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70 TONELADAS DE NARANJA POR HECTÁREA EN LA CITRICULTURA
NACIONAL. ¡UNA REALIDAD!
*Luis Avilán
Rovira, **José Ruiz *Investigador.
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La fruticultura es uno de los renglones con mayores opciones de convertirse en el líder de las exportaciones de productos no tradiciones del país. La existencia de extensas áreas que satisfacen los requerimientos edafoclimaticos, así como la participación de productores progresistas, son algunas de las razones que sustentan la anterior afirmación. Considerando que los bajos rendimientos por unidad de area (kg/ha) constituyen una de las principales limitaciones, que podrían a corto plazo afectar su competitividad, haremos referencia a la experiencia de los señores Florencio y Eutimio Hernández, de la región citrícola de los valles altos de Nirgua (850 msnm) estado Yaracuy, que han obtenido rendimientos hasta de 60 toneladas por hectárea, que ponen de manifiesto la existencia de técnicas para superarla. Antecedentes y algunos conceptos básicos Uno de los cambios tecnológicos de mayor repercusión en los niveles de producción en los últimos años, lo constituyó el incremento en la densidad de población de los frutales perennes de tipo arbóreo, como la naranja (Citrus sinensis L.Osbeck). En la búsqueda de alternativas para incrementar la producción y productividad, los productores al establecer sus huertos lo hacían mediante el empleo de diferentes marcos de plantación (cuadrado, rectangular, tresbolillo) y distanciamientos (8 x 8 m; 7 x 7 m; 8 x 6 m; 7 x 6 m; otros). Sin embargo la ocurrencia de un hecho fortuito y negativo para el cultivo, como lo fue la presencia entre los años 1980-1984 de una enfermedad de tipo viral, la "tristeza", y la necesidad de sustitución del patrón empleado para la época naranjo amargo (Citrus aurantium L.) por su extremada susceptibilidad, impulsó definitivamente la adopción de mayores densidades de población. De los marcos tradicionales de plantación de 8 x 8 m (156 pl/ha) y 7 x 7 m (204 pl/ha), con el intercalamiento de las nuevas plantas, pasaron respectivamente a 8 x 4 m (319 pl/ha) y 7 x 3,5 m (408 pl/ha). Las poblaciones obtenidas al duplicar las anteriormente establecidas y dependiendo de la virulencia de la enfermedad, mejoraron sustancialmente los promedios para la época de 9 a 10 t/ha, alcanzando los actuales rendimientos de 15 y hasta 20 t/ha. Es importante destacar que el umbral de producción para la década de los 90; es decir, el máximo nivel de producción que es factible lograr para la naranja, algunos investigadores lo han establecido alrededor de las 100 t/ha, lo cual implica que utilizando una adecuada tecnología es posible obtener mayores niveles de producción El persistente concepto de que "mientras más vigoroso vegetativamente o mayor sea el desarrollo del árbol, mayor será la producción", determinó que se continuará empleando como patrón materiales como el limón Volkameriano (Citrus volkameriana) que inducen alto vigor vegetativo. Esto trajo consigo, que pese a los importantes beneficios que se obtuvieron con la implantación de las nuevas densidades en relación con los rendimientos y su incidencia en el aspecto económico, la técnica empleada adolecía de una importante falla, la cual a corto plazo afectó la "eficiencia productiva" o número de frutos por metro cubico de follaje o área foliar (N° frutos/m3 de follaje) de los plantas y en consecuencia, del sistema como tal. El trópico, caracterizado por un régimen de alta temperatura constante a través de todo el año, induce a un continuo desarrollo vegetativo de los árboles, con excepción de los períodos de sequía o falta de humedad en el suelo. Esto trae como consecuencia que la competencia interna por luz y nutrimentos por el auto-sombreamiento y la competencia externa por la interferencia con los árboles adyacentes, afecten la capacidad de producción de frutos por volumen de copa, la cual disminuye progresivamente en función al vigor vegetativo que posea la planta, Cuando se incrementa la densidad de población, se disminuye el espacio aéreo y del suelo a disposición, y en consecuencia, se acentúa la competencia por luz dentro