Caña de Azúcar, Vol. 11(01): 3-44. 1993.


INFLUENCIA DE LA FERTILlZACIÓN QUÍMICA EN LA SALINlZACIÓN DEL SUELO Y EN LOS RENDIMIENTOS DEL CULTIVO DE LA CAÑA DE AZÚCAR. I. A CORTO PLAZO

 Luis O. Zérega Méndez* 



RESUMEN 

Dado el grado de deterioro creciente de los suelos cañameleros del Valle del Río Turbio, se realizó este estudio que tiene como objetivos evaluar a corto plazo (1 año) y mediano plazo (5 años) los efectos de la fertilización química en la salinización del suelo y en los rendimientos del cultivo de la caña de azúcar, mediante el empleo de diferentes fuentes de los nutrimentos nitrógeno, fósforo y potasio; utilizando una dosis fija de N-P2O5-K2O de 180-150-225 Kg./ha respectivamente. El experimento se instaló sobre un suelo Fluvaquentic Ustropepts, alcalino, de baja salinidad y fertilidad. Los resultados obtenidos a corto plazo indican que los niveles de conductividad eléctrica (CE) y de relación de adsorción de sodio (RAS), registrados en el suelo original y después de la cosecha se ubicaron por debajo de los niveles críticos establecidos para el cultivo de la caña de azúcar. Los valores de CE, RAS, Na, Ca, Mg y SO=4 se incrementaron con la profundidad del suelo; en tanto que las concentraciones de HCO-3, P y K presentaron una dinámica totalmente inversa. Después de la cosecha el pH, CE, SO=4, Na y Mg disminuyeron sus valores con relación a las cifras obtenidas en el suelo original; mientras que con el K, P, CI- y HCO-3, sucedió lo contrario. El sulfato de calcio fue la sal predominante en el suelo original y después de la cosecha. También en el agua de riego. Por ello, esta última fue la que influenció la composición química final en todos los tratamientos y profundidades del suelo evaluados. Los tratamientos fertilizados registraron diferencias estadísticas al nivel del 5% en toneladas de caña por ha y toneladas de pol por ha en relación al testigo. En pol % en caña no se observaron tales diferencias.

INFLUENCE OF THE CHEMICAL FERTILlZATION ON THE SOIL SALINlZATION AND SUGARCANE CROP YIELDS. I. SHORT-TERM

ABSTRACT 

Due to continuos deterioration of sugar cane fields in the Río Turbio Valley, a study was set up to evaluate the effects of chemical fertilization in soil salinization and crop yields in short term (1 year) and medium-term (5 years). Different sources of N, P and K were used with the same formulation: 180 Kg/ha (N), 150 Kg./ha (P2O5) and 225 Kg./ha (K2O). The trial was conducted on a Fluvaquentic Ustropepts, alkaline pH, with low salinity and fertility. At short-term the electrical conductivity (EC) and the sodium adsorption ratio (SAR) obtained in original soil and after harvest were below than critical level established for sugarcane. Values of EC, SAR, Na, Ca, Mg and SO=4 increased with soil depth. Meanwhile HCO-3, P and K concentrations had an inverse response. After harvest pH, EC, SO=4, Na and Mg values lowed as compared with the original soil; K, P, CI-, and HCO-3 obtained opposite response. Calcium sulphate was the predominant salt in the original soil, after harvest, and in the irrigation water and for this reason watering influenced the final soil chemical composition in all treatments and in the evaluated soil dephts. The fertilizer treaments had statistical difference at 5% level in ton of cane/ha and in ton of pol/ha. No differences in pol % cane were observed.

INTRODUCCIÓN 

El uso de fertilizantes y enmiendas en el proceso de producción agrícola representa cada vez más un costo importante en este subsector de la economía, dado los continuos aumentos de precios que ha venido sufriendo este insumo. Por eso los productores, en especial los que emplean en forma intensiva los abonos químicos, están tomando conciencia sobre la necesidad de racionalizar su uso. Las principales pérdidas de abonos y enmiendas de los suelos, ocurre por escorrentía o escurrimiento de las aguas superficiales provenientes del riego o agua de lluvia, que al contaminar las fuentes de este vital líquido de abastecimiento público (ríos, arroyos y lagos) acarrea graves problemas a la salud humana, en particular si esta es producida por iones fosfatos, nitratos y cloruros (7). 

Algunos autores (1; 6; 19) han reportado la influencia de los fertilizantes en la salinización del suelo, agua de percolación y drenaje, aunque la principal fuente de salinización de los mismos es el agua de regad lo, cuando no se le da un manejo racional a este recurso (15). También al ascenso capilar del agua freática, se le atribuye un importante aporte de sales al suelo superficial, particularmente durante el periodo seco (3). 

Los principales iones formados durante la descomposición de los fertilizantes que contribuyen a elevar los niveles de conductividad eléctrica (CE) o salinidad en el suelo, son los nitratos (NO-3), Cloruros (CI-), Sulfatos (SO=4), Fosfatos (PO=4), Magnesio (Mg) y Calcio (Ca). Los nitratos son el producto del proceso de nitrificación de los materiales de origen orgánico y los fertilizantes nitrogenados (6). 

La mayor parte de los fertilizantes nitrogenados son solubles en agua. A través de su hidrólisis en el suelo resultan en la zona de disolución, alrededor del gránulo de fertilizante, concentraciones elevadas de N-NH+4 y N-NO-3 de naturaleza ácida, neutral o alcalina, de acuerdo a la composición química del fertilizante. Entre los fertilizantes nitrogenados más empleados en Venezuela están; Urea (46% de N), Sulfato de Amonio (21% de N y 24% S) y el Fosfato Diamónico (18% de N y 46% de P2O5), aunque este último se considera preferentemente fertilizante fosfatado. 

El amonio (NH+4) proveniente de los fertilizantes amoniacales o el producido por la urea puede ser absorbido por el complejo de intercambio, fijado o nitrificado a NO-3. El producto final de la urea tiene reacción ácida. El sulfato de amonio presenta un mayor grado de acidificación por la formación de H2SO4 a partir del S que contiene este fertilizante. El fosfato diamónico es de reacción alcalina (6).

Los coloides del suelo adsorben en parte, el NH+4 liberado por la hidrólisis de los fertilizantes citados.

La magnitud de este proceso depende de la concentración de NH+4 resultantes, contenido y tipo de las arcillas y de la actividad microbiológica en los suelos (6). 

Los sulfatos provienen del sulfato de amonio y sulfato de potasio, o a partir de la materia orgánica, la cual al liberar azufre al suelo este se transforma en ácido sulfúrico (H2SO4) por acción microbiana. Los iones SO=4 también se pueden originar por meteorización de rocas. Así mismo, aquellas áreas agrícolas cercanas a zonas con actividad industrial pueden recibir lluvias ácidas que al oxidarse enriquecerán con sulfatos al suelo (6). 

