Veterinaria Tropical, 12: 39- 45. 1987 REVISI�N DE LITERATURA TRANSMISI�N DE LAS SALMONELAS EN LAS AVES Carlos Quiroz V* *FONAIAP. Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias |
Los miembros del g�nero Salmonellas est�n ampliamente distribuidos en la naturaleza lo cual contribuye a su f�cil diseminaci�n, existiendo por lo tanto numerosas fuentes de infecci�n, siendo algunas m�s importantes que otras. Seg�n McCapes (6) la transmisi�n de las salmonelas est� influenciada por la tendencia a la gran concentraci�n e integraci�n en la industria av�cola, as� como por factores intr�nsecos de las salmonelas como son: habilidad de infectar diferentes especies de animales tanto de sangre caliente, incluyendo al hombre, como de sangre fr�a; la capacidad que tienen estos g�rmenes para sobrevivir por largo tiempo fuera de su hospedador y de transmitirse a trav�s del huevo. Las aves durante todas las etapas de su vida pueden estar expuestas a la contaminaci�n con salmonelas y son muchos los factores que predisponen o causan la infecci�n. Bains y Mac Kenzie (1) y Borland (2) consideran que el alimento, las aves portadoras, la cama, el nido, los roedores, las aves silvestres y el medio ambiente en general, como las principales fuentes responsables de la contaminaci�n por salmonela en la industria av�cola.
Alimento El aislamiento de salmonelas en el alimento ha sido comprobado por numerosos autores y las fuentes de contaminaci�n m�s importantes lo constituyen los ingredientes de origen animal, como son las harinas de pescado, carne, hueso, pluma y sangre; pero tambi�n se han aislado salmonelas en harinas de origen vegetal. La contaminaci�n de la harina de pescado es la m�s frecuente y al igual que con los ingredientes de origen vegetal su contaminaci�n es ex�gena, mientras que en los otros ingredientes su contaminaci�n puede ser end�gena (del animal original) adem�s de ex�gena. El mayor chance de exposici�n a la contaminaci�n de los ingredientes del alimento es cuando el secado se efect�a en contacto con el medio ambiente sin practicar buenas medidas higi�nico-sanitarias. Seg�n Gordon y Tucker (4), una sola bacteria en un gramo de alimento o materia prima es suficiente para causar la infecci�n. Son numerosos los m�todos o t�cnicas que se han ensayado para la prevenci�n y eliminaci�n de las salmonelas en los alimentos y a tal efecto se han empleado agentes f�sicos, qu�micos y biol�gicos. En una revisi�n bibliogr�fica efectuada por Williams (15) sobre los m�todos empleados en el control y eliminaci�n de las salmonelas en los alimentos para aves (irradiaci�n, formaldehido, �cido f�rmico, �cidos grasos, oxido de etileno, �cido propionico, metilbromuro), concluye que el m�todo usando calor en la peletizaci�n del alimento es el preferido y m�s pr�ctico. Esto ha sido adoptado en aquellos pa�ses que est�n en plan de control o erradicaci�n de la salmonelosis, as� por ejemplo, Sato (8), en el Jap�n recomienda peletizar el alimento a temperaturas mayores de 80�C bajo una presi�n de 4 kg/cm2, durante 10 segundos, siendo la temperatura �ptima usada de 83�C a la misma presi�n y tiempo, sin p�rdida del valor nutritivo del alimento. En Australia, Shapcott (9) recomienda la peletizaci�n de todos los alimentos para las aves a 90�C por 10 segundos, sin p�rdida del valor nutritivo. La peletizaci�n por si sola no es suficiente si no se toman medidas para evitar la recontaminaci�n, la cual puede ocurrir cuando la temperatura del alimento baja a 70�C; estas medidas de prevenci�n deben seguir extrem�ndose hasta el momento en que el alimento es ingerido por las aves. Es aceptado que la mayor parte de la contaminaci�n de los alimentos es originada por los ingredientes de origen animal, a tal punto que algunos autores recomiendan su eliminaci�n en la elaboraci�n del alimento, pero tambi�n est�n de acuerdo en que lo ideal para obtener un alimento libre de salmonelas es usar ingredientes libres de ellas. Se ha demostrado que salvo raras excepciones, los alimentos no son contaminados originalmente con Salmonella pullorum o S. gallinarum, por lo tanto, las salmonelas paratifoides (1.800 serotipos) son las que com�nmente contaminan el alimento.
