FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 64 Octubre-Diciembre 1999

  FONAIAP   DIVULGA  No.  64                                                                                                           Octubre-Diciembre   1999


Uso de la grasa en la alimentación animal

Mirian M. de Acurero Investigadora. 

FONAIAP.
Centro de Investigaciones Agropecuarias del Estado Zulia


Las grasas para consumo animal son, por lo general, clasificadas como no comestibles para el consumo humano y provienen de los frigoríficos como desperdicios procesados. Estas grasas se añaden a las raciones como fuentes de energía y contienen muy bajos niveles de otros nutrientes como proteína, minerales o vitaminas. 

Como recurso energético, las grasas contienen 2,25 veces más energía que el azúcar y la fécula de los cereales, y son altamente digestibles. Este alto valor calórico, además de aumentar la densidad energética de las raciones mejora la absorción de compuestos liposolubles como algunas vitaminas que se disuelven en grasa. La grasa añadida mejora frecuentemente el alimento, reduciendo la presencia de polvo y aumentando la palatabilidad y el consumo. Antes de mezclarse con los otros ingredientes, la grasa debe calentarse para pasarla al estado líquido, mezclándose así uniformemente. 

Calidad de la grasa 

La calidad de la grasa depende del contenido de ácidos grasos libres, humedad, color, olor y dureza. La grasa animal está sujeta a la oxidación y cuando ello ocurre se vuelve rancia, lo cual reduce su palatabilidad y puede ser causa de problemas nutricionales y digestivos. De manera que la grasa utilizada en la alimentación animal debe ser resistente a la oxidación, recomendándose adicionar sustancias antioxidantes como el tocoferol, ácido cítrico o BHT, entre otros, especialmente si el alimento no va a ser administrado totalmente y será almacenado por cierto tiempo. 

El uso de antioxidantes protege contra la pérdida de algunas vitaminas como por ejemplo la vitamina E. La grasa animal también debe estar libre de sustancias tóxicas e indeseables, ya que se hace inestable y aumenta su reacción con los metales. 

Tipos de grasa 

El tipo de grasa utilizada influye en la asimilación de los nutrientes, en la producción, en la aceptabilidad del alimento y en la composición de la leche. El factor más importante es el grado de saturación. Las grasas insaturadas son menos deseables, debido a sus efectos inhibitorios sobre la actividad microbiana ruminal y la digestión de la fibra. Los aceites vegetales contienen más grasa insaturada, y por lo tanto son menos satisfactorios como suplementos alimenticios que la grasa animal. Por otra parte, el alto costo de estos aceites lo hacen prohibitivos en raciones para animales y su uso está destinado principalmente a la fabricación de margarinas, aceites comestibles, pinturas y otros productos industriales. 

Niveles de grasa en las raciones 

Cuando se calcula el contenido total de grasa en una ración, hay que tomar en cuenta que existen materias primas con altos niveles de grasa. Tales son los casos de la semilla de algodón, soya cruda o cocida, cebada de cervecería, afrecho de arroz y otros. 

Estudios realizados muestran que niveles de grasa entre y 5 -10%, en raciones para cerdos en engorde, lograron resultados positivos, pero niveles superiores alteraron las características de la grasa corporal, ya que los monogástricos tienden a depositar ácidos grasos insaturados. 

En raciones para aves pueden incorporarse niveles entre 2 y 5% de grasa animal como fuente energética en sustitución de los cereales. Cantidades superiores a 10 -12% generalmente causan una reducción en el consumo de alimento. 

En los rumiantes se utilizan altos niveles de grasa animal en los sustitutos lácteos, variando entre 15 y 30%. Sin embargo, en base seca, los rumiantes son menos tolerantes al uso de altos niveles de grasa animal que los monogástricos. Concentraciones mayores de 7 -8% causan disturbios digestivos, diarreas y reducen el consumo de alimento. En la práctica, niveles entre 2 y 4% de grasa animal son utilizados en raciones para el engorde del ganado de carne.

La mayoría de las raciones basadas en subproductos agroindustriales, residuos de cosecha o pastos tropicales secos son muy bajas en lípidos, en comparación con las dietas utilizadas en los países templados. Por ejemplo, la paja de cereal contiene de 1 a 2% de grasa en materia seca, la miel final no contiene grasa y los pastos sólo contienen de 2 a 3 porciento. 

En algunos países en vías de desarrollo, las pajas de cereales son la base de los sistemas de producción pecuaria y, en general, sólo se dan pequeñas cantidades de suplemento que contienen grasa. Bajo estas condiciones el consumo de lípidos es bajo. Un búfalo de 550 kg de peso vivo, consumiendo 12 kg de paja de cereal (con 1% de lípidos) y suplementado con una pequeña cantidad de pasto (1 kg de MS/día con 3% de lípidos) y 1 kg de torta de oleaginosa (con 3% de lípidos), consume en total 200 g de lípidos, lo cual es considerablemente menor de lo que consume la vaca en pastos de climas templados o en dietas basadas en granos y heno. 

En ganado lechero, raciones que contenían entre 3 y 5,5% de grasa en la materia seca, aumentaron en 1 ,4 kg/leche/ día en vacas de alta producción, aunque no se observaron cambios en aquéllas de baja producción. Asimismo, se disminuyó el contenido de grasa en la nata de 3,7 a 3,5% en ambos grupos. Para aumentar el nivel de grasa en la ración de 3 a 5,5% se requiere cerca de 0,5 kg de grasa adicional, por lo que su uso en vacas lecheras resulta beneficioso cuando éstas se encuentran en el período de máxima producción de la lactancia. 

El uso de niveles superiores a 7% de grasa animal en raciones para ovinos, reduce el consumo de alimento y la ganancia diaria de peso, especialmente en raciones con bajo contenido de fibra. 

La autora encontró una máxima ganancia diaria de peso (131 g) en corderos de la raza West African, utilizando 5% de grasa animal en las raciones. Un nivel de 10% redujo el consumo de alimento. 

Esto se explica, ya que un alto contenido de grasa en la ración disminuye la velocidad de tránsito de la digesta, debido a que los ácidos grasos saturados de cadena larga adormecen la actividad de la musculatura lisa del tracto digestivo. 

Otros trabajos realizados en esta especie recomiendan utilizar niveles hasta 5% de grasa en raciones, para ovinos que consumen alimentos con una elevada proporción de fibra.