El cloro proveniente del cloruro de potasio (KCI), es otro ión capaz de elevar la CE en el suelo yaguas de drenaje. Además puede producir daños por toxicidad a la mayoría de cultivos. 

Según López (9) y varios autores citados por él, los fosfatos se encuentran en los suelos como compuestos orgánicos e inorgánicos, y se presentan en la solución del suelo dependiendo del pH, como varios aniones del ácido fosfórico. Las formas iónicas más abundantes que se encuentran a los niveles de pH normalmente encontrados en soluciones del suelo (pH 4 a 8) las representan los aniones ortofasto (H2PO4= y H PO4=). En los suelos alcalinos pueden encontrarse formas discretas de fosfatos de calcio precipitados sobre superficies de carbonato de calcio, las cuales son fácilmente aprovechable. También en estos suelos se pueden hallar fosfatos ocluidos muy poco aprovechable. Los fosfatos orgánicos del suelo representan un constituyente importante del fosfato aprovechable en los suelos tropicales, significando alrededor de un 86% del fósforo total. 

El potasio, aunque es el catión que generalmente se presenta en menor concentración, dentro de los iones predominantes en los suelos afectados por sales, es el nutrimento que más requiere el cultivo de la caña de azúcar (2), por ende las fuentes de fertilizantes potásicos son las que se aplican en mayor cantidad en este rubro agrícola. El potasio de la solución del suelo es directamente disponible por la planta y bajo condiciones especificas puede ser percolado constituyendo a veces una pérdida de K en el suelo; la que puede variar entre 5 y 250 Kg. K/ha y año según las condiciones de contenido de K, intensidad de precipitación pluvial y cobertura vegetal (6). 

El Sulfato de Calcio (CaSO4, anhidrita y yeso CaSO4 + 2H2O) se acumula con frecuencia en la superficie de los suelos de zonas áridas y semiáridas. El estado del Ca en relación a otras bases del suelo se juzga en base a sus relaciones. Una proporción Ca/Mg de 40 se considera adecuada, valores más altos indican una acumulación de Ca mientras que los más bajos señalan una predominacia de Mg. La dinámica del calcio en el suelo es muy similar a la del potasio, se diferencia únicamente en que no presenta calcio "fijado" (6). 

El contenido de Magnesio (Mg) total de los suelos no calcáreos varía entre 0,1 y 1% de Mg. En los suelos calcáreos se encuentra magnesio nativo en forma de dolomita (CaCO3 MgCO3) y magnesita (MgCO3) aumentando su contenido en MgO total hasta 2 y 3%. En algunos suelos alcalinos de zonas desérticas y semidesérticas se presenta a veces acumulación de MgSO4. Los sulfatos y carbonatos de magnesio son solubles en agua y bajo condiciones normales estas formas de sulfatos se disuelven y se translocan a otros. perfiles del suelo. El contenido en magnesio en la solución del suelo es generalmente intermedio entre el de Ca y K, variando en suelos septentrionales entre 15 y 2300 mg Mg/I de solución. Las formas y la dinámica del Mg son muy parecidas a la de otros elementos alcalinos y alcalinotérreos como calcio, potasio y sodio (6). 

Dada la magnitud de las cantidades de fertilizantes químicos a base de N-P-K que se emplean en el cultivo de la caña de azúcar en Venezuela y su repercusión tanto en los rendimientos de éste rubro como en los efectos residuales en el suelo, aguas subterráneas y superficiales, en este trabajo se trazaron los siguientes objetivos: Evaluar a corto (1 año) ya mediano plazo (5 años) la influencia de las mezclas de las principales fuentes de los fertilizantes químicos que contienen N-P-K y de algunas fórmulas comerciales, en la salinización y dinámica de estos elementos en el suelo; extracción de estos nutrimentos por la planta y en el rendimiento del cultivo de la caña de azúcar, con una dosis fija de N-P-K. 

En esta entrega se presentan los resultados obtenidos después de la cosecha, a los 13 meses de la siembra (corto plazo).

MATERIALES Y MÉTODOS

Este experimento fue instalado a inicio de zafra (mes de diciembre del año 1991) sobre un suelo clasificado como un Fluvaquentic Ustropepts, francosa mixta, isohipertérmica de baja salinidad, pH alcalino, en la Hacienda San Nicolás, municipio Peña, estado Yaracuy (20) en el área de influencia de Azucarera Río Turbio, sembrado con la variedad de caña de azúcar PR61632, sensible a la salinidad (19). 

Previo a la siembra, se tomaron muestras de suelos de 0 a 20 cm, 20 a 40 cm y 40 a 60 cm de profundidad en el área de ensayo, a las cuales se les determinó textura, contenido de fósforo (P) Potasio (K), Calcio (Ca), Materia Orgánica (MO), pH en la relación suelo-agua 1 :2,5 y Conductividad Eléctrica (CE) 1 :5 en dS/m a 25°C. El P y el K fueron analizados por el método de Olsen, Ca por Morgan y MO por Walkley y Black. También se le practicó a este suelo, a las 3 profundidades citadas, un análisis de rutina de salinidad, consistente en la obtención de. pH en la pasta saturada; CE a 25°C en dS/m, concentración en meq/1 de sulfatos (SO=4), Cloruros (CI-), Bicarbonatos (HCO-3), Nitratos (NO-3), Fosfatos (PO4-3), Calcio, Sodio (Na), Magnesio (Mg) y Potasio en el extracto saturado del suelo; además de relación de adsorción de sodio (RAS), de acuerdo a la metodología descrita por Pla (12), excepto NO3- y PO4= que fueron determinados por los métodos del ácido fenol disulfónico y de molibdato de amonio respectivamente.

A los 55 días después de la siembra, se realizó un muestreo de suelo por cada tratamiento, en una sola repetición de 0-20 cm y 20-40 cm, a las cuales se les determinó CE. A los 13 meses, inmediatamente después de la cosecha, se realizó un muestreo de suelos en cada unidad experimental, y se les hicieron las mismas determinaciones que las realizadas antes de iniciar el experimento. 

El diseño estadístico utilizado fue el de bloques al azar, con 4 repeticiones; 5 hilos de siembra por unidad experimental de 15 m cada uno, de los cuales los 3 surcos centrales conformaron el área efectiva por parcela. con separación entre ellas de 1 ,4 m; siembra de 12 yemas/m lineal, con separación entre repeticiones de 3 m, dos hilos de bordura a los lados de cada repetición. La superficie total del ensayo fue de (75,6 m x 69 m) 5216,4 m2.

En este experimento se evaluaron las fuentes comerciales de fertilizantes de N, P, K más utilizadas en el cultivo de la caña de azúcar en Venezuela, estás son:

Nitrógeno: Urea (46%); Sulfato de Amonio (NH4)2 S04) -con 21% de N. 

Fósforo: Superfosfato Triple (SFT) con 46% de P2O5 y Fosfato Diamónico (FDA) con 46% de P2O5 y 18% de N. 