Estas aves juegan un papel muy importante en la transmisi�n de la enfermedad, la cual puede ser vertical u horizontal. Una vez que un ave determinada adquiere la infecci�n puede presentar la forma cl�nica o la sub-cl�nica, pero en cualquiera de ellas el ave generalmente queda como portadora del germen, constituyendo un peligro potencial para las progenies en el caso de las reproductoras. Las canales y los huevos de las aves portadoras tambi�n constituyen un peligro para la salud p�blica y en especial cuando se trata de portadoras de salmonelas paratifoides, ya que la S. pullorum y la S. gallinarum no causan problemas a la salud p�blica y son muy escasos los reportes sobre transmisi�n al hombre. Las aves portadoras de salmonelas paratifioides excretan la bacteria a trav�s de las heces, ya que ellas generalmente causan la infecci�n en forma ent�rica. Una sola ave portadora dentro de un lote susceptible es capaz de excretar en las heces suficientes salmonelas para contaminar el ambiente y en especial la cama del piso y nidal. Estas portadoras de salmonelas paratifoides transmiten la infecci�n transovaricamente a su descendencia cuando presentan la forma sist�mica, pero la transmisi�n m�s corriente es por la penetraci�n, a trav�s de la c�scara del huevo, de salmonelas contaminantes provenientes de las camas o nidales.
En la mayor�a de los pa�ses tropicales, incluyendo a Venezuela, las camas para pollos est�n compuestas generalmente por c�scara de arroz y en otros pa�ses predominan las de aserr�n o virutas de maderas resinosas como el pino. Es frecuente que las camas con c�scara de arroz est�n contaminadas con salmonelas y esta contaminaci�n puede venir desde los sembrad�os del cereal, ya que muy frecuentemente las espigas son fuente de alimento de aves silvestres y roedores infectados. Tambi�n las aves, roedores y otras alima�as pueden contaminar la c�scara, durante el proceso a que es sometido el grano luego de salir del campo, llegando la c�scara contaminada a la granja. El aserr�n o virutas de maderas son menos susceptibles a contaminarse con salmonela cuando las maderas usadas son resinosas, ya que estas �ltimas son inhibidoras del crecimiento de las salmonelas y otros pat�genos, pero cuando las maderas son las llamadas "dulces", la salmonela f�cilmente puede resistir en esas camas. Cuando una cama libre de salmonela es colocada sobre el piso de un galp�n limpio y bien desinfectado �sta puede contaminarse por diferentes v�as, tales como penetraci�n de personas que son portadores sanos de salmonelas o que llevan botas y ropa contaminada; por colocar bebederos y comedores o nidales sin desinfectar o mal desinfectados; acceso de animales, especialmente palomas, pajaros, roedores, gatos y perros, alimentos y aguas contaminadas y l�gicamente al colocar sobre la cama pollos infectados. En estudios realizados por Fanelli et al. (3), se demostr� que en camas nuevas persiste m�s tiempo la salmonela que en las camas viejas, lo cual sugiere la presencia de un inhibidor de la salmonela en estas �ltimas. Otros autores como Snoeyenbos et al. (12) tambi�n demostraron que la salmonela puede persistir hasta por 11 semanas en camas nuevas, mientras que en camas viejas s�lo ha durado dos semanas. Las excretas del ave y en especial el amon�aco elevan el pH de las camas, el cual junto con la humedad acumulada es perjudicial para las salmonelas; tambi�n en las camas viejas polula una gran poblaci�n de bacterias diferentes a la salmonela que act�an como antagonistas de este germen (Olesiuk et al. 7). Para la detecci�n de salmonelas