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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 45 Enero-Junio 1994 |
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Ramón Díaz. Investigador. FONAIAP-CENIAP César Ruiz. Investigador. FONAIAP-CIAE LARA |
Se presenta el paquete tecnológico que se aplica al cultivo de la cebolla en esta zona donde se obtienen altos rendimientos por hectárea. |
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La cebolla es, después del tomate, la hortaliza de mayor producción e importancia a nivel nacional, tanto por el área sembrada, como por los volúmenes de producto comercializado. Una de las áreas donde se obtienen mayores niveles de producción de este rubro es en el Cebolla de Coro, encontrándose registros para el año 1980 de 25 t/ha, cuando el promedio nacional no alcanzaba las 20 t/ha. En el año 1983 se sembraron 850 ha con rendimientos de 17 t/ha; en 1988, 1400 ha con 15 t/ha de rendimiento y para el año 1990 estos rendimientos se mantuvieron, aun cuando el área sembrada disminuyó a menos de la mitad, como resultado de 10 elevado de los costos de producción, el problema de plagas, enfermedades y las condiciones climáticas erráticas. El manejo agronómico de la cebolla en el Cebolla de Coro contempla dos fases bien definidas; una, la elaboración y mantenimiento de los semilleros y la otra, el manejo de la plantación en campo. Semilleros En las zonas semiáriadas de Lara y Falcón los semilleros más utilizados por los productores dedicados a la siembra de esta hortaliza, son los conocidos con el nombre de semilleros tipo poceta. Preparación. El terreno donde van a ser ubicados los semilleros deben ser planos, libre de sales, baja incidencia de malezas y buena fertilidad natural. La preparación de tierra se hace con tres pases de rastra cruzados (suelos arenosos) y un pase de niveladora; luego se hace el surcado a 1,20 m de ancho y 2 m de largo, quedando un área hundida de 15 o 20 cm de profundidad y 2 m2 aproximadamente de superficie; luego la conformación final de las pocetas se hace en forma manual. La semilla es colocada en la cama del semillero al voleo a razón de 40 g/m2 y cubierta con una arenilla conocida como "remanso de río". El riego de los semilleros se hace diariamente, tomando en consideración las condiciones climáticas (altas temperaturas, fuertes vientos y alta radiación solar). Para sembrar 1 ha se necesita 3112 a 4 kg de semilla, lo que significa preparar 90 m2 de semilleros. La fertilización es una práctica importante en el Cebollal, considerando el bajo nivel nutricional que tienen estos suelos. Trabajos de investigación realizados por el FONAIAP-Falcón, demostraron que tres aplicaciones de fertilizantes, con la fórmula 18-46-00 (fosfato diamónico) o con 16-16-08 en dosis de 150 g/m2 de semilleros, diluidas en el agua de riego son suficientes para la obtención de plantas vigorosas y de buena calidad para el trasplante. Tomando en cuenta el crecimiento lento de las plántulas y su poca capacidad de competir, es requisito indispensable el control de las malas hierbas en el semillero, el cual se hace manual, químico y/o combinado. Para el control químico, en el mercado se consiguen productos como el fluazifop-butyl (H 1-super), oxadiazón (Ronstar) y pendimetalín (Prowl) que usados en sus más bajas dosis, dan un buen control de las malezas (hojas anchas y gramíneas). Las plagas más importantes que se presentan en las plántulas a nivel de semilleros son: pasador de la hoja (Liriomyza spp.), piojito de la cebolla (Thrips tabaci Linderman) y algunos cortadores generalizados. Para el control se recomiendan productos tales como Difos (dimetoato) y Trigard (cyromazín) usados en bajas dosis. Estos controles químicos se pueden combinar con el uso de trampas adhesivas amarillas. En relación con las enfermedades, éstas se presentan en algunas épocas del año, causando quemazones terminales, fácilmente controlables. Trasplante El trasplante es la operación que marca el límite entre ola fase de semilleros y/o la fase de campo o plantación; este consiste en llevar las plántulas al terreno definitivo donde bulbificarán, cumpliendo así su ciclo de vida. Para realizar la operación de arranque de las plántulas en el semillero, debe hacerse un riego copioso horas antes de iniciar la labor. Esto tiene como finalidad aflojar el suelo y evitar pérdidas de raíces. Generalmente, la extracción de las plántulas se efectúa la tarde anterior al trasplante, se agrupan en paquetes de 40 cm de diámetro, luego se les corta 1/3 del follaje para facilitar su manejo durante el trasplante. Es