Potasio: Cloruro de Potasio (KCI) con 60% de K2O y Sulfato de Potasio (K2SO4) con 50% de K2O.

 Fórmula compuesta: 12-24-12 cp. 

Mezcla física: 15-15-23 sp, preparada por PALMAVEN para el cultivo de la caña de azúcar. 

Los tratamientos quedaron estructurados de la manera siguiente:

1.- 

Urea + SFT + KCI

2.- 

Urea + SFT + K2SO4

3.-

(NH4)2 S04 + SFT + KCI

4.-

(NH4)2 S04 + SFT + K2SO4

5.- 

FOA + Urea + KCI

6.-

12-24-12 cp + Urea + KCI

7.-

 15-15-23 sp + Urea

8.- 

Testigo absoluto, sin fertilizar 


Los tratamientos contienen una dosis fija de N-P2O5-K2O, de 180-150-225 Kg./ha respectivamente, formulada de acuerdo a los resultados del análisis (Cuadro 1), para este suelo que resultó de baja fertilidad. Las combinaciones de las fuentes de fertilizantes empleadas, se estructuraron de acuerdo a las que utilizan los cañicultores ya las recomendadas por razones económicas (tratamiento N° 5) y técnicas. Los fertilizantes fueron aplicados en el momento de la siembra, en el fondo del surco, debajo de la semilla, en una sola aplicación. El ensayo fue regado semanalmente durante los primeros 3 meses. Luego se regó cada 12 a 15 días, excepto durante el período lluvioso, hasta 2 meses antes de la cosecha, cuando se suspendió el riego para agostar al cultivo. 

Se efectuaron dos aplicaciones de herbicidas, 3 I/ha de 2,4-0 mezclado con 3 Kg./ha de Ametrol, en forma preemergente ya los 3 meses de la siembra. También se realizaron 2 controles manuales de malezas.

Cuadro 1. Algunas propiedades químicas y físicas del suelo estudiado en tres profundidades.


A los 243 días después de iniciado el ensayo se realizó un muestreo foliar, mediante el método TVD o colección de la primera hoja con papada o collarín visible (16), a las cuales se les determinó concentración total de N-P-K, los dos últimos extraídos con la mezcla nítrico-perclórica. El N fue determinado por Kjeldahl. Estos análisis se realizaron siguiendo la metodología descrita por Malavolta .et .al (10) 

Se realizó análisis de la calidad del agua de riego, (Río Turbio) y se le determinó su fracción de lixiviación efectiva de sales totales -L(ST)F -y de sodio -L(Na)F -y, peligro de acumulación de sodio en el suelo, de acuerdo al método de calificación de aguas para riego de Pla y Dappo (14). 

Para comprobar si hay aportes de sales en la zona radical del cultivo, provenientes del agua de riego, de los fertilizantes, la disolución de sales precipitadas o de la mesa freática, se realizó un balance de sales e iones Ca++, S04= y HCO3- en la zona control del suelo por medio de las fórmulas:

Ces = Ces (final) -Ces (inicial)

Ks= Ces (final) - [Ces (inicial) - 100xCtxHr   ]   ; en donde:                                                          DxPax%Sat


Ces = Concentración de Sales (Ce) o de los iones HCO3-, Ca++ o S04= al inicio y al final del experimento en el extracto saturado del suelo. 

Cr = Concentración de sales (Ce) o de los iones HCO3-, Ca++ o S04= en el agua de riego. 

Hr = Lámina de riego aplicada durante el período de tiempo en evaluación. 

D = Profundidad de la zona control del suelo. 

Pa = Densidad Aparente del suelo. 

%Sat = Porcentaje de humedad del suelo saturado para obtener el extracto. 

La evaluación se realizó al finalizar el experimento. Se seleccionaron los iones Ca y S04= para este balance, porque son los predominantes en el agua de riego y en el suelo, lo cual es muy común en el área de influencia de Azucarera Río Turbio (20). Se incluyó el ión HCO3- en esta evaluación, por la alta concentración de CaO3 precipitado que existe en este suelo.

En la cosecha se pesaron los tallos de 3 hilos centrales por parcela. Con esta información y pol "lo en caña (obtenido en el Laboratorio con una muestra de 10 tallos), se obtuvo tonelaje de pol por hectárea (TPH). Los datos de suelo, excepto pH y CE, fueron analizados de acuerdo al diseño estadístico de parcela dividida, donde los tratamientos de fertilizantes fueron asignados a las parcelas grandes y el de las tres profundidades de muestreo a las subparcelas. Los valores de cosecha (TCH, pol % en caña y TPH) fueron analizadas por el diseño de bloques completamente al azar. Las pruebas de medias, en todos los casos, se efectuaron por el método de la diferencia minina significativa. 

Por incumplimiento de algunos supuestos del análisis de varianza, particularmente el de la distribución normal de los datos, hubo que transformar las variables de suelo (X) a X+1 , con el cual decrecieron sustancialmente los coeficientes de variabilidad respectivos. 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN 

En el Cuadro 1 se presentan los resultados de los análisis realizados al suelo, antes de iniciar el ensayo, donde destaca el pH 1.2,5 entre 8,4 y 8,2; la baja concentración de fósforo y potasio, el nivel medio de CE entre 20 y 60 cm de profundidad, el predominio de sales de sulfato de calcio y el bajo RAS. También se indica la adecuada densidad aparente registrada en este suelo, determinada por el método del hoyo (13). 

Las características químicas, desde el punto de vista de salinidad del agua de riego se presentan en el Cuadro 2, donde resalta el predominio de las sales de Sulfato de Calcio, la relativamente alta CE registrada (1,26 dS/m), la muy buena calidad del agua para el cultivo de la caña de azúcar en este suelo y su relativo bajo RAS. 

A continuación se discuten los resultados obtenidos por tratamiento, referido a variables registradas en tres profundidades del suelo y de productividad de planta, evaluadas en el transcurso del desarrollo experimental y luego de la cosecha de la caña de azúcar clase plantilla, a los 13 meses después de la siembra. 

Conductividad eléctrica: 

En la figura 1, se presentan los resultados por tratamiento de la CE del suelo, a los 55 días después de la siembra ya los 13 meses, después de la cosecha. Se incluyen también los valores de esta variable obtenidos en el suelo original a dos profundidades. Allí se observa que, la CE de 0 a 20 cm de profundidad, luego de dos meses de aplicados los fertilizantes casi se duplica, mientras que de 20 a 40 cm esta permanece igual. Después de la cosecha, esta variable disminuyó por debajo de los niveles registrados en el suelo original, lo que demuestra la influencia de la fertilización química en la elevación de la concentración salina en el suelo hasta pocos meses después de su aplicación, lográndose su disminución al aplicar en cada riego, como mínimo, la fracción de lixiviación efectiva de sales en el suelo. 

