FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 48   Abril-Junio  1995

  FONAIAP   DIVULGA  No.  48                                                                                                                           Abril-Junio  1995

Cultivo extensivo de la trucha arco iris en los páramos merideños

Hilda Bastardo, Zaida Coche. Investigador FONAIAP-CIAE Mérida


La trucha constituya un recurso biológico de gran importancia para las zonas altas andínas de Mérida, donde crece y se reproduce en los cuerpos de agua, lagunas y corrientes. Allí sirve para complementar la alimentación de la población nativa de esa zona y al mismo tiempo es un deporte nacional de gran valor recreativo. El FONAIAP contribuye, a través del Campo Experimental La Mucuy del CIAE Mérida, con estos propósitos al producir alevines de trucha que, además de ser adquiridos por los criadores truchícolas, se utilizan para el repoblamiento de ríos, quebradas y lagunas en toda la zona alta de Mérida.



INTRODUCCIÓN

    La trucha arco iris, Oncorchynchus mykiss, se introdujo a nuestro país en el año 1937 (Martín, 1958). El Ministerio de Agricultura y Cría trajo este salmónido con el propósito de agregar un nuevo ingrediente en la dieta de los habitantes del páramo, la cual consistía básicamente de carbohidratos. Además de la pesca de subsistencia se fomentó la pesca deportiva, constituyendo un verdadero atractivo para los visitantes de la zona. Así surgió una tradición pesquera en esta parte de Venezuela, ya que en los ríos merideños a alturas superiores a los 1500 m, no existía una fauna íctica de importancia comercial (Nebiolo, 1982). Las pesca de trucha se ha convertido en un importante deporte nacional y últimamente internacional.

     El primer cuerpo de agua sembrado fue la Laguna Mucubají, en febrero de 1938 (Ginés y col., 1948), extendiéndose posteriormente a los demás estados andinos. Anteriormente se creía que éstos eran los únicos sitios con características ecológicas para albergar a este salmónido, sin embargo existen poblaciones de trucha en el embalse Aguas Frías y en las quebradas La Negra y Aguas Frías en el estado Miranda (Rengifo, 1988), desconociéndose la fecha de su introducción. León (1972) reporta la siembra de trucha en el parque Los Chorros (Caracas). El Ministerio de Agricultura y Cría en 1980 y 1981, pobló con esta especie un río ubicado en la Sierra de Perijá y una laguna en el estado Lara, respectivamente (Bastardo y Alvarado, 1982). La siembra de trucha en Los Andes venezolanos se hizo sin tener un inventario de la fauna íctica existente. Cabe destacar la importancia de esta información con la finalidad de medir el impacto que pueda ocasionar la introducción de una especie exótica sobre la fauna nativa.

MÉRIDA COMO HÁBITAT DE LAS TRUCHAS

      En el estado Mérida, este pez se encuentra a alturas superiores a los 1500 msnm, en aguas de temperatura baja y generalmente sobresaturados de oxígeno (Foto 1). Segnini (1973) encontró en el río Chama niveles de oxígeno cercanos a la saturación. Así mismo, Bastardo (1990) reporta, para la quebrada Mucuntán del estado Mérida, valores entre 105% y 120% de saturación de oxígeno.

      A pesar de que la trucha habita nuestras aguas andinas desde hace más de 50 años, es apenas recientemente cuando se han iniciado los estudios sobre algunos aspectos de su biología en esta parte del trópico. Bastardo y col.(1989), señalan que en la quebrada Mucunután del estado Mérida, la trucha se alimenta principalmente de larvas de insectos de los órdenes Ephemeróptera, Trichóptera y Díptera. Prefiere explotar los recursos de la fauna arrastrada por la corriente de agua, aunque no desprecia la fauna bentónica. La reproducción de la trucha en esta misma quebrada ocurre durante casi todo el año, con un pico entre los meses de septiembre y enero (Bastardo, 1 990).

Foto 1. Quebrada merideña con características apropiadas para el cultivo extensivo de trucha

     Los ríos, quebradas y lagunas del estado Mérida presentan condiciones adecuadas para asegurar la vida de este salmónido y su crecimiento en nuestro medio es superior al observado en su país de origen. Gines y col. (1948) reportan un ejemplar capturado en abril de 1 941, durante un concurso de pesca, que alcanzó un peso de 3 kg, logrado durante un período de tres años, es decir un kg/año. En el concurso de pesca realizado en Mérida en 1971, se presentó una trucha con un peso de 12,100 kg (León, 1975); este ejemplar constituye hasta los actuales momentos el mayor peso logrado en los concursos que se realizan anualmente . Sin embargo, en los últimos años los ejemplares capturados en estos concursos son de menor peso, posiblemente por sobre explotación del recurso

Foto 2. Clásico Nacional de Pesca de trucha realizado en la Laguna Mucubají (Mérida), en el año 1994

Foto 3. Ejemplares capturados durantes el X clásico nacional de Pesca de Trucha ( Mérida, 1994

      Desde la introducción de la trucha a nuestro país hasta el año 1982, el Ministerio de Agricultura y Cría se encargó de¡ cultivo extensivo de este pez exótico, a través de las Estaciones Truchícolas ubicadas en cada uno de los estados andinos. A partir de 1983 estos centros de producción pasaron al FONAIAP, donde se continuó produciendo alevines de trucha, no sólo para la repoblación en ambiente natural, sino también para realizar actividades de investigación sobre su reproducción, alimentación y ecología e igualmente alevines para la venta a pequeños productores de la zona.

