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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 63 Julio-Septiembre 1999 | ||||||||
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FONAIAP DIVULGA No. 63 Julio-Septiembre 1999 |
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José
J. Alió M.
Investigadores.
FONAIAP-Centro de Investigaciones Agropecuarias del
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En
este primer trabajo de una serie de cuatro, se realiza una presentación
de las características del sector de la pesca de arrastre en Venezuela,
la magnitud de sus operaciones, su tendencia histórica y se enumeran
algunos de los problemas cruciales que confronta el sector. El análisis
de un grupo de estos problemas será tema de trabajo del resto de los artículos
en la serie.
En esta serie de artículos se destacarán las características de
la pesca de arrastre camaronera en Venezuela, su importancia y los
principales problemas asociados a su ejecución. Se considera que es una
de las pesquerías de mayor relevancia en el país, por el volumen de
productos marinos que aporta y el papel social y económico que
representan (MAC-SARPA 1996a). Esta es, sin duda, una de las pesquerías
que causa mayor impacto ecológico sobre las comunidades del fondo marino.
Sobre ella se trabaja intensamente en numerosos países, tratando de
lograr una pesca de arrastre más responsable, que altere menos el
ambiente marino, y sin que las modificaciones tecnológicas conlleven a
una disminución en las capturas comerciales.
Características del sector
La pesca de arrastre tiene por objeto explotar aquellas especies
que se encuentran entre el fondo marino y una altura de aproximadamente 3
m. Motivado a que se extraen especies que se encuentran en densidades
relativamente elevadas (en cantidades que hemos estimado para el oriente
de Venezuela en 5 g/10 m²), se pueden usar redes para efectuar las
capturas. Este tipo de pesca se practica en Venezuela desde 1950, y provee
como principales rubros: peces, vieiras y calamares (para consumo
nacional, fundamentalmente en mercados populares) y camarones y pulpos
(mayormente para exportación; Giménez y col., 1993; Novoa y col., 1993;
Novoa y col. 1998). En 1997
este sector aportó 19.535 t de peces y 7.479 t de productos de exportación
(3.750 t de camarones y 3.729 t de moluscos; MAC-SARPA, 1998). El volumen
de estas exportaciones representó 40 millones de US $, casi 50% de las
exportaciones de todo el sector pesquero nacional. Se ha estimado que las
ganancias de las empresas arrastreras se distribuyen a partes iguales
entre las ventas de productos pesqueros en el país y las exportaciones
(Henríquez, 1997).
Este tipo de pesca se practica en seis regiones del país (Figura
1): Golfo de Venezuela, Golfete de Coro (entre Puerto Cabello y Tucacas),
Plataforma Píritu-Unare (Barcelona a Higuerote), Margarita y norte del
estado Sucre, Golfo de Paria y Delta del Orinoco. Actualmente es una de
las pesquerías mas reguladas por el Estado venezolano, en cuanto a número
de embarcaciones permisadas, tipos de artes de pesca,
así como lugares y épocas
del año para su práctica (Marcano,
1990).
Sin embargo, las regulaciones sobre este sector pesquero fueron muy
flexibles hasta hace apenas nueve años. Este factor, unido a
las ganancias atractivas que las inversiones producían en ese
entonces, permitió que el número de embarcaciones permisadas subiera de
200 (en 1981) a 450 (en 1989; Figura 2). Aunque el número de
embarcaciones ha descendido en los últimos años (a 351 durante 1997), la
producción durante 1997 resultó muy parecida a la de finales de los años
70. Es decir, ahora la flota
arrastrera del país invierte un esfuerzo 76% mayor en obtener las mismas
capturas que se tenían hace 20 años. Ello significa un elevado
incremento en los costos de producción de la flota.
Los
artes de pesca
Las redes que se emplean tienen forma de embudo aplastado, con un
par de portalones de hierro o de madera a los lados, los cuales mantienen
abierta la boca de la red durante el arrastre (Figura 3). El diámetro del
hilo y el tamaño de la malla en el paño de la red dependerán del tamaño
de las especies a capturar. En el país se emplean dos tipos de redes de
arrastre: la camaronera, construida con hilo de nylon de 3 mm de diámetro
y una distancia de 2,5 cm entre dos nudos, y la “escamera” (para
peces) construida con hilo de nylon de 4 mm y una distancia de 5 cm entre
dos nudos.