recomendable mantener estos paquetes con buena humedad hasta el momento del trasplante para evitar su deshidratación y marchitez. Plantación en el campo Esta comienza con la preparación del suelo; en el Cebollal, donde predominan las texturas arenosas, tres y cuatro pases de rastra son suficientes para dejar el terreno bien mullido y suelto, luego se realiza la nivelación y posteriormente el surcado. El "encadenado" de la surquería se hace de forma manual con escardilla (conformación de serpentines). La distancia entre surcos usada es de 0,60 a 0,70 m y entre plantas 5 a 8 cm, obteniéndose una densidad de plantas de 300000 a 350000 plantas/ ha. La unidad de referencia para el trasplante y cosecha es el cantero, el cual está representado por 16 surcos de 18 m de largo. Esta referencia es comúnmente usada para la contratación de jornaleros. En el Cebollal los suelos son pobres (bajo nivel nutricional), por lo que la fertilización es un programa de mucha importancia que debe comenzar lo más pronto posible. La fertilización se realiza de dos formas; orgánica y química. La primera consiste en aplicar en el agua de riego 1 t/ha de gallinasa, la cual puede hacerse en una o dos aplicaciones a los 15 días después del trasplante. Fertilización La fertilización química que actualmente usan los productores no obedece a las recomendaciones basadas en los análisis de suelo, sino más bien a su experiencia y posibilidades económicas. Estos realizan tres y hasta cuatro fertilizaciones repartidas así: Primera: 15-15-15 (400 kg/ha) a los seis días después del trasplante. Segunda: 1 0-26-16-CP (400 kg/ha a los 30 días después del. trasplante. Tercera: sulfato de amonio (400 kg/ha) 25 días antes de la cosecha. De acuerdo con las investigaciones realizadas por el FONAIAP, se deben incorporar 400 kg/ha en el último pase de rastra de la fórmula 16-16-08 ya los 30 días después del trasplante, aplicar 150 o 200 kg/ha de sulfato de amonio. Riego Después del trasplante los primeros riegos se hacen con frecuencia diaria o interdiaria, hasta que las plántulas se establecen. Luego se van separando hasta llegar a la frecuencia normal que fluctúa entre tres y cuatro días, considerando la textura del suelo y las condiciones climáticas. Es importante mencionar que la frecuencia de riego se debe ir reduciendo a medida que el cultivo se acerca a la maduración. Cosecha Esta se inicia cuando un 60% de los tallos se vuelcan sobre el surco de riego y ocurre entre los 90 y 100 días después del trasplante. El empaque utilizado para la comercialización es el saco de polietileno que contiene aproximadamente entre 50 y 55 kg de bulbos. Insectos-plagas de la cebolla Una plaga es un organismo vivo, que al sobrevivir en un agroecosis tema, altera el proceso productivo en detrimento de los parámetros finales de rendimiento y calidad de los frutos. Las plagas más importantes en el cultivo de la cebolla, en el Cebollal de Coro, son las que se describen a continuación: Piojito de la cebolla (Thrips tabaci Linderman), Thysanóptera: Thrypidae. Es la plaga más difícil de controlar por sus hábitos y anatomía. Los adultos miden 1 m m de largo, son de color marrón-amarillentos. Ataca en cualquier época del año, ya que las condiciones climáticas le son muy favorables. Tiene hábitos nocturnos y se aloja en la base de las hojas, lo que hace difícil el control. El ataque comienza por las hojas inferiores, donde aparecen raspaduras alargadas de color pardo-amarillentas; luego estas manchas se vuelven plateadas y finalmente caen las hojas. El control se realiza a base de aspersiones con los insecticidas malatión (Pencotion E8) en dosis de 1 I/ha; fentión (Lebaycid) a razón de 1 ,25 I/ha; dimetoato (Difos, Perfekthion) en dosis de 1,25 I/ha. También es usado el Tambo, a razón de 1 I/hectárea. Pasador de la hoja (Liriomyza spp.), Díptera: Agromyzidae. Es una mosquita de 2 m m de tamaño y color grisáceo. Pone sus huevos debajo de la epidermis de las hojas, de donde salen larvas de color amarillo- anaranjado, que al alimentarse van dejando galerías en forma de serpentinas. El daño produce amarilleo y marchitez de las hojas. El mejor control se ha conseguido con el uso combinado de las trampas amarillas adhesivas y el insecticida Trigal (cyromacin 75%) en dosis de 250 y 300 g/hectárea. El control de estas dos plagas debe hacerse sobre la base de un permanente monitoreo del cultivo. Otras plagas de menor importancia son los cortadores generalizados (Feltia prodenia) , los ácaros rojos (Tetranychus spp.) y el medidor del repollo (Trichoplusia).
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