FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 61 Enero-Marzo 1999 | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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FONAIAP DIVULGA No. 61 Enero-Marzo 1999 |
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JÍCAMA Y NUPE: DOS LEGUMINOSAS TUBEROSAS CON FUTURO EN VENEZUELA Freddy Espinoza*; Marten Sørensen**; Patricia Argenti*, Yris Diaz* *Investigadores. FONAIAP-Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias.Instituto de Investigaciones Zootécnicas. Forrajes. Maracay. ** Universidad de Copenhague, Dinamarca. |
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En Venezuela, los cultivos de raíces y tubérculos han estado basados en la explotación y comercialización de yuca (Manihot esculenta), batata (Ipomoea batata) y papa (Solanum tuberosum), los cuales se caracterizan por presentar bajos contenidos de proteína cruda. Asimismo, los índices de pobreza en el país (70%) y el bajo poder adquisitivo, han estado incidiendo en una desnutrición infantil agravada por un déficit proteico que supera los 50 g proteína/persona/día. Por otra parte, existe una competencia directa entre los humanos y los animales por el consumo de alimentos de uso común, por lo que urgen estudios alternativos en la alimentación humana y animal. En este sentido, las leguminosas tuberosas del género Pachyrhizus se presentan como cultivos de amplias posibilidades de uso para ayudar a subsanar la situación crítica antes mencionada. Por ejemplo, la jícama (Pachyrhizus erosus), cultivada en México para consumo humano, tiene un desperdicio cercano a 20% en tubérculos no comercializables, que podrían ser destinados a la alimentación animal en forma fresca o para la elaboración de raciones balanceadas. El nupe (Pachyrhizus tuberosus) y la jícama son plantas anuales, aunque pueden comportarse como permanentes si no son cultivadas; de carácter determinado o indeterminado, con flores de color blanco o lila, legumbres de 10 a 20 cm de largo, yemillas de 7 mm de largo y 10 mm de ancho. Presentan raíces tuberosas engrosadas, suculentas y dulces que son consumidas en forma fresca (cruda) o cocidas, siendo la más común la primera forma de consumo. Estos cultivos son comúnmente comercializados en países como Estados Unidos, México, Tailandia, China, Ecuador y Bolivia, entre otros. La jícama fue introducida en Venezuela por Espinoza en 1994, mediante semilla proveniente de Tonga, enviada por los doctores Paul Erick Nielsen y Marten Sørensen, a través del proyecto internacional Investigaciones Biosistemáticas de Leguminosas tuberosas (sub) tropicales del género Pachyrhizus (Yam beans), con especial referencia en el desarrollo de variedades con alto potencial. Tiene su origen en México y Centroamérica, con una capacidad de adaptación que va desde el nivel del mar hasta los 1.800 msnm. El Pachyrhizus tuberosus es de la Amazonia y fue utilizado por los indígenas en Venezuela hace más de 50 años, conocida vulgarmente como nupe o caraota de caballo, debido al tamaño y color de sus semillas. Sin embargo, con el proceso de la civilización indígena y su migración a otras ciudades del país, ésta fue abandonada y actualmente no se cultiva en ninguna parte, quedando sólo vestigios de ella en algunas localidades como en los estados Monagas (adyacente a Caripe), Táchira (El Nula) y Zulia (entre la Sierra de Perijá y la Cordillera de Mérida). Estas especies pueden considerarse como plantas integrales, ya que el follaje, con un contenido de proteína cruda (PC) entre 20 y 24% puede ser destinado para los animales; las semillas, las cuales presentan compuestos tóxicos como los rotenoides, sirven de insecticidas naturales biodegradables que pueden ser utilizados por la agroindustria y el tubérculo, que presenta entre 9 y 17% de PC puede ser destinado para el consumo humano y animal. Manejo del cultivo - Epoca de siembra En Venezuela actualmente se está llevando a cabo un ensayo para evaluar diferentes fechas de siembra, lo que permitirá definir la mejor época. Se observa hasta el momento que existe un efecto de fotoperíodo, por lo que la floración se neutraliza considerablemente cuando se siembra a finales del mes de noviembre. - Preparación del suelo Se procede a dar dos a tres pases de rastra, dependiendo de la textura del suelo. Para el cultivo se prefieren los suelos arenosos con buen drenaje y de baja a buena fertilidad, con pH entre neutro a ligeramente alcalino, aunque se adapta a una gran variabilidad de suelos. Crece bien en ambientes difíciles del trópico caliente, desde 0 a 1.750 msnm. Ensayos recientes en suelos ácidos de textura liviana nos han permitido inferir que el cultivo se adapta a estas condiciones, pero sus rendimientos disminuyen. - Método de siembra Los métodos más usados son los de forma manual o mecánica. - Densidad de siembra Es muy variable, dependiendo del tipo de suelo. Sin embargo, una de las más utilizadas es una distancia entre plantas de 25 cm y entre hileras de 60 a 80 centímetros. En México se utiliza el sistema de doble hileras: 25 x 25 cm entre plantas e hileras y 80 cm entre surco o dobles hileras. De esta forma se obtienen tubérculos pequeños para la comercialización con un elevado rendimiento. - Fertilización Depende de la fertilidad del suelo. No obstante, no requiere fertilización con nitrógeno porque es capaz de fijar entre 160 y 230 kg N/hectárea. - Riego y poda Es necesario aplicar riego durante la época seca. La eliminación de las flores en la jícama es una práctica obligada para reducir el desarrollo vegetativo e incrementar el rendimiento y mejorar la calidad de las raíces. Se ha determinado que la desfloración (poda de flores) incrementa entre 30 y 55 % los rendimientos de tubérculos. Control de malezas Para el control de malezas se recomienda la aplicación pre-emergente de una mezcla de dos herbicidas, uno para malezas de hoja ancha basado en linurón y otro para las de hoja angosta, a base de pedimentalín (en las dosis comerciales). A la cuarta semana después de la siembra se puede requerir otro control, el cual se puede hacer con cultivadora acoplada al tractor, con un herbicida de contacto dirigido o manualmente con machete y escardilla. Recientemente, en el Instituto de Investigaciones Zootécnicas del CENIAP se llevó a cabo un ensayo con ovejos como controladores de malezas, resultando así un método efectivo para el mantenimiento del cultivo; además, esto permitió incrementar los rendimientos de tubérculos en más de 30 por ciento Cosecha Esta se realiza a los seis meses después de la siembra; sin embargo, en los sistemas de producción comerciales ésta se hace temprano, entre los tres y cinco meses, para obtener tubérculos pequeños favorables para el mercado minoritario. Rendimiento del cultivo En el Cuadro 1 se observan los rendimientos encontrados en Venezuela, tanto en jícama como en nupe (TC 239), donde los promedios obtenidos fueron:10 t/ha de materia seca aérea, 17 t/ha en tubérculos y 0,70 t/ha de semillas; resaltando para la producción de tubérculos grandes y pequeños las accesiones EC 565 (59 t/ha) y EC 525 (26 t/ha). Sin embargo, en países como México, Costa Rica y Tonga, entre otros, han obtenido experimentalmente rendimientos superiores a las 100 t/hectárea.
Promedio: 10
17 0,70
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