FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 18 Mayo-Julio  1985

  FONAIAP   DIVULGA  No.  18                                                                                                      Mayo-Julio    1985


La Producción  de Ají dulce en el oriente del país

Juan C. Ohep Gruny 

Ing.Agr. M.Sc. Estación Experimental Lara Barquisimeto.



El ají dulce es una hortaliza de amplio uso en el arte culinario del Oriente del país, así como en otras zonas hacia donde se ha difundido. Su fragancia y sabor típicos lo hacen más preferido que el pimentón en la preparación casera de guisos, salsas y sopas. Además, se usa en la elaboración de salsas envasadas y potencialmente es un producto que se puede deshidratar y moler para aprovecharse como condimento.


Este cultivo es de gran popularidad en el Oriente, en donde se encuentra su mayor diversidad, especialmente en la Isla de Margarita y en los Estados Monagas y Sucre. En otros Estados también se cultiva, usando variedades llevadas del Oriente. 

Los agricultores y consumidores han asignado nombres a las selecciones más preferidas. Así, en los alrededores de Maturín el ají "Rosa" es el más popular. Este posee un tipo de fruto alargado, ancho y grande (5 a 6 cm de largo) de superficie rugosa y color rojo al madurar. En Cumaná gustan más del tipo "Jobito", llamado así por su parecido a la fruta del mismo nombre. Este es más pequeño, de forma redondeada, cáscara gruesa, de superficie lisa y color amarillo. Durante los años 1981 al 83 se efectuaron varios recorridos por las áreas donde se produce ají dulce en los Estados Monagas y Sucre, principalmente y en menor escala en los Estados Anzoátegui, Carabobo, Nueva Esparta, Miranda, Trujillo y Zulia. 

Durante esas visitas se tomaron observaciones sobre los sistemas de producción, las características de los ajíes dulces sembrados y se recogieron frutos para extraerles semilla.  

Posteriormente, durante los años 1982 y 1983 se sembraron las colectas de los años precedentes y se identificaron las características que definen la variabilidad fenotípica en el cultivo. Los resultados que se mencionan a continuación a continuación son el producto de esas actividades.

La variabilidad existente de ají dulce de Oriente incluye varias especies dentro del género Capsicum, son ellas C. annuum, C. ftutescens y C. chinense; así como una diversidad en las características de crecimiento de las plantas, susceptibilidad a las virosis y de la forma, el color, el tamaño y el grado de picantez de los frutos. 

En la colección de ají dulce obtenida existen plantas con un crecimiento arbustivo, que llegan a alturas máximas de 1,60 m a los 10 meses de edad y plantas de porte bajo (raquíticas) que no superan los 0,80 m de altura. De estas últimas existen algunas con los entrenudos muy cortos y las ramas que se desarrollan paralelas al suelo a muy bajas alturas (0,50 m).

Las características más variables son las de los frutos. Entre estos colores observados en los frutos maduros son: amarillo, anaranjado, rosado, rojo y marrón. Las formas varían desde aplanadas con una relación largo/ancho entre 0,5 y 0, 7 hasta alargados con una relación de 3,6 a 4,2 largo/ancho. Es muy difícil asignar categorías en las formas, ya que dentro de éstas hay diferentes tamaños y la superficie puede ser lisa o rugosa con pliegues longitudinales que abarcan parte o todo el fruto, dando como resultado una gran multiplicidad de formas. La especie más abundante es C. chinense y dentro de ésta la mayoría de las selecciones son dulces o poco picantes. El sabor picante está asociado frecuentemente con el color amarillo. 

Entre los agricultores existen dos formas principales de producción. En una se produce ají para el autoconsumo en el huerto o jardín casero o en conucos cercanos a las casas. En estos no hay un arreglo especial de las plantas, son pocas y se usan materiales genéticos conservados por las familias durante muchos años con poca o ninguna selección artificial. Dentro de estas siembras fue colectada la mayor diversidad de las características observadas. La otra forma de producción es la utilizada por los agricultores que producen ají para el mercado. Estos han adoptado algunas de las prácticas utilizadas en otras hortalizas, lo cual les permite obtener altos rendimientos. 

La semilla la obtiene cada agricultor extrayéndola de los frutos de la cosecha precedente o las compradas a otros agricultores o en el mercado, ya que no existe disponibilidad en el comercio, y aquellos que la poseen prefieren no venderla. Algunos agricultores han hecho selecciones en base a tamaño y color de frutos, las cuales mantienen mediante la extracción de semillas de algunas plantas dentro de las siembras. Las plantas producidas en semilleros son llevadas al campo durante los meses de mayo y junio, al iniciarse las lluvias. Se siembran con distancias entre hileras que varían entre 1,4 y 2,0 metros y separación en las hileras de 0,5 a 1,0 metros. El uso de fertilizante es frecuente y en cantidades de 20 a 50 gramos por planta de fórmulas completas como 15-15-15 y 12-24-12. Las plagas indicadas por los agricultores como las más dañinas son los áfidos, las escamas y las hormigas asociadas a éstos. En las siembras al norte de Monagas y en las cercanías de Cariaco, en Sucre, se observan muchos frutos caídos podridos, los cuales son dañados por un insecto que perfora el fruto cerca de la base del pedúnculo y facilita así la entrada a los hongos y bacterias que causan pudriciones. Las principales enfermedades con la marchitez por Fusarium y las virosis causadas por los virus "y" de la papa y por el mosaico y el grabado del tabaco.

La cosecha se inicia entre los 70 y 80 días después del trasplante y se continúa con una frecuencia de 10 a 15 días, recogiéndose frutos verdes grandes, pintones y maduros, procurando que sean pocos de estos , últimos. Luego se empaca en sacos de 20 a 25 kg de capacidad y se transporta al mercado. A pesar de que el ají dulce puede sembrarse como un cultivo semipermanente, en la práctica resulta de ciclo anual, ya que después de la 7ma. u 8va. cosecha la producción decae por agotamiento natural de la planta o por efecto de las enfermedades virales. Algunos agricultores expanden el período de cosecha mediante podas, desyerbe, fertilización y riego, cuando existe buen precio en el mercado y las plantas perdidas por la marchitez no son muchas. 

Aquellos agricultores con disponibilidad de riego inician siembras en septiembre y noviembre, para colocar el producto en las temporadas de Navidad y Semana Santa, cuando aumenta la demanda y los precios. 

La siembra de ají dulce es rentable, se obtienen rendimientos entre 10 y 12 mil kilos por hectáreas y el producto se vende entre 3 y 5 Bs/kg. Algunos agricultores obtienen hasta 15 mil kilos, experimentalmente se han obtenido 20 mil y en ocasiones los precios han subido a 10-12 Bs/kg. A pesar de esto las siembras se han expandido poco, debido principalmente a la ausencia de semillas en el mercado.

Es conveniente continuar con el trabajo iniciado por el FONAIAP y otras Instituciones en cuanto a la evaluación del germoplasma nativo, la multiplicación de las selecciones con altos rendimientos y tolerancia a las virosis y finalmente producir semillas de buena calidad para poner a disposición de los agricultores. Si esto se logra y se adoptan algunas prácticas agronómicas de buen manejo de distancias de siembras, fertilización y riego, se pueden ampliar las siembras y obtener mayores cosechas para suplir el mercado fresco, así como para la elaboración de salsas y de ají dulce deshidratado y molido para condimento.