 

Cuadro 2. Algunas  características químicas y calidad de agua de riego de Río Turbio, empleada en el experimento.

 

Figura 1. Comportamiento entre los niveles de conductividad eléctrica 1:5 registrados en el suelo a dos profundidades, en el suelo original, a los 55 días después de la siembra y de aplicados los fertilizantes y a los 13 meses, después del corte de la caña de azúcar.

Figura 1. Comportamiento entre los niveles de conductividad eléctrica 1:5 registrados en el suelo a dos profundidades, en el suelo original, a los 55 días después de la siembra y de aplicados los fertilizantes y a los 13 meses, después del corte de la caña de azúcar.

En este sentido, Adams et al. (1 ), reportan la salinización del suelo en zonas áridas (Valle de Quibor, Venezuela). Principalmente, por el excesivo uso de fertilizantes químicos en la producción de algunas hortalizas; que al no disponer de suficiente agua de riego y lluvia para descomponer y lixiviar los remanentes del abono aplicado, año tras año se incrementa la concentración salina en el suelo, hasta que estos se vuelven improductivos. 

En la figura 2, se observan los valores de CE en el extracto saturado del suelo (CEes) por tratamiento, a tres profundidades (O a 20 cm, 20 a 40 cm y 40 a 60 cm), después de la cosecha, donde se aprecia que esta se hace mayor con la profundidad, detectándose diferencias estadísticas al nivel del 5% entre éllas, en relación al promedio total de datos. 

El tratamiento número 5 (fosfato diamónico + urea + KCI) presentó los más altos niveles de CE, sin registrarse diferencias estadísticas con el resto (figuras 1 y 2), respecto al promedio total de valores de las tres profundidades; aunque de 20 a 40 cm este fue superado por el tratamiento número 8 (testigo absoluto), a los 55 días después de aplicados los fertilizantes y la siembra y, luego de la cosecha; lo cual es explicado por el mayor poder de disolución de sales precipitadas que tiene el agua de riego cuando presenta una relativa menor concentración salina, que en este caso lo presenta el tratamiento testigo, ya que al no habersele aplicado fertilizante alguno, la solución del suelo tuvo que haber registrado una menor CE que el resto de los tratamientos que si fueron fertilizados. 

Similares resultados obtuvo Lavado et al. (8) al evaluar el efecto de tres aguas con concentraciones salinas diferentes en tres suelos, registrando liberaciones de calcio, magnesio y silicatos en diferentes magnitudes; incrementándose también la concentración de bicarbonatos.

Los mayores niveles de CE en el extracto saturado del suelo se obtuvieron de 40-60 cm Sin embargo, en todos los tratamientos estos valores estuvieron muy por debajo del nivel crítico (6 dS/m) señalado por Dappo (4) para el cultivo de la caña de azúcar; lo que se corresponde con los relativamente altos tonelajes de caña obtenidos en el experimento. 

La mayor concentración de sales registradas de 40 a 60 cm, se explica por el cambio de textura detectado después de los 40 cm de profundidad, al pasar de suelo franco de 0 a 40 cm, a franco-limoso de 40 a 60 cm (Cuadro 1).

Figura 2. Valores de conductividad eléctrica en el extracto saturado en dS/m, registrados en el suelo a tres profundidades, después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 2. Valores de conductividad eléctrica en el extracto saturado en dS/m, registrados en el suelo a tres profundidades, después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Los valores de CE en todos los tratamientos tuvieron una dinámica similar a los 55 días después de la siembra de O a 20 cm de profundidad con los registros obtenidos después de la cosecha de 20 a 40 cm (figura 1) , atribuido al movimiento descendente de sales desde el suelo superficial hacia los extractos subyacentes, por efecto de la lixiviación efectiva de estas sales. En esta comparación, los tratamientos que presentaron los más altos niveles de CE fueron los números: 1 (urea + SFT + KCI), 3 ((NH4)2 S04+ SFT + KCI) y 5 (FDA + Urea + KCI), donde sobresalieron este último y el primero, sin diferenciación estadística entre tratamientos. En este sentido, Palmaven (11) señala que los fertilizantes simples que presentan los mayores índices de salinidad (IS) son el cloruro de potasio (IS=116,3), la urea (IS=75,4) y el sulfato de amónio (IS=69,0). Tal vez por esa razón, la fuente que tiene el más alto IS (KCI) al combinarse con las otras dos mencionadas, para conformar los tratamientos señalados, elevaron la CE más que los otros, excepto en el tratamiento número 6 (12-24-12 cp + urea + KCI), la cual es una fórmula comercial, donde a pesar de estar el KCI y la urea, registró uno de los más bajos valores de CE 1.5; quizás por la menor solubilidad relativa de esa fórmula compuesta. 

Es importante resaltar que, aunque no se registraron diferencias estadísticas entre tratamientos en este caso, y también en las otras variables del suelo que se presentan más adelante, las diferencias entre valores de e/los se discuten, porque tal vez esos resultados podrían estar indicando tendencias a mediano y largo plazo. 

Relación de adsorción de sodio: 

En la figura 3 se presentan los valores de RAS, determinados en el extracto saturado del suelo a tres profundidades por tratamiento, después de la cosecha, donde se aprecia que esta variable tuvo una distribución muy parecida a la de la CE (figuras 1 y 2), en el sentido de que sus magnitudes se incrementaron con la profundidad, sin diferenciación estadística entre e/las. Entre tratamientos, para el promedio total de RAS obtenidos en las tres profundidades indicadas, tampoco se observaron tales diferencias. 

Todos los valores de RAS registrados en el experimento oscilaron entre 0,15 yO, 70, muy por debajo del nivel crítico que generalmente provoca deterioro físico del suelo.

Figura 3. Valores de RAS, registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 3. Valores de RAS, registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

 

El agua de Río Turbio, fuente utilizada para regar este experimento, al determinarle su calidad, presentó muy bajo peligro de acumulación de sodio en el suelo y un RAS de 0,67 (cuadro 2). 

El RAS solamente decreció a 0-20 cm después del corte de la caña, en relación al suelo original. En las otras profundidades esto fue variable. 

pH:

En el cuadro 3 se presentan los valores de pH 1.2,5 y en la pasta saturada, registrada en el suelo original y después de la cosecha, por tratamiento en las tres profundidades evaluadas, donde se aprecia en general que prácticamente no hubo variaciones entre tratamientos ni entre profundidades después del corte de la caña de azúcar. Sin embargo, en relación al suelo original se detectaron disminuciones del pH hasta 5 décimas de unidad de 0-20 cm de profundidad y un máximo de 4 décimas de unidad de pH de 20-40 cm y 40-60 cm en todos los tratamientos después de la cosecha.

En el pH a la pasta se detectaron tales diferencias solamente en algunos tratamientos y en menor cuantía de 0-20 cm. En las otras dos profundidades estas discrepancias ocurrieron con mayor frecuencia, pero con reducciones de menor magnitud que en el pH 1 :2,5. 

