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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 09 Marzo-Abril 1983 | ||||||||||
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FONAIAP DIVULGA No. 09 Marzo-Abril 1983 |
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EL MOHO BLANCO DEL MANÍ EN EL ORIENTE VENEZOLANO
Berto
Arias. R. |
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La enfermedad del maní causada por el hongo Sclerotium rolfsii Sacc., llamada comúnmente "moho blanco", es de amplia distribución geográfica, encontrándose en los suelos de la gran mayoría de los campos productores de maní. Su aparición en muchas zonas del Oriente Venezolano comienza a ser considerada una situación indeseable, al punto que algunos sectores de las zonas maniceras están siendo abandonadas como consecuencia de los altos niveles de infestación que presentan.
La enfermedad se presenta en la etapa de madurez de las plantas, no obstante, puede afectar plantas jóvenes dependiendo de las infestaciones de los suelos y de la susceptibilidad del cultivo. Los primeros síntomas son amarillamiento y marchites de las plantas, originados por la pudrición del tejido en la zona baja del tallo. Este estado reviste importancia ya que durante el proceso de cosecha, muchos frutos quedan en el suelo (Foto 2).
Es frecuente observar en la zona del cuello de la planta formaciones miceliares y estructuras redondeadas de coloración blanquecina, cuando jóvenes, y marrón oscuro cuando alcanzan su mayor grado de madurez fisiológica. Estas estructuras se conocen con el nombre de "esclerósicos" y constituyen el inóculo potencial para futuras infecciones, ya que tienen la propiedad de vivir saprofíticamente cuando existe una adecuada cantidad de material orgánico en el suelo, como restos de cosechas. Los esclerósicos pueden permanecer viables de un año a otro (Foto 3).
La incidencia y severidad de la infección es estimulada por condiciones de alta humedad, llegando los tallos de las plantas afectadas y el suelo adyacente, a cubrirse con un micelio blanco de estructura densa (Foto 4 y 5).
Una vez que el patógeno invade y coloniza los tejidos de una formaciones mi cellares blanquecinas y esclerósicos desarrollados en el cuello de plantas de maní atacadas por "moho blanco". planta, desde este punto se puede extender hacia 10-20 plantas vecinas por ello el daño se observa en grupos aislados de plantas o "focos" de infección (Foto 6).
El "moho blanco" es una enfermedad de ciclo simple, lo que significa que las infecciones futuras dependerán de la cantidad de propágalos formados en el ciclo de la siembra anterior. En cuanto al control de la enfermedad es difícil hacerlo eficazmente debido a la amplia gama de hospederos ya su capacidad de sobre vivencia, aunque puede ser controlado parcialmente con prácticas culturales y aplicaciones de productos químicos. En vista de lo anterior, la vía más indicada parece ser la utilización de cultivares resistentes. Entre las prácticas culturales recomendadas se pueden citar las siguientes:
En 1982, el FONAIAP Región Nor Oriental, a través de la Estación Experimental Maturín, inició una investigación tendiente a evaluar algunos campos, en los Estados Anzoátegui y Monagas, dedicados en una época del año al cultivo del maní. El propósito era realizar una evaluación preliminar del nivel de inóculo potencial del agente causal del "moho blanco". Este estudio indicó que la mayor cantidad de esclerósicos se consigue entre 0 a 5 cm de profundidad del suelo. Estas poblaciones muestran descensos a medida que aumenta la profundidad del muestreo por lo tanto, la práctica de aradura profunda con el propósito de enterrar restos de cosechas a una profundidad no menor de 10 cm, disminuiría el desarrollo de esta enfermedad en los campos infestados.
Las aplicaciones deben hacerse entre 10 y 12 cm a cada lado del tallo a los 45 días después de la siembra, antes que la enfermedad se manifieste. El principal problema de esta práctica es hacer llegar el fungicida a la superficie del suelo una vez que las plantas han desarrollado su follaje.
Finalmente hay que señalar que los problemas que pueda ocasionar el "moho blanco" en futuras siembras, dependerá en gran medida de la eficacia del método de control utilizado. Hay que evitar la diseminación del patógeno, desde las áreas afectadas hacia otros sitios del campo, en algunas labores agrícolas como el rastreo del suelo. Es recomendable, en todo caso, hacer un control de tipo integral con el propósito de bajar los niveles de infestación en zonas donde se ha detectado su presencia.
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