Veterinaria Trop. 28(2): 155-167. 2003

POSIBLE ORIGEN DEL Trypanosoma evansi EN VENEZUELA

José L. Canelón* y Roy D. Meléndez**

* Profesor. Universidad Centroocidental Lisandro Alvarado (DCV-UCLA).
Cátedra Libre para el Estudio y la Conservación del Caballo Criollo Venezolano.
Decanato de Ciencias Veterinarias. Apdo. Postal 665. Barquisimeto, estado Lara.

** Profesor de Parasitología, DCV-UCLA.
Apartado postal 665, Barquisimeto, estado Lara.
Autor a quien enviar correspondencia.

Aprobado para su publicación el 30 de septiembre de 2005.


RESUMEN

Este trabajo intenta dar a conocer el origen del Trypanosoma evansi en Venezuela mediante revisión de aspectos históricos del ingreso de equinos al país y de brotes de tripanosomosis equina citados en el siglo XIX. Igualmente se ha hecho una revisión del origen del T. evansi en África y su dispersión a América, analizando la bibliografía reciente que ha utilizado técnicas de biología molecular como PCR, secuenciación del kDNA e inmunoblot, aplicadas a la filogenética de poblaciones de este hemoparásito. Se propone que el T. evansi llegó a Venezuela y Colombia entre los años1815 y 1820, en equinos traídos desde el sur de España como parte de la caballería del ejército del General Pablo Morillo, lo cual apoya el hecho que el T. evansi llegó desde España a países de América en varias ocasiones y que T. evansi tiene un origen único, a partir de cepas establecidas en el norte de África. Se sugiere que, mediante la aplicación de técnicas de biología molecular, se comparen las cepas de T. evansi de Venezuela y Colombia entre si y éstas con aquellas de Brasil, a fin de mostrar sus homologías y diferencias de secuenciación en su kADN. Finalmente se considera que el ingreso del T. evansi a Venezuela en el siglo XIX, es en gran medida responsable de la reducción de la población de los rebaños caballos criollos que existían en los Llanos venezolanos y colombianos.

Palabras Clave: Trypanosoma evansi; origen; caballo criollo; Venezuela.

A POSSIBLE ORIGIN FOR Trypanosoma evansi IN VENEZUELA

SUMMARY

This work attempts to find out the origin of Trypanosoma evansi in Venezuela through a review of the entering of horses to the country and cases of outbreaks of equine trypanosomosis during the nineteen century. Simultaneously, it was carried out a review about the origin of T. evansi in Africa and its spreading toward other continents, even the Americas, analyzing recent literature dealing with molecular biology techniques, e.g. PCR, kDNA nucleotide sequences and immunoblot applied on the phylogenetic analysis of T. evansi strains. It is suggested that T. evansi was introduced into Venezuela and Colombia between 1815 and 1820 in blood of horses brought from Southern Spain as part of the cavalry of General Pablo Morillo’s army, which supports the hypothesis that T. evansi came to the Americas from Spain in several occasions or independently, and that T. evansi has a single origin from strains established in regions of North Africa. It is proposed that T. evansi strains from Venezuela and Colombia should be compared among them, and next against those of Brazil, using molecular biology techniques in order to show any homology or differences in the composition of their kDNA nucleotide sequences. Finally, the entrance and spreading of T. evansi in Venezuela during the XIX century is considered in great part responsible for the reduction of countless herds of creole horses that used to roam in the Venezuelan and Colombian Llanos.

Key Words: Trypanosoma evansi; origin; creole horse; Venezuela.

INTRODUCCIÓN

Trypanosoma evansi (Protozoa: Kinetoplastida) es un microorganismo flagelado, hemoparásito de caballos, camellos, perros y elefantes, a los cuales ocasiona una grave enfermedad anemizante (Roberts y Janovy, 2000). T. evansi ha sido también diagnosticado en sangre de bovinos, búfalos, cabras, ovejas, venados y cerdos, pero en estas especies causa un infección ligera o subclínica. En Suramérica especies como el chiguire o capibara (Hydrochaeris hydrochaeris), el coatí (Nasua nasua) y ratas silvestres, han sido detectadas positivas a T. evansi, sin mostrar alteraciones clínicas (Nunes y Oshiro, 1990; Silva et al., 1995), por ende, estas especies son consideran reservorios naturales de T. evansi (Ventura et al., 2000).

