FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 51   35 años de Experiencia  1996

  FONAIAP   DIVULGA  No.  51                                                                                                      35 años de Experiencia  1996


LA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA HACIA El SIGLO XXI

Reflexiones acerca de las nuevas orientaciones que deberá considerar el FONAIAP 
de cara al tercer milenio

Intervención del ciudadano Ministro de Agricultura y Cría, Raúl Alegrett, en la apertura del Foro LA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA HACIA EL SIGLO XXV, realizado en Parque Central-Sala 2, el 31 de enero de 1996, en el marco de la conmemoración del XXXV Aniversario del FONAIAP


La nutrida presencia en el foro con motivo del cumpleaños 35 del FONAIAP, demuestra que  existe en el país una amplia preocupación sobre el destino y la orientación de la investigación y específicamente de la investigación en el sector agrícola. El FONAIAP, durante sus 35 años de fructífera labor, que si bien ha tenido altibajos, presenta, sin duda alguna, un saldo positivo, especialmente si se analizan las distintas innovaciones y aportes que han logrado implantarse y difundirse. El país ha obtenido una gran contribución de esta institución.

Todos conocemos los problemas que en diferentes periodos han afectado al FONAIAP y a su funcionamiento: éstos han servido para demostrar su capacidad de autoevaluarse y corregirse. En este momento, el Fondo y sus autoridades están enfrentando, con la mayor seriedad y profundidad, un proceso de análisis para conocer las realidades que enfrenta, así como sus recursos, fortalezas y potencialidades, definiendo lo que deben ser los ajustes organizativos, sus objetivos, su misión para tratar de superar todas aquellas fallas o deficiencias que han podido detectarse en el transcurso de su existencia.

35 años no son solamente una acumulación de experiencias en la vida del FONAIAP. También representan parte de la historia de todo el proceso agropecuario y las dificultades o las crisis que eventualmente haya podido padecer la institución tienen también relación con lo que ha ocurrido en el país y en su sector agropecuario.

La evolución en este periodo del país agrícola es notable. Si quienes, en alguna forma, hemos podido participar en el proceso agrícola durante esos años hacernos un análisis retrospectivo, objetivo, podemos percibir esos cambios y precisarlos para reconocerlos e incluso entender cuáles han sido las causas y las motivaciones que los han originado. Esto es muy importante y una organización como el FONAIAP, en capacidad de evaluarse y corregirse a sí misma, debe apreciar que nuestro proceso productivo no sólo tiene ribetes tecnológicos y económicos, sino también sociales y políticos, para sacar conclusiones que resulten aportes importantes para las nuevas definiciones de la política institucional.

Un aspecto que quisiera destacar es que si se analizan cuáles han sido los factores de desarrollo de la actividad agropecuaria en los años transcurridos, obviamente encuentra un énfasis en la contribución de los componentes desarrollados en las diferentes prácticas: además de la selección y uso de insumos tecnológicos, tenemos una serie de avances importantes desde el punto de vista genético, donde observamos probablemente los mayores logros. Pero el bajo nivel tecnológico de nuestra agricultura hace treinta o treinta y cinco años, la necesaria influencia externa en la formación de nuestros profesionales nos llevó, quizás, a adoptar, y no siempre a adaptar, muchas prácticas y técnicas foráneas. Incluso, a empeñamos en algunos rubros o sistemas que no resultaron lo más adecuado para el país. Pero en todo caso, había que hacer algo, y se hizo con entusiasmo y dedicación; en cierta forma, había recursos financieros para hacerlo y los mismos, aun con los errores o deficiencias que pudo tener su aplicación, al menos fueron aprovechados e invertidos en ese momento histórico. Pero lo más importante, el esfuerzo no fue solamente económico; también fueron involucrados los profesionales e investigadores, además de los productores y el Estado en todo su conjunto. Las políticas formuladas y las experiencias vividas pudieron no ser las más satisfactorias para el desarrollo agrícola deseable. El Estado y los productores mismos fueron en algún momento víctimas de esas decisiones. Pero ahora tenemos el deber de recoger esas experiencias, evaluadas, analizadas y sacar conclusiones.

Me quiero referir a una más notoria, para mi muy importante en este momento: las condiciones económicas han variado notablemente y lo que antes era caro ahora puede ser barato o viceversa. Todo proceso productivo es el resultado de una administración o de una gerencia que controla y maneja los factores de producción de acuerdo con determinados esquemas de decisión racional. Yo creo que es muy importante que instituciones como el FONAIAP analicen en profundidad, para los distintos rubros, sistemas y zonas, cuáles son las características de racionalidad en la utilización de recursos y factores de producción.

