FONAIAP DIVULGA > Colecci�n > N�mero 51   35 a�os de Experiencia  1996

  FONAIAP   DIVULGA  No.  51                                                                                                      35 a�os de Experiencia  1996


El papel de la investigaci�n en la
 FRUTICULTURA del futuro

Luis Avil�n
 
Coordinador del Programa de Investigaci�n en Frutales


La fruticultura en Venezuela constituye uno de los renglones agr�colas con mayores posibilidades de transformarse en el principal producto no tradicional de exportaci�n, dada la existencia en el territorio nacional de las m�s variadas condiciones ecol�gicas, y extensas �reas que satisfacen las necesidades de una amplia gama de especies frut�colas.

Si bien el comercio mundial de las frutas tropicales hab�a estado limitado a un n�mero reducido (bananos, pi�a y c�tricos), en los �ltimos diez a�os, con el desarrollo de las comunicaciones, transporte y turismo, se ha venido incrementando dr�sticamente la demanda de otros frutales y sus componentes, alcanzando para 1991 un valor de 14.000 millones de d�lares.

Los pa�ses desarrollados como los de la Uni�n Europea y los Estados Unidos de Norte Am�rica, con poblaciones de 320 y 250 millones de habitantes, respectivamente, constituyen los principales mercados hacia los cuales se han dirigido y se deber�n incrementar nuestras exportaciones. Sin embargo, el mantenimiento del acceso y las posibilidades de expansi�n hacia estos mercados est� cada vez m�s supeditada, en primer lugar, al cumplimiento de las exigencias o normas que establecen los consumidores en relaci�n con la calidad que deben presentar los frutos y sus productos; y en segundo lugar, a los niveles de precios del mercado, resultante del juego de la oferta y la demanda por efecto de la participaci�n de diferentes pa�ses productores.

En consecuencia, las posibidades de participaci�n exitosa en el mercado internacional, s�lo se alcanzar� produciendo altos vol�menes de frutas de excelente calidad y con bajos costos de producci�n que permitan su competitividad. El logro de estos objetivos, calidad, alta producci�n y productividad, solamente ser� posible mediante una mejora sustancial del material vegetal y el manejo agron�mico que se realiza en los huertos.

Al respecto, vale destacar que, tanto una gran parte de las variedades y patrones utilizados como el manejo dispensado a los huertos, son el producto de selecciones y tecnolog�as generadas en condiciones subtropicales, muy distintas a las nuestras, las cuales, a pesar de las adaptaciones realizadas, no han sido capaces de mejorar sustancialmente los niveles de producci�n alcanzados en los sitios de origen. En este sentido, utilizarla tecnolog�a no significa hacerlo en la forma acertada.

Como consecuencia de esta situaci�n, los actuales niveles de producci�n de los naranjos en el pa�s, en el mejor de los casos, est�n alrededor de los 25.000 Kg./ha, mientras en otras regiones productoras, en 50.000 Kg. /ha; y en mango, los rendimientos est�n alrededor de los 15.000 y en 35.000 Kg./ ha, respectivamente. Estas diferencias permiten visualizar las brecha tecnol�gica que debemos superar mediante la aplicaci�n de una tecnolog�a adecuada a las condiciones tropicales.

El comportamiento de las plantas est� asociado a las condiciones agroclim�ticas que la rodean, y su respuesta se manifiesta a trav�s de la variabilidad de la magnitud, velocidad o manera en que se suceden sus procesos de crecimiento vegetativo y reproductivo. As�, por ejemplo, una planta de naranjo de dos a�os de edad en el tr�pico alcanza similares dimensiones en tama�o que una de cuatro a�os en el subtr�pico; logra su mayor eficiencia o capacidad de producir frutos alrededor de los 8 a 10 a�os, mientras en el subtr�pico alcanza este estadio a los 16 � 20 a�os de edad. En el tr�pico, a los 26 - 28 a�os ya la planta est� en un estadio senil o vieja, mientras esta situaci�n ocurre entre los 50 y 60 a�os de edad en el subtr�pico.

El problema de la productividad vegetal es muy complejo, pero en t�rminos simples podr�amos decir que la misma est� asociada al establecimiento de un adecuado equilibrio entre los procesos de fotos�ntesis y respiraci�n.

Por ello, en los climas templados la producci�n vegetal depende esencialmente de t�cnicas de animaci�n de la respiraci�n, para crear m�s energ�a para el metabolismo, mientras en el tr�pico ocurre lo inverso: la respiraci�n y el metabolismo son muy activos y la fotos�ntesis se torna f�cilmente deficiente.

En consecuencia, en nuestro medio las t�cnicas deben estar dirigidas a restringir la respiraci�n y aumentar la fotos�ntesis.