Esta disminución del pH en el suelo después de la cosecha, en tan solo 13 meses podría atribuírsele a la posible baja capacidad amortiguadora del suelo, a las tres pérdidas por lixiviación de Mg y Na (figuras 6 y 4) y probablemente de OH- , iones determinantes del potencial eléctrico en este suelo alcalino, donde el primero fue el que tuvo las mayores pérdidas entre todos los cationes evaluados.

Este razonamiento se fundamenta en que los otros iones determinantes del potencial eléctrico, bicarbonatos y calcio, acusaron aumentos en su concentración en el suelo después de la cosecha (cuadro 4), y la facilidad de lixiviación de los primeros iones mencionados puede deberse a la textura franco del suelo experimental, con bajo contenido de materia orgánica (cuadro 2) y alta permeabilidad, deducida de la facilidad para evacuar excesos de agua en su superficie, la cual permite inferir las causas de la disminución del pH antes señaladas. 

El pH 1 :2,5 en el suelo original osciló entre 8,4 y 8,2 a 0-60 cm de profundidad, mientras que en los tratamientos después de la cosecha éste se situó entre 7,8 y 8,0 en las tres profundidades consideradas. El pH a la pasta en el suelo original alcanzó valores de 7, 7 y 7,8; en tanto que después del corte de la caña estos se ubicaron entre 7,6 y 7,8 en todos los tratamientos y profundidades (cuadro 3).

Cuadro 3. Valores de pH en la relación suelo-agua 1:2,5 y en la pasta saturada de suelo, a tres profundidades, en el suelo original y después de la cosecha, por tratamiento.

 

Cuadro 4. Balance de la conductividad eléctrica, concentraciones de calcio, sulfatos y bicarbonatos en el extracto saturado del suelo, a tres profundidades por tratamiento, después de la cosecha.

Sodio

Similar a la dinámica de la CEes y el RAS, el Na obtenido en el extacto saturado del suelo después de la cosecha, incrementó su concentración con la profundidad (figura 4); registrándose diferencias estadísticas al nivel del 5% entre el promedio total de Na en cada profundidad. 

Los valores de sodio en todos los tratamientos y profundidades fueron relativamente bajos, ubicándose entre 0,28 y 2,43 meq/l, cuyos valores, en su mayoría fueron menores a los registrados en el suelo original. 

Aunque no se detectaron diferencias estadísticas entre tratamientos, las mayores concentraciones de Na después de la cosecha se obtuvieron con la mezcla física de fosfato diamónico + urea + cloruro de potasio de 0 a 60 cm, lo cual coincide en cierta medida con los resultados de CE. (figura 1 y 2) . 

La baja concentración del Na en el suelo se corresponde con el valor de este catión (1,57 meq/l) detectado en el agua de riego (cuadro 2). 

Calcio: 

También el Ca presentó una dinámica similar a la CE, RAS y Na, por cuanto su concentración en meq/l en el extracto saturado del suelo se incrementó con la profundidad (figura 5) después de la cosecha; apreciándose diferencias estadísticas al nivel del 5% en el contenido promedio total del Ca entre la profundidad 40-60 cm y las otras consideradas. Igualmente, se obtuvieron tales diferencias en la mayoría de los tratamientos. 

Los valores de Ca oscilaron entre 5, 74 y 23,28 meq/l después de la cosecha, en todos los tratamientos y profundidades, siendo el catión que presentó la mayor concentración en el experimento. 

La dinámica de calcio por tratamiento, en las tres profundidades del suelo evaluadas (figura 5), fue muy similar a la de la CEes (figura 2) ya la de sulfato (figura 7), porque el sulfato de calcio fue la sal predominante en el suelo, antes de iniciar el ensayo y después de la cosecha del mismo, influenciado por la misma composición salina que presentó el agua de riego (cuadro 2), lo cual demuestra que esta fue la sal que determinó los niveles de CE registrados en el experimento. 

Esta afirmación se fundamenta, además, en que los únicos tratamientos que contenían calcio fueron aquellos cuya fuente de fósforo fue el superfosfato triple (los números 1, 2, 3 y 4), el cual presenta una concentración de óxido de calcio entre 17 y 20% (12) y no tuvieron ninguna influencia en las concentraciones de Ca obtenidas en el suelo después de la cosecha, determinado tal vez, por el menor aporte de calcio del SFT en comparación al agua de riego y por la relativa baja solubilidad de este fertilizante fosfático en este suelo de pH alcalino y con carbonato de calcio precipitado (6,9). 

Figura 4. Valores de Sodio en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 4. Valores de Sodio en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

 

Figura 5. Valores de Calcio en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 5. Valores de Calcio en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Aunque no se detectaron diferencias estadísticas entre tratamientos, para el promedio total de calcio en las tres profundidades del suelo en cuestión, los tratamientos que presentaron las mayores concentraciones de este catión fue el testigo absoluto de 20 a 40 cm y el número 5 (fosfato diamónico + urea + cloruro de potasio) de 40 a 60 cm; similar a los resultados observados para CEes. Estos mayores niveles de calcio en el testigo, puede deberse a la disolución del carbonato de calcio precipitado y al sulfato de calcio, proveniente del agua de riego. 

Magnesio:

En la figura 6 se presentan los valores de Mg registrados a tres profundidades en el extracto saturado del suelo, después de la cosecha, donde se aprecia que la concentración de este elemento se incrementa con la profundidad, similar a los resultados obtenidos de CE, RAS, Na y Ca (figuras 1, 2, 3, 4 y 5); detectándose diferencias estadísticas al nivel del 5% en el contenido promedio total de Mg entre las tres profundidades evaluadas. 

El magnesio fue el catión más lixiviado, ya que después del corte de la caña de azúcar, sus niveles de 0 a 60 cm de profundidad descendieron entre un 61 y un 77% en promedio, en relación a las concentraciones obtenidas en el suelo original (cuadro 1; figura 6). 

Aunque no se registraron diferencias estadísticas entre tratamientos, para el promedio total de magnesio en las tres profundidades evaluadas el testigo presentó los mayores niveles de este catión en el suelo, después de la cosecha. Este resultado se asemeja al obtenido para las CEes (figuras 1 y 2) y calcio (figura 5). 

Esta mayor concentración relativa de Mg en el testigo, podría provenir de la dilución del carbonato de magnesio precipitado existente en este suelo (8) y con la misma explicación que la discutida para la posible disolución del carbonato de calcio precipitado, mencionada anteriormente. También el suelo experimental recibió significativos aportes de Mg proveniente del agua de riego, la cual presentó una concentración de este catión de 2, 74 meq/1 (cuadro 2), aunque la mayor parte de este elemento se perdió por lixiviación. Los valores de Mg oscilaron entre 0,55 y 4,15 meq/l, en todos los tratamientos y profundidades.

