Caña de Azúcar, Vol. 2(2): 53-79. 1984 EFECTO DEL APORQUE SOBRE LA EFICIENCIA DEL RIEGO EN CAÑA DE AZÚCAR Pedro Mago Navarrete*, Luís Rodríguez* y Pedro Pereira* |
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Para determinar el posible efecto del aporque sobre la eficiencia del riego en caña de azúcar, se analizan los resultados de un ensayo de campo conducido en Yaritagua, Venezuela, con las variedades PR 980, Co 740 y CP 5659; donde se compara el sistema tradicional (la caña se riega durante todo su ciclo por el surco de siembra) , y el sistema con aporque (el riego se cambia al entresurco que queda entre los dos hilos de la caña, una vez efectuada la práctica del aporque). En la lámina de agua de riego aplicada, el aporque determinó una reducción del orden de49, 22 y 130¡0 , respectivamente, para los tres ciclos del cultivo evaluados. En eficiencia de riego, expresadas en kilogramos de Pol/ha/mm de riego aplicada, la respuesta a la práctica del aporque por variedad fue la siguiente en PR 980, el tratamiento aporcado superó al tradicional en 13,7; 48,0 y 31% , respectivamente para los tres ciclos evaluados. En la variedad Co 740, la superioridad fue del orden de 89,4; 61,1 y 44,7% y en la CP 5659 de 98,7; 34,2 y 54,3%. EFFECT OF HILLING ON THE IRRIGATION EFFICIENCY ON SUGAR CANE ABSTRACT
INTRODUCCIÓN El aporque, tal como lo definiéramos en trabajo anterior (4), es una práctica cultural que consiste en retirar tierra de la calle o entresurco para colocarla en el surco de siembra, permitiéndole a la planta un mayor anclaje y resistencia al volcamiento, a la vez que evita la excesiva humedad al pie de la planta. El riego que inicialmente se realizaba por el fondo del surco de siembra, se cambia para el entresurco o calle. Esta práctica es poco usual en Venezuela, se aplica solamente en pequeñas áreas muy lluviosas y con problemas de drenaje, con la finalidad de evitar el excesivo encharcamiento en el surco o hilo de caña. Por lo general, el cañicultor siempre ha sido reacio a la adopción del aporque, por considerar que con el cambio del riego, del surco de siembra o hilo de caña al entresurco o calle, pierde eficiencia en el uso del agua de riego; pero la actualidad de nuestra cañicultura, en proceso de introducción de la cosecha mecanizada, determina la importancia de la adopción de esta práctica, ya que en cañas ubicadas en el fondo del surco de siembra, como es la práctica tradicional en el país, el corte inferior de los tallos efectuado por las cosechadoras es muy alto, lo cual determina la pérdida de la parte de la caña de mejor calidad, que se deja en el campo como "troncones o tocones" ( 1) .Estos "tocones" , seriamente dañados por el pase de los equipos cosechado res y de transporte, favorecen las pudriciones de las cepas, afectando los rebrotes o retoños del siguiente ciclo del cultivo. Además de estas pérdidas, los surcos de siembra, especialmente si son profundos, reducen la eficiencia de los equipos cosechadores ( 1 ), al reducir su maniobralidad, aparte de que en cañas no aporcadas, mas acamadas y/o caídas, según reportan Gómez Álvarez (2) y Mago (4), se dificulta la recolección de los tallos mas cardos. Para obviar estos problemas de la cosecha mecanizada, en la gran mayoría de las fincas donde se ha introducido esta práctica, además de efectuar una considerable modificación del diseño de las unidades de explotación o tablones de la finca, se ha iniciado como práctica cultural un semiaporque, el cual les permite eliminar en forma parcial o total el surco de siembra, quedando el terreno prácticamente plano. Con estas modificaciones en sus campos de caña, han logrado mejorar considerablemente las bajísimas eficiencias que inicialmente obtenían con los equipos de cosecha mecanizada, cuando los introdujeron en tablones explotados con las prácticas tradicionales. El semiaporque resuelve el problema de la ubicación del punto de corte de la caña por los equipos de cosecha