El uso de altas densidades de siembra, junto con la poda, permiten adecuar el crecimiento y metabolismo de la planta a las condiciones tropicales

Selecci�n de materiales

En la selecci�n de los materiales vegetales, especialmente en aquellos de tipo arb�reo, en las condiciones subtropicales y templadas, el proceso est� dirigido hacia los caracterizados por una alta tasa de crecimiento, mientras que en el tr�pico el mismo debe orientarse hacia los de tasa baja o moderada. A medida que el �rbol crece e incremento su �rea foliar, tambi�n aumenta la producci�n de frutos; pero alcanzado un determinado tama�o, los aumentos en el �rea foliar traen como consecuencia una progresiva p�rdida de la eficiencia fotosint�tica (por el auto sombreamiento) y una disminuci�n de la capacidad productiva de frutos. Ello es debido a que, aunado a la disminuci�n de los carbohidratos aportados por la fotos�ntesis, los consumidos por la respiraci�n se incrementan en funci�n del mayor follaje, disminuy�ndose as� la capacidad de reservas de la planta para llevar a cabo el proceso reproductivo. Este proceso ocurre indistintamente en ambas condiciones, pero dadas los reg�menes t�rmicos imperantes en el tr�pico, el mismo se acent�a, y con el empleo de materiales vigorosos, se agudiza la situaci�n. Para evitar a corto plazo la p�rdida de la eficiencia productiva, adem�s del empleo de variedades de bajo porte, en la propagaci�n debemos hacer uso de patrones enanizantes o de la doble injertaci�n, as� como del empleo de los reguladores de crecimiento y/o la poda, pr�cticas que constituyen alternativas para controlar el acentuado desarrollo de plantas en el tr�pico. La baja producci�n por planta en los �rboles de mediano o de peque�o porte se compensa mediante el empleo de altas densidades de poblaci�n.

En relaci�n con estos aspectos, vale destacar que en los bancos de germoplasma del FONAIAP existen materiales descritos y caracterizados con excelentes cualidades para los prop�sitos antes se�alados, como tambi�n resultados de estudios sobre patrones en c�tricos. Paralelamente, se han iniciado los estudios correspondientes a la doble injertaci�n en mango.

Pr�cticas Agron�micas

El estudio de los fen�menos peri�dicos de la planta y sus relaciones con las condiciones ambientales, es decir la Fonolog�a, nos permite tener un preciso conocimiento de la ocurrencia de los procesos de crecimiento vegetativo, brotaci�n, floraci�n, fructificaci�n y madurez, que se suceden a lo largo de la vida �til y durante el transcurso de cada ciclo anual de producci�n de la planta y su relaci�n con la temperatura, humedad, insolaci�n, etc. Este tipo de informaci�n es b�sica para al establecimiento del manejo agron�mico, cuyos objetivos no son m�s que adecuar y mantener a nivel �ptimo el medio donde las plantas se desarrollan, para que as� �stas puedan expresar su potencial gen�tico de producci�n de frutos en cantidad y calidad.

A pesar de las informaciones generadas en relaci�n con la respuesta de la planta al ambiente y la ocurrencia de los procesos o fenofases, tanto a nivel nacional, por el FONAIAP y otras instituciones p�blicas y privadas, como en otros pa�ses del �rea tropical, las mismas, adem�s de insuficientes, est�n restringidas a un n�mero limitado de frutales, lo cual ha tra�do como consecuencia que los adelantos tecnol�gicos no hayan alcanzado el nivel deseado. A�n as�, esto no ha constituido un obst�culo para la implementaci�n de algunas nuevas t�cnicas, las cuales han incidido, adem�s de la mejor�a en la calidad de los frutos, en incrementos de la producci�n y en la productividad de los nuevos planteles.

Como v�a de ejemplo nos referiremos al empleo de las altas densidades de poblaci�n implementadas en algunos frutales (c�tricos, mango), con incrementos notables en los niveles de rendimiento. Pero, por utilizarse materiales o combinaciones patr�n-injerto que inducen un r�pido crecimiento vegetativo, adem�s de la p�rdida de eficiencia a corto plazo, se ha sumado la dificultad del manejo, por efecto del entrecruzamiento de las ramas y el acentuado desarrollo vertical de las plantas. Para mejorar esta situaci�n, existen alternativas como el uso de los inductores de la floraci�n, de reguladores de crecimiento (que adem�s de favorecer el desarrollo reproductivo, contrarrestan el excesivo crecimiento) y la poda.

Los escasos resultados que han puesto de manifiesto las bondades de estas pr�cticas, no han sido masivamente adoptados en los huertos. Por ello, el reto que debe afrontar la investigaci�n en el �rea frut�cola tropical, para ofrecerle al productor una tecnolog�a que le permita producir a niveles rentables y competitivos, debe estar orientada a llenar ese vac�o de informaci�n b�sica sobre el comportamiento y la ocurrencia de los procesos que se suceden a trav�s de la vida �til de la planta. Sin este conocimiento previo del ente biol�gico, dif�cilmente se pueden establecer los criterios para realizar las selecciones de material, las mejoras y modificaciones de sus h�bitos de crecimiento, floraci�n y fructificaci�n, as� como del conocimiento de las necesidades para satisfacer sus procesos fisiol�gicos.

La poda de formaci�n permite adaptar la arquitectura de la planta a las situaciones de entrecruzamiento de ramas en siembras de alta densidad