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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 42 Enero-Abril 1993 |
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FONAIAP DIVULGA No. 42 Enero-Abril 1993 |
El inadecuado uso agrícola de los suelos puede crear un horizonte compactado de los mismos que perturba su eficiencia, corriéndose el riesgo de afectar su estructura. Más aún, si no se toman las previsiones necesarias y de no manejar racionalmente el recurso agua en una zona de inversiones considerables, tanto del Estado como del sector público en cultivos importantes. Manuel Wagner Investigador FONAIAP-CENIAP Gerardo Medina. TSU FONAIAP-CENIAP |
En los valles de Taigüaigüay y Tucutunemo del estado Aragua se ha mantenido una tradición agrícola desde la colonia. Los cultivos como maíz, caraota, papa y tomate, concentran allí una proporción significativa del volumen de la producción nacional. Debido a que en estos valles existe una elevada inversión, tanto oficial como privada, en obras de infraestructura de riego, vialidad y vivienda, como también una alta capacidad de uso agrícola, se requiere emprender esfuerzos con el fin de corregir fallas que limitan el buen uso del agua. Máxime, en los actuales momentos, cuando empieza a ser un factor escaso y de competencia con otras actividades (consumo humano e industrial); las obras de infraestructura desarrolladas tanto por el Estado como por particulares, no están siendo utilizadas con la eficiencia para la cual fueron construidas. Basados en esta situación, desde el año 1985, el FONAIAP, a través del proyecto "Evaluación del manejo del riego en Sistemas de Riego", ha venido realizando estudios sobre el funcionamiento y manejo de sistemas de riego por parte de los productores asentados en los valles de Taigüaigüay y Tucutunemo, en parcelas explotadas con los cultivos maíz, caraota, papa y tomate, con la finalidad de poder recomendarles la utilización racional y eficiente del recurso agua. Sobre la base de las observaciones y mediciones realizadas, se elaboraron los Cuadros 1 y 2. Se observan en nueve parcelas evaluadas que las texturas de los suelos se identifican como: franco-arcillosas, francas, arcillosas, arcillo-limosas, franco-limosas y franco-arcillo-limosas. Así mismo, estos suelos son ubicados taxonómicamente como: Fluventic Ustropepts, Typic Haplustolls, Fluventic Haplustolls y Udic Chromusterts. Con la finalidad de recomendar la aplicación de fertilizantes químicos a cada uno de los parceleros, en el Cuadro 1 aparece detallado el programa recomendado, donde la cantidad de nitrógeno a aplicar varió entre 60 y 150 Kg./ha; la cantidad de P205 varió entre 20 y 100 Kg./ha y la cantidad de K20 varió entre 18 y 100 Kg./hectárea. En los Cuadros 2 y 3, en los cuales aparecen las propiedades físicas del suelo (macroporosidad, permeabilidad y módulo de ruptura) se observa que los suelos donde se utilizó el método de riego por aspersión (Cuadro 2) presentan valores de macroporosidad promedio, oscilantes entre 6,03 y 17,4% para una profundidad de 0- 20 cm; de 1 ,63 a 9,19% para una profundidad de 10 -40 cm; y de 2,70 a 12, 15% para una profundidad de 40- 60 cm. Al detallar los valores notamos que la parcela 57 del asentamiento El Cortijo, la parcela 8 del asentamiento El Espinal y la parcela 8 del asentamiento Arenales, presentan a partir de los 40 cm de profundidad valores "críticos" de macroporosidad (5,90 -6,46 -2,70%), considerados por Trouse como peligrosos por existir indicios hacia la formación de horizontes compactados que limitan el desarrollo radical de los cultivos, por presentarse colateral mente problemas de penetración del agua, como se verifica en el mismo Cuadro 2 con los valores de permeabilidad (1,93- 0,45- 0,86 cm/ha), los cuales, según Grassi los ubica de moderadamente lenta a lenta tasa de penetración del agua. Igual interpretación se puede hacer con relación al módulo de ruptura, especialmente en la parcela 57 de El Cortijo y la parcela 8 de Arenales, donde se presentan valores de 2,10 -3, 10 Kg./cm2, los cuales, según Kirkhan, identifican un suelo de mediana a alta cohesión. Esto implica que al ocurrir en estos suelos el proceso de secado, se van a presentar problemas serios de alta cohesión, originándose con el tiempo