mecanizada, pero al eliminar el surco de riego, determina el cambio del sistema de riego por gravedad y por surco, utilizado en casi la totalidad de las fincas, al sistema de riego por inundación, el cual según lo define Israelsen (3), es un sistema adecuado para zonas donde el agua es un recurso abundante y barato, contrario a lo que sucede en la mayoría de las áreas cañeras del país. Entre las desventajas que este cambio involucra, podemos mencionar: considerable aumento en las pérdidas de agua de riego, tanto por escorrentía como por percolación profunda; aumento en las pérdidas de agua por evaporación, con el consiguiente aumento del peligro de salinización de los suelos, debido al alto contenido de sales de muchas de las aguas que se utilizan para el riego (5); pérdida de eficiencia en la distribución del agua, tanto superficial como a través del perfil del suelo, debido a la dificultad de conducir y mantener uniformemente el agua en la totalidad del área de los tablones, ya que para ello, se requerirían terrenos con muy poca pendiente y muy bien nivelados, algo poco común en la mayoría de nuestras áreas cañeras. Por estas razones, se debería probar la práctica del aporque complemento, rehaciendo el surco de riego en el medio de la calle o separación entre hilos de caña, pero sin levantar altos camellones que pudieran afectar la maniobralidad de los equipos de cosecha y de transporte de la caña. En este forma, se garantizara, por una parte la eficiencia de los equipos de cosecha mecanizada y por la otra, la eficiencia del riego por gravedad y por surco. El objetivo inicial del trabajo, era solamente evaluar el efecto del aporque sobre la producción y calidad de la caña producida en las variedades de caña de azúcar PR 980, Co 740 y CP 5659; pero durante la conducción del ensayo se observó que en las cañas aporcadas se alcanzaba una mayor eficiencia en el riego, el cual se aplicaba por gravedad y por surco. Con el aporque se obtenían producciones similares o ligeramente superior, pero con menor cantidad de agua de riego aplicada por hectárea. Esta observación se hizo en base al menor tiempo de riego requerido por el tratamiento aporcado, ya que inicialmente, en el ensayo no se disponía de un dispositivo que nos permitiera medir el agua aplicada con el riego. Por esta razón, las mediciones del agua aplicada en el riego, aparecen solamente para los ciclos tercero, cuarto y quinto; de los cinco que se le dio al ensayo. MÉTODO EXPERIMENTAL Se condujo un ensayo de campo en la Estación Experimental Yaritagua, con un régimen pluviométrico medio anual de 929 mm, temperatura media máxima de 30,8oC y media mínima de 20oC (datos climáticos anexos). El suelo es un Oxic Haplustalf, arcilloso, mixto, isohipertérmico*, de clase agrológica: IISC, clase de drenaje: moderadamente bien drenado y excelente rata de infiltración (perfil, curvas de infiltración y análisis de laboratorio anexos). En el ensayo se compara el aporque completo con el tratamiento tradicional en la zona (no aporque), en las variedades de caña de azúcar PR 980, Co 740 y CP 5659. El período de conducción del ensayo fue de cinco (5) años o ciclos de cultivo: plantilla y cuatro socas o rebrotes, y la edad de cosecha fue de 12 meses en todos los ciclos; excepto, en el tercero que se cosechó a los 10,5 meses de edad por quema accidental del ensayo. En el primer ciclo o plantilla, el aporque se hizo a los 82 días después de la siembra, cuando el cultivo alcanzó una densidad aproximada de 20 brotes/metro lineal de surco. En el segundo ciclo se practicó el desaporque a los 14 d (as en ambos tratamientos ya los 40 días se hizo el aporque en el tratamiento correspondiente. En el tercero, el desaporque se hizo a los 20 días después del corte y el aporque a los 40. El cuarto, se desaporcó a los 22 días del corte y se aporcó a los 60. En el quinto y último ciclo en que se condujo el ensayo, el desaporque se efectuó a los 18 días de la