Nuestro sector agrícola creció en la adopción de prácticas foráneas, aunque no exclusivamente, porque en este aspecto FONAIAP tiene una contribución muy importante, pues durante ese tiempo, fue la investigación oficial junto con las universidades, quienes aportaron los recursos tecnológicos para el crecimiento productivo de nuestra agricultura. Pero tuvimos mucha difusión de la influencia foránea, tanto por la misma formación de muchos de nuestros investigadores y profesionales, como por la literatura, la asistencia técnica y desde luego por la vía del comercio y de la introducción de insumos relacionados con propósitos comerciales. Esto, cuando el dinero era barato y la divisa era abundante, sin ser totalmente racional, se entendía. Y yo diría que se podía aceptar porque en alguna forma también se podía considerar que se estaban quemando etapas. En estos momentos que la situación ha cambiado, tenemos como obligación de formularnos una reflexión en ese sentido y ése es uno de los temas que a mi, como Ministro de Agricultura, me preocupa particularmente y que quisiera que instituciones como el FONAIAP, hicieran en este aspecto una contribución real.

Creo, y en ese sentido sé que se vienen tomando decisiones concretas, que el FONAIAP debe acercarse más a los productores y a los problemas reales de la producción, al teatro de los acontecimientos. No desdigo ni relego, bajo este enfoque, la investigación básica (de laboratorio y en los campos experimentales), pero muchas de estas acciones deben irse acercando, en la medida de lo posible, a los productores y, sobretodo, hacerlos intervenir en la gestión y toma de decisiones, en la definición de las prioridades de los programas de investigación. Y no cabe duda que, simultáneamente, tenemos otra realidad, diría positiva, que afecta al FONAIAP y éste tiene que considerada: ha habido una proliferación de actividades, de centros, de unidades de investigación en otros sectores y en la parte agrícola por igual. Los recursos del sector público se están distribuyendo y han perdido su concentración inicial, que fue necesaria en una época en la cual muy poca gente estaba estimulada para hacer investigación. Hoy día hay mucho más agentes, lo cual es muy positivo y a ello se suman desde luego las instituciones que son financiadas con recursos privados. La tarea del FONAIAP, entonces, es la de constituirse en un organismo núcleo de coordinación y acerca-miento para el intercambio sinérgico y estímulo de la acción integrada, involucrando cada vez más a todos los actores que intervienen en el proceso. Las universidades tienen un papel importante que jugar, pues se están revisando y de allí van a surgir cambios significativos. Considero además que, como sector público, tenemos que estar presentes en esos cambios y redefiniciones, asumiendo un papel de liderazgo, evitando las acciones dispersas y la superposición o la duplicidad en el uso de los recursos, sabiendo que esta actividad tan importante, debe ser muy celosa con los recursos cada vea más escasos.

Es imperativo señalar el tema relacionado con la descentralización, visto como un proceso actual, ,.agente e irreversible, que no puede ser detenido. Estamos celebrando en estos días la primera Convención de Gobernadores con los nuevos mandatarios regionales y uno nota como todos ellos están ansiosos de asumir responsabilidades en todas las áreas que afectan a sus respectivos estados. Sabemos que los alcaldes están también en la misma disposición y nosotros que somos como ellos, sector público, no podemos desconocer esa realidad. Incluso si la analizamos reconoceremos todos los elementos positivos que conlleva ese proceso.

Entonces, lo que tenemos que hacer es situamos en el proceso de trabajar con él y por él y lograr que efectivamente sea racional, eficiente y conduzca a la mejor utilización de los recursos y al mayor desarrollo en todos los ámbitos, de los distintos estados que conforman el país.

El MAC está dispuesto a ingresar en el proceso de descentralización en una forma si se quiere de avanzada, porque creemos que el sector agrícola, por sus características, exige, como muy pocos otros, de ese proceso, ya que la gestión agrícola no está ni en las Oficinas de Parque Central ni en las capitales de estados ni en los laboratorios, sino en su resultado final: está en la finca o parcela de los productores.

Obviamente que mientras las decisiones, los recursos, la vigilancia y respuesta a los problemas estén más cerca del lugar donde efectivamente todos esos aspectos tienen sentido, en esa misma medida estaremos produciendo respuestas y soluciones más efectivas. Así, el FONAIAP tiene que ir encontrando el camino para vincularse a las agencias gubernamentales de los estados y las oficinas desconcentradas de otras instituciones nacionales, pero especialmente a las instituciones que deben ir surgiendo en el seno de las gobernaciones, a partir de este proceso de descentralización y, por supuesto, también a las alcaldías y otras organizaciones que se relacionan con la población receptora de la investigación agropecuaria, organizada en sus asociaciones naturales.

En suma, tenemos que revisar cuál es la racionalidad de nuestra tecnología y su autenticidad, cuál es realmente su vigencia y viabilidad; cómo hacer que todo eso se traslade efectivamente a los usuarios, cómo operativamente nosotros nos podemos acercar a ellos y cómo vamos a compartir con las autoridades regionales y las instituciones especializadas, de la educación y del sector privado, que participan en el área de la investigación básica y aplicada, para lograr respuestas que nos permitan alcanzar un desarrollo agrícola sostenible y sostenido.