Figura 6. Valores de Magnesio en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 6. Valores de Magnesio en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Sulfatos:

Igual a la dinámica de la CE, RAS, Na, Ca y Mg (figuras 1, 2, 3, 4, 5 y 6), discutidas hasta ahora, también los sulfatos incrementaron su concentración en meq/1 con la profundidad (figura 7), registrándose diferencias estadísticas al nivel del 5% entre promedios totales de contenidos de SO=4 en las tres profundidades evaluadas. También se detectaron estas diferencias, al mismo nivel, en la mayoría de los tratamientos, entre las profundidades de O a 40 cm y 40 a 60 cm. 

Los niveles de sulfatos en todos los tratamientos y profundidades oscilaron entre 3,60 y 25,91 meq/1 (figura 7), los cuales fueron muy similares a los obtenidos para el Ca (figura 5). 

Los SO=4 y el Ca fueron los iones que presentaron las mayores concentraciones en todos los casos, determinado por el agua de riego, por lo que CaSO=4 fue la sal predominante en el suelo en todo momento. 

Similar al calcio, aunque no hubo diferencias estadísticas, los tratamientos 5 (FDA + urea + KCI) y el testigo fueron los que registraron las mayores concentraciones de sulfatos en el suelo después de la cosecha.

En el caso del tratamiento N° 5, la mayor concentración de CEes, Ca y SO=4 registradas, puede deberse a que el fosfato diamónico presente en este tratamiento presentó uno de los más altos índices de acidez (IA=64) y uno de los mas bajos índices de salinidad (IS=29,4), lo cual podría conferirle el poder de disolver el carbonato de calcio y carbonato de magnesio precipitados en el suelo y de acumular una mayor cantidad de sales solubles, proveniente del agua de riego (sulfato de calcio), en la solución del suelo de este tratamiento. 

Cloruros: 

Con este anión no hubo una clara diferenciación en cuanto a la concentración alcanzada en las tres profundidades evaluadas en casi todos los tratamientos, en el extracto saturado del suelo después de la cosecha (figura 8). Por esta razón, no se observaron diferencias estadísticas entre las tres profundidades del suelo evaluadas, ni tampoco para tratamientos. Sin embargo, las mayores concentraciones de cloruros se encontraron en la mezcla física de urea + SFT + KCI y con el testigo, lo cual indica que los tratamientos que incluyeron cloruro de potasio, como fuente de este último nutrimento, (Ios números l' 3, 5, y 6), no tuvieron ninguna influencia, excepto el N° 1, en el remanente de este anión presente en el suelo después de la cosecha.

Figura 7. Valores de Sulfatos en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 7. Valores de Sulfatos en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

 

Figura 8. Valores de Cloruros en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 8

Estos resultados demuestran que el cloruro presente en el agua de riego (1, 74 meq/l) fue el que influyó en el contenido de este anión en el suelo, después del corte de la caña. 

En casi todos los tratamientos a las tres profundidades consideradas, las concentraciones de cloruros se incrementaron después de la cosecha, en relación al suelo original (figura 8), a pesar de la gran movilidad que tiene este anión en el suelo (6), a la adecuada permeabilidad del suelo experimental y al considerable descenso que tuvo la CE (figuras 1 y 2) en el mismo caso. Sin embargo, los niveles de cloruro en el suelo después del corte de la caña, oscilaron entre 0,45 y 1,67 meq/l; siendo el ión, entre los predominantes en los suelos afectados por sales, que presentó las menores concentraciones después de la cosecha. 

Bicarbonatos y carbonatos: 

Contrario a la dinámica de CE, RAS, Na, Mg y SO4 (figuras 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7), antes discutidas, la concentración de HCO3- en meq/l en el extracto saturado del suelo, tendió a decrecer con la profundidad en casi todos los tratamientos después de la cosecha (figura 9) a 0-40 cm. De 40-60 y de 20-40 cm hubo un ligero incremento en los niveles de HCO3-, habiéndose observado diferencias estadísticas al nivel del 5% entre el contenido promedio total de HCO3- de 0 a 20 cm y de las otras dos profundidades. Aunque los valores de este anión registrados en el suelo, oscilaron entre 1 ,65 y 2,88 meq/l, fueron relativamente bajos. La mayor concentración obtenida en el suelo superficial se le atribuye a la intensa actividad biológica (raíces y microorganismos) que ocurre en esta zona con liberación de CO2, donde el bicarbonato es el ión dominante (15); a la posible disolución de carbonatos de calcio y magnesio precipitados (8); a la inyección de CO2 atmosférico que penetra al suelo y al reaccionar con el agua se transforma en H2CO3 (6); al remanente de HCO3- que queda en el suelo después que la urea es descompuesta ya los aportes del agua de riego (8), la cual presentó una concentración de 4, 1 meq/1 de bicarbonatos. En cuanto a carbonatos en el extracto saturado del suelo y en el agua de riego, no fue detectada su presencia. 

Nitratos:

Los niveles de NO3- encontrados en el suelo después de la cosecha, fueron muy variables, dependiendo su detección a cada profundidad, de la textura del suelo; habiéndose registrado ausencia de nitratos de 0 a 20 cm. De 20 a 40 cm solo se encontró  NO3- en siete parcelas, de un total de 32 que conforman el experimento, donde 6 de las primeras presentaron textura franco-limosa, y la otra resultó franca. De 40 a 60 cm se detectó la presencia de nitratos en 12 unidades experimentales, las cuales presentaron textura franco-limosa. 

 

Figura 9. Valores de Bicarbonatos en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 9. Valores de Bicarbonatos en meq/l registrados en el suelo a tres profundidades después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Este comportamiento de los nitratos, provenientes de la descomposición de los fertilizantes nitrogenados empleados en el experimento y con los aportes del agua de riego utilizada (0,61 meq/l de NO3- se debe, además de las razones antes señaladas, a la alta movilidad que tiene este anión en el perfil del suelo lo que facilita su lixiviación, a que otra fracción de los nitratos presentes en el suelo son absorbidos por la planta y una última parte del nitrógeno aplicado que se queda como amonio y no es transformada por acción bacterial a NO3-

Las concentraciones de nitratos en el suelo experimental en las 3 profundidades evaluadas, después de la cosecha, oscilaron entre 0,0 y 13,65 meq/!, ubicadas por debajo del rango de suficiencia señalada para este anión, establecido entre 16 y 80 meq/l (17). 

Balance Salino: 

En el cuadro 4 se presentan los resultados de la aplicación de las ecuaciones para determinar balance de sales, descritas en la metodología, realizados para CE, Ca, SO4= y HCO3obtenidos en el extracto saturado del suelo, por tratamiento y en cada una de las tres profundidades evaluadas, después de la cosecha de la caña de azúcar. La lixiviación provista en cada riego y la provocada por el agua de lluvia fue suficiente para lavar las sales aportadas por el agua de riego, los fertilizantes y la posible disolución del carbonato de calcio y magnesio precipitados en el suelo, en la mayoría de tratamientos y profundidades. 

