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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 59 Enero-Junio 1998 | ||||||
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FONAIAP DIVULGA No. 59 Enero-Junio 1998 |
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Introducción Los agricultores y los investigadores deberán trabajar conjuntamente, con la finalidad de explorar vías prometedoras para salvar las dificultades actuales en la producción de alimentos a los productores desasistidos que laboran en pequeñas parcelas. Como una solución a los grandes problemas de baja producción en el mundo y más específicamente en las regiones tropicales, generalmente se promueve el aumento de las áreas bajo siembra. No obstante, la escasez de tierras con vocación agrícola cada vez es mayor, lo que obliga a explorar las posiblidades de cultivar más de una especie en una misma área de terreno. Entre los sistemas tradicionales de nuestros productores se encuentran, entre otros, los cultivos de yuca, maíz y frijol. Estos rubros se pueden asociar sin ningún problema, siempre y cuando las condiciones de precipitación y de fertilidad del suelo de la zona considerada, lo permitan. Debe considerarse la poda de la yuca como una necesidad parra poder intercalar un segundo cultivo. Es común encontrar en nuestro país plantaciones de yuca asociada a otros cultivos, en una gran diversidad de situaciones. Así podemos encontrar yuca asociada con cítricos, café, cacao, piña, bananos, etc. De toda esta gama de asociaciones, una de las alternativas de producción con mayor éxito es la yuca asociada al maíz y frijol, que a la par de suministrar los carbohidratos que básicamente aportan la yuca y el maíz, suministra la proteína del frijol. La utilización de la yuca en esta asociación implica hacer uso del manejo de la poda, la cual puede ser ligera o intermedia. Otra posibilidad existente consiste en la utilización de materiales de yuca que presentan valores altos de defoliación. En caso de poda, el cultivo de la yuca reduce su producción de raíces y almidón en relación directa al grado de severidad y frecuencia de la misma. No obstante, esta práctica es necesaria para poder intercalar el frijol. Otro elemento que introduce el efecto de la poda es la proliferación de malezas, en virtud de la mayor cantidad de luz que penetra a las partes más bajas del cultivo. Estas pueden ser controladas con productos químicos o en su defecto, repicando el follaje producto de la poda de la yuca y cubriendo con éste los espacios libre entre hileras y plantas. En este tipo de asociación, el maíz se siembra al mismo tiempo que la yuca y las experiencias indican en este caso, que el maíz reduce poco su rendimiento. Una vez cosechadas las mazorcas se deja el tallo del maíz en el campo, el cual servirá conjuntamente con la yuca para soportar el cultivo intercalado. En el caso del frijol trepado como cultivo intercalado se citan como desventajas, la necesidad de soportes, requieren suelos más fértiles y necesitan un período más largo para madurar. No obstante, estos materiales poseen un rendimiento mayor y más estable que los materiales arbustivos y toleran mejor las enfermedades del follaje, debido a la aireación del mismo, en razón de la altura que alcanzan. Poseen un ciclo más largo, lo cual le permite recuperarse mejor de los problemas fitosanitarios. Como consecuencia de su período más prolongado, los granos maduran en diferente tiempo, lo cual permite hacer varias cosechas durante el ciclo, evitando que el total de la producción sea robada; situación que es frecuente en las parcelas de pequeños productores. En relación con la actividad de siembra de yuca asociada con maíz y frijol, se pueden mencionar algunos resultados obtenidos en diversas localidades del mundo. En Ruanda (Africa), pequeños parceleros han obtenido hasta 1.700 kg/ha de grano, utilizando el tipo de material trepador asociado con yuca y maíz. En Turrialba (Costa Rica), se han obtenido entre 4.000 y 6.000 kg/ha de frijol en varias cosechas recolectadas en estado de vainitas, 8.000 kg/ha de raíces comerciales de yuca y 2.800 kg/ha de maíz. En Venezuela (Yaracuy), se han obtenido 700 kg/ha de frijol, utilizando materiales arbustivos, 7.000 kg/ha de raíces comerciales de yuca y 1.100 kg/ha de maíz. Como se puede observar, la utilización de esta práctica puede ayudar a solventar las dificultades de producción de pequeños huertos familiares, permitiendo el uso más eficiente de la tierra y de los recursos que se dispongan, reduciendo al mismo tiempo los riesgos de pérdidas ocasionadas por plagas, enfermedades y otros factores ambientales como la escasez de agua, mejor uso de la mano de obra disponible y mejorando al mismo tiempo las condiciones alimentarias del pequeño agricultor. IMAGENES
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