en lotes infectados, la mejor muestra a tomar es la cama del piso o del nidal, de donde frecuentemente es m�s efectivo el aislamiento de la salmonela que si se toma material de �rganos de los animales; por lo tanto, para la detecci�n de la infecci�n, este m�todo resulta mejor que el muestreo serol�gico o la siembra en medios de cultivo de hisopados cloacales. Seg�n Williams (15) la muestra de cama para aislamiento de la salmonela se debe tomar de las partes m�s secas, pues es all� sin humedad en donde se perpet�a la salmonela en condiciones naturales. Lo ideal es iniciarse con camas esterizadas y evitar el acceso a ella de agentes animados o inanimados. La esterilizaci�n de la cama, usando autoclave, se recomienda en casos de animales reproductores de alto valor o reproductores de huevos libres de g�rmenes pat�genos (SPF), como los que se mantienen en el Bioterio del Instituto de Investigaciones Veterinarias del FONAIAP. Entre los muchos m�todos que se han usado para eliminar la salmonela de la cama, uno que ha dado buenos resultados es el recomendado por Williams (14), el cual comprende los siguientes pasos: 1) fumigar la superficie de la cama con Formalina al 6% en soluci�n acuosa; 2) revolver bien la cama y fumigar por segunda vez; 3) revolver de nuevo la cama y fumigar de nuevo. Es muy importante no dejar pasar dos d�as entre una y otra fumigaci�n, lo ideal es hacerlas cada 24 horas.
La estructura exterior de los huevos sirve como una defensa o barrera a la penetraci�n de los g�rmenes y est� formada por varias capas: a) la cut�cula que es una pel�cula de prote�na muy fina que cubre los poros y es permeable a los gases; b) la c�scara o capa calc�rea formada por sales inorg�nicas, en especial el calcio, y que contiene m�s de 7500 poros de 6 a 13�, rellenos de mucina; c) la tercera capa la constituyen dos membranas, una externa y otra interna, estas membranas son muy flexibles; la membrana externa esta fuertemente adherida a la superficie interna de la c�scara y la membrana interna es la m�s compacta y por lo tanto es la que ofrece mayor resistencia a la penetraci�n de los g�rmenes. La alteraci�n estructural de cualquiera de estas capas o membranas por mecanismos f�sicos o qu�micos contribuye a la penetraci�n de las bacterias al interior del huevo. Seg�n Williams y Whittemore (18), la penetraci�n es posible ya que el di�metro de los poros de la c�scara es mayor (6-13�) que el de algunas bacterias, es el caso de las salmonelas que tienen un di�metro de 0,4 - 0,6 x 1 - 3. La penetraci�n a trav�s de la c�scara depende no s�lo de la especie de salmonela, sino tambi�n de la temperatura y la humedad, as� como de la virulencia de la cepa y del grado de contaminaci�n del huevo por las heces contaminadas. Williams (18) constat� que al salir el huevo y caer en la cama del nidal o del piso ya queda expuesto a la contaminaci�n con las heces, debido a que el huevo al salir de la madre trae una temperatura corporal alta que r�pidamente baja a la del ambiente y mientras m�s tiempo quede expuesto all�, m�s riesgo de contaminarse tendr�, por lo cual deben recogerse los huevos lo m�s r�pido posible despu�s de la postura y si van a la incubaci�n, s�lo se deben usar los huevos limpios, sin porosidad visible ni fracturas. Igualmente Williams y Dillard (16) comprobaron que los huevos frescos y f�rtiles son m�s resistentes a la penetraci�n de la salmonela, mientras que los inf�rtiles son m�s f�cilmente penetrados por el germen, constituyendo un riesgo para la diseminaci�n de la salmonela aun sin llegar a romperse dentro de