de la plantas y con las adyacentes. Para compensar sus limitaciones de espacio lateral, la planta incrementa su crecimiento en altura en la búsqueda de una mayor iluminación .A mayor vigor vegetativo de los materiales, mayor competencia interna y externa, y en consecuencia, menor será el lapso para que se inicie la pérdida de la "eficiencia productiva". Los cítricos tienen la tendencia a ramificarse de una manera excesiva y a producir un follaje denso en la parte exterior de la copa, lo que generalmente impide que la luz penetre en su interior. Se ha demostrado que la luz que recibe la superficie foliar afecta la fijación y la distribución de los frutos; y que la intensidad de la luz en el interior de la copa de los árboles decrece en relación con la distancia que lo separa de la periferia de la misma. Por ello, en los primeros 90 cm de la parte vegetativa exterior de la copa de los árboles se encuentran 90% de los frutos. Es importante destacar que esta pérdida de "eficiencia productiva" también ocurre en condiciones subtropicales y templadas, pero a diferencia del trópico sucede más tardiamente. Turrell (1961) al analizar los resultados experimentales realizados en cítricos en condiciones subtropicales, estimó esta pérdida en media caja de naranjas (20 kg de fruto) por cada incremento de 28 m3 del volumen de la copa; añadiendo que la misma se inicia a partir del octavo año. Vale destacar que una planta en condiciones subtropicales de diez años de edad es similar, en relación con el tamaño y niveles de producción, a una de cinco años de edad en el trópico. Así mismo, mientras una planta de 25 años de edad en Florida, USA (subtropico) está en su período de máxima capacidad de eficiencia productiva, en Venezuela ya es una planta vieja o en período de senescencia. Estas diferencias tienen como causa fundamental las condiciones térmicas anuales imperantes en una y otra región. Por ello, en condiciones tropicales como las nuestras debemos seleccionar patrones o combinaciones patrón-copa que induzcan a un menor tamaño de las plantas, para evitar a corto o mediano plazo la pérdida de "eficiencia productiva", como consecuencia de la alta tasa de crecimiento que las condiciones térmicas inducen. En una planta caracterizada por una baja tasa de crecimiento; es decir, de bajo porte, el número total de frutos es menor al obtenido en una planta de su misma edad, pero de gran tamaño o vigor vegetativo. Esta diferencia en rendimiento por planta se compensa con el mayor número de árboles que es posible establecer en función a sus dimensiones. Es decir, el limitado follaje por planta se incrementa por el número de ellas, sin afectar la "eficiencia productiva", al minimizar el auto-sombreamiento y el efecto de los árboles adyacentes. Experiencia de los productores Los señores Florencio y Eutimio Hernández, en la finca El Samán, establecieron utilizando como patrón el Citrumelo Swingle, que induce bajo porte y plantaciones del cultivar Valencia en alta densidad, empleando diferentes marcos y distanciamientos, los cuales se presentan en el Cuadro 1. La información recopilada en El Saman (Cuadro 1) refleja la evolución antes comentada, de las densidades de población ocurridas en el sector citrícola del país. El empleo de distanciamientos de 7 x 4 m (357 pl/ha) que sustituyeron los tradicionales (7 x 7 m = 204 pl/ha), pero usando patrones caracterizados por su alto vigor vegetativo o que inducen a un gran porte de la planta; así como los de más reciente adopción, de más alta densidad (1.283 pl/ha), pero empleando como patrón un enanizante (Citrumelo Swingle) Los niveles de producción obtenidos reflejan la existencia de una relación directa entre los volúmenes de producción y el número de plantas por hectárea. Sin embargo, los incrementos interanuales con el pasar de los años son cada vez menos acentuados. Esto nos indica que en la medida que el árbol aumenta en su edad, por su crecimiento natural, también incrementa su follaje y en consecuencia, su capacidad de producción de frutos. Pero que a partir de cierta edad, en nuestro caso después de los seis años, comienza a perder su 'eficiencia productiva'; es decir, que los nuevos incrementos en el tamaño del follaje ya no