante, diversos factores pueden desmejorar notablemente el rendimiento de industria, entre ellos encontramos el parasitismo. Las enfermedades y afecciones parasitarias de las aves son altamente perjudiciales en esta moderna industria, causando pérdidas elevadas y en algunos casos predisponiendo a enfermedades de tipo bacterial, viral, micótico y otros. Entre los parásitos de mayor importancia que afectan a las aves, se encuentran distintos grupos taxonómicos (véase cuadro). Las enfermedades y afecciones parasitarias de las aves son altamente perjudiciales en esta moderna industria, causando pérdidas elevadas y en algunos casos predisponiendo a enfermedades de tipo bacterial, viral, micótico, etc. Entre los parásitos de mayor importancia que afectan a las aves se encuentran los siguientes grupos taxonómicos (véase cuadro). La localización de estos parásitos en el organismo es interna y externa, los helmintos y protozoarios se observan en órganos y tejidos, por lo que son llamados endoparásitos; los insectos y ácaros que viven en las plumas y piel de las aves se les denomina ectoparásitos. Los principales síntomas clínicos y anatómicos observados con frecuencia en las explotaciones avícolas, pueden asociarse a la acción patógena directa e indirecta de endo y ectoparásitos. Acción patógena directa Esta se traduce en diversos tipos de afecciones de acuerdo con los órganos afectados: digestivas, respiratorias, nerviosas, oseoarticulares y disquinésicas, piel y plumas y pódales. Afecciones Digestivas: los parásitos que se alojan en el tubo digestivo son muy numerosos y ocasionan distintos trastornos, según la región donde se ubiquen: Disfagias: caracterizadas por lesiones que se localizan en el buche y pueden provocar alteraciones en la deglución y la progresión de alimentos. Los parásitos que se involucran son: Capillaria y Trichomonas sp. Gastroentéricas simples: se caracterizan por producir disminución del apetito, aumento de la sed, heces diarreicas de color blanquecino o amarillento. Tal como en el caso de cestodos (Davainea proglottina), nematodos (Ascaridia galli y Heterakis gallinae) y los protozoarios (Eimeria sp. y Cryptosporidium sp.). Disenteriformes: es característica de la coccidiosis cecal del pollo, la cual es producida por Eimeria tenella. Esta parasitosis representa la enfermedad de mayor costo económico para la industria avícola, sobre todo para el sector de pollos de engorde.
Tiflohepáticas: caracterizadas por la presencia simultánea de parásitos en el hígado y en el ciego, siendo involucrados los protozoarios de la clase flagelados (Trichomonas gallinarum e Histomonas meleagridis), los cuales afectan gallinas, pavos, perdices y faisanes. Afecciones respiratorias: las más comunes son ocasionadas por el nematodo Syngamus trachea que suele alojarse en la tráquea de sus hospedadores y por el ácaro endoparásito Cytodite nudus que se ubica en los bronquios y sacos aéreos. La presencia de estos parásitos en infestaciones masivas, determina principalmente disnea que se traduce en alargamiento del cuello, bostezos repetidos y accesos de sofocación que podrían provocar muerte por asfixia. Puede presentarse tos silbante con moco espumoso en el pico (singamosis) y en el caso de acariasis en los sacos aéreos, tos seca y con estertores. Afecciones nerviosas: los agentes causal es de estas alteraciones no tienen una localización nerviosa, sino de tipo extraneural y acción patógena a distancia, lo cual ocasiona efectos nocivos de naturaleza irritativa o tóxica en animales jóvenes, y en aquellos con carencias del complejo vitamínico B o calcio. La mayoría de los parásitos externos (piojos, pulgas, garrapatas, etc.) pueden producir irritación. Igual que muchos helmintos (cestodos y capillaria) también irritan las terminaciones nerviosas de la mucosa intestinal o esofágica, como es el caso de Davainea proglottina y Capillaria contorta, respectivamente. Otros parásitos tienen acción tóxica por la secreción de sustancias orgánicas con afinidad neurotropa que actúa sobre los centros nerviosos, tal es el caso de ascaridia, coccidia, etc., e incluso se mencionan ciertas alteraciones paralíticas observadas en aves parasitadas por Argas persicus. La manifestación clínica de las afecciones nerviosas es variable y se manifiesta con: fenómenos convulsivos, como en el caso de los pollos infestados por Davainea progloffina, en la ascaridiosis y en la mayor parte de las infestaciones por hectoparásitos (piojos); manifestaciones paralíticas, como parálisis flácida (teniasis, argas), actitudes anormales como separación de las extremidades hasta que los músculos toquen el suelo (posición de pingüino) muy frecuente en infecciones por Capillaria conforta y síntomas de alteraciones encefalíticas (estupor, postración). Afecciones oseoarticulares y disquinésicas: en algunas aves se presenta dificultad locomotriz, como la cojera que acompaña a las aves con sarna en las patas y cuyo agente es el Cnemidocoptes mufans. Afecciones de piel y plumas: las más comunes son dermatosis desplumante, pruriginosa y furfuráceas. Estas son afecciones que originan prurito y caída de las plumas. En la piel desplumada, se observan lesiones de picadas con producción escamosa furfurácea, poco más o menos abundante. Generalmente, son ocasionadas por diversos ectoparásitos, ácaros o insectos (piojos, pulgas, etc.). Los ácaros son agentes productores de la sarna, que de acuerdo con su agente etiológico, pueden ser de varios tipos: sarna desplumante (Cnemidocoptes loenis), sarna epidermóptica (Epidermoptes bilobatus). En el caso de los insectos, los piojos tienen localización variable, según la especie.
Afecciones podales: formación de costras rugosas de color gris amarillento, porosas y agrietadas en la parte dorsal de los dedos y en el tarso, cuyo agente causal es el Cnemidocoptes mutans. Acción patógena indirecta Ciertos parásitos ejercen una acción patógena indirecta, como agentes transmisores de otros agentes causales de enfermedades. El modo de transmisión varía, siendo el más frecuente cuando un insecto infestado chupa la sangre de un ave sana y le transmite el agente patógeno. El nematodo Heterakis gallinarum actúa como vector del protozoario Histomonas meleagridis, agente causal de tiflohepático. Este protozoario, capaz de infestar los huevos del helminto, vive con éste en los ciegos y penetra al organismo de las aves con los huevos embrionados del Heterakis. Particularmente esta afección ataca a los pavos, teniendo gran importancia económica. Los ácaros e insectos picadores son los transmisores más importantes de enfermedades parasitarias. El ciclo de transmisión se produce cuando los ácaros e insectos hematófagos, en el curso de la comida sanguínea, ingieren el agente patógeno en algún estado de evolución o durante todo el ciclo de la enfermedad, ocurriendo de esta manera la infestación a un individuo sano. Algunos ejemplos: Dermanysus gallinae puede transmitir el virus de la peste aviar y la Pausteurella del cólera de la gallinas. Algunos mosquitos son los agentes vectores de los virus neurotropos de las meningo-encefalomielitis-humano-equino-aviar. Las Argas son responsables de la transmisión de la espiroquetosis y de la piroplasmosis aviar. Otro modo de transmisión ocurre cuando el agente patógeno es depositado sobre la piel del ave y penetra activamente por alguna escoriación.
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