T. evansi fue el primer tripanosoma patógeno diagnosticado en animales domésticos y ello ocurrió en camellos y equinos del distrito del Punjab, India, por el inglés G. Evans (1880), quien le dio su nombre. Estudios taxonómicos y epidemiológicos conducidos en el siglo XX determinaron que T. evansi es un hemoparásito con amplia distribución mundial. Así, ha sido señalado en países del norte de África, del Medio Oriente, Asia, países europeos mediterráneos, en Centro y Sur América (Luckins, 1988).

T. evansi no ha infectado a rebaños del continente australiano, gracias a las estrictas medidas de control y de vigilancia epidemiológica establecidas por el sector oficial de Australia, donde consideran a este tripanosoma como una de las graves amenazas para la industria ganadera y para la fauna silvestre (Thompson et al., 2003). La tripanosomosis ocasionada por T. evansi en los equinos ha recibido diversos nombres locales, por ejemplo, el término hindú “surra”, que significa “enflaquecido y podrido” se utiliza comúnmente para esta enfermedad en India, el sudeste asiático y África, mientras que en Brasil y Argentina se le denomina “mal de caderas” o “murrina” (Hoare, 1965) y en Venezuela, en particular en los Llanos, se le denomina a esta enfermedad “derrengadera equina” o “peste boba”.

A inicios del siglo XX, fue diagnosticado T. evansi en algunos países europeos que colindan con el Mar Mediterráneo y ello fue debido al mercado y tráfico de equinos de países del norte de África: Argelia y Marruecos, hacia España, donde T. evansi fue diagnosticado en sangre de equinos por vez primera en 1905, en la Escuela de Veterinaria de Zaragoza (Cordero del Campillo et al., 1999). Luego, entre 1905 y 1926, se presentaron en ese país varios brotes de tripanosomosis equina con mortalidad y morbilidad cuantificable. El gobierno español estableció estrictas y adecuadas medidas de control y con estas acciones, para mediados de los años cincuenta, T. evansi había sido erradicado de España (Cordero del Campillo et al., 1999).

En Brasil, T. evansi fue diagnosticado por vez primera en 1839 en caballos de la Isla de Marajó, estado de Pará (Shaw, 1977); mientras que en Venezuela, está bien documentado que fue Rafael Rangel (1905) quien a fines de 1904 lo diagnosticó por vez primera en caballos que padecían un grave brote de tripanosomosis equina en la región El Rastro, cerca de Calabozo, estado Guárico (Roche, 1978). En 1910, y usando los frotis que había preparado Rangel, el investigador francés F. Mesnil lo denominó Trypanosoma venezuelense, pero como lo aclara Roche (1978), no era una especie nueva de tripanosoma la que había diagnosticado Rangel en Guárico, sino al T. evansi, especie de hemoparásito que aun hoy, 100 años después de su hallazgo por Rangel, persiste en los llanos venezolanos y colombianos, diezmando a los rebaños equinos, en particular durante la época de fin del verano y entrada de las lluvias.

El objetivo de este trabajo es analizar aspectos históricos y de la biología del T. evansi, que permitan sugerir un posible origen a la o las cepas que existen en Venezuela y simultáneamente, dedicar este trabajo a la memoria del Br. Rafael Rangel, como un sencillo homenaje, al cumplirse en el año 2004 el primer centenario de su descubrimiento del T. evansi en Venezuela.

Origen del T. evansi en África

Tripomastigotes de T. evansi son microscópica y morfológicamente muy similares a los tripomastigotes de Trypanosoma brucei, un hemoparásito de bovinos y otros rumiantes, domésticos o silvestres, de la región Subsahariana de África. T. brucei vive exclusivamente donde se encuentra la mosca tsetse (Glossina spp.), por ser este díptero su hospedador intermediario (Hoare, 1972; Roberts y Janovy, 2000). Sin embargo, T. evansi se diferencia de T. brucei en su biología, puesto que no puede completar un desarrollo cíclico en moscas tsetse, sino que T. evansi ha evolucionado o se ha adaptado a ser transmitido mecánicamente por otras moscas hematófagas (Tabanus, Stomoxys o Hematobia) (Foil, 1989) o por vampiros (Desmodus rotundus) (Hoare, 1965), más no por moscas tsetse.

