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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 45 Enero-Junio 1994 |
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Antonio José Manrique
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Se presenta en perspectiva positiva la producción apícola nacional, |
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En la actualidad, cerca de 2000 apicultores en Venezuela poseen aproximadamente 50000 colmenas de abejas, cifra sumamente baja si se considera que existen más de 700000 km2 aptos para el desarrollo apícola, a razón de una colmena por kilómetro cuadrado, lo cual permitiría aumentar la población a 700000 colmenas, sin 31 peligro de sobresaturar los ambientes. Entre 1973 y 1975, la producción de miel mostraba una curva ascendente, pasando de 1306000 14250000 Kg. de miel (Cuadro 1). Sin embargo, a partir de este año comienza a declinar rápidamente hasta llegar a 88070 Kg. de miel en 1980; es decir, sólo el 16, 18% de lo producido en 1975. Esta caída tan abrupta se debió la irrupción de la abeja africanizada, híbrido de temperamento sumamente defensivo que motivó la mayoría de los apicultores a eliminar sus colmenas, dado que mayoritariamente trabajaban con colmenas rústicas que no permitían un manejo adecuado. En 1981 comienza un repunte en la producción, con 323125 Kg. de miel con un crecimiento máximo en 1989 de 983320 kg. Este nuevo auge se debió primordialmente al ingreso de gente joven preparada para trabajar con abejas africanizadas e igualmente al uso de técnicas más idóneas y como la transhumancia o alquiler de colmenas para polinizar cultivos de melón, girasol, ajonjolí, algodón y patilla, los cuales son muy nectaríferos, generando grandes cantidades de miel. No obstante, en 1989, la aplicación del programa de ajuste económico (PAE) incide negativamente sobre la agricultura y la superficie de estos cultivos disminuye violentamente, afectando a la apicultura asentada en sus adyacencias, al disminuir las fuentes de néctar y polen. Sin embargo, el PAE permitió detectar la fortaleza del rubro apícola al poder producir rentablemente con tasas de intereses superiores al 60%, mientras que )tros rubros permanecían al borde le la quiebra, al cerrar muchas unidades productivas. En referencia al comercio exterior (Cuadro 2), resalta el estancamiento de las exportaciones de miel, permaneciendo en 1,5 toneladas, principalmente a Curacao y Aruba, en tanto las importaciones crecen aceleradamente, pasando 156 kg.| en 1985 a 1991 05 kg en 92, para poder satisfacer la creciente demanda de este producto. Sin embargo, es importante señalar que la mayor parte de las importaciones provienen de Canadá, Argentina, España, Chile Uruguay, los cuales generan grandes excedentes de miel a un precio bajo, pero la calidad y bouquet de dichas mieles no es comparable, los cuales son países tropicales que generan mieles multiflorales. Para la economía agrícola de Venezuela y sus apicultores, las perspectivas son bastante halagadoras, debido al auge que ha tomado el consumo de productos provenientes de la colmena (miel, polen, propóleo, cera y jalea real) así como también la concientización del uso de las abejas para polinizar cultivos como aguacate, girasol, mango, cítricas, coco, palma aceitera y en la producción de semillas de otros rubros, redundando esta práctica en una mejora de calidad y cantidad del producto. Similarmente, se ha empezado a considerar el valor social de las abejas no sólo en términos agro- nómicos y económicos de la polinización en diversos cultivares, sino en el papel que esta producción juega dentro de la agricultura ecológicamente sustentable, puesto que es un insumo más para la producción. Adicionalmente, no tiene efectos detrimentales para el medio ambiente, al estar inserta dentro de programas agroforestales como una forma de aprovechar y cuidar los parques nacionales y reservas de vegetación. De tal manera que con mayor organización, la apicultura jugará un rol fundamental en la conservación de los recursos naturales en los países tropicales, dada su elevada dependencia de la flora existente, tal como se viene realizando en La Gran Sabana en el estado Bolívar (caso El Paujl) y en el estado Amazonas, desarrollado por las comunidades indígenas, en donde los apicultores son los principales agentes conservacionistas y reforestadores de estos frágiles sistemas ecológicos. A pesar de este panorama alentador, es necesario destacar que en los últimos cuatro años, se han detectado enfermedades que afectan a las abejas como la nosemiasis y varroasis, teniendo esta última una propagación en casi todo el país y eliminando un numero significativo de colmenas, debido al control inadecuado de esta plaga.
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