FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 59  Enero-Junio  1998

   FONAIAP   DIVULGA  No.  59                                                                                                                          Enero-Junio  1998


"EL CULTIVO DE LA CURUBA"

Elides González, Investigador.
Pedro Baustista Técnico asociado a la investigación.
CIAE Táchira.

 


RESUMEN

La curuba es un planta enredadera de tallo cilíndrico pubescente, de hojas obovadas, trilobuladas y aserradas en las márgenes, generalmente pubescentes en ambas caras; la flor es péndula y presenta una bráctea cilíndrica de clor verde pubescente por fuera y con tres lóbulos.

El fruto es una baya oblonga u ovoide con pericarpio coriáceo o blando de color amarillo al madurar. El cultivo de la curuba se desarrolla sobre espladeras (sistemas de soporte para la planta), dado que la misma es un arbusto trepador. Su construcción tiene principios similares a las de una cerca de púas.

La curuba produce frutos durante varios años, por lo que es necesario mantenerla mediante podas adecuadas que favorecen la producción por lo menos durante ocho a diez años. La recolección del fruto debe hacerse cuando esté pintón pues la curuba es una fruta climatérica. Debe cortarse por el pedúnculo con tijeras de podar y no se debe torcer, ni golpear ya que se estropea y disminuye su valor comercial.

Introducción

Los valles altos de los andes poseen microclimas que determinan la posibilidad de cultivar exitosamente una amplia gama de frutales, diversificando la producción agrícola y mejorando los ingresos de los agricultores.

Las passifloráceas de zonas altas (curuba y parcha granadilla) son cultivos semiperennes que se explotan a nivel de pequeños huertos familiares. Su comercialización hasta ahora limitada se ha visto incrementada en los últimos años. Sin embargo, las técnicas de producción, procesamiento y mercado utilizados para estas especies necesitan ser mejoradas.

Descripción botánica

La curuba (Passiflora mollisima Bailey) es también conocida popularmente como taxo, parcha o tumbo Serviano (Hoyos, 1989). Pertenece a la familia de las passifloráceas

Es una planta enredadera de tallo cilíndrico pubescente, de hojas obovadas, trilobuladas y aserradas en las márgenes, generalmente pubescentes en ambas caras; la flor es péndula y presenta una bráctea cilíndrica de color verde, pubescente por fuera y con tres lóbulos; el cáliz es tuberoso y glabro; los pétalos son blancos, rosado pálido o rosado intenso, oblongos y con el ápice obtuso, posee cinco estambres soldados en casi toda su longitud; anteras oblongas; ovario oblongo, tomentoso; tres estilos y tres estigmas. El fruto es una baya oblonga u ovoide (Figura 1), con pericarpio coriáceo o blando, de color amarillo al madurar; semillas obovadas, con arilo anaranjado, suculento y comestible (Escobar, 1988).

Composición

Su composición por cada 100 g se constituye de agua 92%, calorías 25 g, proteínas 0,60 g, grasa 0,10 g, carbohidratos 6,30 g, fibra 0,30 g, calcio 4 mg, fósforo 20 mg, hierro 0,40 mg, U. I. 1.700 de vitamina A, ácido arcórbico 70 mg, niacina 2,5 mg, rivoflavina 0,03 mg (Otero, 1988).

Requerimientos del cultivo

La curuba es típica de clima frío, encontrándose desde el norte de Argentina hasta México. Es cultivada principalmente en Ecuador, Colombia y Venezuela (Hoyos, 1989).

El clima ideal es el que prevalece entre los 1.800 y 3.000 msnm, con temperatura que va desde los 12 ° C. Los requerimientos de lluvia son de 800 a 1.500 mm anuales bien distribuidos. Tolera diversos tipos de suelo, pero profundos, fértiles y bien drenados; el pH varía entre 5,5 a 6,3 (Otero, 1988; Schoniger, 1985).

Propagación

La propagación de la curuba se realiza por semilla sexual, seleccionando los frutos de las plantas que presentan excelentes características de adaptación, de mayor desarrollo, producción y resistencia a los patógenos.

