FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 45   Enero-Junio  1994

  FONAIAP   DIVULGA  No.  45                                                                                                                        Enero-Junio    1994

 

El Manguero en Venezuela 
VII.1. La  Propagación del Mango

Luis Avilán R., M. Rodríguez,  J. Ruiz,  C. Rengifo. Investigadores FONAIAP-CENIAP.

La presente entrega introduce y explica el mejoramiento de materiales 
(obtención de patrones y propagación de las copas) destinados a altas densidades de siembras comerciales de mango, cuyos manejos técnicos garantizan el éxito de la explotación


    En la fruticultura moderna, las plantas de los huertos están conformadas por la unión o combinación de dos partes: el patrón o pie, constituido por las raíces y la parte inferior del tronco, y el resto del tronco y la copa provenientes de otra planta distinta al que la sustenta. La longevidad, la productividad, así como otros aspectos relacionados con el éxito de la explotación van a estar asociados en gran medida a una adecuada y acertada selección de la combinación patrón-copa. 

    Una de las técnicas agrícolas de singular relevancia en la fruticultura la constituye la propagación, pues a través de ella, además de preservar los materiales, podemos reproducir y transmitir caracteres beneficiosos. La utilización de la semilla, medio natural de reproducción para la mayoría de las plantas cultivadas, presenta, sin embargo, en el caso de algunos frutales, una serie de inconvenientes y limitaciones, debiéndose por ello recurrir a un proceso artificial, utilizando partes de la planta para su multiplicación. 

    La mayoría de las variedades de frutales cultivadas o de interés comercial, son el resultado de un largo proceso de selección y evaluación; representando formas excepcionales en cuanto a caracteres de calidad, nivel de producción, resistencia o tolerancias a plagas y enfermedades, a factores del medio ambiente o a cualquier otro atributo de interés. Sin embargo, son altamente heterocigotas y al propagarse por semilla los descendientes presentan características distintas. Ello es motivado a que el embrión, cuando se forma como consecuencia de la fecundación del óvulo por el núcleo del grano de polen, la combinación u ordenamiento genético resultante en la nueva planta es diferente al que tenían sus progenitores. 

    Como una de las principales condiciones o exigencias del mercado, lo constituyen la uniformidad del producto, y en nuestro caso la de los frutos, el empleo de este medio no es el más adecuado para establecer huertos con fines comerciales, debiéndose recurrir a otros procedimientos. Vale destacar que en los programas del mejoramiento  genético se emplea la semilla como una alternativa para encontrar nuevos materiales o combinaciones, aprovechando el fenómeno antes descrito, el cual se denomina segregación genérica. Por otra parte, la presencia, en ciertas variedades de mango, de la poliembrionía o embrionía nucelular, la cual permite que además de la existencia del embrión sexual, la producción de embriones adventicios, originados en células de la nucelula que van a generar plantas similares a la madre, por poseer la misma constitución gen ética, que en aquellas variedades donde está presente este fenómeno, se puedan propagar por semillas. 

   Es importante tener presente que la gran mayoría de las variedades de interés comercial son monoembriónicas, es decir, que el embrión que posee sus semillas es de origen sexual, y en las que existe la poliembrionía, su expresión puede variar en función de las condiciones ambientales durante la floración y el desarrollo del fruto. También es interesante saber que algunas variedades monoembriónicas .pueden tornarse poliembriónicas fuera de sus lugares de origen. Por ello, la utilización de la semilla o la propagación sexual en los frutales, además de su empleo en los programas de mejoramiento gen ético, está circunscrita a la obtención de patrones.

    Para la multiplicación basada en las variedades de copa comerciales que se desean explotar, gracias a la facultad de regeneración que poseen los tejidos de los vegetales para dar origen a nuevos individuos; se utilizan desde pequeñas partes como las células o grupos de ellas (cultivo de tejidos), hasta parte u órganos enteros (yemas, esquejes, estacas, etc.) de la planta. La misma constituye la propagación vegetativa o asexual y permite que la transmisión de los caracteres gen éticos de la planta madre esté garantizada. 

    Por otra parte, es un hecho bien conocido que los árboles injertados son más precoces en cuanto a producción de frutos, ya que los árboles a pie franco o provenientes de semilla (seedling) tardan de seis a ocho años para iniciar la producción. 

   En la Figura 1 se muestra una semilla monoembriónica (A), la cual solamente da origen a una sola planta y una poliembriónica entera (8), con los cuatro diferentes embriones que la conforman. También se puede apreciar que el tamaño de los dos cotiledones acompañantes de cada embrión, presentan un tamaño variable. Al lado de ésta se presenta una semilla poliembriónica germinada. 

  Obtención de patrones 

  Los materiales que se emplearán como patrones en mango, con la finalidad de obtener la mayor homogeneidad posible de las plantas en los futuros huertos, deben ser: poliembriónicos, provenientes de variedades locales o criollas con el objeto de asegurar su adaptabilidad a las condiciones ambientales de la región y de acuerdo con las exigencias del trópico y los nuevos marcos de plantación, caracterizados por una baja tasa de crecimiento. 

