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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 54 Julio-Diciembre 1996 | |||
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FONAIAP DIVULGA No. 54 Julio-Diciembre 1996 |
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Entre las alternativas propuestas
para los sistemas de producción bajo riego de las mesas orientales, el
cultivo del melón (Cucumís melo) juega un papel fundamental,
debido a su mostrada adaptabilidad a la zona y alta rentabilidad. El molibdeno es uno de los nutrimentos esenciales para la vida de las plantas, las cuales difieren considerablemente en la cantidad requerida por cada especie. Las leguminosas demandan relativamente grandes cantidades para su normal crecimiento. Así mismo, las cucurbitáceas, especialmente el melón, son sensibles a su deficiencia. Especial importancia tiene el molibdeno para las bacterias fijadoras del nitrógeno, debido a que todos los sistemas biológicos de fijación de este elemento requieren de enzimas que contienen molibdeno en su estructura. Por ello, el molibdeno ha sido designado como elemento clave en el metabolismo del nitrógeno en la planta. Además, cumple en la planta otras funciones: es requerido para la síntesis del ácido ascórbico, para hacer disponible al hierro y para aliviar el daño causado por la presencia de cantidades excesivas de cobre, boro, cobalto, manganeso y zinc. Síntomas de deficiencia Hojas con clorosis intervenales en los primeros estados de desarrollo y generalizada en la medida que avanza la edad. En el caso del melón, se observan bordes necróticos quemados de color marrón pardo cenizoso, por acumulación de nitratos; láminas de la hoja no extendidas totalmente, evidenciándose deficiencia de N y de Fe, alta susceptibilidad a enfermedades foliares (Foto l). Condiciones que favorecen la ocurrencia de deficiencia * Contenido natural bajo del suelo. * pH bajo, lo cual favorece su insolubilidad. * Reacciones de precipitación con los óxidos de Fe, Mn y de Al, formando sales insolubles. * Excesos de Cu y de Mn. * Fertilización frecuente con compuestos que contengan sulfatos. * Sensibilidad del cultivo a baja disponibilidad de Mo, caso del melón. La presencia de estas condiciones en los suelos ácidos crea un ambiente propicio para reducir la disponibilidad del elemento en los suelos de sabanas. Los síntomas visuales de deficiencia de Mo se están presentando en la zona. Sin embargo, las recomendaciones de microelementos hacen énfasis solamente en Cu y Zn. Producto del manejo recibido y de las condiciones naturales de los suelos del área se presentan condiciones que favorecen la aparición de la deficiencia. Esta carencia fue detectada en suelos de las Organizaciones Económicas Campesinas (OEC) de Cashama y Tecnicamp, donde el FONAIAP desde 1994 ejecuta un proyecto de investigación extensión.
Considerando la problemática presentada, se realizó un experimento a nivel de finca con la participación de los productores de la OEC de Casharna, en un suelo de textura areno-francosa en los primeros 20 cm y franco-arenoso entre 20 y 40 cm, con bajo contenido de P, K, Mg, Fe y Cu; calcio medio y pH 5,8. La variedad empleada fue la Edisto 57, sembrada con una población de 1 1. 1 1 1 plantas/ha. Se utilizó un diseño de parcelas divididas, donde las parcelas principales correspondieron a los niveles de cal (O y 800 kg/ha) y las subparcelas a ocho tratamientos generados por la combinación de dosis de molibdeno (O y 6 gramos de molibdato de amonio, disueltos en una solución de goma arábiga al 40 %) y dosis de Zn (O y 6 kg/ha de ZNSO4) también consideradas en el estudio. Al suelo se le aplicó una fertilización básica de 80,120 y 140 kg/ha de N P 0, y K,O, respectivamente, mas 18 kg/ha CuSo4g y 6 kg/ha de CUS04' El P, Mg, Cu y mitad del N y del K se aplicaron al momento de la siembra, mientras que el K y N faltante a los 20 días después de la siembra (Foto 2). Resultados Esta experiencia permitió demostrar la presencia y solución a la deficiencia de molibdeno en melón, variedad Edisto 57. La corrección de la deficiencia condujo a: * Mayor producción debido a plantas mejor desarrolladas, producto del aprovechamiento del fertilizante nitrogenado y a la mayor tolerancia al ataque de enfermedades foliares. * En las parcelas donde se encaló y se aplicó molibdeno se observó el inicio de la fructificación más temprana, se lograron frutos mejor formados y de tamaño comercial aceptable. El análisis integral de las condiciones para detectar el problema Para las condiciones de los suelos de los llanos orientales de Venezuela, no se han establecido niveles críticos de disponibilidad de molibdeno. Por otro lado, los laboratorios de análisis de suelo y planta de la zona no tienen como rutina la determinación de este elemento y es común, a nivel mundial, encontrar que los contenidos del suelo no reflejan su estatus de disponibilidad por la planta, incluso en suelos que por su origen tienen alta presencia de molibdeno. Es así que se recomienda el análisis integral de la historia del manejo y condiciones imperantes en el suelo, para establecer si las mismas son predisponentes para la aparición de la deficiencia; por otro lado, se debe estar pendiente de la sintomatología visual en los cultivos sensitivos (melón, maní, caraota) en suelos donde se tengan condiciones predisponentes. Alternativas para la corrección Si se está seguro de haber realizado aplicaciones al suelo y aún persiste la deficiencia, conviene para siembras sucesivas modificar el pH, mediante el encalado para hacer más disponible al molibdeno. Sin embargo, es siempre preferible la aplicación del molibdeno a encalar, cuando no es deseable un incremento en el pH. Si la deficiencia es por carencia natural y/o agotamiento, se debe aplicar molibdeno directamente a la semilla para garantizar su efectividad. Para ello, aplique el molibdato adherido a la semilla con una solución de goma arábiga al 40 %. En el caso de semillas de leguminosas inoculadas con rizobio debe emplearse molidbato de amonio, pues el de sodio es tóxico para las bacterias rizógenas. El molibdato de amonio (54 %) se aplica al suelo en dosis que oscilan entre 35 y 90 gramos/ha y el molibdato de sodio (39%) entre 50 y 100 gramos/hectárea. La fertilización foliar también es efectiva. Para aplicaciones a alto volumen la literatura recomienda el molibdato de sodio 0,05 % y de amonio a 0,06 %. Esta última recomendación resultó efectiva para corregir la deficiencia en la OEC Tecnicamp. |