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FONAIAP DIVULGA No. 64 Octubre-Diciembre 1999 |
Iván Angulo
Chacón Gerente General (E) |
Está suficientemente claro que los cambios que se están desarrollando en el ámbito mundial, regional y local, han tenido y principalmente van a tener un impacto significativo sobre las instituciones de investigación y ciencia en la región, así como sobre los sistemas nacionales en investigación y desarrollo de cada país, sus programas, modelos de funcionamiento y operatividad, y lo que es más importante, su sostenibilidad en el mediano y largo plazo. El futuro del FONAIAP se inserta dentro de este marco referencial y en este sentido, estamos acometiendo acciones dirigidas a redimensionar la institución para hacerla más compacta, ágil y con una mayor capacidad de respuesta. Se requiere además, adoptar políticas tecnológicas y de modernización de los sistemas productivos para explotar el espacio económico que se le abre a la región y al país. El desarrollo tecnológico es uno de los instrumentos claves para lograr una inserción creciente en los mercados mundiales, como lo han demostrado las regiones asiáticas que han estado ganando participación de mercado en los bloques de los países desarrollados. Los caminos a seguir en materia del desarrollo en ciencia y tecnología serán diferentes para cada país, dependiendo de sus capacidades en términos de infraestructura, laboratorios, recursos humanos y disponibilidad de capital financiero. Tomando en cuenta estas premisas, el FONAIAP dirige sus esfuerzos a mantener el apoyo de recursos externos (PRODETEC III), con el objetivo de consolidar el proceso de modernización y automatización, así como avanzar hacia un sistema sostenible de gene ración de ingresos propios a través de la creación de un fondo patrimonial con la reconversión de activos. En América Latina y el Caribe, y particularmente en Venezuela, hay graves problemas de atomización de la capacidad científica instalada y la falta de cooperación entre los distintos agentes del desarrollo: empresas, instituciones de educación superior, centros de investigación, entidades de servicios científico-técnicos, ONGs, agencias de regulación y promoción, etc. Ha existido una tradicional separación entre actividades académicas y productivas que ha debilitado a ambas. Las unidades y proyectos de investigación suelen ser minúsculos y poco significativos para la actividad económica. Generalmente no se obtienen economías de escala ni se atiende en grado suficiente a los problemas por falta de masa crítica. Raras veces se coordinan las políticas públicas que afectan al desarrollo científico y tecnológico. De allí que la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología representa una esperanza en la consolidación de los esfuerzos en el sector. La mayor parte del desarrollo científico y tecnológico mundial ocurre fuera de las fronteras de la región y esto es tanto más así, cuando se está en peores condiciones para vincularse con estos centros de innovación internacional. Por ello, se hace imperativo que las relaciones de cara al exterior se establezcan a través de actividades de comercio e inversión, formación y adiestramiento de personal, cooperación técnica y científica. Estas suelen ser las mayores fuentes de cambio tecnológico, aunque este mismo va a depender de la capacidad de absorción y otras condiciones internas de cada país. El reto del FONAIAP en este aspecto es muy grande y requiere ser abordado con tesón y recursos. |
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