Estas características de la transmisión de T. evansi, indujeron a Hoare (1972) a postular que T. evansi evolucionó a partir de T. brucei, al adaptarse el primero a un modo de transmisión mecánico, perdiendo su carácter pleomorfo; es decir, T. evansi es un descendiente de un antiguo T. brucei. Esto ocurrió, según Hoare (1972), cuando caravanas de camellos del norte de África o del desierto del Sahara viajaban hacia el sur, hasta regiones subsaharianas, donde había mosca tsetse, las cuales infectaron a los camellos con T. brucei; pero al regresar los camellos con las caravanas a sus regiones del norte de África, donde no habían moscas tsetse, T. brucei fue transmitido mecánicamente por otras moscas hematófagas, adaptándose a la forma rápida y mecánica de transmisión. A partir de esas regiones del norte de África, los camellos diseminaron al nuevo tripanosoma, conocido actualmente como T. evansi, hacia el Medio Oriente (Luckins, 1988). Es muy probable que caravanas de camellos viajando a través de la legendaria “Ruta de la Seda”, hayan diseminado el T. evansi a Asia.

Se puede decir que T. evansi es un “tripanosoma polizón”, por su capacidad de viajar y diseminarse sin ser detectado, en particular en especies de rumiantes o solípedos donde causa infecciones subclínicas o ligeras sin comprometer la vida del hospedador.

La Biología Molecular confirma el postulado de Hoare

El origen africano del T. evansi a partir de T. brucei postulado por Hoare (1972), era una buena hipótesis pero sin pruebas científicas sólidas. Estudios recientes usando técnicas de biología molecular como PCR, secuenciación del ADN mitocondrial, de microscopía electrónica, el Southern blot y coloraciones especiales, han confirmado que T. evansi evolucionó a partir de T. brucei (Artama et al., 1992; Borst et al., 1987; Lun et al., 1992; Stuart et al., 1997; Ventura et al., 2000). Estos estudios se han centrado en analizar y comparar el ADN del kinetoplasto (kADN) de estos tripanosomas.

Los hemoparásitos de la familia Trypanosomatidae tienen en su citosol un organelo puntiforme (evidente cuando es teñido con Giemsa), denominado el kinetoplasto, el cual es el ADN mitocondrial de los tripanosomas. La transmisión cíclica de T. brucei y sus cambios morfológicos en la mosca tsetse requiere de la participación activa del kADN, el cual expresa sus enzimas y citocromos que conducen y regulan el proceso de fosforilización oxidativa mitocondrial, esencial para que esos cambios ocurran (Lun y Desser, 1995). Ahora bien, el kADN está organizado en una compleja red con dos tipos de moléculas circulares concadenadas: a) unas 50 copias de maxicírculos (con un tamaño ca. 20 kb en T. brucei) y b) de 5.000 a 10.000 minicírculos de menor tamaño (ca. 0,5 a 1 kb).

Los maxicírculos cumplen funciones genéticas similares a las del ADN mitocondrial en otros protozoos, mientras que los minicírculos codifican y editan al ARN (Stuart et al., 1997). T. brucei, tiene ambos maxi y minicírculos en su kADN, con lo cual se asegura su transmisión cíclica por moscas tsetse; por el contrario, estudios recientes han demostrado que T. evansi tiene un kADN aberrante, al cual le falta totalmente los maxicírculos y por ende no puede ser transmitido cíclicamente por moscas tsetse.

Los análisis del kADN en diversas cepas de T. evansi han demostrado que todos los aislados obtenidos de equinos de África, Asia y Suramérica tienen secuencias de nucleótidos similares o iguales en los minicírculos (Artama et al., 1992; Borst et al., 1987; Songa et al., 1990). Estos hallazgos moleculares no sólo apoyan la hipótesis de un origen único para T. evansi, sino que motivarían: a) que estudios moleculares se inicien para confirmar el origen del T. evansi en Venezuela u otros países de Suramérica y b) al tener T. evansi un origen único, ello coincidiría con el principio de conducir estudios evolutivos que deben tener como base la secuenciación del ADN ribosomal, en particular de aquellos genes que codifican el rARN 18S, donde se exige que ese gen seleccionado deba ser homólogo entre todas las cepas o subpoblaciones a estudiar, para asegurar que las inferencias evolutivas e históricas obtenidas con estos estudios moleculares sean confiables (Barta, 2001).

T. evansi y T. equiperdum, otro tripanosoma del grupo brucei y también parásito de los equinos, son los únicos tripanosomas que en forma natural carecen de maxicírculos en el kADN, quizás por ello estos hemoparásitos evolucionaron y desarrollaron formas atípicas de transmisión entre los equinos (transmisión mecánica y sexual, respectivamente).