Se escogen los frutos bien desarrollados y maduros, se cortan los extremos, dejándose las semillas de la parte central para su propagación. Las semillas se extraen con la pulpa (arilo), pudiéndose sembrar directamente o se exprime la pulpa manualmente en un tamiz y se secan las semillas a la sombra.

Posteriormente se siembran en su semillero y cuando las plantas alcancen 10 cm de altura y cuando las plántulas tengan de tres a cuatro hojas verdaderas, se trasplantan a boslas de polietileno. El segundo trasplante se efectúa al sitio definitivo, cuando alcancen una altura de 35 a 45 cm. La distancia de siembra que más se recomienda para la curuba es de 5 x 3 metros (aproximadamente 667 plantas/hectárea).

Conducción

El cultivo de la curuba se desarrolla sobre espalderas (sistema de soporte para la planta), dado que la misma es un arbusto trepador. Su construcción tiene principios similares a las de una cerca de púas. Se utilizan estantillos de 2,5 m de largo, enterrados a 50 cm y pueden ser de cemento o de madera. Los estantillos se colocan cada cinco metros, sembrándose la planta en el centro. A partir de la superficie del suelo, cada 50 cm se colocan los alambres galvanizados, número 12 o 14, para un total de cuatro hilos. Antes de alcanzar los hilos de la espaldera se le colocará un tutor.

Para la construcción de la espaldera es conveniente tener en cuenta la dirección de los vientos y colocarlas en la misma dirección de éstos, para que el cultivo tenga buena aireación y no haya exceso de humedad entre espalderas o debajo de la planta, porque el exceso de humedad favorece la incidencia de enfermedades en los frutos y hojas (Figura 2).

Labores de cultivo

El cultivo debe estar libre de malezas, los suelos bien drenados y evitar los excesos de riego. Una medida preventiva es el buen mantenimiento del cultivo mediante las podas continuas de mantenimiento.

Poda

La curuba produce frutos durante varios años, por lo que es necesario mantenerla mediante podas adecuadas que favorecen la producción, por lo menos durante ocho a diez años, según cuanto sea rentable.

Tipos de poda

- Poda de formación

Se aplica una sola vez a la planta joven. Se realiza en el vivero, dejando a la planta un solo tallo principal y eliminando los laterales. Una vez trasplantada la planta al sitio definitivo, se deja crecer hasta 2 m y se le conduce con un hilo hasta el último alambre, donde se fija enredándola en sus zarcillos (Figura 3).

Cuando el tallo principal alcanza el último alambre, se debe cortar la yema terminal encima de un nudo para provocar el brote de yemas laterales. Se seleccionan ocho brazos para igual número de ramas en los alambres. Todos los brazos se deben recortar a 2,5 m de longitud; es decir, el límite de dos plantas es el poste.

Una vez efectuada la distribución de los brazos, se suprimen progresivamente los brotes que salgan a lo largo del tallo principal y del pie de la planta. La planta se debe formar desde abajo hacia arriba; es decir, que los brotes inferiores tienen que ser siempre más fuertes que los superiores, porque de esta manera se favorecen los brotes de arriba.

- Poda de mantenimiento

Cuando la planta ha entrado en plena producción habrán ramas mal distribuidas o sobrantes que deben eliminarse. Según criterio del cultivador, con la cosecha se puede efectuar al mismo tiempo la poda de mantenimiento. Existen sitios donde la planta necesita especial atención:

- Los límites entre dos plantas (donde está el poste).

- Cuando las ramas laterales de los brazos estén terminando la fructificación; es decir, cuando las frutas ya estén grandes se deben recortar los brotes terminales de las ramas y una vez cosechadas todas las frutas de cada rama, ésta se recorta en su base (se suprime totalmente).

- Poda de renovación

Con esta poda se renuevan las partes agotadas de la planta para producir frutos. Al terminar la recolección de todos los frutos de las ramas laterales, los brazos quedan limpios y entonces se cortan cerca del tallo principal, dejando tres a cuatro yemas, las cuales brotarán y será seleccionada la más vigorosa, procurando que sea la más cercana al tallo principal.