cosecha y el aporque a los 58. Los desaporques se hacían un día antes del segundo riego al cultivo. Los aporques dependían del encepamiento y crecimiento del cultivo, los cuales fueron mas tardíos en el primer ciclo o plantilla, en el cuarto y en el quinto. Los desaporques se hicieron con discos desaporcadores, graduados de manera que el ancho de corte entre los dos discos fuesen entre 0,25 y 0,30m. Con el desaporque se hizo una poda de cepas, reduciendo el hilo de caña a una anchura no mayor de 0,30 m; un parado o refacción del camellón, colocando el suelo y parte de las cepas de cañas cortadas sobre el centro de la calle, lo que facilita la conducción del agua de riego a lo largo del hilo de caña y un control mecánico de las primeras malezas que emergen después del corte. Los aporques se hicieron utilizando la misma charruga o surcadora que se emplea para el trazado de la surquería de siembra de la caña, pasándola por el centro de la calle, donde dejó un surco que fue utilizado en adelante como surco de riego. La tierra cortada a lo largo de este surco fue colocada al pie del hilo de caña, quedando así la plantación sobre un camellón de unos 20 cm sobre el fondo del entresurco o nuevo surco de riego. Para medir la cantidad de agua aplicada en el riego, a partir del tercer ciclo, cuando se observaron las diferencias en la eficiencia del riego entre tratamientos, inmediatamente después del aporque se colocó a la entrada de cada surco una lámina metálica con cinco orificios de una pulgada de diámetro cada uno. Dispositivo que permitió medir con bastante precisión la cantidad de agua aplicada en el riego, en base al gasto en litros por segundo que entraba al surco y el tiempo de riego requerido. El gasto aplicado al surco fue de 1,74 litros por segundo, la longitud de surquería 84 m y la carga hidrostática sobre el centro de los orificios 5 cm. Las observaciones realizadas en los tratamientos fueron:
RESULTADOS Y DISCUSIÓN En los cuadros 1 al 8 y gráficos 1 al 6, se presentan los resultados obtenidos en la conducción y cosecha de los cinco ciclos o cortes que se le dieron al ensayo. 1. Láminas de agua de riego: En el cuadro 1, se dan las láminas de agua aplicadas en cada uno de los riegos que fue posible medir, después de efectuado el aporque y colocado en cada surco de riego el dispositivo descrito para tales mediciones. Solo se efectuaron mediciones en los ciclos tercero, cuarto y quinto. Los riegos se aplicaron en la siguiente forma: en el primer ciclo o plantilla, se aplicó un total de 12 riegos (siete antes de efectuar el aporque y cinco postaporque), ninguno de los riegos se midió. En este ciclo se dio el mayor número de riegos preaporque, debido a su lento proceso de brotación y crecimiento inicial. En el segundo ciclo se aplicaron 10 riegos (uno predesaporque, dos preaporque y siete postaporque), ninguno se midió. En el tercer ciclo se aplicaron 12 riegos (uno predesaporque, dos preaporque y nueve postaporque), de los cuales seis fueron medidos. En el cuarto ciclo se aplicaron 16 riegos (dos predesaporque, cuatro preaporque y diez postaporque), ocho fueron medidos. En el mayor número de riegos de este ciclo, influyó el adelanto en 41 días de la cosecha en el ciclo anterior , por quema accidental del ensayo a finales de diciembre. En el quinto ciclo, se aplicaron 12 riegos (uno predesaporque, tres preaporque y ocho postaporque), siete fueron medidos. El cuadro muestra grandes diferencias en las láminas aplicadas por riego entre los dos tratamientos. Otra diferencia muy marcada, es que mientras en las cañas aporcadas, las láminas promedio por riego se mantuvieron bastante uniformes durante los tres ciclos evaluados, en las no aporcadas, fueron decreciendo considerablemente de un ciclo a otro: lo que pudiera estar asociado a diferentes grados de compactación de suelo en el surco, entre ambos tratamientos, en los dos sucesivos ciclos; aun cuando este factor no fue medido en el ensayo.