Las cepas de T. evansi que no tienen maxicírculos sino sólo minicírculos se les llama cepas disquinetoplásticas (DQP). Muchas cepas de T. evansi aisladas de equinos y camellos de África, Europa o Asia, son cepas DQP (Artama et al., 1992; Borst et al., 1987; Lun et al., 1992). Por el contrario, hay cepas de T. evansi que luego de prolongados pases en animales de laboratorio o bien por tratamientos con drogas tripanocidas, o aquellas aisladas en Brasil de animales domésticos y salvajes, carecen totalmente de los maxi y los minicírculos del kADN y a estas cepas se les llama aquinetoplásticas (AQP); (Ventura et al., 2000).

T. evansi es un tripanosoma monomorfo, que sólo tiene la fase de tripomastigote en todas las cepas examinadas y esto se explica por la falta de los maxicírculos en el kADN. Al no tener que depender de moscas tsetse para su transmisión y adaptarse a la transmisión vectorial mecánica por diversos dípteros hematófagos, lógicamente, T. evansi se diseminó por múltiples regiones y países (mediante camellos, caballos o bovinos) y ello explica que hoy sea el tripanosoma con mayor distribución geográfica y uno de los que parasita a mayor número de especies mamíferas (Lun y Desser, 1995). ¿Cómo perdió T. evansi sus maxicírculos al establecerse en el norte de África?. Esto no es claro, pero se ha sugerido que pudo haber evolucionado a partir de una cepa mutante de T. brucei que carecía de esos maxicírculos (Lun y Desser, 1995).

Un Trypanosoma “Polizón” llega al nuevo mundo

Diversos autores han afirmado que T. evansi fue introducido en el continente americano en el siglo XVI por los conquistadores españoles, al traer caballos o bovinos infectados con este flagelado al Nuevo Mundo (Luckins, 1988; Roberts y Janovy, 2000); pero ¿Fue introducida una cepa única de T. evansi la cual luego se diseminó por Suramérica o fueron introducidas varias cepas en distintas oportunidades?. Estudios recientes de biología molecular sugieren que las cepas de Suramérica habrían sido introducidas en varias oportunidades o independientemente (Borst et al., 1987; Songa et al., 1990; Ventura et al., 2000), tal como lo había predicho Shaw (1977), puesto que presentan diferencias en su kADN. Así, todas las cepas de T. evansi estudiadas en Brasil son AQP (Ventura et al., 2000), mientras que aquellas analizadas en Colombia poseen minicírculos en su kADN, es decir, son DQP (Borst et al.; Songa et al., 1990).

En el caso de las cepas de T. evansi existentes en Venezuela, no se conoce a la fecha estudios realizados sobre la composición de su kADN ni sobre sus relaciones filogenéticas (las cepas observadas por los autores, en frotis coloreados con Giemsa, muestran un quinetoplasto evidente, lo cual sugiere que son cepas DQP).

Revisando los antecedentes históricos, se puede sugerir lo siguiente:

a) Cepas de T. evansi muy probablemente no ingresaron a Venezuela en el siglo XVI, sino en las primeras décadas del siglo XIX,

b) T. evansi ingresaría inadvertidamente en sangre de equinos o bovinos infectados traídos al país, lo cual ratificaría su condición de tripanosoma “polizón” y c) de ser cierto su ingreso en el siglo XIX sería otro ejemplo de introducción independiente de T. evansi en un país de Suramérica.

A continuación, algunos antecedentes históricos que permiten sugerir que T. evansi ingresó a Venezuela en el siglo XIX:

  • No encontramos un reporte histórico de brotes graves y muerte de caballos en los Llanos venezolanos entre los años 1500 y 1700 que pudieran ser atribuidos a un hemoparásito anemizante.

  • Venezuela fue visitada entre 1799 y 1800 por el sabio explorador Alejandro de Humboldt, quien caminó desde los Valles de Aragua hasta el río Apure, en plena época de sequía de 1800. Humboldt resalta en sus obras que al cruzar el sur de Guárico, observó grandes rebaños de bueyes salvajes, mulos y caballos, cuyo número él estimaba no menor de 1.500.000 cabezas (Humboldt, 1972). Esta es una cifra muy elevada que sugiere la presencia de rebaños sanos y la no presencia aun de T. evansi en el país. De haber existido brotes graves con muertes de caballos en ese verano, no habrían escapado a la atención del sabio Humboldt.

  • Los cuadros clínicos de la tripanosomiasis equina o “derrengadera” o “desplomadera”, fueron descritos en 1856 por vez primera en Venezuela, por el Dr. Anacleto Llamozas (médico residente de Calabozo, estado Guárico), de acuerdo a información que él había recibido de Ramón Páez, un hijo del General José Antonio Páez, célebre héroe llanero de la independencia (Biblioteca Academia Nacional de Historia, 1973). Según la versión de Ramón Páez, la “derrengadera” se presentó por vez primera en Apure en 1826 y en Guárico en 1833. Estas citas hacen inferir que el T. evansi ingresó al país entre 1800 y 1856.