se corresponden en forma directa con los niveles de producción. Esta situación es más fácilmente apreciada cuando analizamos los rendimientos promedios por planta (kg/pl), a través de los diferentes años de la plantación. En el cuarto, quinto y sexto año los rendimientos fueron de 23,3; 31,3 y 44,0 kg/planta, respectivamente. Estos rendimientos representaron incrementos interanuales del cuarto al quinto y del quinto al sexto, de 7 y 12 kg/pl. El incremento interanual del sexto al séptimo año tan solo fue de 3,5 kg/pl, muy por debajo de los obtenidos en ciclos interanuales anteriores. La causa de esta disminución es la competencia interna y externa que afectan la eficiencia productiva ya antes comentada. Alternativas para solventar la problematica planteada El señor Eutimio Hernández comentó que entre las dificultades presentadas en el manejo de las altas densidades, y en especial en las de distanciamiento más corto (3 x 2,58 m = 1.283 pl/ha, en tresbolillo), estaba el del solapamiento o entrecruzamiento de las copas al llegar al séptimo año de la plantación, lo cual estaba afectando sus niveles de producción. Frente a esta problemática había decidido la eliminación de plantas intermedias, lo cual implicaría una reducción acentuada de la población de los árboles existentes. Esta alternativa, además de causar una definitiva y sustancial pérdida de superficie productiva o follaje, por efecto de la eliminación de los árboles, solamente daría una respuesta parcial al problema planteado. Esta reducción del número de árboles únicamente evitaría la pérdida de "eficiencia productiva", causada por la competencia entre las plantas adyacentes, pero no a la pérdida generada como consecuencia del auto-sombreamiento. El manejo sugerido al productor para solventar el problema planteado fue el empleo de la poda parcial, en líneas alternas, como se indica en la Figura 2. De cada tres hileras se selecciona una hilera. Las plantas de la misma se someten a una poda parcial de su follaje. Posteriormente, en las hileras restantes, en cada nuevo ciclo de producción anual se les va realizando el mismo proceso. ¿Qué ventajas ofrece este procedimiento? - La reducción del área foliar de producción o follaje, por efecto de la poda parcial de los árboles de una hilera, además de ser temporal, es inferior a la perdida total de follaje ocasionada por la remoción de las plantas intermedias. - Las posteriores aplicaciones de la poda, realizadas en forma progresiva en las líneas restantes, si bien causan una nueva reducción del follaje, éste se compensa por el incremento del follaje generado en su natural crecimiento en los árboles anteriormente podados. - Para lograr un balanceado o eficiente follaje productivo, el proceso se deberá repetir nuevamente con el pasar de los años. Esto implica en otros términos, que el productor deberá adicionar a las labores normales de manejo de su plantación el uso de la poda. Esta propuesta le permitiría al productor, además de mantener una alta superficie de follaje para la producción de frutos, poder contrarrestar en forma paulatina la pérdida de la eficiencia productiva por efecto de la competencia entre las plantas adyacentes; así como también la generada por el auto-sombreamiento como consecuencia del crecimiento natural de la planta en el transcurrir del tiempo. En el Cuadro 2 se presenta el rendimiento a la edad de cuatro y seis años de las plantas del cultivar Valencia sobre el patrón naranjo amargo, que le induce un gran vigor vegetativo, distanciadas a 7 m entre sí (204 pl/ha); es decir, con suficiente espacio para que no presenten competencia con las adyacentes; así como los correspondientes al mismo cultivar, pero sobre el patrón Citrumelo Swingle, que le infiere un pequeño tamaño en alta densidad de población (1.283 pl/ha). Se puede constatar que los rendimientos por planta de las vigorosas son superiores en casi 50% que las de pequeño tamaño, pero al referir los rendimientos a una hectarea, esta situación cambia totalmente en función del número de árboles que es posible plantar en uno y otro caso. Algunos comentarios La fruticultura moderna tiene como premisa "adaptar el árbol al espacio y no a la inversa". La experiencia antes descrita