FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 52   Enero-Marzo  1996

  FONAIAP   DIVULGA  No.52                                                                                                                           Enero-Marzo  1996


La preparación de tierras y su importancia en la producción de los cultivos

Audberto Millán*; Miguel Oliveros*; Dorgelis Villarroel*

*Investigadores FONAIAP.
 Centro de Investigaciones Agropecuarias del estado Monagas, Maturín.


La tierra es el asiento esencial de la agricultura, por lo que su acondicionamiento y conservación son vitales para una producción agrícola exitosa. Desde hace miles de años, con el descubrimiento del arado, el hombre "prepara la tierra", es decir, la remueve y voltea a través de una operación que requiere de tracción (animal o mecánica), y luego la desmenuza con la ayuda de la rastra. La preparación de tierras es un componente esencial en el proceso de establecimiento y desarrollo de los cultivos, y al mismo tiempo es parte vital en el manejo integrado de plagas y enfermedades

Sus objetivos principales son:

-preparar un lecho para que la semilla germine.

-facilitar la emergencia uniforme de las plántulas.

-permitir el libre movimiento de las raíces para explorar mayor volumen de suelo en busca de agua   y nutrimentos.

-favorecer el control de las plántulas de malezas anuales y enterrar o incorporar las herbáceas.

-reducir la incidencia de plagas y enfermedades.

-acondicionar el suelo para impedir el encostramiento y favorecer la conservación del agua.

En otras palabras, para lograr que el desarrollo inicial del cultivo sembrado sea uniforme y vigoroso.

Con una buena preparación se consigue la destrucción de las malezas, normalmente hospederas de plagas y enfermedades, y se destruyen muchos insectos plaga, en algunos casos al enterrar profundamente larvas, pupas y huevos, impidiendo la culminación de su ciclo biológico vital. En otros, las pupas y larvas son traídas a la superficie y expuestas a la acción directa del sol o de los depredadores (pájaros).

Cada cultivo y cada condición de suelo (y clima) determinan una preparación más o menos profunda o un desmenuzamiento más fino de los terrones del suelo. Lo importante es mejorar la condición física del suelo, su aireación y su facilidad para el movimiento del agua.

En ciertas condiciones, los sucios tienden a formar lo que se llama piso de rastra, consistente de la formación de una capa impermeable que evita la circulación del agua de lluvia o riego y el movimiento de las raíces de las plantas sembradas.

Cuando la preparación es inadecuada y, por ejemplo, no verificamos si efectivamente se logró romper el piso de rastra, la acción de los herbicidas no es efectiva, se reduce la disponibilidad de nutrimentos, la emergencia de las plántulas es irregular, la penetración radical es limitada, el terreno se enmaleza rápidamente y la aparición de las plagas y enfermedades es más temprana. En otras palabras, se inicia un ciclo de cultivo problemático, con un crecimiento desinforme, fallas en la densidad de siembra planificada, plantas poco vigorosas, propensas a las enfermedades y plagas, todo lo cual provocará mayores problemas a lo largo del ciclo y, por ende, un rendimiento mucho menor que el esperado.

Al planificar la preparación de tierras, se debe asegurar de lograr:

-destruir y enterrar la soca del cultivo anterior.

-hacerla escalonada en el tiempo, para destruir efectivamente las malezas. cerciorarse de la existencia de un piso de rastra y destruirlo.

-realizar la labor cuando la tierra tenga un contenido de humedad adecuado, de manera que el suelo quede mullido, suelto, poroso, con terrones pequeños, de forma de minimizar la erosi6n eólica.

-realizar la labor en horas de la mañana o al atardecer, para reducir el arrastre por efectos del viento.

Es importante señalar que la preparación puede hacerse con tracción animal o mecánica. En Los Andes, es común la yunta de bueyes para prepara las tierras, debido a lo inclinado de los terrenos o parcelas, mientras que en el Guárico la preparación de las tierras que se van a sembrar con arroz consiste en un batido del terreno previamente inundado. 

En las sabanas orientales, en muchos casos, no se aplica arado, sino una vez cada cierto número de años. Recientemente se ha observado en algunas partes del país el uso de la labranza mínima o cero labranza, lo cual parece influenciar positivamente el nivel de rendimientos, pero también ha provocado el repunte de los niveles de infestación con algunas plagas y enfermedades.

Por ello, si tiene dudas acerca de cómo proceder al momento de la preparación de tierras, acuda a cualquiera de las unidades ejecutaras del FONAIAP diseminadas en todo el país donde le brindarán la asesoría necesaria.