La lámina total de agua de riego aplicada (cuadro 2), se estimó en base a lámina media por riego y al número de riegos postaporque aplicados en cada ciclo. En esas láminas totales no se incluyen ni las aplicadas en los riegos preaporque, ni las precipitaciones registradas que ilustran el cuadro. Al igual que en las láminas medias, las láminas totales aplicadas en el riego, en el tratamiento aporcado se redujeron en un 49% en el tercer ciclo, 22% en el cuarto y 13% en el quinto. 2. Humedad foliar. En el cuadro 3 y gráfico 1, se presentan los resultados de humedad foliar obtenidos para los dos tratamientos, especificados por variedad y edad de la caña, y expresados como porcentajes de humedad de las vainas de las hojas 3, 4, 5 y 6. En ellos, puede observarse que la humedad foliar en todas las variedades fue decreciendo con la edad de la caña y que no hubo diferencias marcadas entre tratamientos. Las curvas que presentan los dos tratamientos (gráfico 1) se entrecruzan en diferentes puntos, lo que indica que existen mayores diferencias debido a efecto de muestreo, que a efecto de tratamiento. Este similar comportamiento entre ambos tratamientos, constituyen un índice de mayor eficiencia en el uso del agua de riego por parte del tratamiento aporcado, ya que mantiene iguales niveles de humedad foliar con aplicaciones de láminas de riego mucho menores. 3. Población de tallos. En el cuadro 4 y gráfico 2, se resumen los resultados de los contajes de tallos efectuados a diferentes edades durante los cinco ciclos de conducción del ensayo y expresados en número de tallos por metro lineal de surco. Estos resultados confirman lo encontrado por Mago (4), por lo que se transcriben aquellas observaciones: "La alta población de tallos formada durante el período de gran encepameinto, decrece rápidamente debido a la violenta competencia por luz a que entran los tallos al "cierre" del cultivo, alrededor de los tres meses de edad y que se continúa hasta los seis a siete meses dependiendo de la variedad. De los seis a siete meses en adelante el descenso de la población se hace mas pequeño y gradual". "En cuanto al efecto de los tratamientos sobre la población de tallos, se observa una clara superioridad del tratamiento no aporcado (sistema tradicional), sobre el aporcado durante el período de alta población; pero al estabilizarse ésta, de los seis a siete meses en adelante, prácticamente no hubo diferencias apreciables entre tratamientos, a pesar de las diferencias tan marcadas durante el período inicial, especialmente a los tres meses de edad. Esas diferencias en el período inicial fueron debidas a la alta población de tallos superfluos, mucho mayor en el tratamiento tradicional (no aporcado); tallos que según lo anotado por Van Dillewijn (6) solo constituyen un consumo inútil de agua y nutrientes".
"En conclusión, la introducción de la práctica del aporque no tuvo efecto sobre la población de tallos que van a la cosecha, pero si restringe la excesiva brotación de tallos superfluos durante el período de gran encepamiento, lo que determina una menor competencia por luz, agua y nutrientes durante el período inicial del ciclo del cultivo. En otras palabras, determina una mayor eficiencia en el uso de la radiación solar y de las disponibilidades de agua y de nutrientes del suelo por el cultivo". 4. Resultados de cosecha: En toneladas de caña por hectárea (cuadro 5 y gráfico 3) , se observan marcadas diferencias en el comportamiento varietal en su respuesta a la práctica del aporque. En la variedad PR 980, hubo en todos los cortes mayor tonelaje en el tratamiento aporcado, pero esa respuesta fue muy pequeña en los primeros dos ciclos del cultivo: 4,4 y 5,9% , respectivamente. En los últimos tres ciclos la respuesta al aporque se hizo mucho mas notoria, 13,8, 17,3 y 19,2% , respectivamente. En la variedad Co 740, no se observó una respuesta definida al aporque en los primeros tres ciclos, pero en los últimos dos, esta respuesta fue muy marcada: 21,7 y 30,9% , respectivamente.