   La concepción de la arboricultura moderna tiende hacia el establecimiento de sistemas de plantación que aseguren un retorno más rápido de los capitales invertidos y la mecanización o semimecanización de todas las prácticas del cultivo, incluyendo la cosecha. Estas razones de orden económico, como las de carácter fisiológico, indican que aquellos árboles de poco crecimiento, por presentar entrenudos más cortos, son los ideales para el establecimiento de las plantaciones de alta densidad o número elevado de individuos por unidad de superficie.

    Actualmente en el CENIAP se está evaluando una serie de materiales con estas características como el árbol de la variedad Camphor, que se muestra en la Foto 1, el cual a pesar de sus pequeñas dimensiones en altura (4 m) y diánetro (3 m), tiene más de 30 años de edad. 

Fig. 1 Tipos de Semillas

    En la selección de las semillas para la obtención de los patrones es conveniente tener en consideración los aspectos siguientes: 

-Homogeneidad, la cual se logra a través de un proceso de selección en relación con el tamaño y peso de las semillas. Debe darse preferencia a las más pesadas, las cuales dan origen a plántulas mejor constituidas. 

-Igualdad de origen; preferentemente las semillas deben tener igual origen o procedencia, ya sea regional, de huerto o de árbol. Antes de la colecta de los frutos debe realizarse una selección de los árboles que presenten excelente condiciones fitosanitarias y se caractericen por presentar elevados niveles de producción. 

-Los frutos para extraer las semillas, deben estar totalmente desarrollados y maduros. 

    Una vez colectados los frutos, dado que su poder germinativo decrece rápidamente, su siembra debe realizarse con la mayor prontitud posible. Así, una vez que se tienen los frutos se procede a extraer la semilla ya realizar su limpieza. Vale mencionar que generalmente se conoce como "semilla" del mango al conjunto conformado por el endocarpio del fruto y que corresponde a la parte dura o "hueso" y la almendra contenida en su interior, la cual constituye la verdadera semilla. 

    Para realizar la siembra, previamente se debe eliminar "el hueso" que la protege, mediante el corte con tijeras de podar en las extremidades o partes planas, teniendo cuidado de no dañar la almendra, pero permitiendo poder introducir los dedos para abrirlo y retirarla. Mediante este proceso, se aligera la germinación de la semilla, la cual debe colocarse en el momento de siembra con la parte cóncava hacia la superficie del suelo contenida en la bolsa (o en el semillero) para evitar la malformación de la radícula y ésta pueda tener su normal desarrollo en dirección vertical. De igual manera, se deben separar los diferentes embriones que crecen en la semilla (poliembriónica) de manera que las plántulas se establezcan sin competencia. Es importante recordar que además de las plántulas de origen nucelar hay una originada por el embrión fecundado, la cual generalmente es de mayor vigor y debe ser eliminada. 

    Las semillas germinan entre las dos y cinco semanas siguientes a la siembra, pero este tiempo se puede acortar si previamente se sumerge en agua con un fungicida como Dithane o Manzate, a razón de 5 cc por litro de agua durante 36 horas. 

    El empleo de bolsas de polietileno negro, calibre 4, de 15 -20 cm de diámetro y 25 -30 cm de profundidad, presenta la ventaja de que la planta obtenida sufre menos, desde el mismo momento de su instalación o siembra en su desarrollo posterior y en el traslado al sitio definitivo en el campo; pues al hacerse la movilización con el pilón de tierra completo, el sistema radical no sufre modificación. La bolsa se retira al momento de la siembra, efectuándole un corte longitudinal con un implemento afilado, procurando dejar intacto el pilón y las raíces en él contenidas. 

    La tierra que se utiliza para llenar las bolsas plásticas debe ser de una textura media, de muy buen drenaje y libre de malezas, plagas y enfermedades. Un medio satisfactorio puede lograrse mezclando tres partes de un suelo franco-arcilloso o franco-limoso con una parte de arena gruesa lavada. El suelo debe estar bien desinfectado. El mayor porcentaje de germinación en el mango se obtiene cuando las semillas están localizadas en sitios donde reciban calor, entre 25 y 30°C.

    Propagación de copas 

   Se realiza mediante el proceso de la injertación. Este proceso consiste en fijar un trozo vivo de una planta, provisto de una dos yemas sobre otra distinta para que ambas partes se suelden y formen una unidad. Una vez que el fruticultor ha determinado la variedad que desea plantar, debe seleccionar cuidadosamente la planta madre de la cual tomará las yemas, púas o varetas para la: injertación. Las plantas madres, como en el caso de las empleadas como semilla, deben poseer ciertos requisitos como: prestar las características varietales genuinas; tener diez o más años de edad; producir cosechas elevadas años tras años, es decir, presentar una vecería o alternancia poco acentuada y estar libre de enfermedades. 

    En la propagación vegetativa del mango, se pueden emplear varios tipos de injertos, algunos de los cuales se comentarán en nuestra próxima entrega.