      El FONAIAP lleva el control de la población y repoblación de las lagunas, quebradas y ríos del estado Mérida, con características ecológicas apropiadas para mantener la vida de esta especie exótica. Hasta el año 1993, era realizada por los técnicos del FONAIAP, los miembros del Club de Pesca de Mérida y algunos particulares con reconocida tradición en la pesca deportiva de esta especie. A partir de 1994 es realizada por la Asociación Civil de Pescadores de Trucha del Estado Mérida (ACPTEM).

       Las investigaciones efectuadas en los últimos años señalan que las truchas se reproducen exitosamente en ríos y quebradas. Bastardo (1 994) encontró que la talla promedio de reproducción de las truchas en las quebradas El Oro y Mucunután fue de 13cm de longitud estandard para los machos y 16 cm para las hembras Con estas tallas, el 50% de la población se encuentra reproduciéndose. Por esta razón, en los últimos años, la siembra se ha venido haciendo con el propósito de mantener la variabilidad genética para mejorar su adaptibilidad a las condiciones del medio ambiente natural y asegurar de esta manera las poblaciones que son capturadas por los numerosos aficionados a la pesca de este salmónido.

PRODUCCIÓN DE ALEVINES PARA SIEMBRA

      Los alevines de trucha arco iris que se utilizan para poblar y repoblar los diferentes cuerpos de agua del estado Mérida se producen en el Campo Truchícola La Mucuy, a partir del stock de reproductores que posee ese campo (Foto 4). Para el período reproductivo 1991 - 1992, El Campo La Mucuy utilizó el 14,42% de su producción para repoblar diferentes cuerpos de agua (Fig. 1). La Fig. 2 indica las cantidades, en porcentaje, de alevines sembrados en lagunas, ríos y quebradas durante el año 1992 correspondiendo la mayor cantidad a la categoría de lagunas.

 

Foto 4.  Reproductores de trucha arco iris 
(campo La Mucuy)

 

     La meta establecida en años anteriores de sembrar 200.000 alevines de trucha (Bastardo, 1983), se ha reducido considerablemente debido a que existe evidencia de la reproducción de esta especie en varias quebradas de Mérida.

      Los registros de siembra llevados por el Ministerio de Agricultura y Cría, hasta 1982 y a partir de 1983 por el FONAIAP, señalan la tendencia de la siembra de trucha a lo largo de 10 años (Fig.3). Podemos ver que desde 198O la cantidad de alevines destinados a la siembra descendió, alcanzando su mínimo valor en 1984.A partir de este año varía sin una tendencia definida, pero manteniéndose siempre baja. Esto se explica por varias razones, entre ellas la evidencia de reproducción en ríos y quebradas y la carencia de un programa de siembra que involucro educación a los campesinos y pescadores, así como un programa de vigilancia. En el último trimestre de 1994, la recién creada Asociación Civil de Pescadores de Trucha del Estado Mérida (ACPTEM) presentó un programa donde involucro los aspectos antes señalados. En ese mismo año ACPTEM realizó la siembra de 50.000 alevines de trucha procedentes del Campo La Mucuy. A partir de 1994, esta asociación se encarga de realizar el cultivo extensivo de truchas en Mérida, bajo la asesoría de los técnicos del FONAIAP y la donación de alevines por este mismo organismo.

IMPORTANCIA DE LA SIEMBRA Y ASPECTOS LEGALES

     Cuando el Ministerio de Agricultura y Cría introdujo la, trucha en los Andes venezolanos, lo hizo con el fin de que por una parte, los habitantes del páramo mejorarán la calidad de su alimentación, incrementando el consumo de proteína de origen animal y por la otra, como recurso para fomentar el turismo a través de la pesca deportiva de este pez.

     La zona alta del estado Mérida carece de una fauna, íctica de importancia comercial, razón por la cual no se practica la pesca comercial; la llegada de la trucha vino a llenar ese vacío. El cultivo extensivo de este salmónido, en esta parte de los Andes venezolanos, ha tenido un favorable impacto social. A través de la pesca de subsistencia los nativos han incorporado un importante ingrediente a su dieta diaria y para los foráneos, la pesca deportiva de este salmónido construye una agradable diversión.

      El control de todas las actividades pesqueras en Venezuela es realizado por el Ministerio de Agricultura y Cría. Para controlar la pesca deportiva de trucha existe un reglamento de fecha 2 de marzo de 1951; entre los artículos del mismo destaca la prohibición de la pesca de este pez a partir del primero de octubre hasta el 15 de marzo. Así mismo, sólo se permite capturar 10 ejemplares por persona y por día con longitud estándar de 20 cm.

      La reproducción de la trucha ocurre durante casi todo el año, en dos quebradas del estado Mérida, con un pico entre los meses de septiembre a enero y un descanso reproductivo en junio y julio (Bastardo, 1990). Si el comportamiento reproductivo de la trucha es similar en otros cuerpos de agua corriente, sería conveniente cambiar la veda, permitiéndose la pesca a partir del primero de febrero hasta el 31 de julio. De esta manera se evita la captura de truchas durante la época en la cual ellas están dejando su descendencia y se permite pescar en febrero que es un mes en donde el mayor porcentaje de truchas se encuentra en estadio VI, es decir desovadas. Sin embargo, la actividad pesquera en Mérida se realiza de una manera irrestricta, sin respetar los artículos señalados en el reglamento que rige esta pesca deportiva, lo cual puede conducir a la destrucción del único recurso íctico de importancia comercial que posee este estado. Por ello, la propuesta de modificar la época de veda no tiene ningún sentido sino se acompaña con medidas de control y vigilancia permanente de esta importante especie, la cual, aunque no forma parte de la fauna autóctona de nuestro país, constituye un recurso que ha tenido sonado impacto social, especialmente en este estado de Los Andes venezolanos.

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