Los barcos camaroneros, denominados arrastreros tipo Florida
(Figura 4), emplean dos redes simultáneamente, una por cada costado.
Utilizan, además, una rejilla dentro de la red que forza la salida de
tortugas y otros peces de gran tamaño que ingresan a la misma. El uso
obligatorio de esta rejilla, referida como TED por sus siglas en Inglés (Turtle
Excluder Device), fue establecido por resolución N°
67 del MAC, Dirección General Sectorial de Pesca y Acuicultura (Gaceta
Oficial N° 35.159, 1993). Por su parte,
las embarcaciones de arrastre orientadas hacia la captura de peces
utilizan una sola red por la popa del barco, la cual es elevada a bordo
por una rampa situada en la popa (parte trasera del barco). En el país
existen 374 embarcaciones dedicadas al arrastre camaronero y unas diez a
la pesca de peces; estas últimas operan en la región oriental.
La discriminación por parte de las redes de la especie objetivo (o
sea, la capacidad para separar los animales deseados del resto de la fauna
marina que entra en la red), es un factor que resulta crucial hoy en día
en las operaciones de las embarcaciones de arrastre y quizás en todas las
operaciones de pesca a nivel mundial. Por el reducido tamaño de las
especies que principalmente se persiguen en esta pesquería (camarones),
la abertura de la luz de malla en las redes de arrastre es necesariamente
pequeña, resultando así muy poco selectivas hacia las especies de peces
y otros organismos que habitan en el fondo del mar.
Para la región oriental de Venezuela, Marcano (1998) estimó que
del total recogido por las redes anualmente, tan solo se aprovecha 33%,
devolviéndose al mar el 67% restante, que representaría 43.000 t. Esta
fracción está compuesta mayormente de pequeños peces muertos, pues la
mayoría de los invertebrados que no tienen interés comercial son
devueltos vivos al mar. A nivel nacional, la fauna descartada por los
arrastreros durante 1996 representaría unas 64.000 t, equivalente a 15%
de la producción pesquera general de Venezuela, que se estimó para ese año
en 432.145 toneladas (MAC-SARPA 1996b).
Aunque puede argumentarse que el material que se devuelve muerto al
mar es aprovechado por otras especies marinas (aves, peces e invertebrados
del fondo), en general se
considera que una pesquería que desperdicia dos tercios de lo que captura
es irresponsablemente poco selectiva. Este problema se agrava, entre otros
motivos, porque:
1.
Muchas de las especies que se encuentran en el material desperdiciado son
juveniles de especies de peces con interés comercial, lo cual afecta
negativamente el desarrollo de la propia y de otras pesquerías
(artesanales).
2.
Algunas especies capturadas están sometidas a regulaciones especiales
(caso de las tortugas marinas) o están en progreso de estarlo (tiburones)
y comprometen (o pueden comprometer) los mercados donde el país
expende sus productos en el exterior.
3.
Los costos de operación de los barcos son cada vez más elevados y hacen
menos rentable el empleo de tripulaciones numerosas que se requieren para
procesar la enorme masa de desperdicios. Además, la eficiencia de las
redes disminuye a medida que aumenta el volumen de la captura dentro de
ellas. Esto se debe a las deformidades que van sufriendo y a que los
portalones se van cerrando con el aumento del peso, por lo que
progresivamente la red barre menos área del fondo marino (John Salini,
CSIRO-Australia, comunicación personal). Una red más selectiva produciría
mejores capturas en menos tiempo, e induciría un consumo más bajo de
combustible, ya que pesaría menos.
