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  FONAIAP   DIVULGA  No.  59                                                                                                                         Enero-Junio  1998


La roya del cafeto en Venezuela: ¿ Diseminación natural o introducción intencional del patógeno?

Ramón Silva-Acuña.; Laércio Zambolim.
Investigador. FONAIAP CIAE MONAGAS.
Profesor. Universidad Federal de Vicosa.
Departamento de Fitopatología. MG. Brasil

 


En este artículo se analizan las características biológicas y de diseminación de las uredosporas de Hemileía vastatrix berk. & Br., las cuales permiten sugerir que la roya del cafeto fue introducida intencionalmente, tanto en Venezuela como en Brasil.

Después de la detección de la roya de¡ cafeto en Brasil, en 1970, y en Venezuela, en 1984, aún es controvertida la explicación del modo cómo fue introducida. Caso similar ocurrió cuandofue detectada en Nicaragua (Llano, 1977), primer país en ser afectado en América Central.

En Brasil se realizaron diversas investigaciones sobre la diseminación de la roya, en la época cuando surgió el problema. En Kenia, Afñca, también se han efectuado estudios sobre la dispersión de esporas.

Sin embargo, los trabajos sobre diseminación y dispersión del hongo son prácticamente inexistentes. La más reciente contribución es la de Kushalappay Eskes (1f977), los cuales indican que para las condiciones de campo donde la lluvia está frecuentemente asociada con fuertes ráfagas de viento, existe dificultad para cuantificar en forma separada la contdbución de cada uno de los factores cismáticos.

Existen contradicciones en la literatura disponible sobre la diseminación de la roya del cafeto por el viento, a grandes distancias. Hasta 1960 y de acuerdo con los trabajos de Rayner(1960),se aceptaba que demodo similar a las royas de los cereales, las uredosporas de Hemíleía eran disemnadas, principalmente, por el viento; sin embargo, los trabajos de Nutman y col. (1960), basados en datos de campo y laboratorio, demostraron que el viento desempeña un papel poco importante en la diseminación de este hongo, indicando además que no parecía haber posibilidad de diseminación de H. vastatrix por el viento a grandes distancias.

Estos autores observaron que las uredosporas son liberadas en aglomerados provenientes de las lesiones de las hojas; de esta forma no podrían ser transportadas a grandes distancias y, además, pocas serían las esporas en alcanzar la atmósfera.

Cuando las esporas de H. vastatrix <están agrupadas poseen una velocidad descendente 25 veces mayor que la de las esporas de las royas de los cereales, de ese modo no seffantransportados adistancias mayoresde 3,2 km, y en forma aislada podrían alcanzar hasta 1 1,2 km; condición totalmente opuesta a lo que sucede con las royas de los cereales, las cuales pueden alcanzar distancias de 1 1.200 kilómetros.

Otro argumento presentado por Nutman y col. (1 960), fue que la captura de esporas en trampas para esa final ¡dad fue ocasional; así, sería muy baja la probabilidad de que cantidades suficientes de inoculo pudieran ser transportados por el viento y causar el surgimiento de la enfermedad. Concluyendo que la distribución de esporas de H. vastatríx por el aire, en condiciones favorables ocurre durante todo el año,sólo que en proporciones muy bajas, produciendo pústulas pequeñas y dispersas en las hojas de las plantas. Así mismo, atribuyeron a la diseminación por el agua de las lluvias el aumento de la enfermedad a magnitudes epidémicas.

  Burdekin (1960), en sus experimentos ,onstató que las esporas de H. vastatlix Dodrían ser diseminadas por el viento y la luvia;sin embargo, no aseguró la importancia relativa de cada una, 9 indicó que cuando las hojas de la parte superior de la copa de la planta presentan lesiones aisladas de la roya, éstas solamente ocurrirían si las asporas fuesen llevadas por ei viento.También señaló que la diseminación por ei viento podría explicar observaciones de campo como:
a) la ocurrencia de infecciones en viveros decafé,aun adistancia entre  9 a  18 metros de la fuente del inóculo,
b) el surgimiento de ataques de la roya en áreas donde no existía la enfermedad y
c) la detección de la enfermedad en una localidad, después de una larga estación seca, donde la fuente de agua en las hojas solamente proviene del rocío.

   Rayner (1961) observó en condiciones de campoque la liberación de esperasen el aire es considerable; sin embargo, ante el hecho de que la liberación de las uredosporas es mayor durante la época de lluvias, admite que la mayoría de ellas es depositada cerca del lugar de forrnación.

Resultados similares obtuvieron Martínez y col. (1977), en condiciones controladas. No obstante, estos últimos autores relataron que en con- diciones de campo, ráfagas de vientos de hasta 20 kmlh ocasionan la liberación y diseminación de las esporas. Además de ello, señalan que los vientos naturales de 4 kmlh fueron suficientes para provocar su liberación, indicándolos como factor importante en la dispersión de la roya del cafeto

    En otros estudios sobre diseminación, Bock (1972) constató que el número de uredosporas de H. vastatríx en el aire du- rante las épocas de aumento de la inciden- cia y severidad de la enfermedad era muy baja, cuantificando apenas dos esporas/ CM3 de aire. Sus estudios le permitieron afirmar que la concentración de inóculo adecuado para obtene rinfecciónes del 5 a 3O esporas/cm2 de área foliar y para concentraciones inferiores a siete esporas cm2  la formación de pústulas es esporádica.