la incubadora o nacedoras, contaminando a los pollitos susceptibles. Estos autores tambi�n comprobaron que a medida que avanza el desarrollo embrionario va disminuyendo la probabilidad de penetraci�n de la Salmonela a trav�s de las estructuras externas del huevo, lo cual aparentemente est� asociado con la humedad y con las excreciones del embri�n en desarrollo, pero que una vez que la salmonela ha penetrado al interior del huevo, r�pidamente se multiplica. Por otra parte, Williams y Dillard (17) comprobaron que los huevos de pavo y patos manchados son m�s resistentes a la penetraci�n de la c�scara por las salmonelas, debido a que las capas protectoras del huevo son m�s gruesas y compactas por las acumulaciones de porfirina que forman las manchas oscuras por lo cual recomiendan, en estas especies, incubar s�lo huevos manchados y descartar aquellos que no tengan tales manchas. Si los huevos para incubar o los huevos para consumo provienen de aves libres de salmonela y se mantienen buenas medidas higi�nico-sanitarias, se obtendr� un producto libre de salmonelas. Las medidas sanitarias deben extremarse debido a que es frecuente que huevos provenientes de aves libres de salmonela se contaminen en el medio ambiente; para evitar esa contaminaci�n se han practicado innumerables m�todos, como son: inmersi�n de los huevos en soluciones de antibi�ticos o de agentes qu�micos, inoculaci�n de los huevos con antibi�ticos y limpieza de los huevos frot�ndolos con gasa, aunque el frotamiento puede romper la cut�cula permitiendo que los g�rmenes penetren por los poros de la c�scara. La inmersi�n en soluciones de desinfectantes y antibi�ticos a veces es efectiva, pero a menudo estas sustancias pueden ser contraproducentes; las soluciones de cloro y de amonio cuaternario han dado muy buenos resultados cuando se usan apropiadamente. Una vez que la salmonela ha penetrado las barreras externas del huevo (cut�cula, c�scara, etc) es pr�cticamente nula la acci�n de los desinfectantes y antibi�ticos. La fumigaci�n con formaldehido es el m�todo m�s usado y con muy buenos resultados, pero se debe hacer lo m�s temprano posible; se recomienda practicar esta fumigaci�n a nivel de granja dentro de un lapso de tiempo no mayor de dos horas a partir de la postura, o sea en huevos reci�n puestos. Este gas de formaldeh�do se obtiene mezclando 1,2 ml de formalina con 0,6 g de permanganato de potasio por pie c�bico, el gas debe circular durante 20 minutos y luego se debe extraer. Este m�todo es recomendado por Williams (14) y se debe usar de rutina a nivel de granja. Una vez que los huevos son fumigados, se llevan a la sala fr�a y all� deben permanecer el menor tiempo posible antes de la incubaci�n. Est� dem�s decir que durante este proceso debe evitarse la recontaminaci�n.
Las ratas y ratones han sido y seguir�n siendo grandes enemigos del hombre. En el caso de las Salmonelas constituyen uno de sus m�s importantes reservorios y vectores. Contaminan a los alimentos y a sus ingredientes desde su origen, ya que a nivel de campo pueden contaminar los cereales, trayendo como consecuencia la contaminaci�n del alimento terminado. Seg�n Bains y Mac Kenzie (1), en una investigaci�n sobre las ratas y ratones a nivel de granjas en Australia, se encontr� que el 2% de estos roedores pod�an ser portadores de las salmonelas, contaminando los granos de las siembras que luego eran usados en la alimentaci�n de las aves. Se debe extremar la lucha contra estos roedores que son una fuente de infecci�n, no solamente de la salmonela sino tambi�n de otros pat�genos.