Fertilización

Antes de iniciarse un programa de fertilización es necesario practicar un análisis de suelo para conocer su estado de fertilidad. Antes de la siembra se hace la aplicación de materia orgánica que sea necesaria según el suelo, y si hay que corregir el pH se debe encalar un mes antes de la siembra de las plantas.

En general, durante el primer año se recomienda aplicar 50 g de urea por planta, cada tres meses. El fósforo y el potasio se aplican de acuerdo con la disponibilidad del suelo. Cuando la planta inicia su producción se debe fertilizar antes de la floración y después de la fructificación (dos aplicaciones por año); además, deben aplicarse micronutrientes en forma foliar dos veces por año para prevenir posibles deficiencias.

Problemas fitosaniarios

En cuanto a problemas fitosanitarios que afectan a la curuba, tenemos las enfermedades causadas por hongos. Esporádicamente se presentan algunas plagas.

Enfermedades

La más importante es la marchitez o pudrición seca de la raíz, ocasionada por el hongo Fussarium spp. El primer síntoma que aparece en la planta es la flacidez y el marchitamiento, las hojas se tornan amarillas y mueren.

La antracnosis es otra enfermedad que afecta este cultivo, es causada por el hongo Colletotrichum spp., ataca las hojas, ramas y frutos, produciendo defoliación y caída de los frutos.

Otra, es la roña o costra, causada por el hongo Cladosporium. Ataca a los frutos en distintos estados de desarrollo y puede causar malformación del fruto, reduciendo su valor comercial.

Para controlar todas estas enfermedades fungosas, debe tenerse en cuenta la variación de las condiciones climatológicas, como también el porcentaje de flores y frutos presentes en la planta. Se hacen aplicaciones a base de fungicidas cúpricos, rotando los productos cada 15 a 20 días. Deben recolectarse los frutos y partes enfermas de las plantas para su destrucción.

Plagas

El gusano de las hojas (Agraulis juno) comedor de hojas, es una plaga que puede causar daños de gran incidencia económica si no se controla oportunamente.

Otra plaga de este cultivo es el áfido chupador de savia, que se localiza en el envés de la hoja. El control de ambos se realiza cuando se justifique, con aplicaciones de insecticidas.

Cosecha

La curuba comienza a producir, por lo regular, a los ocho meses de plantadas. El lapso entre la salido del botón floral y la madurez, gira alrededor de seis meses.

La recolección del fruto debe hacerse cuando esté pintón, pues la curuba es una fruta climatérica. Debe cortarse con tijeras de podar, por el péndulo y no se debe torcer, ni golpear, ya que se estropea y disminuye su valor comercial.

El promedio de rendimiento es alrededor de 320 frutos por planta/año, con un promedio de peso de 70,5 g cada fruto. Con una densidad de 667 plantas por hectárea se obtendrán 15 toneladas de fruto. Esta cantidad puede aumentarse con un buen manejo de la plantación, referido a podas eficientes, fertilización y tratamientos de protección sanitaria.

La curuba con alto potencial para el mercado, puede alcanzar en poco tiempo volúmenes considerables de producción. Es altamente rentable por el precio que se cotizan las frutas en el mercado actualmente (60 a 120 Bs. por kilogramo).

IMAGENES

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Imagen 3

Leyendas

Las imágenes son propiedad de los autores del artículo.

Imagen 1. Tipos de Poda: a) Formación, b) Producción, c) Mantenimiento, d) Renovación
Imagen 2. Espalderas verticales.
Imagen 3. Passifolra mollissima

Bibliografía

Escobar, L. K. 1988. Passifloráceae. En: Flora de Colombia. p. 78-81. Instituto de Ciencias Naturales. Museo de Historia Natural, Universidad Nacional. Bogotá, Colombia.

Hoyos, I. 1989. Curuba, parcha (Passiflora mollisima HBK Bailey). En: Frutales en Venezuela. p. 210-211. Sociedad de Ciencias Naturales La Salle. Caracas, Ven. 375 p.

Otero, L. 1988. El cultivo de la curuba. Revista Esso Agrícola. Vol. XLI. Bogotá, Col. p. 11-17.

Schoniger, G. 1985. Tecnología para el cultivo de la curuba. Edit. Guadalupe. Bogotá, Col. 256 p.