  • <¿Cuándo, en este lapso, hubo un ingreso masivo de caballos a Venezuela y Colombia provenientes de España?. Las fuentes históricas consultadas (O’Leary, 1952; Ruiz Rivas, 1970) señalan que en abril de 1815, llegó a la Isla de Margarita y Cumaná el General español Pablo Morillo con una inmensa flota, 10.642 soldados y unos 1.000 caballos, traídos del sur de España (habían partido del Puerto de Cádiz) con el objetivo de pacificar a la Gran Colombia. Antes de ingresar su ejército a los llanos venezolanos, Morillo decide ir a Bogotá vía Puerto de Cartagena y el río Magdalena. En Bogotá permanecieron desde mayo 1816 hasta enero 1817, cuando decide ir a los llanos venezolanos, vía los Andes y la región del Casanare, a fin de enfrentar a las tropas del General Páez y del Libertador Simón Bolívar (O’Leary, 1952; Ruiz Rivas, 1970). Así, Morillo o sus tropas participaron en varias batallas (Mucuritas, Queseras del Medio, Rincón de los Toros) y con frecuencia mantuvieron su cuartel general en Calabozo, estado Guárico (O’Leary, 1952; Ruiz Rivas, 1970). En tal sentido, se sospecha que es muy factible que T. evansi haya ingresado a Venezuela y Colombia en la sangre de algunos de los caballos que trajo el General Morillo en su fracasada expedición. Esta hipótesis lleva a inferir que T. evansi ingresó al país entre 1815 y diciembre de 1820, fecha ésta cuando el General Morillo, derrotado, regresó a España. Con base a esta hipótesis del origen del T. evansi en Venezuela, surge la propuesta adicional que las cepas de T. evansi de Colombia y de Venezuela deben ser muy similares, tanto en su secuencia de nucleótidos del kADN como en su condición de ser cepas DQP, ya que podrían tener un mismo origen: caballos del ejército español del General Morillo.

  • Como la caballería del General Morillo, presuntamente portadora de T. evansi, estuvo con frecuencia estacionada en Calabozo y alrededores, no es una simple casualidad que los cuadros clínicos de la tripanosomiasis equina o “derrengadera”, reportados por el Dr. Anacleto Llamozas en 1856, hayan sido detectados por vez primera en Calabozo, ni que el sabio Rafael Rangel haya diagnosticado por vez primera el T. evansi en equinos enfermos de El Rastro, poblado muy cercano a Calabozo.

  • La diseminación de T. evansi en Venezuela, después de 1820, y el informe oral de brotes en Apure y Guárico entre 1826 y 1833, muy probablemente causó muerte de numerosos caballos en los llanos, puesto que para el final de la guerra de la independencia se estimó que en Venezuela sólo había unos 190.000 caballos.

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS FUTURAS

  • El análisis de aspectos históricos de Venezuela y Colombia, ocurridos en el siglo XIX, y de investigaciones sobre T. evansi realizadas entre 1990 y 2003 usando técnicas de biología molecular, permiten inferir y concluir que:

  • El T. evansi muy probablemente fue introducido en Venezuela y Colombia entre 1815 y 1820.

  • Se propone que este hemoparásito fue traído a estos dos países en la sangre de caballos del ejército del General Pablo Morillo entre los años arriba indicados.

  • Es muy factible que algunos de esos caballos españoles hayan venido del norte de África (Marruecos o Argelia) y con ellos vino a Venezuela el T. evansi, diseminándose en estas regiones tropicales.

  • El hallazgo de cepas DQP de T. evansi en Colombia y de cepas AQP en Brasil sugiere que este tripanosoma fue traído a países de Suramérica en varias ocasiones o independientemente.

Finalmente, se requiere:

  • Conducir investigaciones que demuestren que las cepas de T. evansi de Suramérica tienen filogenéticamente un origen único, a partir del T. evansi del norte de África.

  • Ejecutar estudios usando técnicas de biología molecular, que comprueben que las cepas de T. evansi de Venezuela y Colombia son muy similares en la conformación y secuenciación de su kADN y a su vez, las posibles diferencias que haya entre estas cepas con aquellas de Brasil.

  • Verificar con la misma metodología, que los caballos criollos de los Llanos venezolanos son filogenéticamente similares a aquellos de Andalucía, España, de donde muy probablemente sus antecesores trajeron el T. evansi a Venezuela y Colombia.

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