 Las concentraciones ideales de inóculo fueron obtenidas en el período de lluvias, lo cual no ocurrió como resultado de la diseminación por el viento. Bock (1962) confirmó los estudios hechos en laboratorio por Nutman y col. (1960) en Kenia, quienes también observaron que las uredosporas de H. vastatrix son diseminadas principal.

Resultados similares obtuvieron García y Baeza (1988) en Colombia. Estos últimos autorescoinciden con laopinión de Ortolani et aL (1971), señalando que la dispersión porelvientotieneinfluencia acortadistancia y que todos los focos observados enáfrica del Sur (región de Transvaal) y en Angola, estaban relacionados con el tránsito de personas o de material de café infectado, época en la cual la introducción de la enfermedad era relativamente reciente.

 Ahora que nuevamente se discute sobre la diseminación de H. vastatrixvale la pena recordar la inferencia de Schieber (1975) sobre la detección de las razas II y XV, las cuales aparecieron en Brasil en los cuatro años siguientes de su identificación y que posiblemente llegaron al estado de Bahía, en cincoosietedías, procedentesde Angola (África occidental), traídas por los vientos alisios a través del Océano Atlántico.

Por otra parte, la raza III, proveniente de la lndia y del timor portugués fue detectada inicialmente en el estado de Sáo Paulo y no fue encontrada en el norte de Brasil (Bahía) que era el lugar más cercano entre el territorio brasileño y África occidental.

    Entonces, si fueron los vientos alisios los que  la trajeron hasta Brasil ¿Porqué no se detectó inicialmente esa raza en el lugar más cercano entre esos continentes?

    De la biología de hongo se conoce que las fases de picnidio y eciosporos son desconocidas y que las uredosporas y teliosporas pueden germinar in situ, produciendo basidiosporas que no causan infección. Además, no se conoce el huésped intermediario donde podrían ser producidas lasfases desconocidas (Vishveshwara y Nag, 1960). De esta manera, tanto la forma infectiva como la forma de sobrevivencia del patógeno son las uredosporas y además su sobrevivencia es muy corta despuésde liberadasde laspústulas (Romeiro y Chaves, 1972).

   Al analizar las informaciones disponibles sobre la diseminación de H. vastatlíxy aceptando de forma hipotética que ésta ocurre por el viento, lo cual es contrario a los resultados de Bock (1 962) y Nutman y col. (1 960), expuestos anteriormente, entonces cabe hacerse la pregunta de ¿Porqué la enfermedad no apareció antes de 1970 en Brasil, si desde 1 952 ya estaba en Daomé y desde 1 966 en Anggla (Chaves y col., 1970), ambos países del Africa Occidental? Bowden et aL, citado por Schieber (1975), señalan que las uredosporas pueden sobrevivir a altitudes de 5.000 metros y a temperaturas de 4 "C; sin embargo, los trabajos de Nutman y col. (1 960) demuestran que las uredosporas de la roya delcafetosonmuchomáspesadasquelasde los cereales, portanto no podrían atravesarel Océano Atlántico a esas actitudes y mucho menos diseminadas por el viento.

Este conjunto de razones conduce a sugerir que, tanto para el caso de Brasil como para el de Venezuela, la roya del cafeto pudo haber sido introducida de manera intencional. Particularmente en el caso de Brasil,su rápida diseminación dentro de las áreas cafetaleras fue influenciada por el viento y el tránsito de personas (Schieber,1 975).

   Hay que tener en mente que la severidad alcanzada por la enfermedad en esa localidad donde se detectó fue muy alta, debido a que la temperatura es elevada y las precipitaciones pluviométricas son abundantes, características éstas quefavorecen la biología del hongo, y por tanto inducen a la producción de abundante inóculo.

 En el caso de Venezuela, para la finca El Progreso, donde las condiciones climáticas también favorecieron su biología, no ocurrió rápida diseminación para otras áreas cultivada con café, como las del Distrito Córdoba del estado Táchira; tal vez, debido a las medidas cuarentenadas adoptadas para el momento de su detección, las cuales detuvieron el avance de la enfermedad. La baja velocidad del viento entre las plantaciones de café sombreadas también pudieron contribuir a disminuirla diseminación del hongo.

Así como nos preguntamos para el caso del Brasil cuando se detectó la raza III en Sao Paulo, sin haber pasado por la parte más cercana geográficamente de Brasil con África, nos preguntaríamos para el caso de Venezuela ¿Por qué no fue encontrada en cafetales que están adyacentes al área fronteriza con Colombia y sí detectada por primera vez encafetales que están localizados en actitudes consideradas marginales para el cultivo y distantes en más de 100 km de los focos de la enfermedad? Si la diseminación la realizara el viento, se podría esperar que esas áreas fuesen las primeras en ser afectadas, lo cual no ocurrió.

Bibliografía

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