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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 67 junio-septiembre 2000 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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FONAIAP DIVULGA No. 67:2-4 junio-septiembre 2000 |
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Antonio Sánchez Investigador. |
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La cultura cafetalera de Venezuela, con sus altibajos, se remonta a más de 100 años, siendo un cultivo de pequeños y medianos agricultores, con tradición exportadora y buena aceptación en los mercados internacionales por la calidad de sus productos. Es el segundo rubro agrícola más sembrado en el país (después del maíz), ocupando una superficie alrededor de 200.000 ha, que constituyen la base del sustento de más de 50.000 familias rurales, demanda cerca de 20 millones de jornales por año; con una histórica producción nacional que gira alrededor de 1.300.000 quintales y genera recursos económicos entre 200 y 300 millardos de bolívares, lo que demuestra la importancia de la caficultura para la agricultura, la economía nacional y la estabilidad de la población rural. Unido a esta circunstancia debe destacarse el uso de áreas marginales para otros rubros, por la condición de cultivo permanente, que requiere de muy poco laboreo de la tierra y que con un buen manejo de la sombra, la cobertura del suelo y el eficiente uso de los insumos, su producción puede coexistir con las demandas de conservación de suelos yaguas en áreas montañosas de las cuencas hidrográficas, las cuales ocupan alrededor de 20% del territorio nacional, donde se ubican las áreas actuales y potenciales para el cultivo. No obstante la importancia y ventajas de este rubro, tiene un conjunto de limitantes para su estabilización y expansión, entre las cuales destacan:
La superación de este conjunto de dificultades, es un reto que debe empezar por la organización y dinamización de la cadena agroproductiva, en función de estrategias de mercadeo nacional e intemacional; de racionalización de costos, de políticas de financiamiento y de construcción y recuperación de infraestructuras que faciliten la transformación, transporte y mercadeo de los productos y subproductos; desarrollo o formalización de acuerdos de cooperación técnica con instituciones nacionales y de los países con mayor desarrollo tecnológico (Colombia, Brasil, Costa Rica). En el Cuadro 1 se establecen metas para los próximos tres sextenios de alguno de los factores que afectan la productividad y competitividad del rubro.
Es de observar que relativamente con un modesto incremento progresivo de los rendimientos por hectáreas, con metas para el 2.018 que se equivaldrían con los rendimientos actuales de los países centroamericanos y de Brasil, y algo por debajo de los de Colombia (23,5 qq. co/ha), se generarían excedentes que estarían por encima de las exportaciones actuales. No hay duda que con la tecnología actual podemos alcanzar dichos rendimientos; no obstante, es importante un esfuerzo sostenido de todos los agentes de la cadena para ir a una recuperación y el mejoramiento progresivo de las plantaciones actuales que alcance por lo menos 40% en e12006; 75% en el2012 y 100% en e12018, con sus respectivas fundaciones o ampliación de superficies nuevas de 20.000 ha en e12006, 2012 y40.000 ha en e12018, lo que implica un acuerdo con el sector tecnológico para el desarrollo de innovaciones con laS siguientes finalidades:
Así mismo, es importante el apoyo tecnológico para la promoción y el acceso a nichos de mercados (café orgánico), para el desarrollo de mecanismos de certificación de origen y calidad de productos para acceder a los mercados internacionales. Cacao Se define como un cultivo de tipo de plantación, con requerimientos agroecológicos típicos de las zonas tropicales húmedas por debajo de 1.000 msnm y entre los 10º de latitud norte y 10º de latitud sur. Venezuela cuenta con importantes ecosistemas dentro de estos límites, donde se ubican las áreas actuales y potenciales para el cultivo; se estima que el país cuenta con aproximadamente 5.100.000 ha de tierra con alguna aptitud para el cultivo, de las cuales 700.000 ha tienen alto potencial y 570.000 ha con mediana vocación, que requieren de la intensificación de algunas prácticas de manejo. En síntesis, disponemos alrededor de 1.270.000 ha con pocas limitantes para este cultivo. En la actualidad sólo se cultivan alrededor de 60.000 ha, que representa menos de 5% de las áreas potenciales, tomando en consideración que es el cultivo más tradicional del país, cuya experiencia se remonta a los cultivos indígenas precolombinos y con productos de exportación durante la época colonial, con razas criollas que se comercializaban como cacao blanco, dulce o 'Venezuela', de alta aceptación por su calidad en los mercados de España y otros países europeos. Se destaca también que Venezuela forma parte de un selecto grupo de países productores de cacao fino o de aroma, aspecto reconocido por la Convención de la International Cocoa Organitation, y que aún cuando hemos perdido terreno como productor exclusivo, nuestros cacaos criollos siguen siendo bien cotizados en los mercados internacionales, debido a las condiciones de explotación (cultivo permanente tipo plantación) con poca intervención de las condiciones ambientales, generador de mano de obra (empleo campesino) y con altas posibilidades para generar valor agregado en las comunidades rurales, de gran impacto socioeconómico local y con trascendencia para la generación de divisas al país. Este conjunto de factores es la justificación para considerarlo como rubro bandera y se plantea el diseño de políticas para el desarrollo de un plan que contempla metas y retos en función de superar los índices actuales y potenciarlo como un rubro competitivo de la agricultura venezolana tal como se muestra en el Cuadro 2. Entre las principales limitantes para la producción se cita la interacción entre la marcada tendencia de disminución de los precios internacionales y la baja de consumo nacional que desestimulan la inversión para las nuevas plantaciones, en la recuperación de los cacaotales existentes y en los tratamientos postcosecha (fermentación, secado y clasificación). En función de superar estas limitantes, se establecen como metas incrementos de consumo, pasando alrededor de 0,2 kg/persona/año a 0,4; 0,6 y 0,8 kg/persona/año para alcanzar los consumos establecidos para 2006, 2012 y 2018 y de incrementos de rendimientos. Por lo que es imprescindible superar los índices de producción actual y mejorar las relaciones costo-beneficio, a través del valor agregado de los tratamientos postcosecha que requieren además de apoyo financiero, desarrollar programas de investigación-desarrollo para la transferencia y difusión de tecnologías que incluya el rescate y propagación de las variedades criollas, la producción de semillas híbridas adaptadas a las condiciones locales, el manejo agronómico para la recuperación de los cacaotales de las áreas con mayor potencial, desarrollo de productos o subproductos para nichos de mercados, mejorar los procesos de fermentación, secado y clasificación para exportar los cacaos con denominación de origen y abrir o recuperar mercados.
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