En la profundidad de 0 a 20 cm, el calcio no fue lavado suficientemente, lo cual es una ventaja por ser este un elemento esencial. Esto ocurrió en la mayoría de tratamientos. De 20 a 40 cm y 40 a 60 cm, el HCO3- presentó un lavado deficiente en todos los tratamientos, tal vez por ser estos estratos receptores de la lixiviación de este anión desde el suelo superficial y por la posible disolución de carbonatos de calcio y magnesio precipitados. 

En las profundidades de 0 a 20 cm y 40 a 60 cm fue donde resultó más deficiente la lixiviación de sales, tal vez porque en el primer horizonte del suelo mencionado es donde se depositan inicialmente las sales provenientes del agua de riego y los fertilizantes. En cuanto al estrato 40 a 60 cm, la acumulación de sales a este nivel se le atribuye al cambio textural que ocurre a esta profundidad, ya discutida.

La mezcla física de fosfato diamónico + urea + cloruro de potasio, fue el tratamiento que presentó la mayor deficiencia de lavado de sales (CaSO4 y Ca (HCO3)2), tal vez por la disolución de carbonatos de calcio y magnesio en mayor cantidad que los otros tratamientos. 

El bicarbonato de calcio fue la sal menos lixiviada en todo el experimento, en la mayoría de tratamientos y profundidades, tal vez por la constante disolución de carbonatos de Ca y Mg precipitados; originado quizás, por la alta presión de CO2 que se pudo haber registrado en el área de raíces, y por el mayor poder de disolución de sales que tuvieron los tratamientos testigo absoluto y la mezcla física, fosfato diamónico + urea + cloruro de potasio, discutidos anteriormente. 

Potasio: 

En la figura 10 se presentan los valores de K en ppm, obtenidos en el suelo a tres profundidades por tratamiento, después de la cosecha y en el suelo original, donde se aprecia que su concentración disminuye con la profundidad, registrándose diferencias estadísticas al nivel del 5% entre el contenido promedio total de este catión, de O a 20 cm y las otras dos profundidades. 

Las concentraciones de potasio se incrementaron en todos los tratamientos y profundidades después de la cosecha, con relación a su contenido en el suelo original. Sin embargo, en todos los casos los valores de este catión estuvieron muy por debajo de su nivel crítico (81 ppm), determinado para este nutrimento por el Servicio de Análisis de Suelos del Fondo Nacional de Investigaciones Agropecuarias (FONAIAP). El incremento en el contenido de K en el testigo, se le atribuye al agua de riego. 

Aunque no se registraron diferencias estadísticas en el contenido de K entre tratamientos, los que presentaron las mayores concentraciones de este elemento fueron los números 4 (sulfato de amonio + SFT + sulfato de potasio), 3 (sulfato de amonio + SFT + KCI) y el testigo, con escasas diferencias entre ellos. 

Fósforo: 

También este elemento, igual que el K y HCO3-, disminuyó su concentración en ppm con la profundidad, en todos los tratamientos después de la cosecha (figura 11 ), apreciándose diferencias estadísticas al nivel del 5%, entre el contenido promedio total de este catión de 0 a 20 cm con las otras dos profundidades.

Figura 10. Niveles de potasio en ppm, registrados en el suelo a tres profundidades, después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 10. Niveles de potasio en ppm, registrados en el suelo a tres profundidades, después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.


El contenido de fósforo se incrementó en casi todos los tratamientos y profundidades después de la cosecha, en relación a su contenido en el suelo original, particularmente de 20 a 60 cm Con esta variación, los valores de P alcanzados sobrepasaron el nivel crítico (10 ppm) determinado para este nutrimento, por el Servicio de Análisis de Suelos del FONAIAP. 

Aunque no se registraron diferencias estadísticas entre tratamientos, los que presentaron las mayores concentraciones de este nutrimento fueron los número 5 (FDA + urea + KCI) y 7 (15-15-23 sp + urea), los cuales están constituidos por las mismas fuentes de N y P, solo que el N° 7 es una mezcla física expendida por PALMAVEN. Esto demuestra la mayor solubilidad del fosfato diamónico (6) en suelo de pH alcalino en relación al superfosfato triple, el cual presenta menor solubilidad (6; 11 ), empleado en la mayoría de los otros tratamientos. 

También este último resultado estaría indicando la mayor solubilidad del FDA en una mezcla preparada inmediatamente antes de su aplicación (tratamiento N" 5), que una mezcla física preparada, cuando menos, con meses de anticipación (tratamiento N" 7): puesto que los valores entre estos dos tratamientos difieren en 3 ppm en total. 

El incremento del contenido de P en el testigo, igual que el potasio, provienen del agua de riego, asunto que se discute más adelante. 

Análisis foliar: 

En el cuadro 5 se presentan los contenidos porcentuales de N-P-K en el tercio medio de la hoja TVD a los 240 días después de la siembra, donde se aprecia que las concentraciones de nitrógeno y potasio foliar en todos los tratamientos estuvieron dentro del rango de la normalidad establecido para la caña de azúcar (5). Inclusive en el testigo el cultivo mostró esos mismos niveles de suficiencia en estos elementos, atribuido a los aportes de esos nutrimentos por el agua de riego empleada en el experimento. Esos aportes, provenientes del Río Turbio se estimaron en 379 kg de nitratos y 33 kg de potasio, por hectárea y por año. Estos cálculos se realizaron con base a las concentraciones iónicas de estos nutrimentos en el agua, el volumen y el número total de riegos aplicados, los cuales fueron: 0,61 meq/l de NO3-: 0,13 meq/l de K: 100 m3 de agua aplicada en cada uno de los 10 riegos proporcionados al ensayo en 13 meses de cultivo. 

El contenido de fósforo foliar estuvo por debajo del nivel crítico (0, 18%) determinado para este elemento (5), en todos los tratamientos, a pesar de la relativamente alta dosis aplicada de este nutrimento (150 kg/ha de P2O5) al suelo, de los aportes del agua de riego (85 kg/ha/año) y del incremento y suficiencia encontrada en el suelo después de la cosecha (figura 11 ); lo cual podría atribuirse a los fenómenos de adsorción, desorción y cinética de reacción de este anión en el suelo (6;9). 

Figura 11. Niveles de fósforo en ppm, registrados en el suelo a tres profundidades, después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

Figura 11. Niveles de fósforo en ppm, registrados en el suelo a tres profundidades, después del corte de la caña clase planta, a los 13 meses, por tratamiento.

 

Cuadro 5. Porcentajes de Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K) en la hoja TVD por tratamiento a los 240 días después de la siembra.