dificultad para la roturación de los suelos, debido a la presencia de horizontes compactados que disminuyen la penetración del agua a mayores profundidades. Similar situación, pero menos marcada se presenta en las parcelas que fueron regadas por surco tal como aparecen en el Cuadro 3, al notar valores cercanos por debajo del 10% de macroporosidad a partir de los 40 cm de profundidad en las parcelas: "30" de Mucura II, "A" de Casa Blanca y "19" de Mucura I. En dichas parcelas, respectivamente, se registran los valores 11,00 -9,33 -9,98%; estos valores indican, según Trouse, que se va a esperar en esos suelos un moderado desarrollo radical de los cultivos. Igualmente, se observan en el mismo Cuadro 3, valores de muy lenta a moderada tasa de permeabilidad (0,34- 3,80 cm/h), los cuales, según Grassi, son indicadores de una baja a moderada tasa de penetración de agua en el suelo. Los comentarios antes señalados evidencian que la mayoría de los pequeños sistemas de riego estudiados, prácticamente caracterizan unos suelos en un estado crítico de compactación, lo que hace pensar en la influencia que tiene este factor, no sólo en la distribución del agua en el interior del suelo; sino, además, su acción indirecta sobre los rendimientos de los cultivos, los cuales indicaron para esta experiencia lo siguiente: papa (21,6 t/ha), caraota (1826,10 kg/ha), maíz (1 265 kg/ha) y tomate (15,00 t/ hectárea). Por otra parte, la situación anteriormente referida, cobra mayor veracidad e importancia si observamos el Cuadro 4, aun cuando las parcelas evaluadas se encuentran en una zona en la cual la tecnología de riego por surco es moderadamente eficiente, donde aparecen valores de eficiencia de riego oscilantes entre 64,80 y 86,27%. Los valores de eficiencia del regador (33,24 y 84,9 h/ha) resultaron excesivamente altos para una zona donde se esperan valores más bajos. Estos comentarios plantean dos situaciones: primera, que el regador no conoce la tecnología del riego, caso descartado, ya que en la zona los parceleros aplican en forma adecuada dichas técnicas; segunda, que las condiciones del suelo están limitando la penetración del agua, por las malas condiciones estructurales que posee la mayoría de los suelos estudiados. Esta última alternativa es corroborada al observar el Cuadro 2 y Cuadro 3 que reflejan las condiciones físicas limitantes que tienen estos suelos. Importa resaltar que los productores no sólo se demoran mucho tiempo aplicando el riego en los surcos (Cuadro 4), sino que a la vez lo aplican muy frecuentemente (cada 7 días), cuya razón está relacionada con la poca cantidad de agua que logra penetrar al suelo a consecuencia de la compactación del mismo. Esto último origina una reducción en el suministro de agua al cultivo, ya que la capacidad de almacenamiento del suelo (agua útil) resultó fuertemente discriminada, lo cual, desde el punto de vista práctico, obliga al productor a reponer el agua más frecuentemente. Se le pueden sumar a este hecho los altos valores de evaporación que se registran en la zona (6,76 mm/día), induciendo al regador a restituir el agua en corto tiempo por encontrarse el suelo en aparente condición de sequía. Similar tendencia se presenta con el método de riego por aspersión; en el Cuadro 5 se nota que alrededor del 5O% de las parcelas evaluadas presentan una eficiencia de aplicación por debajo del 70%. También se observa que la frecuencia de riego utilizada es muy baja indicando la presencia de las mismas condiciones de suelos limitantes en los casos considerados con el método de riego por surcos. En definitiva, se puede concluir que los suelos estudiados permiten sólo concentrar el agua de riego en los primeros 40 cm de profundidad del suelo, al presentar (en la mayoría de las parcelas estudiadas) valores de permeabilidad de muy lentos a lentos). Situación que se relaciona con bajos valores de baja, macroporosidad del suelo y altos valores de módulo de ruptura. Todo lo antes expuesto confirma el panorama de suelos con serios problemas estructurales en los cuales se deben iniciar estudios técnicos combinado factores de manejo con el uso de maquinarias agrícolas y aplicación de enmiendas mejoradoras del suelo, con el fin de reducir al máximo las condiciones limitantes antes señaladas. |