La encefalopatía
espongiforme bovina (EEB)
o mejor conocida como enfermedad de las vacas locas, es una
enfermedad crónica, degenerativa del sistema nervioso central. Fue
identificada por primera vez en Inglaterra en 1986, en bovinos
alimentados con harina de carne y huesos provenientes de ovejas y cabras
que presentaban la enfermedad de curso nervioso conocida como serapie,
reconocida desde hace 200 años.
El agente causal de la EES es un prión, proteína infecciosa que
convierte proteínas similares normales del hospedador en dañinas,
simplemente alterando su forma al transformarla en infecciosa. Este
cambio de estructura ocurre dentro de las neuronas, donde la proteína
alterada se acumula. las células dañadas mueren y las proteínas
alteradas se liberan para infectar y dañar otras células, creando
huecos en el cerebro y dándole apariencia de esponja.
El período de incubación es prolongado (cinco a diez años) y el curso
siempre es fatal. Hasta ahora no existe terapia efectiva para prevenirla
muerte por esta enfermedad.
Los síntomas presentados por los bovinos corresponden a alteraciones
neurológicas inespecíficas, con neuropatías musculares que conducen a
movimientos involuntarios, ataxia, pérdida de equilibrio, temblores y
muerte. De allí el nombre de vaca loca.
En el año 1989, las autoridades inglesas adoptaron una serie de
medidas para evitar la propagación de la enfermedad en los bovinos,
entre ellas la prohibición de la utilización detejidos de ovejas y
cabras en la preparación de alimentos para el ganado.
La vía de transmisión de la EEB es bien conocida y no existe riesgo de
infección a través de la importación de semen y embriones.
Las autoridades sanitarias de muchos países, entre los que se incluye
Venezuela, establecieron medidas estrictas para la importación de carne
bovina de los países europeos donde existe la EEB, razón por la cual
no existe riesgo para el consumo de la carne que se comercializa en
nuestro país.
En los humanos existe una neuropatía con síntomas similares a EES,
denominada enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (CJD), que también es
producida por un prión. Hasta ahora no existen pruebas científicas que
indiquen que CJD sea consecuencia de la ingestión de carne de bovinos
infectados con EEB.
En los países donde existen las dos enfermedades se ha registrado que
la incidencia de CJD es de un caso por cadamillón de habitantes,
mientras que en los bovinos más de 30.000 animales han muerto por EEB,
desde 1986. Los estudios epidemiológicos han demostrado que no existe
relación entre ambas enfermedades.
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Fig 1. La enfermedad
de las vacas locas se trasmite al ganado bovino por la
ingestión de harinas de carne y hueso infectadas con "Scrapie"
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Fig. 2. Las
autoridades sanitarias han establecido un control estricto para
la importación de carne bovina de los paises afectados.
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