La influencia de la edad de la caña en el momento del muestreo foliar realizado (240 días después de la siembra), no se considera de mucha importancia en estos resultados, porque los rangos normales de los nutrimentos varían poco en el suelo y la edad de la plantación y no son afectados por la variedad ni por el ciclo del cultivo (5;16). Por otro lado, las concentraciones criticas, normales y excesivas de N-P-K que se presentan en el cuadro 5, se asemejan mucho a los obtenidos en distintos países al analizar hojas TVD en ciclos de plantillas (5). 

Componentes del rendimiento:

En el cuadro 6 se presentan los valores totales de germinación, número de fallas, toneladas de caña/ha (TCH), pol% en caña y toneladas de pol por hectárea (TPH) en cada tratamiento; donde se aprecia, en primer lugar, que de 12 yemas sembradas por metro lineal, germinaron entre 41 y 53% y el número de fallas o espacios mayores a 0,5 m, dentro de la hilera de siembra, sin la presencia de plantas de caña, se situó entre 4 y 7 en todos los tratamientos, lo cual aparentemente no afectó el tonelaje de caña obtenido por el efecto de compensación sobre las fallas de germinación que ejerce este cultivo, mediante un mayor macolla miento. La variedad PR 61632 empleada en el experimento se caracteriza por su gran desarrollo de cepas.

En cuanto al pol por ciento en caña, no se observaron diferencias estadísticas entre tratamientos, por las escasas diferencias de valores registrados entre ellos. 

En relación a los tonelajes de caña y pol, solo se apreciaron diferencias estadísticas al nivel del 5% en TCH, entre todos los tratamientos fertilizados y el testigo absoluto, los cuales oscilaron entre 126 y 153 TCH. El relativamente alto tonelaje de caña de azúcar obtenido en el testigo (126 TCH), se debe a los aportes de N-P-K del agua de riego al suelo, ya mencionados En cuanto al pol, no se registraron diferencias estadísticas entre tratamientos y sí entre éstos y el testigo Sus valores oscilaron entre 16,43 y 21,45 TPH. 

Es importante señalar que, aunque no se registraron diferencias estadísticas entre tratamientos para TPH, si se aprecian notables diferencias económicas en relación al testigo, ya que entre este último y los otros tratamientos se observan diferencias entre 2,64 y 5,02 TPH. 

Cuadro 6. Totales de porcentajes de germinación y numero de fallas, toneladas de caña por hectárea (TCH), pol % en caña y toneladas de pol por hectárea (TPC), por tratamiento en plantilla.

CONCLUSIONES 

Bajo las condiciones edafoclimáticas y de manejo de este experimento en 13 meses, se desprenden las siguientes conclusiones:

1.- Los niveles de CE y RAS registrados en el suelo original y después de la cosecha, en todos los tratamientos y profundidades, estuvieron muy por debajo de los niveles críticos estimados para el cultivo y el suelo respectivamente. 

2.- La CE 1 :5 de 0 a 20 cm de profundidad del suelo, a los 55 días después de la siembra y de aplicados los fertilizantes, casi se duplicó, sin sobrepasar el nivel critico para el cultivo. Pero después de la cosecha esta descendió por debajo de los niveles registrados en el suelo original. 

3.- El pH 1 :2,5 disminuyó hasta en 5 décimas de unidad, con relación al suelo original; sin diferencias estadísticas entre tratamientos y profundidades del suelo, después de la cosecha. 

4.- Los tratamientos fertilizados que incluyeron las fuentes de nutrimentos con el más alto índice de salinidad (KCI, urea y sulfato de amonio), entre todos los abonos químicos que se expenden en Venezuela, fueron los que presentaron los mayores niveles de CE en el suelo después del corte de la caña, sin diferenciación estadística con el resto. 

5.- Se detectó el incremento de los valores de CE, RAS, Na, Ca, Mg y S04= con la profundidad del suelo. En tanto que las concentraciones de HC03-, P y K tuvieron una dinámica totalmente inversa: con diferencias estadísticas a nivel del 5% entre profundidades, excepto en el caso del RAS. Con los cloruros no se observó una tendencia definida en este sentido. 

6.- Después de la cosecha se registró disminución del pH, CE, S04=, Na y Mg en el suelo: donde éste último fue el más lixiviado, en relación a los valores obtenidos en el suelo original. Con el K, P, CI y HC03- ocurrió todo lo contrario, para la mayoría de tratamientos y profundidades Con el RAS y Ca, este comportamiento fue muy variable.

7.- El sulfato de Ca fue la sal predominante en el agua de riego, en el suelo original y después de la cosecha en todos los tratamientos y profundidades. 

8.- Las más altas concentraciones de nitratos y en mayor número de tratamientos se obtuvieron de 40 a 60 cm de profundidad. Las cuales representaron el 38% de las unidades experimentales del ensayo. De 0 a 20 cm no se encontró este anión. 

9.- Entre las iones que presentaron la mayor concentración después de la cosecha, el calcio fue el menos lixiviado de 0 a 20 cm y los bicarbonatos de 20 a 60 cm de profundidad. La mezcla de fosfato diamónico + urea + KCI, fue el tratamiento que presentó la mayor deficiencia en lixiviación de sales de 0 a 20 cm y de 40 a 60 cm. 

10.- Las concentraciones de P y K en el suelo aumentaron, pero solamente el primero superó el nivel crítico en el suelo, establecido para el cultivo de la caña de azúcar. Sin embargo, el P foliar se ubicó por debajo de éste. Con el potasio ocurrió todo lo contrario. Estos resultados están relacionados con los fenómenos de adsorción, desorción, cinética de reacción ya los significativos aportes de N-P-K que proporcionó el agua de riego al suelo experimental. 

11.- Los tratamientos fertilizados presentaron diferencias estadísticas al nivel del 5% en TCH y en TPH con relación al testigo. En pol % en caña no se registraron tales diferencias. No obstante, los niveles de TCH y TPH del testigo fueron relativamente altos, de 126 y 16,4 ton/ha respectivamente, debido a que el agua de riego aportó o fertilizó al suelo experimental con 379 kg, 85 kg y 33 kg de N-P-K por ha respectivamente, en un total de 10 riegos que se aplicaron al ensayo.  

12.- No se detectó ninguna influencia de los tratamientos en la composición química del suelo, ni en los rendimientos del cultivo de la caña de azúcar. Estos resultados fueron determinados por el agua de riego, por sus aportes de sales (predominantemente sulfato de calcio) y nutrimentos. 

13.- Aunque no se registraron diferencias estadísticas entre tratamientos, la mezcla física de fosfato diamónico + urea + cloruro de potasio, por ser la de menor costo se presenta como la más conveniente a corto plazo, bajo las condiciones agroecológicas y de manejo del experimento, además, esta fue la que dio las más altas concentraciones de fósforo soluble en el suelo, después de la cosecha Sin embargo, este tratamiento presentó los más altos valores de CE, S04=, Na, Ca y el balance más negativo en la lixiviación de sales solubles en el perfil del suelo.

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