que incluye la utilización de patrones enanizantes o que inducen al tamaño pequeño, como la utilización de la poda y acciones orientadas a mantener el árbol en un espacio previamente establecido, implica que se está dando cumplimiento al nuevo paradigma. Otra premisa importante es la referente al "interferir en los procesos normales de la planta"; es decir, modificar adelantando o retrasando las fenofases o procesos que normalmente debe realizar la planta (brotación, floración, fructificacion) en el transcurso de un ciclo anual de producción. En relación con la experiencia antes descrita seráa conveniente la aplicación de inductores de floración, lo cual tendría como objetivo, además de lograr una floración más uniforme, el que a través de su empleo, ésta se indujera en las plantas sometidas a la poda. El empleo de los inductores de floración al promover el proceso reproductivo, ayudarían a contrarrestar el acentuado crecimiento de los árboles sometidos a la poda, lo cual ocurre como una respuesta de la planta para restablecer el balance antes existente entre el área radical y la foliar. Es importante destacar en relación con el fruto, que por efecto del régimen térmico imperante en el trópico, el desarrollo y en consecuencia su madurez se sucede en menor tiempo, cuando lo comparamos con el subtrópico y las regiones templadas. En el trópico, por ejemplo, las naranjas tempranas alcanzan su "madurez fisiológica" a los seis meses; mientras que en el subtrópico tardan de siete a ocho meses de edad. El manejo adecuado de la floración a través del uso de los inductores de floración, permitiría un uso más eficiente de las plantaciones. La precocidad en alcanzar la madurez fisiológica del árbol y del fruto de la naranja en el trópico, constituyen dos ventajas comparativas que debemos aprovechar para mejorar con tecnologías adecuadas la producción y la productividad de nuestros huertos, y en consencuencia, la competitividad de este frutal. Aporte de la investigación Es importante destacar la participación que en forma directa o indirecta ha realizado el Fondo Nacional de Investigaciones Agropecuarias en el proceso antes descrito. - El patrón empleado (Citrumelo Swingle) es uno de los tantos materiales que han sido introducidos, evaluados y seleccionados a través de ensayos experimentales conducidos en diferentes regiones citricolas del país. Este proyecto de selección de patrones de larga data, fue lo que permitió afrontar y superar el debastador daño causado por la presencia de la "tristeza" en el país. (más de seis millones de árboles murieron por esta causa); así como también permitir cambios sustanciales en el manejo del cultivo ya antes comentado. - Los estudios realizados sobre el comportamiento de la planta en nuestras condiciones; es decir, en su "ciclo de vida productivo"; así como lo relativo a los marcos de plantación y distanciamiento empleados, constituyen la base de sustentación de referencia o paquete tecnológico al cual hemos hecho referencia. Agradecimiento Para quienes hemos dedicado gran parte de nuestra vida activa como investigadores y técnicos en el área agrícola, la experiencia antes comentada nos complace; pues la puesta en práctica de las recomendaciones que reiteradamente hemos venido pregonando desde hace más de dos décadas, han logrado sus frutos. Agradecemos a los señores Florentino y Eutimio Hernández.
Bibliografía Avilán, L. y C. Rengifo. 1988. Los Cítricos. Caracas, Ven. Editorial América. 484 p. Avilán, L. 1986. Comportamiento del naranjo dulce en Venezuela. Turrialba. 36 (1):123-130. Avilán, L.; F. Leal; M. L. García; J. Ciurana y P. Rodríguez. 1983. Observaciones sobre los sistemas de plantación de las naranjas en Venezuela. Agronomía Tropical. 33 (1-6): 287-321. Monteverde, E.; J. Ruíz y M. Espinoza.1984. Observaciones preliminares sobre las razas de tristeza presentes en Venezuela. Agronomía Tropical. 34 (1-3):189-198. Turrel, F. 1961. Growth of the photosynthetic area of citrus. Botanical Gazzette. 122: 284-298. Wheaton, T.; R. Castle; O. Tucker and O. Whitney. 1978. Concepts higher plantings for Florida citrus. Proceedings Florida State, Horticultural Society. 91:27-33 |
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