Conclusiones
La pesca de arrastre camaronero en el país aporta importantes
productos pesqueros que son distribuidos en mercados populares, así como
una gran cantidad de divisas por la exportación de camarones y pulpos. Se
estima que las ganancias del sector estarían repartidas a partes iguales
entre la exportación y las ventas en el país. Este sector de la economía
ha sufrido un crecimiento exagerado del esfuerzo de pesca luego de 1981,
pues las capturas que para finales de los años 70 eran efectuadas con 250
embarcaciones y alcanzaban 21.000 t de pescado y 5.000 t de camarones, en
estos momentos se mantienen aproximadamente en volumen, pero son
efectuadas por 374 embarcaciones.
El
excesivo esfuerzo de pesca ha ocasionado numerosos problemas al ambiente y
a la propia economía de la empresas de arrastre. Entre ellos se destacan:
la enorme cantidad de desperdicios que afecta
las capturas comerciales de peces del propio sector y de las
pesquerías artesanales, y el bajo rendimiento de las embarcaciones.
Leyendas
de las figuras:
Agradecimiento
Deseamos agradecer la colaboración prestada por los técnicos
pesqueros, quienes trabajan como observadores a bordo de las embarcaciones
arrasteras, así como la de M. Márquez, R. Chacón, A. Urbaneja,
R. Marcano y G. Vizcaino, quienes procesaron las muestras en el
laboratorio.
La ayuda facilitada por las empresas arrasteras del oriente y
occidente del país fue fundamental para poder realizar los muestreos a
bordo de las embarcaciones. Finalmente, apreciamos las mejoras al
manuscrito sugeridas por R. Guzmán, G. Gómez y D. Altuve.
Las investigaciones fueron financiadas parcialmente por el
MAC-Fonaiap,
dentro de la II Etapa del Programa de Desarrollo Tecnológico.
Bibliografía
Giménez,
C.; J.J. Salaya y R. Molinet 1993.
La pesca industrial de
arrastre. Editorial Grupo Carirubana. Punto Fijo, Ven. 1 p.
Henriquez,
N. O. 1997. Evaluación del sector de la pesca de arrastre
industrial y su impacto en el desarroillo económico del Estado Sucre para
el año 1996. Trabajo Especial de Magister Scientiarum, mención
Administración, Universidad Bicentenaria de Aragua, Maracay, Ven.
Marcano,
L. A., 1990. Análisis de la situación de la pesca de arrastre
durante el período 1985-1989. En: Resultados de Talleres sobre la Pesca
en Venezuela. p. 25-52. Ministerio de Agricultura y Cría. Dirección
General Sectorial de Pesca y Acuicultura. Caracas, Ven. 126 p.
Marcano,
L. A., 1998. Fauna acompañante del camarón en la pesca
industrial de arrastre de la región nororiental de Venezuela. En: Informe
del Taller Regional sobre la Utilización de la Fauna de Acompañamiento
del Camarón (FAC). Camagüey, Cuba, 23-27 junio 1997. FAO-Roma y Centro
de Investigaciones Pesqueras. La Habana, Cuba. 48 p.
MAC-SARPA,
1996a. La actividad pesquera-acuícola en Venezuela. Servicio Autónomo
de los Recursos Pesqueros y Acuícolas. Ministerio de Agricultura y Cría.
Caracas, Ven.107 p.
MAC-SARPA,
1996b. Estadísticas del subsector pesquero y acuícola de
Venezuela, 1990-1995. Servicio Autónomo de los Recursos Pesqueros y
Acuícolas.
Ministerio de Agricultura y Cría. Caracas, Ven.
Año 1 (1):76 p.
MAC-SARPA,
1998. Actividad y producción de la flota arrasterra 1996-1997.
Servicio Autónomo de los Recursos Pesqueros y Acuícolas. Ministerio de
Agricultura y Cría. Caracas, Ven.
Novoa,
D.. R.; J. Mendoza H.; L. A. Marcano y J. J. Cardenas 1998. El
Atlas pesquero marino de Venezuela. Servicio Autónomo de los Recursos
Pesqueros y Acuícolas, Ministerio de Agricultura y Cría, y Programa de
la Unión Europea VECEP-ALA de apoyo al sector pesquero artesanal,
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