En 1973 apareci� una t�cnica denominada Exclusi�n Competitiva, M�todo de los Probi�ticos o T�cnica de Nurmi, que consiste en usar g�rmenes de la microflora intestinal, obtenidos de aves adultas y sanas, como probi�ticos. Estos g�rmenes se administran por v�a oral a pollitos reci�n nacidos para que colonicen en el epitelio intestinal ocupando los receptores, de tal modo que las salmonelas no puedan colonizar el epitelio intestinal por estar ya ocupado por aquellos microorganismos no pat�genos. Como fuente de la microflora apat�gena se puede usar el fluido cecal o trozos de intestino de aves adultas sanas o un cultivo de los g�rmenes apat�genos que contienen este fluido cecal. Se han realizado experiencias administrando oralmente hasta 50 especies de bacterias no pat�genas, obtenidas del intestino de aves adultas sanas, y entre ellas se pueden citar Lactobacillus, cocos anaerobios, Streptococus faecalis, Eubacterium, Propionibacterium y Fusobacterium. En algunos pa�ses ya se han usado estas mezclas de bacterias en forma liofilizada. La mayor efectividad se ha obtenido con el uso de porciones de intestino o fluido cecal como probi�tico en pollitos reci�n nacidos, cuando a�n el tracto intestinal est� est�ril; puede administrarse en la primera agua que bebe el pollito y tambi�n se ha aplicado por spray en las nacedoras. El Lactobacillus ha sido usado como probi�tico, especialmente el L. acidophilus, el cual adem�s de colonizar en el epitelio intestinal del pollito produce �cido l�ctico bajando el pH, lo cual es fatal para el E. coli. Tambi�n el L. acidophilus produce un antibi�tico llamado acidolin que inhibe el crecimiento de g�rmenes enteropat�genos. Sin embargo, es preferible usar la mezcla de diferentes bacterias como probi�ticos en la profilaxis de la salmonelosis. Se ha comprobado que este m�todo tambi�n se puede usar para evitar la colonizaci�n del tracto intestinal por otros g�rmenes pat�genos como Campylobacter y Yersinia y que puede ser �til para cambiar floras bacterianas resistentes a los antibi�ticos. Esta t�cnica de Nurmi a�n requiere mucho trabajo de investigaci�n, pero los resultados que hasta hoy se tienen son promisorios. Seg�n Sillikier (11) es ampliamente usada en Finlandia y su aplicaci�n est� siendo estudiada en EE.UU., Inglaterra, Canad� y Australia. BIBLIOGRAFIA 1. BAINS, B. S.; MACKENZIE, M. 1974. Transmission of salmonella through an integrated poultry organisation. Poultry Science 53: 1114-1118. 2. BORLAND, E. D. 1975. Salmonella infection in poultry. Vet. Rec. 97:406-408. 3. FANELLI, M. J.; SADLEA, W. W.; BROWNELL, J. R. 1970. Preliminary studies on persistence of salmonella in poultry litter. Avian Dis. 14: 131-141. 4. GORDON, R. F.; TUCKER, J. F. 1965. The epizootiology of salmonella menston infection of fowls and the effec to feeding poultry food artificially infected with salmonella. British Poultry Science. 6: 251-264. 5. JERNIGAN, M. A.; MILES, R. D. 1985. Probiotics in poultry nutrition. A review World's Poultry Science Journal. 41: 99-107. 6. McCAPES, R. H. 1976. A rationale for the control of parathyphoid infection in poultry. Proceedings Salmonella Symposium. American Association of Avian Pathologists. p. 2-6. 7. OLESIUK, O. M.; CARLSON, V. L.; SNOEYENBOS, G. H.; SMYSER, C. F. 1969. Experimental Salmonella typhimurium infection in two chicken flocks. Avian Dis. 13: 500-508. 8. SATO, S. 1984. Incidence, trends and control of salmonella in food producing animals. Proceedings of the International Symposium on SalmoneIla. New Orleans, Louisiana. EE.UU. p. 27 -34. 9. SHAPCOTT, R. C. 1984. Practical aspects of salmonella control; progress report on a programme in a large broiler integration. 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