La variedad CP 5659 respondió negativamente al aporque en los primeros tres ciclos; pero lo hizo en una forma insignificante: 2,6, 2,8 y 2,8.0/0 , respectivamente. En el cuarto ciclo no hubo respuesta y en el quinto hubo una clara superioridad del tratamiento aporcado, con una respuesta del orden del 27 ,9% . En resumen, en producción de caña puede general izarse para las tres variedades en estudio, que en los primeros ciclos o cortes, prácticamente no hay respuesta definida al aporque, pero a medida que el número de cortes aumenta, se alcanza una respuesta bastante apreciable. Para el quinto o último corte que se dió al ensayo, la respuesta fue de 19,2 30,9 y 27 ,9% para las variedades PR 980, Co 740 y CP 5659, respectivamente. Esto permite inferir, que en cuanto a producción de caña se refiere, con la práctica del aporque se puede alargar el período productivo o número de cortes que económicamente pueden darse al cultivo. En cuanto a calidad de la caña cosechada, expresada en Pol % caña, los resultados de cosecha de los cinco ciclos se presentan en el cuadro 6 y gráfico 4. No se observó ninguna tendencia definida, especialmente en las variedades PR 980 y Co 740. En la variedad CP 5659 si parece que hubo una respuesta positiva a la práctica del aporque, a partir del segundo ciclo o corte.
En toneladas de Pol por hectárea, cuadro 7 y gráfico 5, la respuesta fue muy similar a la observada y discutida en toneladas de caña por hectárea, lo cual era de esperarse, ya que no se encontró diferencias apreciables en cuanto a calidad de a caña; confirmándose, en consecuencia, la conclusión de que con el aporque e consigue alargar el período productivo del cultivo.
5. Eficiencia de riego. En la elaboración del cuadro 8, donde se dan las eficiencias de riego, no se tomó la lámina de riego total, sino la correspondiente al período transcurrido entre el momento de efectuar el aporque y la cosecha; es decir, que para esta evaluación no se tomó en cuanta la lámina aplicada en los riegos antes del aporque, li la correspondiente a la precipitación carda durante el ciclo, las cuales, indudablemente, también influyeron en la producción; pero se supone que debieron afectar por igual, tanto al tratamiento aporcado como al no aporcado. En el cuadro 8 y en el gráfico 6, se muestran los valores estimados de eficiencia de riego, expresados en kilogramos de Pol por hectárea y por milímetro de agua de riego aplicada. Como puede observarse, hay una clara superioridad del
tratamiento aporcado sobre el no aporcado, tanto en las tres variedades probadas PR 980, Co 740 y CP 5659, como en los tres ciclos del cultivo que se pudieron evaluar. En la variedad PR 980, el aporque determinó aumentos en la eficiencia de riego del orden de 130,7; 48,0 y 31,8% para los ciclos tercero, cuarto y quinto, respectivamente. En la variedad Co 740, estos incrementos para los mismos tres ciclos y en el mismo orden fueron 89.4; 61,1 y 44,7% y para la variedad CP 5659, 98,7; 34,2 y 54,3% . En el cuarto ciclo se observó en todas las variedades una caída bastante marcada de la eficiencia de riego en el tratamiento aporcado. Fenómeno que fue determinado por el aumento del período de riego en este ciclo, debido a la quema accidental del ensayo en el ciclo anterior, lo que obligo a cosechar con mes y medio de anticipación. Pero de todas maneras, con esa caída se observó la superioridad del tratamiento aporcado, por el orden de 48,0; 61,1 y 34,2% para las variedades PR 980, Co 740 y CP 5659, respectivamente, en ese ciclo. Estos resultados nos demuestran, que contrariamente a la creencia arraigada entre los cañicultores de la región, con el aporque se logra una mayor eficiencia en el uso del agua de riego. Conclusión de gran importancia para muchas de las áreas cañeras de Venezuela, en donde
el recurso hídrico constituye un factor de la producción escaso y costoso. CONCLUSIONES Los resultados obtenidos mediante la conducción y cosecha de los cinco ciclos de este ensayo, permiten confirmar la mayoría de las conclusiones asomadas en trabajo anterior (4).
BIBLIOGRAFÍA
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